Miedo a la Verdad
LA ILUSIÓN DE LAS VACUNAS
JUAN CASTRO SOTO
a se ha presentado en estas páginas, información
alternativa sobre la salud, la medicina y la su-
puesta pandemia del coronavirus y sus vacunas,
a contracorriente de un sistema apabullante; como una
voz en el desierto, calificada de “fake news” por diversas
páginas creadas para ¡desmentir la verdad!
Afirmaciones de destacados investigadores y científi-
cos han tenido cita aquí, desmintiendo la mentira de sus
colegas que trabajan o han trabajado para el statu quo.
Ahora agregamos otra documentación alternativa, la
elaborada por Suzanne Humphries en “Desvaneciendo
ilusiones: las enfermedades, las vacunas y la historia ol-
vidada”, relativamente reciente (2015).
Suzanne cuestiona todo el sistema médico actual, y
habla de los miedos:
“Se incita a las personas a creer que, dado que el
mundo es un lugar peligroso, solo los gobiernos y las
grandes instituciones pueden darles protección, porque
son más grandes y tienen mayores conocimientos que
las pequeñas comunidades. Se establecen normas y
restricciones. Quienes se lo creen pierden confianza en
su propia capacidad y, con ello, se rinden al pensa-
miento y las decisiones de otros. Los médicos no son
una excepción a este fenómeno. Los profesionales de la
medicina ceden su pensamiento independiente a los
textos, los consejos asesores y las tradiciones, que va-
rían según sean las influencias políticas del momento”.
Y culmina lapidariamente: “La realidad... es que la
vacunología, tal como se muestra al público, equivale a
levantar una religión cimentada en la ignorancia”.
Al parecer, los médicos que de veras quieren cumplir
el juramento hipocrático, deberán desaprender muchos
de los conocimientos que les dieron un título, antes de
que se pueda confiar en ellos.
Por otro lado, se dice fácil “la verdad os hará libres”,
pero hay un “miedo a la libertad” que decía Erich Fromm,
ligado a un “miedo a la verdad” que dificulta las cosas y
la gente se refugia en las seguridades que le promete el
Estado... ¿cómo, entonces, llegar a la verdad?, sobre
todo, si nos descubrimos en un mundo de mentiras, ra-
zonando con premisas falsas que nos llevan a conclu-
siones e ilusiones también falaces: ¡hay una pandemia,
estamos en riesgo y la vacuna nos salvará!
No se necesita ser médico, ni siquiera estudiante uni-
versitario para advertir la incongruencia de muchas afir-
maciones “científicas”. Pero nuestra capacidad de en-
tendimiento ha sido atrofiada con insumos carentes de
verdad. Tanto, que uno llega a preguntarse si la facultad
de razonar realmente nos hace superiores al resto de
los animales. Porque se nos ha ocultado la verdad.
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