De los aspectos esotéricos del rito
El rito como manifestación posible de lo esotérico
30/01/2013 - Autor: Yahia Said Al Andalusi - Fuente: Webislam
espiritualidad islam pensamiento sufismo
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Son sabios, visionarios, taumaturgos, locos, y muchas veces, guerreros, soberbios, celosos,... Cada asunto humano, referente a esta y la otra vida, ha sido regulado por el Islam, Allah (swt), ha hecho descender en la revelación la guía correcta para cada asunto, dice Allah:
"La piedad no consiste en que volváis vuestro rostro hacia el Oriente o hacia el Occidente, sino creer en Dios y en el último día, en los ángeles, en las escrituras y en los profetas, en ofrecer del dinero propio, por amor a Dios, a los parientes, huérfanos, necesitados, viajeros, mendigos y para liberar a los esclavos. Asimismo en hacer la oración y pagar el Zakat, en cumplir los compromisos contraídos, en ser pacientes en el infortunio, en la aflicción y en tiempos de peligro. Esos son los hombres sinceros y devotos!"
(Corán, 2:177)
Sergún el tafsir tradcional, esta ayat nos indica la importancia de realizar acciones de bien, que benefician a uno mismo y a otros, sin descuidar las acciones de adoración, que son un recuerdo constante de Allah (swt), y por ende de las órdenes respecto a mantener en todo momento una actitud moralmente correcta y realizar obras, más allá de los actos de adoración, obras concretas que ocasionen un beneficio a los demás.
Considerar que se es buen musulmán solo por orar y ayunar mucho, o tener una larga barba o cuidar de que el velo no deje un pelo a la vista, es irracional y opuesto al Corán y la sunna.
En cierta ocasión al Profeta (saws) le hablaron de una mujer, conocida por sus abundantes oraciones y ayunos, pero que hablaba de tal manera que el honor de las personas no estaba a salvo de sus palabras, y de otra, que ni oraba ni ayunaba más que lo obligatorio, pero resguardaba el honor de la gente, y el profeta (saws) dijo de la primera “es del fuego” y de la segunda “es del jardín”.ç
Resulta repugnante al intelecto la idea modernista de que el Islam consiste únicamente en el cumplimiento de ritos.
Al respecto, suele ser mal interpretado el conocido hadiz. Omar Ibn Al Jattâb -ra- narró lo siguiente:
“Estábamos sentados un día en compañía del Mensajero de Allah -(saws)- cuando apareció un hombre vestido con ropas extremadamente blancas, de cabello muy negro. No se veían en él signos de viaje. Ninguno de nosotros lo conocía. Por último se sentó frente al Mensajero y apoyó sus rodillas junto a las de él y dijo: ‘¡Muhammad! Infórmame acerca del Islam’. El Mensajero de Allah respondió: ‘El Islam consiste en que atestigües que no hay mas dios que Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah, que realices la oración, pagues el Zakât, ayunes el mes de Ramadán, y peregrines a la Casa de Allah si tienes lo suficiente para solventar el viaje’. El que preguntaba replicó: ‘Has dicho la verdad’. Nos sorprendía que hiciera la pregunta y luego confirmara él mismo la veracidad de la respuesta. A continuación preguntó: ‘Infórmame sobre la Fe (Imân)’. Respondió : ‘Consiste en que creas en Allah, Sus Ángeles, Sus Libros, Sus Mensajeros, en el Día del Juicio, y que creas en el Decreto Divino (Qadr) bueno o malo’. Éste afirmó: ‘Has dicho la verdad. Y a continuación inquirió: ‘Infórmame sobre la perfección (Al Ihsân)’. Respondió el Profeta: ‘Consiste en que adores a Allah como si Le vieras, porque aunque tú no Le ves, El te ve’. Preguntó nuevamente el desconocido: ‘Infórmame acerca de la Hora’. Contestó entonces el Mensajero de Allah: ‘El interrogado sabe tanto como el que interroga’. Dijo entonces: ‘Infórmame sobre algunos de sus signos’. Y contestó el Profeta: ‘Que la joven sierva engendrará a su señora y patrona, y que verás a pastores descalzos, indigentes, competir entre sí en la construcción de grandes edificios’. Luego siguió su camino y yo permanecí allí. Entonces el Profeta me preguntó: ‘Omar: ¿acaso sabes quién era el que preguntaba?’. Contesté: ‘¡Allah y Su Mensajero saben más!’. Entonces afirmó: ‘Era el Ángel Gabriel. Vino para instruiros sobre vuestra religión”.
