Sobre la caballerosidad espiritual (futuwah)
Risalah, Principios de Sufismo
14/02/2007 - Autor: Abu-l-Qasim Abd-al-Karim bin Hawazin al-Qushayri - Fuente: Sufismo.net
La esencia de futuwa –conducta noble, generosa, y honorable- es que el siervo siempre debería estar trabajando por algo mas que él mismo
Bismillahir Rahmanir Rahim En el Nombre de Dios Clemente Misericordioso
Dios el Mas Elevado ha dicho: “Eran jovenes que creían en su Señor y Él los habiamos acrecentado en guía” (18:13).
La esencia de futuwa –conducta noble, generosa, y honorable- es que el siervo siempre debería estar trabajando por algo mas que él mismo. El Profeta dijo: “Dios el Mas Elevado nunca deja de preocuparse por la necesidad de un siervo mientras este se preocupe de la necesidad de sus hermanos Musulmanes”.
Ali bin Ahmad bin Abdan nos contó...de parte de Zayd bin Thabit que el Mensajero de Dios dijo que le oyó decir a Abu Ali bin al-Daqqaq: “Esta característica (futuwa) sólo llegó a su perfección en el Mensajero de Dios. En la resurrección todos estarán diciendo: ‘Yo mismo, yo mismo!’, pero él estará diciendo: ‘¡Mi Comunidad, mi Comunidad!’”
Le oí decir a Abu Abd al-Rahman al-Sulami...que Junayd dijo: “La caballería espiritual está en Damasco, la elocuencia en Irak y la veracidad en Jorasán.” Y le oí decir...que Fudayl dijo: “La caballería espiritual es perdonar los deslices de los hermanos.”
Se dice que la caballería espiritual significa no ver en ti ninguna superioridad sobre las demás personas. Abu Bakr al-Warraq dijo: “El guerrero espiritual es aquél que no tiene enemigo”. Muhammad bin Ali al-Tirmidhi dijo: “La caballería espiritual es luchar por tu Señor contra ti mismo”. Y se dice: “El guerrero espiritual es aquél que no es el enemigo de nadie mas”.
Le oí decir a Abu Ali al-Daqqaq que al-Nasrabadhi dijo: “Los Compañeros de la Cueva eran llamados ‘guerreros espirituales’ (18:13). Porque colocaban su fe en su Señor sin intermediarios.
El fata –el guerrero espiritual, la persona de honor- es llamada “el que rompe el ídolo”. Dios el Mas Elevado ha dicho: “Oímos a un guerrero espiritual llamado Abraham hablar de ellos (los ídolos que Abraham rompió)” (21:60). Y dijo: “Y los hizo pedazos” (21:58). El ídolo de cada persona es su propio ego, así que en realidad, cualquiera que se opone a sus deseos es un “guerrero espiritual”.
Harith al-Muhasibi dijo: “La caballería espiritual es tratar justamente con los demás mientras no se exige la justicia para ti”. Umar bin Uthman al-Makki dijo: “La caballería espiritual es el buen carácter”. Junayd, cuando le preguntaron sobre la conducta noble, dijo: “Significa no evitar a un pobre ni imitar a un rico”. Al-Nasrabadhi dijo: “La bondad moral (muruwah) es una rama de la caballería espiritual. Significa alejarse de este mundo y el próximo y tener desdén por ambos”.
Muhammad bin Ali al-Tirmidhi dijo: “La caballería espiritual significa que el nativo y el forastero son iguales a ti”. Le oí decir a Muhammad bin al-Husayn...que Abd Allah bin Ahmad bin Hanbal dijo: “le pregunté a mi padre (Ahmad bin Hanbal, el gran jurista y campeón de la ley divina), “¿Qué es la caballería espiritual?” Me dijo: ‘Renunciar a lo que quieres a causa de lo que temes’”.
Le preguntaron a un Sufí: “¿Qué es la caballería espiritual?” dijo: “No hacer diferencia si un santo o un creyente está comiendo contigo”. Le oí decir a un erudito que un Mago pidió la hospitalidad del Profeta Abrahám, el Amigo de Dios, que dijo: “Con la condición de que te rindas ante Dios (aceptar el Islam).” Así el Mago se fue por su camino. Luego Dios el mas Elevado le reveló a Abrahám: “Durante cincuenta años lo he alimentado en su falta de fe. ¿Es demasiado que le des un bocado sin pedir que cambie su religión?” Abrahám siguió el rastro del Mago hasta que dio con él y se disculpó. Preguntado por la razón, le conto al hombre. El Mago se sometió a Dios.
