COSMOGONIA MAYA
POR MARTE TREJO
EL POPOL VUH
Una de las escasas fuentes que existen en la actualidad para conocer la cosmogonía maya es el Popol Vuh. Como todos sabemos, los libros escritos antes de la llegada de los españoles fueron quemados, en especial en el llamado Auto de Fe de Maní, cuando el sacerdote franciscano Diego Landa organizó la matanza de los caciques mayas y la posterior pira en el atrio de la iglesia.
El Popol Vuh, que significa libro de la comunidad, fue rescatado entre los quiches por sacerdotes indígenas. En él cuentan las leyendas de la creación y las migraciones de los abuelos, antes de establecerse para la última etapa de los 3000 años de existencia de la cultura maya.
Recientes descubrimientos en la antigua región del Mirador, certifican que al menos la leyenda de los gemelos divinos, ya se contaba hará más de 3000 años, tal como quedó inscrito en los muros de esas ciudades mayas. También demuestra que mayas y olmecas fueron contemporáneos en esa época, abrevando unos de otros y legando las bases de la cosmogonía mesoamericana.
Desde luego que el Popol Vuh narra la historia en hermosas metáforas, por tanto los puristas creen se trata solo de “cuentos y supersticiones indias”. Pero en un análisis más de fondo, las creencias cosmogónicas mayas se encuentran escritas en este libro, recuperado en tiempos de la colonia y quizás ya con aderezos cristianos.
Quisiera en este artículo, más que repetir las escenas del Popol Vuh, darles un poco de lo que hemos recopilado a través de los años, respecto a los posibles mensajes cósmicos encerrados en la forma de ver el muno en esos lejanos tiempos.
Iniciemos por la creación diciendo, que según creemos hoy, el universo comenzó por una gran explosión, cuando desde un pequeño punto comenzó la expansión que aun hoy continua.
Durante muchos años los científicos pensaron que el universo siempre era igual, se le llamó Modelo Estacionario, pero ahora se piensa fue creado, es decir, hubo un inicio de todo.
Los mayas se refieren a ese principio como una nebulosa oscura, “no había cosa en orden, todo estaba en silencio, en una oscuridad como la noche”, convertida en un vórtice que al comenzar a girar creo las espirales del tiempo espacio.
Este inicio se debió a un fenómeno dialectico, es decir, la unión de dos contrarios que generaron una tercera fuerza, “cuando partió desde el corazón del cielo el padre y madre a la vez”.
Este principio de dualidad se conservara entre las creencias de los abuelos, de hecho, los meshicas, últimos recopiladores de la ciencia mesoamericana, lo citan y lo consideraban fundamental, Omecihuatl y Ometecuhtli son Ometeotl.
Tepeu y Gukumatz son dos pero a la vez uno, padre y madre en unidad, ellos marcaron el principio del universo como partícula y antipartícula, electrón y positrón, se le dice hoy; los chinos le llamaron los danzantes de Wu LI, quienes realizan su danza entre las dimensiones, entre lo tangible y lo intangible.
Según la teoría actual, en el inicio del universo, este fenómeno dialectico dio origen a la expansión y a la estructura de las nebulosas espirales. En el Kibalyon, antiguo libro egipcio, se le manifiesta como el principio del masculino-femenino y ese concepto se conservó también entre las culturas nuestras.
Estas nebulosas espirales, formadas por la materia esencial fueron haciéndose cada vez más complejas, hasta integrarse en las galaxias, nombre que proviene del griego de leche, por la Vía Láctea.
El elemento esencial de las galaxias se llama Hidrogeno, pero al activarse da origen a las nebulosas donde se formaran los futuros soles y todos los demás elementos.
El astrónomo mexicano Enrique Haro fue el descubridor de estos objetos oscuros, regiones de gas por donde se extienden los Pilares de la Creación. En cada uno de estos el Hidrogeno se convierte regiones activas llamadas HII, que darán origen a los huevos estelares.
En el Popol Vuh se menciona que este principio dialectico dio origen a la nebulosa primigenia llamada Hurakán, el corazón del cielo. Desde este corazón se formó el sol y después la vida, cuando la espiral concentró el tiempo espacio.
El tiempo espacio, según descubrió Albert Einstein, es lo mismo y debido a la masa de los objetos como el Sol se curva, como si fuera una tela muy fina, haciendo que el tiempo aparezca como relativo a ese lugar. En la Tierra esa curvatura produce nuestro tiempo de vida, pero si fuéramos de Júpiter estaríamos sujetos a otras reglas de tiempo espacio.
A imagen y semejanza del movimiento universal, los mayas relatan en el Popol Vuh que la Tierra se sujeta a las mismas leyes. Por tanto se formo por una nebulosa espiral que al moverse gira como una hélice, propuesta que se repite en todos sus frisos y monumentos.