Este relato, es un conocido sahih, que explica la importancia de observar los actos prescritosde adoración, al respecto, las palabras de Allah (swt) en el Corán que citabamos arriba, y el hadiz de las dos mujeres, clarifican sobradamente que cada acto de adoración (ibadat), tiene formas exteriores que deben ser observadas y un contenido interno un objetivo de recuerdo permanente (dhikr) de Allah (swt), que si es olvidado, priva al acto de adoración de su sentido.
Al respecto dijo Al Iskandari: “¿y de qué le sirve su oración a quien cuando la hace tiene en mente algo diferente de Allah (swt)?”
Es clarísimo que los actos de adoración, deben conducirnos a tener una constante y persistente conducta islámica, esto es una conducta honorable y predispuesta al bien, a amar a nuestros hermanos por causa de Allah (swt), y hacer el bien con obras prácticas, que beneficien a los demás y preserven su honor, los auxilien cuando están en la necesidad, etc.
Es por todo esto, que cada asunto en la vida del creyente tiene un aspecto externo (tanzil) y un aspecto interno (batin) ambos son indisociables, y quienes son verdaderamente piadosos, observan meticulosamente que “ninguno cree hasta que desee para su hermano lo mismo que para sí mismo” , lógicamente, la expresión concreta de este deseo, se manifiesta en las acciones y el modo de condicirse para con los demás.
No es correcto afirmar, como los ibadí, que quien incurre en faltas respecto a otros es incrédulo, más bien es correcto afirmar que quien reza y ayuna, pero no preserva el honor, la vida y los bienes de sus hermanos, es un corrupto, más no un incrédulo. Y seguramente abstenerse de pretender ser juez es mejor.
Profesor Iahia Said Al
El rito como manifestación posible de lo esotérico
30/01/2013 - Autor: Yahia Said Al Andalusi - Fuente: Webislam
espiritualidad islam pensamiento sufismo
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Son sabios, visionarios, taumaturgos, locos, y muchas veces, guerreros, soberbios, celosos,... Cada asunto humano, referente a esta y la otra vida, ha sido regulado por el Islam, Allah (swt), ha hecho descender en la revelación la guía correcta para cada asunto, dice Allah:
"La piedad no consiste en que volváis vuestro rostro hacia el Oriente o hacia el Occidente, sino creer en Dios y en el último día, en los ángeles, en las escrituras y en los profetas, en ofrecer del dinero propio, por amor a Dios, a los parientes, huérfanos, necesitados, viajeros, mendigos y para liberar a los esclavos. Asimismo en hacer la oración y pagar el Zakat, en cumplir los compromisos contraídos, en ser pacientes en el infortunio, en la aflicción y en tiempos de peligro. Esos son los hombres sinceros y devotos!"
(Corán, 2:177)
Sergún el tafsir tradcional, esta ayat nos indica la importancia de realizar acciones de bien, que benefician a uno mismo y a otros, sin descuidar las acciones de adoración, que son un recuerdo constante de Allah (swt), y por ende de las órdenes respecto a mantener en todo momento una actitud moralmente correcta y realizar obras, más allá de los actos de adoración, obras concretas que ocasionen un beneficio a los demás.
Considerar que se es buen musulmán solo por orar y ayunar mucho, o tener una larga barba o cuidar de que el velo no deje un pelo a la vista, es irracional y opuesto al Corán y la sunna.
En cierta ocasión al Profeta (saws) le hablaron de una mujer, conocida por sus abundantes oraciones y ayunos, pero que hablaba de tal manera que el honor de las personas no estaba a salvo de sus palabras, y de otra, que ni oraba ni ayunaba más que lo obligatorio, pero resguardaba el honor de la gente, y el profeta (saws) dijo de la primera “es del fuego” y de la segunda “es del jardín”.ç
Resulta repugnante al intelecto la idea modernista de que el Islam consiste únicamente en el cumplimiento de ritos.