Junayd dijo: “La caballería espiritual significa refrenarse de causar problemas mientras se da libremente”. Sahl bin Abd Allah dijo: “La caballería espiritual es seguir la práctica del Profeta”.
Es llamada:
-Lealtad y proteger lo que es precioso.
-una virtud que logras sin verla en ti mismo.
-No huir cuando se acerca un mendigo.
-No esconderte de aquellos que llegan con necesidad.
-No acumular y no poner excusas.
-Manifestar la bendición y ocultar los problemas.
-Invitar a diez personas y no preocuparse si vienen nueve u once.
-Abandonar el hacer distinciones.
Le oí decir a Abu Abd al-Rahman al-Sulami que Ahmad bin Khidruya le dijo a su esposa, Umm Ali: “Quiero tener un banquete e invitar a Fulano de tal (un guerrero espiritual que era la cabeza de los centinelas del vecindario)”. “¿Eres digno de invitar a los caballeros a tu mesa?” Preguntó ella. “Seguro,” contestó él. “Si lo haces,” aconsejó ella, “mata las ovejas, al ganado y los asnos y distribúyelos a los vecinos desde la puerta de la casa de tu invitado hasta tu puerta”. “Ovejas y ganado entiendo,” dijo, “pero ¿qué hay con los asnos?” “Estás invitando a un hombre de honor a tu casa,” dijo ella. “¡Lo menos que puedes esperar es que haya algo bueno en ella para los perros del vecindario!”
Se dice que un derviche dio un banquete. Entre los invitados estaba el Sheikh Shirazi. Luego de que comieron, en el momento del concierto espiritual, el sueño los venció a todos. El Sheikh Shirazi preguntó al anfitrión: “¿Cuál es al razón por este sueño que tenemos?” “No tengo idea,” respondió. “ Trabajé duro para que todo con lo que los alimenté fuera legal...¡salvo la berenjena! Sobre eso no pregunté”. Cuando la mañana llego ellos le preguntaron al vendedor de la berenjena. “No tenía nada,” dijo, “así que robé la berenjena del local de Fulano de tal y la vendí”. Llevaron al ladrón ante el dueño de la tierra para que pudiera hacer legal la berenjena. “¡Me están pidiendo mil berenjenas!” dijo. “¡Le estoy dando esta tierra, dos prendas, un asno, y las herramientas de agricultura para que nunca vuelva a hacer algo parecido a lo que ha hecho!”
Se dice que un hombre arregló el matrimonio con una mujer y antes del tiempo de la consumación ella contrajo viruela (y se desfiguró). “¡Mis ojos han sido lastimados!” declaró el hombre, y luego: “Me he quedado ciego.” Así que la mujer se casó. Luego de veinte años murió y el hombre abrió los ojos. Al preguntarle por esto, dijo: “No estaba ciego sino que simulé estarlo por temor a que ella se entristeciera.” “¡Has sobrepasado toda caballerosidad!” le dijeron.
Dhu-l-Nun Al-Misri dijo: “¡Cualquiera que quiera conocer la elegancia, que mire a los vendedores de agua de Bagdad!” “¿Cómo es eso?” le preguntaron. Respondió: “Cuando fui traído ante el califa por la herejía que se me atribuía, vi a un aguatero que llevaba un turbante envuelto con los pañuelos Egipcios. En sus manos había dos jarros de porcelana fina. ‘Este debe ser el copero del sultán,’ dije. ‘No,’ me dijeron, ‘Es el aguatero público.’ Así que tomé el jarro y bebí. Luego dije al que me acompañaba: ‘Dale un dinar.’ ¡Pero el hombre no lo aceptó! ‘¡Eres un prisionero,’ insistió, ‘y no es de la caballerosidad que tome algo de ti!’”
También no es de la caballerosidad obtener un beneficio de un amigo. Uno de nuestros amigos dijo: “Había un guerrero espiritual llamado Ahmad bin Sahl el Mercader. Le compré una capa blanca. Tomo como precio la misma cantidad que le había costado. “¿No sacarás algún beneficio?” pregunté. “He aceptado su precio,” me dijo. “No voy a hacerte sobrellevar el peso de haber recibido un favor porque esto no tiene suficiente importancia para que mis relaciones contigo se moldeen por esto. No voy a sacar ningún beneficio porque esto no está de acuerdo con la caballería espiritual obtener un beneficio de tu amigo.”
