Manifiesto del Maíz: No al Maíz transgénico
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Manifiesto del Maíz: No al Maíz transgénico
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- Publicado el Miércoles, 23 Enero 2013 20:41
Ciudad de México, 15 de enero de 2013
Al gobierno federal:
Al pueblo de México:
Hemos analizado la experiencia de casi dos décadas de cultivos de maíz transgénico en otros países y no hay ni una sola razón tecnológica, económica ni ética en beneficio de la población mexicana y la mayoría de los productores del campo, que justifique la autorización de la siembra comercial de maíz transgénico, como pretenden las empresas Monsanto y Pioneer en al menos un millón de hectáreas en los estados de Sinaloa y Tamaulipas, en el norte de México. En cambio, los peligros para la salud humana, la biodiversidad, la cultura y la soberanía del país son inmensos.
Al gobierno federal:
Al pueblo de México:
Hemos analizado la experiencia de casi dos décadas de cultivos de maíz transgénico en otros países y no hay ni una sola razón tecnológica, económica ni ética en beneficio de la población mexicana y la mayoría de los productores del campo, que justifique la autorización de la siembra comercial de maíz transgénico, como pretenden las empresas Monsanto y Pioneer en al menos un millón de hectáreas en los estados de Sinaloa y Tamaulipas, en el norte de México. En cambio, los peligros para la salud humana, la biodiversidad, la cultura y la soberanía del país son inmensos.
Las corporaciones
trasnacionales buscan desaforadamente incrementar sus ganancias mediante
el saqueo de los recursos naturales y aun a costa de la salud de las
personas, incurriendo no pocas veces en actos criminales y de
corrupción, particularmente las empresas dedicadas a la producción e
industrialización de alimentos.
Fue inaudita la vileza con que
la administración federal en manos de Felipe Calderón pisoteó los
intereses de los consumidores de la ciudad y del campo, de los
campesinos y pequeños productores, y puso en riesgo el patrimonio
agrogenético del país en complicidad con las empresas multinacionales
que se han venido adueñando de la producción agroalimentaria de México.
En contra de la demanda de
respetar el principio de precaución y a pesar de los llamados a proteger
la biodiversidad lanzados por científicos, académicos y organizaciones
sociales y civiles1, durante el sexenio que recién finalizó, el
ejecutivo federal —a través de SEMARNAT y SAGARPA— permitió las primeras
siembras de maíz transgénico a cielo abierto, sin importarle que México
es centro de origen de este grano básico de la alimentación del país y
del mundo. Sumadas las licencias para cultivo experimental de maíz
transgénico (162) y las de siembra piloto, ya van 177 permisos en campo
abierto.
Durante el año pasado, el
gobierno federal entregó 15 autorizaciones a Monsanto y otras empresas
extranjeras para realizar siembras piloto —fase posterior a la
experimental y previa a la comercial— de maíz transgénico en territorio
nacional, con el grave riesgo de que los transgenes contaminen a las
variedades criollas y nativas de esta gramínea pues no hay barreras para
el viento y los insectos que intervienen en la polinización. Además, el
maíz se mezclará en el transporte y el almacenamiento y finalmente toda
la cosecha estará contaminada.
El 7 de septiembre la empresa
Semillas y Agroproductos Monsanto presentó al Servicio Nacional de
Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) las solicitudes
de cultivo comercial para las variedades de maíz transgénico MON89034-3,
MON88017-3 y MON-00603-6 para 700 mil hectáreas en 10 municipios de
Sinaloa.
En Tamaulipas, el 20 de septiembre fueron admitidas las solicitudes de maíz transgénico de la empresa Pioneer Hi-Bred International (Du Pont), para las variedades DAS015507-2, DAS-01507-1 y MON00603-6 y MON00603-7 en 351 mil 284 hectáreas de 7 municipios.
En Tamaulipas, el 20 de septiembre fueron admitidas las solicitudes de maíz transgénico de la empresa Pioneer Hi-Bred International (Du Pont), para las variedades DAS015507-2, DAS-01507-1 y MON00603-6 y MON00603-7 en 351 mil 284 hectáreas de 7 municipios.
Las solicitudes se encuentran
en análisis en el Senasica pero toda la información técnica de las fases
anteriores ha sido manejada como secreto corporativo, sin cotejo
independiente y manteniendo en reserva la ubicación de los predios de
experimentación. Monsanto presionó y cabildeó para obtener los permisos
antes del cambio de administración federal pero la presión social logró
impedirlo. Si el nuevo gobierno aprueba estas solicitudes, en poco
tiempo ocurrirá en el mundo la primera contaminación masiva del centro
de origen de un importante pilar de la alimentación planetaria, es
decir, estaremos en presencia de un crimen contra la humanidad.
Tal hecho ominoso ocurriría
cuando México se define por su condición de país dependiente con 45 por
ciento de importación de alimentos, sobre todo de Estados Unidos; con su
infraestructura agrícola devastada y el campo descapitalizado, con más
de la mitad de la población total en la pobreza y con 28 millones de
hambrientos, todo ello producto de políticas agropecuarias de libre
mercado que benefician principalmente a una minoría de grandes
productores y a las empresas trasnacionales.
Otorgar los permisos para la
siembra comercial de maíz transgénico sería un atentado contra el
derecho constitucional a la alimentación, reduciría todavía más las
posibilidades de que la mayoría de la población pueda acceder a comida
sana, suficiente y de calidad, y sería el tiro de gracia a la soberanía
alimentaria de los mexicanos.
