MACRON Y LIBIA: LA
CONEXIÓN ROTSCHILD, por Manlio Dinucci
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Ojos para la Paz
El arrivo de Enmanuel Macrón a la Presidencia de Francia solo puede
tener una lectura negativa : la llegada al poder, ahora al político, de la
Banca Rotschild, empeñada en globalizar su imperio y y someter a los pueblos al
imperio de la Banca. Quienes destruyeron Libia, cometiendo todo tipo de
crímenes para lograrlo, tratan de vendernos la moto de que son sus
salvadores.
MACRON Y LIBIA: LA CONEXIÓN ROTSCHILD
Por Manlio Dinucci / Red Voltaire
¿Qué llevó al presidente de Francia,
Emmanuel Macron, a organizar una extraña ceremonia de reconciliación entre dos
líderes libios que en realidad no son realmente contendientes? ¿Por qué
pronunció un discurso sobre un pueblo que él no conoce? ¿Adónde fueron a parar
los 100 000 millones de dólares que faltan en el tesoro nacional libio?
«Lo que hoy sucede en Libia es de
cierta forma el nudo de una desestabilización que presenta múltiples rostros»,
declaró el presidente francés Emmanuel Macron al celebrar en París el acuerdo
que «traza la hoja de ruta para la paz y la reconciliación nacional».
Macron atribuye la situación caótica de Libia únicamente a los movimientos terroristas, que «tratan de prosperar explotando la inestabilidad política y la riqueza económica y financiera que pueden existir en Libia». Según el presidente Macron, es por eso que Francia ayuda a Libia a enfrentar los terroristas.
Macron atribuye la situación caótica de Libia únicamente a los movimientos terroristas, que «tratan de prosperar explotando la inestabilidad política y la riqueza económica y financiera que pueden existir en Libia». Según el presidente Macron, es por eso que Francia ayuda a Libia a enfrentar los terroristas.
En esas declaraciones, Macron
invierte la realidad de los hechos. El artífice de la desestabilización de Libia
fue precisamente Francia, junto a Estados Unidos, la OTAN y las monarquías del
Golfo.
En 2010, según los datos del Banco
Mundial, Libia registraba los más altos índices de desarrollo humano de toda
África, con un elevado ingreso medio por habitante, acceso de toda la población
a la enseñanza media y secundaria y un 46% de acceso a la enseñanza superior.
Unos 2 millones de migrantes africanos encontraban empleo en Libia. Con sus
inversiones, Libia favorecía la formación de organismos económicos independientes
vinculados a la Unión Africana.
Estados Unidos y Francia, como puede
verse en los correos electrónicos de Hillary Clinton, se pusieron de acuerdo
para bloquear el plan de Kadhafi, que quería crear una moneda africana como
alternativa frente al dólar estadounidense y al franco CFA (la moneda que
Francia impone a 14 de las ex colonias francesas en África). Fue Hillary
Clinton, como lo documentó en su momento el New York Timesquien hizo firmar al
presidente Obama «un documento que autorizaba una operación secreta en Libia y
la entrega de armas a los rebeldes», entre los que se incluían grupos
clasificados como terroristas.
Poco después, en 2011, la OTAN,
organización sometida al mando estadounidense, destruía el Estado libio durante
una guerra, iniciada por Francia, en la que Libia tuvo que enfrentar además la
acción de fuerzas especiales que operaban en suelo libio. Resultado de todo eso
es el desastre que hoy puede verse en Libia y que está provocando incluso más
víctimas que la propia guerra, sobre todo entre los migrantes.
El presidente de Francia Emmanuel
Macron sabe muy bien todo eso. Entre 2008 y 2011, Macron hizo una carrera -tan
fulgurante como sospechosa- como empleado del banco Rothschild, el imperio
financiero que controla los bancos centrales de casi todos los países del
mundo. El banco Rothschild llegó a Libia en 2011, cuando la guerra todavía no
había terminado. Era el momento en que los grandes bancos estadounidenses y
europeos cometían el mayor acto de rapiña del siglo al confiscar 150 000 millones
de dólares de los fondos soberanos libios [1]. Durante sus 4 años de formación
en el banco Rothschild, el hoy presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue
presentado a las más altas figuras de la finanza mundial, donde se deciden las
grandes operaciones, como la destrucción del Estado libio.
Macron pasó después a la política
haciendo otra carrera -también tan relampagueante como sospechosa- durante la
cual fue sucesivamente vicesecretario general de la presidencia de la República
y ministro de Economía. En 2016, creó su propio partido, En Marche!, un
«instant party» que cuenta con el respaldo y financiamiento de poderosas
transnacionales, que le abren el camino a la presidencia de Francia. O sea,
tras el protagonismo de Macron no se encuentran solamente los intereses
nacionales franceses.
El botín por repartir en Libia es
enorme: las mayores reservas de petróleo de toda África y grandes reservas de
gas natural, más la inmensa reserva de agua fósil del manto nubio -un oro
blanco con perspectivas de ser más precioso incluso que el oro negro- y la
situación geográfica del propio territorio libio, de primera importancia
geoestratégica, entre el Mediterráneo, África y el Medio Oriente.
Existe «el riesgo de que Francia
ejerza una fuerte hegemonía sobre nuestra ex colonia», advierte en Italia la
publicación Analisi Difesa, subrayando la importancia de la inminente
expedición naval italiana en Libia. Un llamado al «orgullo nacional» de una
Italia que reclama “su parte” en la repartición neocolonial de los despojos de
su ex colonia.
A continuación, el testimonio del
intelectual francés Thierry Meyssan, quien fue miembro del gobierno libio
durante la agresión occidental.
« Antes de cualquier otra cosa,
Hollande hace un balance de la destrucción de Libia. La Yamahiriya disponía de
un Tesoro evaluado, como mínimo, en 150 000 millones de dólares. Oficialmente,
la OTAN bloqueó, o hizo que sus aliados bloquearan, alrededor de una tercera
parte de esa suma. ¿Qué pasó con el resto? Los kadhafistas creen poder
utilizarlo para financiar la resistencia a largo plazo. Pero en abril, el
prefecto francés Edouard Lacroix, a quien se había dado acceso a una parte de
ese dinero, muere repentinamente -en un solo día- víctima “cáncer fulminante”
mientras que el ex ministro libio del Petróleo, Choukri Ghanem, aparece ahogado
en Viena. Gracias al entonces ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici;
al consejero presidencial para temas económicos, Emmanuel Macron; y varios
banqueros de negocios, que fungen todos como cómplices pasivos, el Departamento
del Tesoro de Estados Unidos logra apoderarse del botín del siglo: 100 000
millones de dólares.» *
Fragmento del libro de Thierry
Meyssan Sous nos yeux, actualmente en proceso de edición con vista a su
publicación en español.
Fuente: Il Manifesto (Italia)
Visto en : Sott.net
* Según la información facilitada
entonces por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, Estados Unidos robó
200.000 millones de dólares del tesoro libio. Por robar robaron hasta las becas
de los estudiantes libios.
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