Un hombre que reclamaba la caballería se fue de Nishapur a Nisa. Otro hombre, que estaba acompañado por un número de adherentes al código de honor, lo invitó a cenar. Cuando habían terminado la comida, un criada salió y echó agua sobre sus manos. El de Nishapur se abstuvo de lavarse las manos. “¡Esto no está de acuerdo con la caballería espiritual que las mujeres echen agua sobre las manos de los hombres!” dijo. “He venido a esta casa durante dos años,” comentó uno del grupo, “y ¡no sé si el agua la echaba una mujer o un hombre!”
Le oí decir a Mansur al-Maghribi que alguien quería poner a prueba al heroe Nuh al-Nishapuri. Le vendió una criada vestida como un muchacho, estipulando que en realidad era un muchacho. Tenía un rostro brillante, así que Nuh la compró como tal, y ella se quedó con él durante muchos meses. “¿Sabía el que eras una mujer?” le preguntaron a ella. “No,” dijo. “Nunca me tocó, pues suponía que era un joven.”
Se dice que algunos villanos exigían que Nuh diera al Sultán una joven que le servía. Se negó. Lo azotaron dándole mil latigazos, pero no entregó al muchacho. Esa noche hacía un frío intenso, y sucedió que Nuh experimentó uno de esos sueños que requieren una ablución total. Cuando se despertó estaba inmerso en el agua congelada. “¡Arriesgaste tu vida!” le dijo la gente. “Estaba avergonzado ante Dios haber sido paciente bajo mil latigazos por el amor a una criatura,” dijo, “¡y no ser paciente bajo el dolor de una ablución fría por amor a Él!”
Se dice que un grupo de hombres con honor visitan a un hombre que aclaman la caballería espiritual. “¡Muchacho, prepara la mesa!” ordena el hombre. Pero el joven no la prepara. El hombre dijo lo mismo por segunda vez, y por tercera vez. Los invitados se miraban entre sí, diciendo: “¡Esto no está de acuerdo con la caballería espiritual que el hombre emplee a alguien que lo desobedece así en el tema de poner la mesa!” así que el hombre preguntó: “¿Por qué eres tan lento con la mesa?” “¡Hay una hormiga sobre ella!” respondió el joven. “No es cortes poner la mesa para los guerreros espirituales con una hormiga, pero no está de acuerdo con la caballería espiritual tirar la hormiga de la mesa. Así que estoy esperando que se vaya.” “¡Sigue, joven!” dijeron. “¡Los semejantes a ti deberían servir a los hombres de gran corazón!”
Un hombre que había llegado a Medina para la peregrinación se quedó dormido. Imaginó que su bolsa había sido robada. Salió y vio a Jafar al-Sadiq, lo agarró y dijo: “¡Me sacaste el bolso!” “¿Qué había en él?” preguntó Jafar. “¡Mil dinares!” Así que Jafar llevó al hombre a su casa y contó para él mil dinares. El hombre volvió a la casa, entró, y vio en ella el bolso que había creído robado. Volvió ante Jafar para disculparse y le devolvió los dinares, pero Jafar se negó a aceptarlos. “Algo que he dado con mi mano no la tomaré de vuelta.,” dijo. El hombre preguntó: “¿Quién era él?” y le dijeron que era Jafar al-Sadiq.
Dios el Mas Elevado ha dicho: “Eran jovenes que creían en su Señor y Él los habiamos acrecentado en guía” (18:13).
La esencia de futuwa –conducta noble, generosa, y honorable- es que el siervo siempre debería estar trabajando por algo mas que él mismo. El Profeta dijo: “Dios el Mas Elevado nunca deja de preocuparse por la necesidad de un siervo mientras este se preocupe de la necesidad de sus hermanos Musulmanes”.
Ali bin Ahmad bin Abdan nos contó...de parte de Zayd bin Thabit que el Mensajero de Dios dijo que le oyó decir a Abu Ali bin al-Daqqaq: “Esta característica (futuwa) sólo llegó a su perfección en el Mensajero de Dios. En la resurrección todos estarán diciendo: ‘Yo mismo, yo mismo!’, pero él estará diciendo: ‘¡Mi Comunidad, mi Comunidad!’”