La clave para incrementar la producción del campo, reducir la pobreza y acabar con el hambre no está en los transgénicos. Se trata de una tecnología extremadamente costosa, que no incrementa los rendimientos2, causa mayor dependencia y no cuenta con ventajas para enfrentar el reto del cambio climático y sus efectos de heladas y sequías. Además de que la crisis agroalimentaria de México no es un problema tecnológico sino de modelo económico, y el hambre no es producto de la escasez sino de falta de ingresos para acceder a los alimentos.
La clave para incrementar la producción del campo, reducir la pobreza y acabar con el hambre no está en los transgénicos. Se trata de una tecnología extremadamente costosa, que no incrementa los rendimientos2, causa mayor dependencia y no cuenta con ventajas para enfrentar el reto del cambio climático y sus efectos de heladas y sequías. Además de que la crisis agroalimentaria de México no es un problema tecnológico sino de modelo económico, y el hambre no es producto de la escasez sino de falta de ingresos para acceder a los alimentos.
En el país hay más de 60 razas
nativas y miles de variedades de maíz que lejos de implicar riesgo
alguno, portan importantes virtudes fruto de la selección y adaptación
por más de siete mil años inducidas por el trabajo de los pueblos
originarios. Existen incluso variedades con mayor rendimiento que las
manipuladas por Monsanto. La imposición de los engendros de la
trasnacional significaría el fin de esta riqueza y la pérdida de la
tradición ancestral de la milpa como sistema sustentable de producción y
símbolo de la herencia cultural mesoamericana.
El maíz es el principal
alimento del pueblo de México, de él proviene el 39 por ciento de las
proteínas y el 53 por ciento de las calorías necesarias para la vida. El
consumo de maíz por habitante se encuentra entre los más altos del
mundo. Los mexicanos consumimos de forma directa entre 115 y 150
kilogramos de maíz por persona al año.
El maíz que proviene de Sinaloa y Tamaulipas se distribuye entre las principales ciudades para la producción de tortillas, ya sea a partir de masa o harina de maíz. La Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte en su estudio sobre los efectos del maíz transgénico en México3 recomendó al gobierno mexicano realizar investigaciones específicas sobre los efectos en la salud que podría tener un consumo tan alto y cotidiano de maíz transgénico. La población mexicana tiene el derecho a no correr el riesgo. No queremos tortillas transgénicas.
No se debe desdeñar el riesgo para la salud humana reflejado en un estudio4 realizado por la Universidad de Caen, Francia, donde investigadores demostraron que mamíferos de laboratorio alimentados con las semillas de Monsanto desarrollaron tumores de varios centímetros, en lo que constituye la prueba científica más contundente de los peligros asociados a los alimentos manipulados genéticamente. La variedad de maíz transgénico usada en este experimento fue MON 603, de Monsanto, la que ahora solicitan sembrar de manera comercial en México.
El maíz que proviene de Sinaloa y Tamaulipas se distribuye entre las principales ciudades para la producción de tortillas, ya sea a partir de masa o harina de maíz. La Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte en su estudio sobre los efectos del maíz transgénico en México3 recomendó al gobierno mexicano realizar investigaciones específicas sobre los efectos en la salud que podría tener un consumo tan alto y cotidiano de maíz transgénico. La población mexicana tiene el derecho a no correr el riesgo. No queremos tortillas transgénicas.
No se debe desdeñar el riesgo para la salud humana reflejado en un estudio4 realizado por la Universidad de Caen, Francia, donde investigadores demostraron que mamíferos de laboratorio alimentados con las semillas de Monsanto desarrollaron tumores de varios centímetros, en lo que constituye la prueba científica más contundente de los peligros asociados a los alimentos manipulados genéticamente. La variedad de maíz transgénico usada en este experimento fue MON 603, de Monsanto, la que ahora solicitan sembrar de manera comercial en México.
Por todo ello, exigimos al
gobierno mexicano la prohibición definitiva de todo tipo de cultivo de
maíz transgénico en México, y por lo tanto, una respuesta negativa a las
solicitudes de permisos para siembra comercial de maíz transgénico, que
se revoquen los permisos de siembra experimental y piloto de maíz
transgénico hasta ahora autorizadas y se declare a México país libre de
maíz transgénico. Los intereses de Monsanto y demás trasnacionales no
son los intereses de la nación.
Rechazamos que el estado
sacrifique a la población consumidora y a los campesinos y pequeños
productores para apoyar a las empresas transnacionales productoras de
semillas transgénicas y agrotóxicos. Somos los campesinos y no las
transnacionales quienes alimentamos a la población.
Demandamos también la
cancelación de los permisos de siembra comercial de soya transgénica que
atentan contra la agricultura campesina y los apicultores.
Nuestra lucha va encaminada a
lograr finalmente la derogación de la Ley de Semillas y de la Ley de
Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados que abrieron la
puerta a la invasión transgénica.
Llamamos a organizaciones,
activistas, personajes de la cultura y la vida pública, así como a toda
persona preocupada a sumarse a las demandas planteadas, porque sólo con
la participación de la sociedad organizada podrá detenerse este
atropello.
¡NO AL MAÍZ TRANSGÉNICO EN MÉXICO; FUERA MONSANTO!
Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA)
< comisionejecutiva_unorca@hotmail.com Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. >
Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA)
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