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lunes, 3 de octubre de 2016

Mosul: ¿Será la batalla final en Irak?

Publicado: 3 oct 2016 14:23 GMT
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La CNN informaba al mundo que la liberación de Mosul sería principalmente gestada por la Coalición liderada por EE.UU. Ratificada por Barack Obama, el presidente esperaba crear las condiciones para recuperarla. Para ello, estudiaba establecer otra base propia en ese territorio con dicho fin.
No obstante, esta versión no es fidedigna, pues establece que la coalición es el eje central para lograr este objetivo. Ello contradice la realidad ya que es imposible debido a que esta alianza occidental emiratí posee un conocimiento previo exiguo de la región, experiencia escasa, resultados limitados y fortaleza militar insuficiente, sin desconocer un trabajo de menor intensidad sobre el terreno y la ayuda prestada a los extremistas denominados "opositores moderados". Además, su plan es desmembrar la nación para fortalecer un sistema federativo y no liberar al pueblo iraquí realmente.
Lo cierto es que Mosul, la segunda ciudad más importante del país, está bajo ocupación del Estado Islámico (EI) desde junio de 2014 y quien ha desarrollado una intensa actividad para derrotar a las bandas extremistas ha sido el Gobierno de Irak, apoyado por fuerzas populares de diversas corrientes civiles, religiosas y tribales. Gracias a ello, el EI perdió en enero de 2015 todas las zonas bajo su control en Meqdadiya (provincia de Diyala); Ramadi fue reconquistado a fines de 2015; se retomó el control de la ciudad de Tikrit, capital de la provincia de Salah al Din y se liberó la provincia de Nínive, convirtiendo a Mosul en la prioridad del Ejército iraquí.
Azad LashkariReuters
Así, el Ejército nacional asistido por las milicias chiitas y por fuerzas especiales iraníes (la fuerza Quds), han sido capaces de reconquistar Tikrit, pese a que se criticaba su falta de experiencia en guerra urbana y, especialmente, el probable escaso apoyo potencial que la población local árabe sunita prestaría a estos, lo que no se cumplió.El camino hacia la reconquista de la capital de la provincia de Nínive ha sido allanado por las victorias en muchas localidades situadas entre Al Qayara y Mosul, como es el caso de la aldea de Al Awsaja, luego de Salah Eddin y, ante todo, la de Jerf el Sakhr: 2016 debe ser el año de la toma de Mosul.
Batalla estratégica
Ahora se avecina la gran batalla de Mosul, ciudad donde precisamente se proclamó califa Al Baghdadi, el líder del Estado Islámico. El Ejército iraquí y las milicias populares realizarán la ofensiva desde el sur y EE.UU. se coordinaría con las fuerzas kurdas de las Peshmerga para el ataque por el norte. Se espera que en la operación participen 50.000 soldados del Ejército iraquí, 20.000 miembros de la Peshmerga, así como alrededor de 10.000 turcomanos y representantes de tribus sunitas, cuya primera tarea gradual será el despeje completo del perímetro de la ciudad. Se estima que la liberación completa de la urbe tarde entre seis meses y un año aunque puede darse en menor tiempo en la medida que el apoyo extranjero al extremismo sea detenido.
Captura de pantalla
Estado Islámico
El califato supone la unión política y religiosa de la comunidad musulmana. Instaurado a la muerte de Mahoma, entre sucesores de su tribu quraishí a la que afirma pertenecer al Baghdadi, vivió su escisión bajo el mandato de Alí y el surgimiento de la shía (que significa 'escisión'). Casi ocho siglos después serán precisamente los kurdos sunitas como Saladino y los chiitas seguidores de Alí los que se enfrenten al neocalifato radical en la que será la épica batalla de Mosul.
