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domingo, 26 de marzo de 2017

Dos caminos llevan al 'Big Ben'

Miércoles, 14:40. Elms se empotra contra la verja del 'Big Ben'. Mata a 4 personas CRÓNICA
Extraña coincidencia de un mensaje en redes que hablaba de Westminster y daba las coordenadas del crimen, y el viaje del terrorista desde un hotel de Birmingham
Un ciudadano británico de Birmingham de 52 años, llamado Adrian Elms, casado y padre de tres hijos, se aloja en el hotel de carretera Preston Park de Brighton. Es profesor, regenta una academia de inglés en la ciudad donde reside. Le gusta hacer deporte y cuidar el jardín de su casa. Desde hace un tiempo también se hace llamar Khalid Masood; se ha convertido al islam. Es el martes 21 de marzo de 2017 y el profesor, que ha alquilado un todoterreno Hyundai, apenas saldrá de la habitación 228 para comprar la cena, un kebab. Pasará las horas viendo la televisión y navegando por internet. El miércoles por la mañana, abonará las 59 libras (70 euros) que le ha costado la noche y pondrá rumbo a Londres.
Ese mismo martes, a las 14:54 (hora local), un usuario anónimo de internet publica en la página 4chan.org una foto con dos pistolas sobre una mesa y una especie de post-it con la fecha de ese día y un código morse... Este foro es la meca del frikismo digital. El mismo que popularizó el meme de la rana Pepe expandida por la "derecha alternativa" de Trump; y el mismo donde Chris Harper-Mercer advirtió a sus compañeros de Oregón que no acudieran al colegio, un día antes de liarse a tiros en su escuela. Todas las perversiones, rarezas y obsesiones de la mente humana tienen cabida en 4chan.org.
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El mensaje colgado en la sección Políticamente incorrecto fue respondido cuatro minutos después por otro visitante de la web: "¿Big Ben?". Al referir el nombre con el que se conoce a la torre del parlamento de Londres, había resuelto el acertijo.
El código en morse respondía a un código binario, que proporcionaba las coordenadas (51.500947 -0.124530) del puente de Westminster, exactamente el lugar donde, un día después, el profesor del hotel de carretera asesinaría con su coche alquilado y un cuchillo de cocina a cuatro personas y sembraría el terror, al más puro estilo de V de Vendetta.
El atentado de este miércoles, reivindicado por el Estado Islámico, aún es un mar de preguntas sin respuesta. ¿Por qué un profesor de inglés de 52 años, padre de tres hijos, decide matar a sus conciudadanos? ¿Quién colgó el mensaje en morse con las coordenadas del atentado 24 horas antes de producirse?
Unas incógnitas que, por muchos detalles que afloren de la vida de Elms, o Masood, seguirán sin respuesta. Como aún seguimos sin comprender por qué el francés Mohamed Lahouaiej Bouhlel asesinó a 86 conciudadanos con un camión en Niza, o por qué el joven de origen somalí Abdul Razak Ali Artan acuchilló y arrolló a 11 personas en una universidad de Ohio, o por qué el tunecino Anis Amri asesinó a otras 12 aplastándolas con un camión en Berlín.
Ninguno de ellos tenía vínculos directos con una organización terrorista, ni había sido adiestrado en el manejo de armas o explosivos, ni había destacado por su perfil excesivamente religioso o extremista. Sin embargo, todos tienen al menos tres puntos en común: son individuos socialmente inadaptados, han tenido incidentes menores con la justicia y siguen al dedillo los consejos que el francés de 28 años Abdelilah Himich difundió en noviembre en un vídeo-tutorial en el que pedía a los simpatizantes de Daesh que cometieran atentados en sus lugares de origen utilizando vehículos y cuchillos de cocina. El éxito de Daesh ha sido precisamente el de no ajustarse al pensamiento racional moderno. El grupo terrorista es una respuesta friki y posmoderna a la modernidad. Una revolución de inadaptados sociales que encuentran en la narrativa mileniarista del Daesh la manera más eficaz de canalizar su frustración.
Masood halló en el discurso yihadista la respuesta a una espiral de frustraciones que le condujeron a la delincuencia, las drogas y la cárcel. Birmingham, precisamente, puede dar algunas pistas sobre el mensaje previo al atentado. Porque no sólo es un referente de la radicalización en Reino Unido, sino la cuna del mejor grupo hacker del Estado Islámico.
Su figura principal era Junaid Hussain, un británico de Birmingham de origen paquistaní que se ocultaba bajo el nombre de TriCk. Un niño prodigio autodidacta que, como líder de un equipo de ocho hackers llamado TeaMpOisoN, asaltó la página de la OTAN y hasta la agenda de Tony Blair. Hussain llegó a viajar a Siria para fortalecer la unidad de ciberguerra de Daesh. Y no sólo hackeaba ordenadores: al frente de La legión, una unidad del Daesh con 12 miembros, reclutaba por redes sociales a jóvenes en EEUU y Europa para cometer atentados.
Aunque el famoso hacker de Birmingham murió hace dos años en un bombardeo en Al Raqa, su legado lo preservan su viuda y su hijo de 11 años, ambos de nacionalidad británica. El pequeño Joe, rebautizado como Abu Abdullah Al Britani, protagonizó en septiembre un vídeo donde ejecutaba con una pistola a un rehén arrodillado a sus pies.
En Londres, Adrian Elms, o Khalid Masood, que según la prensa británica se convirtió dando clases de inglés en Arabia Saudí, eligió dos cuchillos y, quizás, un camino guiado desde internet.

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