Le oí decir a Abu Abd al-Rahman al-Sulami...que Junayd dijo: “La caballería espiritual está en Damasco, la elocuencia en Irak y la veracidad en Jorasán.” Y le oí decir...que Fudayl dijo: “La caballería espiritual es perdonar los deslices de los hermanos.”
Se dice que la caballería espiritual significa no ver en ti ninguna superioridad sobre las demás personas. Abu Bakr al-Warraq dijo: “El guerrero espiritual es aquél que no tiene enemigo”. Muhammad bin Ali al-Tirmidhi dijo: “La caballería espiritual es luchar por tu Señor contra ti mismo”. Y se dice: “El guerrero espiritual es aquél que no es el enemigo de nadie mas”.
Le oí decir a Abu Ali al-Daqqaq que al-Nasrabadhi dijo: “Los Compañeros de la Cueva eran llamados ‘guerreros espirituales’ (18:13). Porque colocaban su fe en su Señor sin intermediarios.
El fata –el guerrero espiritual, la persona de honor- es llamada “el que rompe el ídolo”. Dios el Mas Elevado ha dicho: “Oímos a un guerrero espiritual llamado Abraham hablar de ellos (los ídolos que Abraham rompió)” (21:60). Y dijo: “Y los hizo pedazos” (21:58). El ídolo de cada persona es su propio ego, así que en realidad, cualquiera que se opone a sus deseos es un “guerrero espiritual”.
Harith al-Muhasibi dijo: “La caballería espiritual es tratar justamente con los demás mientras no se exige la justicia para ti”. Umar bin Uthman al-Makki dijo: “La caballería espiritual es el buen carácter”. Junayd, cuando le preguntaron sobre la conducta noble, dijo: “Significa no evitar a un pobre ni imitar a un rico”. Al-Nasrabadhi dijo: “La bondad moral (muruwah) es una rama de la caballería espiritual. Significa alejarse de este mundo y el próximo y tener desdén por ambos”.
Muhammad bin Ali al-Tirmidhi dijo: “La caballería espiritual significa que el nativo y el forastero son iguales a ti”. Le oí decir a Muhammad bin al-Husayn...que Abd Allah bin Ahmad bin Hanbal dijo: “le pregunté a mi padre (Ahmad bin Hanbal, el gran jurista y campeón de la ley divina), “¿Qué es la caballería espiritual?” Me dijo: ‘Renunciar a lo que quieres a causa de lo que temes’”.
Le preguntaron a un Sufí: “¿Qué es la caballería espiritual?” dijo: “No hacer diferencia si un santo o un creyente está comiendo contigo”. Le oí decir a un erudito que un Mago pidió la hospitalidad del Profeta Abrahám, el Amigo de Dios, que dijo: “Con la condición de que te rindas ante Dios (aceptar el Islam).” Así el Mago se fue por su camino. Luego Dios el mas Elevado le reveló a Abrahám: “Durante cincuenta años lo he alimentado en su falta de fe. ¿Es demasiado que le des un bocado sin pedir que cambie su religión?” Abrahám siguió el rastro del Mago hasta que dio con él y se disculpó. Preguntado por la razón, le conto al hombre. El Mago se sometió a Dios.
Junayd dijo: “La caballería espiritual significa refrenarse de causar problemas mientras se da libremente”. Sahl bin Abd Allah dijo: “La caballería espiritual es seguir la práctica del Profeta”.
Es llamada:
-Lealtad y proteger lo que es precioso.
-una virtud que logras sin verla en ti mismo.
-No huir cuando se acerca un mendigo.
-No esconderte de aquellos que llegan con necesidad.
-No acumular y no poner excusas.
-Manifestar la bendición y ocultar los problemas.
-Invitar a diez personas y no preocuparse si vienen nueve u once.
-Abandonar el hacer distinciones.
Le oí decir a Abu Abd al-Rahman al-Sulami que Ahmad bin Khidruya le dijo a su esposa, Umm Ali: “Quiero tener un banquete e invitar a Fulano de tal (un guerrero espiritual que era la cabeza de los centinelas del vecindario)”. “¿Eres digno de invitar a los caballeros a tu mesa?” Preguntó ella. “Seguro,” contestó él. “Si lo haces,” aconsejó ella, “mata las ovejas, al ganado y los asnos y distribúyelos a los vecinos desde la puerta de la casa de tu invitado hasta tu puerta”. “Ovejas y ganado entiendo,” dijo, “pero ¿qué hay con los asnos?” “Estás invitando a un hombre de honor a tu casa,” dijo ella. “¡Lo menos que puedes esperar es que haya algo bueno en ella para los perros del vecindario!”