Como se conoce, la estructura política del Estado Islámico cuenta con un autoproclamado 'califa' (Al Baghdadi), asistido por dos emires (uno para Siria y otro para Irak, ambos exgenerales del ejército de Sadam Hussein) y doce gobernadores. Su estructura terrorista cuenta con un número aproximado de 30.000 insurgentes ubicados en varios países aunque preferentemente en Irak y Siria, los cuales están asistidos por Emiratos Árabes, Turquía y EE.UU.
A partir de un componente estratégico se ha comenzado a preparar la defensa de Mosul a través de varios mecanismos: los mercenarios desmantelan las oficinas de la administración, las comunicaciones de Internet se encuentran bloqueadas para evitar así la comunicación y el intercambio de instrucciones entre los habitantes y el Ejército iraquí, se cierran muchas sedes locales, como Al Hesbeh (Policía de control de la moral islámica, vigente en el 'califato'). Asimismo, el Estado Islámico despliega en las entradas su 'Batallón Gris', una unidad de élite para supervisar e inspeccionar la circulación de vehículos y personas, lo que responde al aumento de fugas de sus miembros por el pánico debido al avance antiterrorista de las fuerzas iraquíes hacia Mosul: más de 1.500 integrantes del grupo terrorista Estado Islámico, entre ellos varios cabecillas, han huido con rumbo a Siria.
Esta alta deserción se ha materializado en una campaña de violencia brutal tanto para sus integrantes como hacia la población civil pues el líder del Estado Islámico ordenó decapitar a 13 de sus compañeros, al planear un atentado contra el coche en el que viajaba, así como asesinar al juez del Estado Islámico de Mosul Abu Osman al Hasan. Se ha confirmado que Abu Bakr el Bagdadi ha firmado un decreto para el arresto de al menos 20 comandantes del grupo takfiri en Sharqat y Al Qayyara por el cargo de negligencia a la hora de guiar a las tropas en el campo de batalla y se ha ejecutado a 30 de sus integrantes en la provincia iraquí de Al Anbar (oeste) después de acusar a sus integrantes de entregar información confidencial a las fuerzas de seguridad e inteligencia iraquíes. El asesinato de civiles con alquitrán hirviendo demuestra la exasperación y frustración de la banda criminal.
Captura de pantalla
Cabe mencionar que la preparación de la defensa del bastión terrorista, acrecentada por la llegada de insurgentes y material bélico desde Turquía, se ha visto amenazada tanto por una desorganización interna como por las discrepancias debido a que los integrantes sirios e iraquíes expresan su inconformismo por la creciente influencia de los miembros extranjeros en el Estado Islámico. No sin razón, se dice que Abu Bakr se ha dejado ver por primera vez en muchos meses en uno de los distritos de la ciudad iraquí de Mosul, según informa el canal Al Sumari News (aunque sin confirmarlo taxativamente, pues según fuentes no oficiales incluso se estima muerto). Ello ratifica la necesidad de estimular en la lucha a sus guerreros.
Irak
La información entregada por un alto mando castrense iraquí es que quedan solamente entre 2.000 y 3.000 miembros del grupo terrorista en Mosul, aunque otras estimaciones cifran en 10.000 los mercenarios. Naym al Yaburi, comandante de las Operaciones de Liberación de Nínive, confirmó que los mercenarios están desanimados tras la masiva huida ocurrida día tras día.