Al respecto, suele ser mal interpretado el conocido hadiz. Omar Ibn Al Jattâb -ra- narró lo siguiente:
“Estábamos sentados un día en compañía del Mensajero de Allah -(saws)- cuando apareció un hombre vestido con ropas extremadamente blancas, de cabello muy negro. No se veían en él signos de viaje. Ninguno de nosotros lo conocía. Por último se sentó frente al Mensajero y apoyó sus rodillas junto a las de él y dijo: ‘¡Muhammad! Infórmame acerca del Islam’. El Mensajero de Allah respondió: ‘El Islam consiste en que atestigües que no hay mas dios que Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah, que realices la oración, pagues el Zakât, ayunes el mes de Ramadán, y peregrines a la Casa de Allah si tienes lo suficiente para solventar el viaje’. El que preguntaba replicó: ‘Has dicho la verdad’. Nos sorprendía que hiciera la pregunta y luego confirmara él mismo la veracidad de la respuesta. A continuación preguntó: ‘Infórmame sobre la Fe (Imân)’. Respondió : ‘Consiste en que creas en Allah, Sus Ángeles, Sus Libros, Sus Mensajeros, en el Día del Juicio, y que creas en el Decreto Divino (Qadr) bueno o malo’. Éste afirmó: ‘Has dicho la verdad. Y a continuación inquirió: ‘Infórmame sobre la perfección (Al Ihsân)’. Respondió el Profeta: ‘Consiste en que adores a Allah como si Le vieras, porque aunque tú no Le ves, El te ve’. Preguntó nuevamente el desconocido: ‘Infórmame acerca de la Hora’. Contestó entonces el Mensajero de Allah: ‘El interrogado sabe tanto como el que interroga’. Dijo entonces: ‘Infórmame sobre algunos de sus signos’. Y contestó el Profeta: ‘Que la joven sierva engendrará a su señora y patrona, y que verás a pastores descalzos, indigentes, competir entre sí en la construcción de grandes edificios’. Luego siguió su camino y yo permanecí allí. Entonces el Profeta me preguntó: ‘Omar: ¿acaso sabes quién era el que preguntaba?’. Contesté: ‘¡Allah y Su Mensajero saben más!’. Entonces afirmó: ‘Era el Ángel Gabriel. Vino para instruiros sobre vuestra religión”.
Este relato, es un conocido sahih, que explica la importancia de observar los actos prescritosde adoración, al respecto, las palabras de Allah (swt) en el Corán que citabamos arriba, y el hadiz de las dos mujeres, clarifican sobradamente que cada acto de adoración (ibadat), tiene formas exteriores que deben ser observadas y un contenido interno un objetivo de recuerdo permanente (dhikr) de Allah (swt), que si es olvidado, priva al acto de adoración de su sentido.
Al respecto dijo Al Iskandari: “¿y de qué le sirve su oración a quien cuando la hace tiene en mente algo diferente de Allah (swt)?”
Es clarísimo que los actos de adoración, deben conducirnos a tener una constante y persistente conducta islámica, esto es una conducta honorable y predispuesta al bien, a amar a nuestros hermanos por causa de Allah (swt), y hacer el bien con obras prácticas, que beneficien a los demás y preserven su honor, los auxilien cuando están en la necesidad, etc.
Es por todo esto, que cada asunto en la vida del creyente tiene un aspecto externo (tanzil) y un aspecto interno (batin) ambos son indisociables, y quienes son verdaderamente piadosos, observan meticulosamente que “ninguno cree hasta que desee para su hermano lo mismo que para sí mismo” , lógicamente, la expresión concreta de este deseo, se manifiesta en las acciones y el modo de condicirse para con los demás.
No es correcto afirmar, como los ibadí, que quien incurre en faltas respecto a otros es incrédulo, más bien es correcto afirmar que quien reza y ayuna, pero no preserva el honor, la vida y los bienes de sus hermanos, es un corrupto, más no un incrédulo. Y seguramente abstenerse de pretender ser juez es mejor.
Profesor Iahia Said Al
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