Se dice que un derviche dio un banquete. Entre los invitados estaba el Sheikh Shirazi. Luego de que comieron, en el momento del concierto espiritual, el sueño los venció a todos. El Sheikh Shirazi preguntó al anfitrión: “¿Cuál es al razón por este sueño que tenemos?” “No tengo idea,” respondió. “ Trabajé duro para que todo con lo que los alimenté fuera legal...¡salvo la berenjena! Sobre eso no pregunté”. Cuando la mañana llego ellos le preguntaron al vendedor de la berenjena. “No tenía nada,” dijo, “así que robé la berenjena del local de Fulano de tal y la vendí”. Llevaron al ladrón ante el dueño de la tierra para que pudiera hacer legal la berenjena. “¡Me están pidiendo mil berenjenas!” dijo. “¡Le estoy dando esta tierra, dos prendas, un asno, y las herramientas de agricultura para que nunca vuelva a hacer algo parecido a lo que ha hecho!”
Se dice que un hombre arregló el matrimonio con una mujer y antes del tiempo de la consumación ella contrajo viruela (y se desfiguró). “¡Mis ojos han sido lastimados!” declaró el hombre, y luego: “Me he quedado ciego.” Así que la mujer se casó. Luego de veinte años murió y el hombre abrió los ojos. Al preguntarle por esto, dijo: “No estaba ciego sino que simulé estarlo por temor a que ella se entristeciera.” “¡Has sobrepasado toda caballerosidad!” le dijeron.
Dhu-l-Nun Al-Misri dijo: “¡Cualquiera que quiera conocer la elegancia, que mire a los vendedores de agua de Bagdad!” “¿Cómo es eso?” le preguntaron. Respondió: “Cuando fui traído ante el califa por la herejía que se me atribuía, vi a un aguatero que llevaba un turbante envuelto con los pañuelos Egipcios. En sus manos había dos jarros de porcelana fina. ‘Este debe ser el copero del sultán,’ dije. ‘No,’ me dijeron, ‘Es el aguatero público.’ Así que tomé el jarro y bebí. Luego dije al que me acompañaba: ‘Dale un dinar.’ ¡Pero el hombre no lo aceptó! ‘¡Eres un prisionero,’ insistió, ‘y no es de la caballerosidad que tome algo de ti!’”
También no es de la caballerosidad obtener un beneficio de un amigo. Uno de nuestros amigos dijo: “Había un guerrero espiritual llamado Ahmad bin Sahl el Mercader. Le compré una capa blanca. Tomo como precio la misma cantidad que le había costado. “¿No sacarás algún beneficio?” pregunté. “He aceptado su precio,” me dijo. “No voy a hacerte sobrellevar el peso de haber recibido un favor porque esto no tiene suficiente importancia para que mis relaciones contigo se moldeen por esto. No voy a sacar ningún beneficio porque esto no está de acuerdo con la caballería espiritual obtener un beneficio de tu amigo.”
Un hombre que reclamaba la caballería se fue de Nishapur a Nisa. Otro hombre, que estaba acompañado por un número de adherentes al código de honor, lo invitó a cenar. Cuando habían terminado la comida, un criada salió y echó agua sobre sus manos. El de Nishapur se abstuvo de lavarse las manos. “¡Esto no está de acuerdo con la caballería espiritual que las mujeres echen agua sobre las manos de los hombres!” dijo. “He venido a esta casa durante dos años,” comentó uno del grupo, “y ¡no sé si el agua la echaba una mujer o un hombre!”
Le oí decir a Mansur al-Maghribi que alguien quería poner a prueba al heroe Nuh al-Nishapuri. Le vendió una criada vestida como un muchacho, estipulando que en realidad era un muchacho. Tenía un rostro brillante, así que Nuh la compró como tal, y ella se quedó con él durante muchos meses. “¿Sabía el que eras una mujer?” le preguntaron a ella. “No,” dijo. “Nunca me tocó, pues suponía que era un joven.”