El Plan de las Fuerzas Armadas de Irak contempla varios elementos, entre ellos y como prioritario, la extracción de los civiles de esta región creando 13 cruces seguros para enviarlos a refugios temporales. Por otra parte, el ministro iraquí de Defensa, Jaled al Obeidi, señaló que la liberación de Mosul es inminente e hizo hincapié en que esta victoria necesita de la cooperación de todas las fuerzas iraquíes, incluidas las Peshmerga (kurdos) y las fuerzas populares (conocidas también como Al Hashad Al Shabi). Estas han anunciado la asistencia directa del general iraní Qasem Soleimani, comandante de las Fuerzas de Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, que responde a la invitación y aceptación oficial del Gobierno. Actualmente el Gobierno iraquí espera contar con el apoyo militar y de inteligencia de Rusia ya que la información facilitada por un centro conjunto establecido en Bagdad, en septiembre de 2015, ha permitido efectuar operaciones mucho más eficaces y con resultados efectivos contra la banda ultra radical
El Ejército iraquí, las fuerzas de seguridad y las fuerzas populares y tribales están al norte de la provincia de Nínive y se hallan ahora a una distancia de ataque de 50 kilómeteros de Mosul, con pleno dominio de la base aérea de Qayyara y otros 11 pueblos situados al este, donde el EI controla ahora solo 17 pueblos al sur. En la provincia de Salahuddin, el Ejército iraquí y las fuerzas populares han rodeado al EI en la región y en el norte de Beiyi (situado al oeste de la provincia) y han liberado hasta ahora 20 regiones. Tras estas operaciones, los terroristas  han quedado sitiados en el sur y sureste de Kirkuk y en partes del norte de Salahuddin, expulsando al Estado Islámico de la provincia iraquí.
El objetivo final es cercar al Estado Islámico, Al Nusra, Al Qaeda y los radicales "moderados" sin distinción, para obligarlos a rendirse, huir o morir en combate.

Dificultades tácticas
1. Ante el propósito final, surgen inconvenientes ya que muchas corrientes ciudadanas rechazan a tropas extranjeras terrestres para la liberación de Mosul, sosteniendo que la misma podría suceder sin ninguna ayuda externa. En esta dirección se elevó la voz del chiita Moqtada Al Sadr, quien envió a sus fieles a "luchar contra los soldados americanos, en caso de que estos pisen suelo iraquí para la batalla de Mosul". Zuhair Al Jiburi, vocero oficial de Al Hashd El Shaabi, formada tres días luego de la caída de Mosul, confirmó lo innecesario de tropas turcas o estadounidenses, reconociendo que Irak necesita toda la información recogida por las Fuerzas Aliadas, para así disminuir lo más posible la pérdida de vidas humanas entre la población.
La injerencia de EE.UU. y Turquía al querer controlar la dirección de la operación provoca divergencias con las autoridades iraquíes respecto a los participantes. Helgurd Hikmet, portavoz del Gobierno regional del Kurdistán, manifiesta que Bagdad insiste en la participación de las milicias chiitas, que recientemente han tenido bastante éxito en su lucha contra el Estado Islámico (Faluya, por ejemplo), lo que supuestamente podría provocar conflictos religiosos por estar principalmente poblado por sunitas. Aunque lo que molesta a EE.UU. es su cercanía a Irán, razón de su oposición. Igualmente, Erdogan se pronuncia en contra de las tropas de autodefensa de Sinjar, formadas por yazidíes y gente cercana al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), proscrito en Turquía, ya que brindaría legitimidad a esta organización. Ankara opina que en la liberación de Mosul deben participar solo el Ejército iraquí, tribus sunitas, grupos turcomanos y la Peshmerga, quienes reciben apoyo financiero y armas de EE.UU. y van a tomar parte activa en la operación. Sin embargo, en el sur de Mosul se producen enfrentamientos ocasionales entre la Peshmerga y el Ejército iraquí, por un lado, y el Estado Islámico por el otro.
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La situación anterior obliga a que, antes de iniciar la operación, el Ejército iraquí, la Peshmerga y otras fuerzas deben llegar a un acuerdo político sobre Mosul, exigiéndose la no injerencia de países sin autorización en dicho operativo.
2. Pese al optimismo, existen dudas sobre una recuperación rápida de Mosul, ya que los terroristas se disponen a utilizar a los civiles como "escudo humano", por lo que es necesario elaborar un plan preciso para evitar víctimas entre la población civil de la ciudad, que rondaría en mucho más de medio millón de personas actualmente.
