El regreso del hombre a su fuente original
Capítulo de 'El secreto de los secretos'
Sufismo - 09/08/2011 8:03 - Autor: Abdul Qadir al Jilani - Fuente: WebislamVota:- Resultado 37 votos | Más... Etiquetas: hombre, origen, al-jilani, retorno paraiso
El que conoce su ser y se opone con honestidad a sus perniciosos caprichos, llega a conocer a su Señor y sigue Sus deseosEl hombre ha de ser considerado desde dos puntos de vista: su ser material y su ser espiritual. En las apariencias del ser material todos somos más o menos iguales. En consecuencia, a este respecto, uno puede aplicar leyes generales a la humanidad. Cada persona es diferente en su ser espiritual, escondida detrás de las apariencias. Por lo tanto, le corresponden leyes especiales y privadas.
De acuerdo con las leyes generales, el hombre puede regresar a su origen mediante la ejecución de ciertos pasos. Para ello sigue las ordenanzas evidentes de nuestra religión, como una guía; a medida que las practica, va progresando. Ascendiendo de nivel en nivel, puede alcanzar la etapa del sendero espiritual, e ingresar dentro del reino de la sabiduría. Esto le coloca ya, en una dignidad muy alta. El Profeta (Que la Paz y las bendiciones de Allah sean con él), alaba esa dignidad, diciendo: `Hay un nivel, en el que todas las cosas pueden ser adquiridas - y es la sabiduría divina.'
Para llegar a ese nivel uno ha de abandonar en primer término, las falsas apariencias y la hipocresía de hacer cosas de modo que otros las puedan ver o escuchar. Luego uno ha de fijarse a sí mismo, tres objetivos. Estos tres objetivos son, en realidad, tres paraísos.
El primero se llama `Ma'w ' - el paraíso de la seguridad del hogar. Ese es el paraíso terrestre. El segundo se llama `Na`îm' - el jardín del deleite de la gracia de Allah con Sus criaturas, el cual es el paraíso dentro del reino de los ángeles. El tercero se llama `Firdaws' – el paraíso del cielo. Este es el paraíso dentro del reino de la unidad de la mente causal, hogar de las almas, de los divinos Nombres y atributos. Estas son las recompensas, las bellezas de Allah, que el hombre material degustará en sus esfuerzos en las tres sucesivas etapas del conocimiento: esfuerzos en seguir los preceptos religiosos (`sharíah'); esfuerzos para eliminar la multiplicidad dentro de sí mismo, comnbatiendo con la causa de esta multiplicidad que es su ego, a fin de alcanzar el estado de unidad y acercarse a su Creador (`taríqah'); y finalmente, en sus esfuerzos para elevarse al estado de sabiduría divina (`ma`rifah') en donde, y por lo cual, conseguira conocer a su Señor.
El Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), a la conclusión de la tradición previamente citada (`Hay un nivel, en el que todas las cosas pueden ser adquiridas - y es la sabiduría divina'), dice: `Con ella se aprende la verdad, que reúne dentro suyo todas las causas y todo lo bueno. Entonces uno ha de actuar de acuerdo con esa verdad. También debe ver la falsedad y accionar teniéndola en cuenta, abandonando todo cuanto se le relacione.' Y él dice, `Oh Señor, muéstranos la verdad y haz que nos toque seguirla, enséñanos lo que es falso y haz que nos sea fácil evitarlo.' Y: `El que conoce su ser y se opone con honestidad a sus perniciosos caprichos, llega a conocer a su Señor y sigue Sus deseos.'
Estas son las reglas generales que se aplican al ser material del hombre. Luego está el ser espiritual del hombre, o el hombre espiritual, que es llamado el hombre puro. Su meta es la cercanía total a Allah. El único camino para este fin es el conocimiento de la verdad (`haqíqah'). En el primeramente-creado reino del ser absoluto de la unicidad, este conocimiento es llamado Unidad.
Uno puede confiar en alcanzar la meta de este sendero mientras transcurre la vida mundana. En ese estado no existe diferencia entre estar despierto y estar dormido, ya que en el sueño el alma puede encontrar ocasión de escapar hacia su verdadero hogar, el reino de las almas, y regresar trayendo noticias. Nosotros denominamos a esto el sueño veraz. Este acontecimiento puede ser parcial, como en el caso de los sueños; también puede ser total, como en el caso de la Ascensión del profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él). Allah confirma esto así:
`Allah toma las almas [de los hombres] en el momento de su muerte, y de los que no mueren, durante su sueño. Luego El retiene aquellas sobre las cuales El ha emitido el decreto de la muerte, y envía las otras de retorno hasta que se haya cumplido su término. Seguramente hay signos en esto para la gente que reflexiona.'
(Sura Al-Zumar, 39:42).
El Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con ‚é), se refiere a este estado diciendo: `El sueño de los sabios es más valioso que la adoración de los ignorantes.' Los sabios son los que han adquirido el conocimiento de la verdad que no tiene letras ni sonido. Ese conocimiento se recibe por medio de la continua repetición del divino Nombre de la Unidad con la lengua secreta. Los sabios son aquellos cuyo núcleo central se torna divina luz mediante la luz de la unidad. Allah habla a través de Su Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), y dice:
El hombre es Mi secreto y Yo soy su secreto. El conocimiento interior de la esencia espiritual (`'ilm al-b tin') es un secreto de Mis secretos. Unicamente Yo pongo esto en el corazón de Mi buen servidor, y nadie puede saber su estado, que no sea Yo.