Como los astros se mueven en ciclos, entonces crearon un contexto de tiempo espiral y no lineal, para la ciencia actual se reduce a un continuo presente, pasado y futuro. Para ellos se repetía, porque en la espiral se toca de nuevo en ciclo en una nueva dimensión. Por eso se preocupaban tanto por leer en estas espirales nuestro destino.
Este movimiento espiral da lugar no solo al tiempo universales, pero también al clima de la Tierra, son las nubes que se mueven a través del Ecuador celeste para generar las temporadas de lluvia y vida, Gracias a la misma gravedad, nuestro planeta está desviado del centro de su orbita en unos 23° y por eso existen las estaciones del año.
Hurakán celeste es el corazón del cielo que desciende a la Tierra y se manifiesta en tres elementos primordiales: lluvia Chipi Calkuha, fuego Raxa Kalkuha, viento Hurakan Kalkuha y todos son Corazón del Cielo, la espiral que desciende emplumada.
A la vez, Tepeu, Gukumatz y Hurakán formaron el corazón del cielo y este se ubica en la constelación de Orión. Respecto al origen del Sol, varias tesis plantean que se formó en esta región llamada Brazo de Orión por nubes de Hidrogeno activado. Hoy podemos verlas en la llamada Nebulosa de Orión y Loop de Barnard, donde aún continúan formándose nuevas estrellas hermanas.
Tepeu, Gukumatz y Hurakán es el nombre del cinturón de esa constelación, del corazón del cielo, que a la vez formó la espiral que creó al Sol y luego la vida en la Tierra.
Cuando desciende lo hacen tomando la forma de una gran serpiente emplumada, que con sus giros se convierte en una espiral y ese es Hurakán como Corazón de la Tierra.
La región de Orión fue además definida como Hunab Kú, la medida primordial del movimiento, de hecho, las ciudades mayas y la misma península de Yucatán se trazaron respetando la constelación, tal como puede corroborarse, por ejemplo, en la configuración de Uxmal, Ox kin Tok y la misma península del Mayab.
Esta medida define además la llegada de Hurakán a la Tierra y el descenso de las serpientes emplumadas, Kuk Ik Kán. Comienzan a formarse cuando Kinich Ahau camina por esta región y anuncia el verano. Es muy posible que en épocas muy antiguas, se refiriera al verano y segundo cenital, pero por la precesión hoy sucede un poco antes.
Cuando Hunab Kú comienza a emerger poco antes del nacimiento solar, se acerca el año nuevo maya, que debido a la corrección de 10 días del calendario gregoriano, hoy se ajusta a las últimas semanas de julio.
Pero al retroceder en el tiempo, este fenómeno se ajustaba al mes Kumkú, tal como lo dicta el inicio del calendario en 4 ahau 8 kumkú. En maya es K´an Ahau, Waxak Kum kú : “la sabiduría del señor del cielo que nos proporcionó nuestro sustento como ofrenda”.
En cuanto a la formación de los seres humanos, el Popol Vuh sugiere fuimos realizados como experimento de los Dos Formadores, ya que nuestros creadores tuvieron varios fracasos, antes de conformarnos con el sustento, Xak, del Wah, la tortilla del maíz.
Aquí podría discutirse, si somos producto de una creación premeditada o se trata de una metáfora para la tierra como barro, la naturaleza como madera y el alimento sagrado, como descubrimiento del maíz domestico por la época de la primera fecha del calendario, a la cual se hace perfecta referencia como k´an cielo, ahau señor, waxak tortilla como sustento y kum kú la ofrenda sagrada.
Todavía hoy, las fiestas de la ofrenda llamada Gulaguetza, se realizan la última semana de julio, relacionadas con el mes Kumku, como recuerdo ancestral de la importancia que señala el Popol Vuh. No olvidar que los zapotecas llevaban el mismo calendario, llamado por ellos Piye y Rao, correspondiendo la fecha inicial al 7 de agosto.
Ahau es la cuenta que se refiere a los movimientos de Venus como estrella matutina y vespertina. En el Popol Vuh hallamos una gran referencia entre sus movimientos y las aventuras de Hunapuh e Ixbalamké, los gemelos divinos.
Según la historia, Hun Hunapuh y su hermano Vucub Nunahpu fueron sacrificados por los señores de Xibalbá, el inframundo, quienes los retaron a un Juego de Pelota y después los traicionaron.
De la cabeza de Hun Hunapuh por su saliva se embarazó Ixquiq, hija de uno de los señores de Xibalbá. Estos decidieron matarla y ordenaron a los búhos que trajeran su corazón, pero les llevaron uno de venado y así Ixquiq pudo dar a luz a los gemelos. Los gemelos son entonces nietos de Xibalbá.
El periplo de los gemelos para rescatar al Sol del inframundo lleva varias etapas. Desde la caída del falso Sol, Vucub Caquix, el rescate de las 400 estrellas, su amistad con los animales, hasta el paso por las pruebas de Xibalbá.