Se dice que algunos villanos exigían que Nuh diera al Sultán una joven que le servía. Se negó. Lo azotaron dándole mil latigazos, pero no entregó al muchacho. Esa noche hacía un frío intenso, y sucedió que Nuh experimentó uno de esos sueños que requieren una ablución total. Cuando se despertó estaba inmerso en el agua congelada. “¡Arriesgaste tu vida!” le dijo la gente. “Estaba avergonzado ante Dios haber sido paciente bajo mil latigazos por el amor a una criatura,” dijo, “¡y no ser paciente bajo el dolor de una ablución fría por amor a Él!”
Se dice que un grupo de hombres con honor visitan a un hombre que aclaman la caballería espiritual. “¡Muchacho, prepara la mesa!” ordena el hombre. Pero el joven no la prepara. El hombre dijo lo mismo por segunda vez, y por tercera vez. Los invitados se miraban entre sí, diciendo: “¡Esto no está de acuerdo con la caballería espiritual que el hombre emplee a alguien que lo desobedece así en el tema de poner la mesa!” así que el hombre preguntó: “¿Por qué eres tan lento con la mesa?” “¡Hay una hormiga sobre ella!” respondió el joven. “No es cortes poner la mesa para los guerreros espirituales con una hormiga, pero no está de acuerdo con la caballería espiritual tirar la hormiga de la mesa. Así que estoy esperando que se vaya.” “¡Sigue, joven!” dijeron. “¡Los semejantes a ti deberían servir a los hombres de gran corazón!”
Un hombre que había llegado a Medina para la peregrinación se quedó dormido. Imaginó que su bolsa había sido robada. Salió y vio a Jafar al-Sadiq, lo agarró y dijo: “¡Me sacaste el bolso!” “¿Qué había en él?” preguntó Jafar. “¡Mil dinares!” Así que Jafar llevó al hombre a su casa y contó para él mil dinares. El hombre volvió a la casa, entró, y vio en ella el bolso que había creído robado. Volvió ante Jafar para disculparse y le devolvió los dinares, pero Jafar se negó a aceptarlos. “Algo que he dado con mi mano no la tomaré de vuelta.,” dijo. El hombre preguntó: “¿Quién era él?” y le dijeron que era Jafar al-Sadiq.
Shaqiq al-Balkhi le preguntó a Jafar al-Sadiq sobre la grandeza de corazón.”¿Qué dices?” preguntó el otro. “Cuando Dios nos da algo, somos agradecidos,” respondió Shaqiq, “y cuando Nos quita algo, somos pacientes.” “¡Los perros de nuestra ciudad hacen eso!” exclamó Jafar. “O hijo de la hija del Profeta,” Shaqiq preguntó: “¿cuál es la caballería espiritual según tú?” “Cuando Dios nos da algo, lo preferimos para los demás, y cuando Nos quita algo somos agradecidos,” dijo Jafar.
Le oí decir a Abu Abd al-Rahman al-Sulami...que al-Jurayri dijo: “Una noche Abu-l-Abbas bin Masruq nos invitó a su casa. Nos encontramos con un amigo nuestro y lo presionamos. “¡Ven con nosotros! Hemos aceptado la hospitalidad del sheikh.” “¡Pero no me ha invitado a mi!” protestó. “Le pediremos permiso por ti”, le dijimos, “precisamente como el Mensajero de Dios solía hacerlo por Aysha.” Así que lo llevamos con nosotros. Cuando llegó a la puerta del sheik, le informamos a este último lo que había dicho él y lo que habíamos dicho nosotros. “El lugar que tengo en tu corazón debería traerte aquí sin una invitación,” declaró el sheik. “¡Juro que caminarás hasta tu asiento sobre mi mejilla!” Y el insistió, colocando su mejilla en el piso! Así que el hombre fue levantado y puso su pie sobre la mejilla del sheik sin herirlo, mientras el sheik arrastraba su rostro por el piso hasta llegar al asiento del hombre.
