Un británico se suicida para no acabar en manos del IS
Ryan Lock, un ex cocinero de 20 años, combatía con una milicia kurda. El padre del miliciano ha confirmado el suicidio
Ryan Lock, un ex cocinero de 20 años del sur del Reino Unido, murió el 21 de diciembre pasado durante una ofensiva junto a las fuerzas pro kurdas sobre la ciudad de Raqqa, Siria. Ahora, varias fuentes aseguran a la cadena BBC que el chico optó por suicidarse de un tiro en la cabeza cuando se vio acorralado por los yihadistas del auto denominado Estado Islámico (IS en siglas inglesas).
El británico combatía en el norte sirio con las Unidades Populares de Protección (YPG/J), una milicia kurda enfrentada a la vez al IS y a opositores sirios apoyados por el ejército turco, que las consideran "terroristas". Un mando de las YPG/J describió a Lock, cuyo nombre de guerra era Berxwedan Givara (Resistencia Guevara, en alusión al Che), como un "mártir" muerto "combatiendo con valentía".
Según varios medios del Reino Unido Jon Plater, padre del miliciano, confirmó el suicidio, ejecutado para evitar ser usado en los terribles vídeos propagandísticos del IS. "Lo sabíamos, es cierto, cien por cien". Una vez se ha podido recuperar el cadáver del joven, según medios próximos al caso, se observa que "el arma estaba en contacto directo con la parte inferior de la mandíbula".
Este martes se realizó una ceremonia en honor a Ryan Lock, en la que participaron compañeros de armas y representantes políticos de la región, autoadministrada desde que en 2012 el gobierno sirio retirara casi totalmente su ejército. Luego, el cuerpo se trasladó a Irak para ser entregado a las autoridades británicas.
Ozkan Ozdil, un compañero de filas que llegó a Siria desde Londres el pasado septiembre, aseguró al rotativo The Guardian que Lock "siempre estaba enérgico, con una sonrisa en su rostro". "Se le quería y parecía muy motivado para involucrarse en la batalla. Apoyaba con fuerza la causa kurda. Decía que había venido a marcar la diferencia donde muchos no se atreverían a llegar".
El Estado Islámico construyó en el pasado un auténtico Guantánamo para prisioneros occidentales. Entre sus víctimas figuran el corresponsal de EL MUNDO Javier Espinosa y los reporteros Ricardo Garcia Vilanova y Marc Marginedas. Ellos pudieron salvarse. Otros, como Jim Foley, no. Al menos siete occidentales murieron decapitados en vídeos del IS, grabados para hacer propaganda del terror.
Lock es el tercer ciudadano del Reino Unido muerto en combate junto a las fuerzas kurdas. Antes de luchar junto a ellas trabajaba de cocinero. No tenía experiencia en el manejo de armas. Se entiende que viajó a Siria hace cinco meses después de decir a su familia y amigos que se iba de vacaciones a Turquía. El 31 de agosto escribió en Facebook: "Mentí sobre lo de irme a Turquía. Lo siento, no se lo dije a nadie. Os quiero a todos y volveré en seis meses".
Su estancia en Siria no fue fácil, ya que coincidió con la entrada en escena de Turquía. Ankara quiere evitar que las YPG/J, bajo la bandera de una coalición llamada Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), logren la continuidad territorial de todos los territorios de mayoría kurda del norte de Siria. Por ello las FDS combaten esporádicamente con los soldados turcos.
El 24 de noviembre pasado Ryan Lock ya vio la muerte muy de cerca. Según The Guardian, la mayor parte de su unidad murió bajo un bombardeo de cazas turcos en el pueblo de Arima, cerca de la villa ocupada por el IS de Al Bab. Doce colegas de Lock perdieron la vida, entre ellos un estadounidense, Michael Israel, y un alemán, Anton Leschek.
El apoyo de EEUU a los kurdos para arrebatar Raqqa al IS - las FDS acaban de confirmar haber recibido vehículos militares de Washington por primera vez - ha enfurecido al gobierno turco, que considera que los estadounidenses "respaldan el terrorismo". Fuentes de la Inteligencia turca alegan que varios de los perpetradores de atentados recientes en Turquía se habían entrenado en el norte sirio.
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