Un factor importante es la existencia interna de células antiterroristas que debilitan la estructura del Estado Islámico: recientemente fue ultimado el máximo responsable de la propaganda del grupo, Abu Muhamad Furqan, y ahora el portavoz Abu Isaac y dos de sus escoltas murieron en el ataque por disparos de hombres armados contra su vehículo cuando circulaba por el centro de la ciudad. La reciente destrucción por personas no individualizadas del "carro de la muerte", vehículo donde transportaban a aquellos que serían degollados, junto a la prevención declarada ante mujeres con turbante que eliminan terroristas, complica la situación de la banda.
3. No se discute que la liberación de Mosul influiría notablemente en varios escenarios: económicamente por su rol decisivo en el petróleo y la presa de Mosul; como zona de tránsito entre Irak y Siria; permitiría discutir con claridad sobre Mosul –una de las regiones en disputa entre el Gobierno iraquí y la región semiautónoma de Kurdistán iraquí, según el artículo 140 de la Constitución de Irak. Su liberación daría lugar a que los combatientes kurdos iraquíes (Peshmerga) y las fuerzas gubernamentales mantengan cooperación militar estrecha en la lucha contra el Estado Islámico y eliminar a este grupo tras romper el contacto de sus integrantes con Siria.
4. Si desaparece la intervención de fuerzas extranjeras como EE.UU., Francia, Turquía o Arabia Saudita, se regresaría a una época de convivencia pacífica-cultural como lo fue antes de la creación artificial del Estado Islámico y Al Qaeda: en Mosul, las tribus y razas diferentes como kurdos, árabes, turcomanos, cristianos y judíos se han relacionado durante muchos años en paz. Por eso, su liberación influiría positivamente en el futuro político de Irak. El Gobierno iraquí y la región autónoma del Kurdistán iraquí deben esforzarse para evitar los conflictos sectarios en esta ciudad.
5. La cooperación constructiva entre todas las facciones políticas, sobre todo sunitas, chiitas y  kurdas, ayudará a la restauración de la estabilidad y seguridad en Irak. En los últimos meses algunos árabes sunitas han dicho que tras la recuperación de Mosul, declararán a Nínive como una provincia federal. Ellos se oponen firmemente a la participación de los combatientes voluntarios chiitas en las operaciones de Mosul. Este enfoque podría conllevar graves consecuencias para el futuro político de Irak. 
Lo preocupante es que el apoyo de Washington a la división de Irak y Siria no se ha detenido, lo que implica una nueva zona de conflicto. Así, el caos controlado seguiría existiendo como parte de la desestabilización del Medio Oriente. Sin embargo, la potestad de los pueblos soberanos prevalecerá.
Finalmente, se puede concluir que, asegurado Mosul, queda en forma paralela la batalla final en Raqqa, Siria, donde los patrocinadores del Estado Islámico verán sus esfuerzos difuminarse nuevamente, comprobándose que estas naciones inician el firme camino hacia la paz y la recuperación de su soberanía conculcada por la intervención foránea. Lo principal, en primera instancia, será erradicar la banda terrorista que asola Irak y, a su vez, obligarla a huir a Raqqa, donde se daría la batalla final. La pérdida de una de las 'capitales del califato' sería un duro mensaje que influiría negativamente en las huestes extremistas.
Ahora que se abren nuevas rutas para el mundo multipolar, lo que permite ver el geopoder con mayor esperanza de justicia y soberanía (como se ha planteado en la interesante página internacional Katehon (1)), es factible esperar que el descorazonamiento de los takfiríes permita reconquistar Mosul antes de lo previsto, haciendo menor el sufrimiento civil, de militares y fuerzas populares. Lo que sí sucederá es que la toma será ralentizada por la lucha casa a casa y cuerpo a cuerpo que se produce en este tipo de combate, aunque el resultado final siempre favorece a la liberación soberana. El sendero de las naciones soberanas comienza nuevamente.

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