Y:
Yo soy como Mi servidor Me conoce. Cuando él Me busca y Me recuerda, Yo estoy con él. Si él Me busca interiormente, Yo le busco a El, con Mi Esencia. Si él Me recuerda y Me menciona en buena compañía, Yo le recuerdo y lo declaro como Mi buen servidor en mejor compañía.
En todo cuanto aquí se dice, la única manera de satisfacer nuestro deseo es la meditación - el medio de conocimiento que el hombre común tan raramente utiliza. No obstante el Profeta de Allah (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él), dice: `Un momento de reflexión es más valioso que un año de adoración'. `Un momento de reflexión es más valioso que setenta años de adoración'. `Un momento de reflexión es más valioso que más de mil años de adoración.' El valor de cada acción se halla escondido en la esencia de la verdad. El acto de un momento de meditación aparece aquí como teniendo tres valores diferentes:
Quien contempla un asunto y quiere saber su causa, encuentra que cada una de sus partes tiene muchas otras que le son propias, y halla que cada una de ellas es el motivo de muchas otras cosas. Esta es la contemplación que vale por un año de adoración.
La meditación de quien contempla sus devociones y busca la causa y la razón y llega a conocerlas, vale por setenta años de adoración. La meditación de quien contempla la divina sabiduría con un fuerte deseo de conocer a Allah El Más Elevado, vale por mil años de adoración, porque éste es el verdadero conocimiento.
El verdadero conocimiento es el estado de unidad. El sabio amante se une con su Amado. Desde este reino de materialidad, volando con las alas espirituales él se eleva a gran altura hasta el ámbito de los logros, porque los devotos caminan hacia el Paraíso, pero los sabios vuelan a los reinos cercanos a su Señor.
Los amantes tienen ojos en sus corazones.
Ellos ven, mientras otros miran ciegos.
Tales alas ellos tienen, no de carne ni sangre.
Vuelan hacia los ángeles, para encontrar a su Señor!
Este vuelo ocurre en el mundo interior de los sabios. Ellos reciben el honor de ser llamados verdaderos hombres, los amados de Allah, Sus íntimos, Sus novias. El santo Beyazid al-Bistami, quiera Allah santificar su secreto, dice: `Los poseedores de sabiduría son las novias de Allah El Más Elevado.' Otros también los describen diciendo que aquellos que han llegado cerca de Allah se convierten en las novias de Allah.
Unicamente el amante poseedor de novias las conoce íntimamente. Estos sabios servidores que se hacen íntimos de Allah, no obstante ser hermosos, están cubiertos bajo la apariencia de hombres comunes. Allah habla a través de Su Profeta (Que la Paz y las Bendiciones de Allah sean con él).
Yahya ibn Mu'âdh al-Râzi, quiera Allah santificar su secreto, dice: `Los amados de Allah son el perfume de Allah sobre este mundo, pero únicamente los creyentes verdaderos y sinceros poseen narices para olerlos.' Los fieles huelen ese bello perfume y lo siguen. Ese aroma crea en sus corazones un anhelo por su Señor. Cada uno a su manera, apura su paso, sus esfuerzos, sus devociones. El grado de su ansia, su deseo y la velocidad de su paso se encuentran en proporción a su liviandad, por haberse desembarazado del peso de su ego mundano. Porque cuanto más se libera uno de las burdas vestiduras del mundo, más y más percibe la tibieza de Su Creador, y más y más cerca de la superficie aflora nuestro ser interior. La cercanía a la verdad se encuentra en relación con la cantidad de falsa materialidad que hemos: `Mis íntimos están ocultos bajo Mis cúpulas. Nadie puede reconocerlos sino Yo.' Las cúpulas bajo las cuales Allah esconde Sus amigos son sus apariencias, ordinarias e indistinguibles. Cuando uno mira a una novia, cubierta por su velo nupcial, qué es lo que uno puede ver, sino el velo?
desechado. Al irse uno desprendiendo de sus propios múltiples aspectos, más se aproxima a la única verdad. El íntimo de Allah es el que se ha llevado a sí mismo a la nada. Unicamente entonces puede él ver la existencia de la verdad. No queda ya voluntad en él para elegir. No hay "yo" que sobre, salvo la existencia única, que es la verdad. No obstante que toda clase de milagros se hayan producido a través suyo para dar prueba de su rango, él mismo no les otorga la más mínima relevancia. En esa condición no hay secretos expuestos, porque la divulgación de los secretos de la divinidad constituye infidelidad.
En un libro llamado `Mirs d' se encuentra escrito: `Todos los hombres a través de los cuales se dan los milagros, están cubiertos con un velo que los aísla de sus rangos, de los que por otra parte tampoco se preocupan.
Para ellos las oportunidades en que los milagros surgen son consideradas similares a los períodos de menstruación de las mujeres. Los Santos que son íntimos con Allah han de viajar a través de al menos mil etapas, la primera de las cuales es la puerta de los milagros.
Solamente aquellos que son capaces de traspasar esta puerta sin recibir daño, pueden alcanzar las otras etapas. Si se involucraran, si se dejaran envolver, no irían a ningún lado.'
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