Las consecuencias de la desigualdad en la distribución de la vacuna anti-COVID-19
Mientras los países ricos han acaparado las vacunas, varias naciones de bajos ingresos no han logrado iniciar los programas de vacunación pese a los altos números de contagio y muerte.
Estambul
Por: Jonathan Fenton-Harvey
Si bien el anuncio de varias farmacéuticas sobre los avances y desarrollos de las vacunas contra la COVID-19 han generado esperanza en el mundo, para que la vida eventualmente pueda volver a la "normalidad", la pandemia ha empeorado muchas desigualdades globales, y esto podría aumentar a medida que las partes más vulnerables de las sociedades de todo el mundo enfrentan menos acceso a estos fármacos.
Un estudio de la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido mostró que las personas del grupo BAME (negros, asiáticos y étnicos minoritarios) tenían menos probabilidades de recibir apoyo de estímulo del Gobierno y se veían forzados a trabajar en empleos de bajos ingresos donde no podían practicar el distanciamiento social.
A esto se le ha sumado la dificultad para que las vacunas y otros medicamentos puedan llegar a la mayoría de la población mundial debido a la cantidad limitada de estos. Los países de bajos ingresos han sido los más vulnerables debido a que los suministros han sido controlados por los Gobiernos más ricos.
Según ourworldindata.com, un portal especializado que muestra el cambio en las condiciones de vida en todo mundo, al 22 de enero, 52 países habían comenzado a vacunar a sus ciudadanos, mientras que otros 142 aún no habían iniciado programas de vacunación masiva.
De los 53 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus administradas hasta ahora; más de 22 millones de dosis se habían administrado en Asia, 17 millones en América del Norte, 13 millones en Europa, 330.000 en países de América Central y del Sur y 7.000 en África.
Países como Reino Unido, Estados Unidos y de la Unión Europea han adquirido altos niveles de vacunas y planean implementarlas en la mayoría de la población en 2021, con grupos prioritarios como los ancianos, los trabajadores de primera línea y aquellos con problemas de salud. Se espera que la población sea inmunizada antes del verano.
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El problema de la desigualdad se ha evidenciado en mayor medida en la Unión Europea. El 8 de enero, el bloque llegó a un acuerdo con Pfizer-BioNTech para adquirir 300 millones de dosis de su vacuna. Que la UE pueda adquirir tantas dosis de una empresa, que ha tomado la iniciativa en el suministro de la vacuna a nivel mundial, equivale a un “acaparamiento de vacunas”.
Muchos países occidentales han pedido suficientes dosis de vacuna para inmunizar varias veces a sus poblaciones. Por ejemplo, el Reino Unido ha adquirido alrededor de 367 millones de dosis de diferentes compañías, lo que es más de cinco veces su población (67 millones). Mientras tanto, Canadá, Nueva Zelanda y Australia han adquirido suficientes suministros para dar a sus poblaciones alrededor de cuatro dosis a cada uno de sus habitantes.
Los datos actuales sugieren un alto grado de acumulación de vacunas, mientras que muchos países del sur de Asia, África y América del Sur ha tenido menos acceso a estos suministros.
Un estudio de la Unidad de Inteligencia Económica, una unidad de negocios independiente dentro del grupo The Economist, reveló que es posible que 84 países pobres no tengan un acceso generalizado a las vacunas sino hasta el 2024.
Así mismo, varios grupos de derechos humanos, incluidos Amnistía Internacional, Frontline AIDS, Global Justice Now y Oxfam, advirtieron que un total de 67 países de bajos ingresos no tendrán acceso a la vacuna en 2021, ya que no han realizado compras de ninguno de los principales productores.
Se ha manifestado preocupación sobre cómo esto podría afectar a África en particular, debido a la baja y limitada tasa de implementación. Según funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Guinea ha sido el único país africano que ha comenzado a vacunar, después de que comenzara el despliegue de la vacuna rusa Sputnik V en enero.
Muchos otros países enfrentan desafíos, como asegurar los ingredientes de las vacunas, cuotas de producción, demoras en la entrega, infraestructura médica débil y escasez de trabajadores de salud calificados para administrar las inyecciones.
El COVAX
Los países de bajos ingresos dependerán de COVAX —la coalición liderada por la OMS y la alianza Gavi para asegurar el “acceso equitativo” a las vacunas—en lugar de grandes compañías farmacéuticas como Pfizer, Moderna y Oxford-AstraZeneca.
Sin embargo, debido a que los suministros de COVAX podrían tardar más en llegar, se podría provocar un retraso en el lanzamiento del programa de vacunación en estos países. La coalición anunció que podría vacunar a más del 20% de África para finales de 2021.
La situación se repite en Oriente Medio. Mientras que los países del Golfo, ricos en petróleo, han adquirido rápidamente vacunas y han comenzado a inmunizar a sus ciudadanos, países como Yemen, Siria y Libia han enfrentado limitaciones debido a la inestabilidad y las condiciones de conflicto. Mientras que Líbano, sumergido en una crisis económica, no ha anunciado ningún plan de vacunación a pesar de su reciente adquisición de un millón de dosis de la vacuna de Pfizer.
Desigualdad al interior de los países ricos
Incluso dentro de los países más ricos puede haber menos acceso a las vacunas para las minorías étnicas. Un estudio demostró que los afroamericanos tienen menos probabilidades de acceder a la vacunación en comparación con los blancos o los hispanos. En Carolina del Norte, por ejemplo, las personas negras han representado hasta ahora solo el 11% de los beneficiarios de la vacuna a pesar de representar el 22% de la población en ese estado.
Estas desigualdades globales no solo podrían afectar de manera desproporcionada a la mayoría de las personas en todo el mundo, sino que también podrían socavar los esfuerzos internacionales para contrarrestar la pandemia y ayudar a volver a la vida normal. Bill Gates y su esposa, Melinda, advirtieron sobre los riesgos de la “desigualdad en la distribución de las vacunas COVID-19" y los efectos de esta tendría para generar una inmunidad de rebaño en el mundo.
Como escribió Melinda Gates en su carta anual: “Ya las naciones ricas han pasado meses comprando dosis de vacunas para comenzar a inmunizar a su gente en el momento en que se aprueben esas vacunas".
Al advertir la necesidad de garantizar la inmunidad global, Gates agregó que surgirán nuevos brotes virales que se extenderán a nivel mundial, lo que perpetuará el ciclo de confinamientos mundiales.
Si esta desigualdad global sobre las vacunas continúa, esto también podría ampliar las oportunidades de China y Rusia de utilizar la "diplomacia de las vacunas" con el propósito de impulsar su influencia geopolítica. China, por ejemplo, ha logrado acuerdos con varios países africanos y asiáticos para desplegar los productos de sus empresas Sinopharm y Sinovac.
Debido a las limitaciones que enfrentan los países occidentales para ayudar a contrarrestar el virus en los países más pobres, Pekín ha tomado la iniciativa en el suministro de equipos de protección y suministros médicos a muchos países africanos y asiáticos.
Ver también: Se prevé la llegada de 35 millones de vacunas a América entre mediados de febrero y junio a través de COVAX
Esto ha ayudado a extender su alcance geopolítico, según su denominada Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), al mostrar cómo su ayuda podría llenar un vacío, lo que a su vez le ayudaría a China a aumentar su control económico en regiones más vulnerables.
* Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.
*El autor es un investigador y periodista que se enfoca en conflictos y geopolítica en el Medio Oriente y África del Norte, principalmente relacionados con la región del Golfo.
*Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.
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