Arabia Saudí ha conseguido una de las grandes proezas de la historia de los mundiales de fútbol al derrotar a la todopoderosa Argentina, una de las favoritas al título. Una gesta protagonizada por la débil selección asiática que ha hecho que la nación ocupe portadas en todo el mundo por su buen hacer sobre el terreno de juego.
Pero al mismo tiempo, y sin recibir tantos focos, la nación del golfo Pérsico ha demostrado una vez más los motivos que la convierten en uno de los países más represores del mundo. Tal y como denuncia Naciones Unidas, Arabia Saudí ha reanudado las ejecuciones por delitos de drogas. Y en menos de dos semanas ha ajusticiado a 17 personas.
Así, mientras que el mundo mira al combinado saudí en Qatar, su férreo régimen sigue cometiendo barbaridades contra los derechos humanos que no llegan a conocerse como se debería a nivel global.
De hecho, solo un día antes de la victoria ante Argentina, el lunes 21 de noviembre, fueron tres los hombres ejecutados, acusados de delitos de droga y contrabando. El saldo mortal desde el 10 de noviembre es que Arabia Saudí ha ajusticiado a cuatro sirios, tres paquistaníes, tres jordanos y siete saudíes.
Estas ejecuciones se están produciendo ahora a diario, después de que el país aplicara una moratoria oficial de 21 meses. Es decir, tras casi dos años sin ejecuciones por estos motivos, el régimen vuelve a aplicar duramente sus restrictivas leyes.
Naciones Unidas también señala haber recibido informes de que un hombre jordano, Hussein abo al-Kheir, puede estar en riesgo inminente, mientras que la organización admite no tener información sobre el númer total de personas que están en el corredor de la muerte y, por tanto, en una situación de peligro.
En este sentido, la organización ha señalado que la imposición de la pena de muerte por delitos de drogas es incompatible con las normas y estándares internacionales.
AFP estima que en lo que llevamos de 2022 el país ha ejecutado a al menos 138 personas, superando las cifras de 2020 y 2021 combinadas, lo que habla de la magnitud de lo que está haciendo Arabia Saudí.
En 2018, y en mitad del escándalo por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, Mohammed bin Salman aseguró que el régimen reduciría las sentencias de muerte y que solo los culpables de asesinato u homicidio involuntario estarían sometidos a la pena capital. Unas promesas que el tiempo ha demostrado que eran falsas.
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