Se han encontrado vestigios de que demuestran este Xibalbá realmente existía, no es metafórico, y también las pruebas, es más, se cree que los grandes señores debían realizarla e incluso celebrar peregrinaciones hacia el inframundo, se dice el mismo Pakal debió afrontarlas.
Según el Dr. Fernández, los iniciados eran preparados con cierta pócima, el doctor considera al hongo llamado Oreja de Pakal, pero en Yucatán bien pudo ser el Balché, bebida sagrada que se fermenta de este árbol jaguar.
Después los llevaban a Xibalbá, donde eran recibidos e iniciaban sus pruebas desde el saludo, de esta manera se decantaban los verdaderos señores de los aspirantes, quienes según el Dr. Fernández no tendrían otra oportunidad.
El Juego de Pelota es un modelo del universo, su trazo está íntimamente relacionado con las estrellas, las constelaciones y los astros. En cualquier Juego de Pelota pueden certificarse estos movimientos astronómicos. Siempre habrá distintos fenómenos cósmicos, que sugieren no cualquiera podía jugarlo y las apuestas eran muy elevadas, incluso con la vida,
Los gemelos divinos pusieron la muestra, para llegar al mismo juego, del cual eran expertos, debieron primero pasar todo tipo de pruebas y traiciones, siempre apoyados por sus amigos animales. El mosquito le dio los nombres de los señores, las luciérnagas el fuego de los cigarros, las hormigas las flores, los tigres los perdonaron, solo los murciélagos le cortaron la cabeza a Hunapuh, pero la tortuga la sustituyó durante el juego.
Algo similar sucedió con Quetzalcoatl cuando fue en busca de los astros al inframundo y debió recopilar los huesitos, ayudado por los animales. Finalmente en el triunfo, anuncian la salida del sol, tal como lo realiza el planeta Venus, en especial con su paso de la noche a la mañana.
Esto lo marca muy bien el icono Ahau, ya que si iniciamos en un 4 ahau, cada 260 días será de nuevo 4 ahau y después de 7200 veces, habrán transcurrido 13 baktunes de 144 000 días y 400 tunes de 360 cada uno, para amarrar toda la Cuenta Larga Maya. De donde 5200 tunes = 7200 tzolkines.
Para ligar esta cuenta con cada ciclo de Venus, sería el equivalente a dos veces 4 ahau + 65 días = 585. A la vez 65 ciclos de Venus equivalen a 13 períodos de 8 años del Sol = 104 años. Esto es equivalente a18 000 ciclos Venus – Sol para toda la cuenta, vaya exactitud de los Ah Kines.
La última parte del Popol Vuh se refiere a la migración de las familias de Tulan Suyua, muy relacionada tal vez con la caída de Teotihuacan. Se refieren a sobrepoblación, perdida de comunicación y desintegración final de las creencias religiosas.
Esto bien pudo pasar por el tamaño de la metrópoli, donde todos deseaban ir como sucede en nuestros días con el D.F.. Tantos y de tan diferentes lugares se perdieron, incluso sus costumbres comenzaron a chocar, hasta que decidieron abandonar Tulan.
La familia de los 4 héroes de la historia llevaba a Tohil (Quetzalcoatl), como guía de su peregrinación, un bulto similar al relatado por los meshicas con Huitzilopchtli, quien les hablaba y daba órdenes a través de sus sacerdotes.
Uno de ellos, Iqui Balam, decidió no seguirlos y abstraerse del culto a Tohil. Hay quienes piensan que él es Ek Balam, quien se dirigió más hacia el norte y se instaló en esta ciudad, que según datos arqueológicos existía desde más de 1000 años antes; pero tuvo su mayor esplendor después de la caída teotihuacana.
Llamados xicalancas, hoy xilangos, muchas de estas familias se instalaron entre los mayas, algunas jugaron un papel determinante tanto en la fundación como caída de las grandes ciudades. Uxmal, fue fundada tres veces, la última por los Xiuh, una familia que provenía de estas migraciones, lo mismo Campeche con los Pech, Chichén Itzá con Kukulkán y en Mayapan se conoce la historia de Hunac Ceel, quien iniciará el fin de todos.
En el caso del Popol Vuh, los tres hermanos restantes se instalaron en la región de Chiapas y Guatemala, hoy llamada Quiché, lengua de la que se tradujo el Popol Vuh a inicios de la Colonia.
El otro libro que se recopiló durante la Colonia fue el llamado Chilam Balam, este se integra por una serie de escritos adquiridos por el cura Crescencio Carrillo Ancona y Juan Pio Pérez. Pero a ese libro llamado también de las profecías nos referiremos a detalle e una próxima entrega, en tanto lean el Popol Vuh, no se arrepentirán, y después, tendrán también su propia versión de los hechos.
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