Sepan que es parte de la caballería espiritual cubrir las vergüenzas de los amigos, especialmente cuando hay algo en ellos que daría un placer malicioso a los enemigos. Solía oír a Abu Abd al-Rahman al-Sulami decirle a al-Nasrabadhi: “Ali, el Cantante, bebe de noche y acude a tus sesiones de día!,” pero al-Nasrabadhi no oyó lo que se dijo. Sucedió un día que el sheik estaba caminando con uno de los que solían hablarle de esa manera sobre Ali, el Cantante, cuando se toparon con Ali, el Cantante, acostado en el suelo en alguna parte. Estaba claramente ebrio y con necesidad de lavarse la boca. “¡Cuántas veces le hemos contado al sheik sobre esto, pero no nos ha escuchado!” dijo el hombre. “¡este es Ali, el Cantante, tal como lo hemos descrito!” Al-Nasrabadhi miró al critico y dijo: “¡Llévalo sobre tus hombros a su casa!” Y el hombre no pudo escapar del hecho de obedecerle.
Le oí decir...que al-Murtaish dijo que fue con Abu Hafs a ver a un enfermo a quien estaban cuidando. Había un gran grupo con ellos. Abu Hafs le preguntó al enfermo: “¿Te gustaría recuperarte?” “¡Sí!” dijo. Así que Abu Hafs le dijo a sus compañeros: “Sáquenle esto y pónganselo ustedes.” ¡El inválido se puso de pie y se fue con nosotros! Al día siguiente todos nosotros estábamos en cama bajo tratamiento.
Le oí decir a Abu Abd al-Rahman al-Sulami...que al-Jurayri dijo: “Una noche Abu-l-Abbas bin Masruq nos invitó a su casa. Nos encontramos con un amigo nuestro y lo presionamos. “¡Ven con nosotros! Hemos aceptado la hospitalidad del sheikh.” “¡Pero no me ha invitado a mi!” protestó. “Le pediremos permiso por ti”, le dijimos, “precisamente como el Mensajero de Dios solía hacerlo por Aysha.” Así que lo llevamos con nosotros. Cuando llegó a la puerta del sheik, le informamos a este último lo que había dicho él y lo que habíamos dicho nosotros. “El lugar que tengo en tu corazón debería traerte aquí sin una invitación,” declaró el sheik. “¡Juro que caminarás hasta tu asiento sobre mi mejilla!” Y el insistió, colocando su mejilla en el piso! Así que el hombre fue levantado y puso su pie sobre la mejilla del sheik sin herirlo, mientras el sheik arrastraba su rostro por el piso hasta llegar al asiento del hombre.
Sepan que es parte de la caballería espiritual cubrir las vergüenzas de los amigos, especialmente cuando hay algo en ellos que daría un placer malicioso a los enemigos. Solía oír a Abu Abd al-Rahman al-Sulami decirle a al-Nasrabadhi: “Ali, el Cantante, bebe de noche y acude a tus sesiones de día!,” pero al-Nasrabadhi no oyó lo que se dijo. Sucedió un día que el sheik estaba caminando con uno de los que solían hablarle de esa manera sobre Ali, el Cantante, cuando se toparon con Ali, el Cantante, acostado en el suelo en alguna parte. Estaba claramente ebrio y con necesidad de lavarse la boca. “¡Cuántas veces le hemos contado al sheik sobre esto, pero no nos ha escuchado!” dijo el hombre. “¡este es Ali, el Cantante, tal como lo hemos descrito!” Al-Nasrabadhi miró al critico y dijo: “¡Llévalo sobre tus hombros a su casa!” Y el hombre no pudo escapar del hecho de obedecerle.
Le oí decir...que al-Murtaish dijo que fue con Abu Hafs a ver a un enfermo a quien estaban cuidando. Había un gran grupo con ellos. Abu Hafs le preguntó al enfermo: “¿Te gustaría recuperarte?” “¡Sí!” dijo. Así que Abu Hafs le dijo a sus compañeros: “Sáquenle esto y pónganselo ustedes.” ¡El inválido se puso de pie y se fue con nosotros! Al día siguiente todos nosotros estábamos en cama bajo tratamiento.
Risalah, Principios de Sufismo
Abû-l-Qâsim ‘Abd-al-Karîm bin Hawâzin al-Qushayrî
Capitulo 31 Pág. 275-280
Traducción al Castellano: Orden Sufi Yerrahi al Halveti
Asociacion Civil Cultural Yerrahi para la Difusion del Islam
www.sufismo.net / Bs.As.-Argentina
Abû-l-Qâsim ‘Abd-al-Karîm bin Hawâzin al-Qushayrî
Capitulo 31 Pág. 275-280
Traducción al Castellano: Orden Sufi Yerrahi al Halveti
Asociacion Civil Cultural Yerrahi para la Difusion del Islam
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