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jueves, 21 de marzo de 2013

La Ciudad Ideal. Una lectura de Al Farabi

La Ciudad Ideal. Una lectura de Al Farabi

15/03/1997 - Autor: Dalila Taib - Fuente: Verde Islam 6
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Introducción
La época en que vivió Al-Farabi, el autor de la obra filosófica “Al-Madina Al-Fadira” conoció un gran auge en todos los terrenos, sobre todo con el gobierno Abbasí. Sin embargo, con la dominación Turca durante casi un siglo, desde el 232 hasta el 324 de la Hégira, la ciudad de Bagdad sufrió un gran retroceso a causa de la política represiva del nuevo gobierno turco. Éste influyó creando un clima de confusión que suscitó diferencias entre los propios califas e introduciéndose en sus asuntos internos. El propio califa Al-Muntasir fue acusado por su médico personal, Ibn Taifa, de haber sido colaborador de los Turcos.
Después de la muerte de Al-Muntasir le sucedió su hijo Al-Mutasim, en cuyo reinado hubo una gran expansión territorial, simultánea a un debilitamiento político, pues el califa se designaba a sí mismo en cada provincia. La Ciudad Islámica asimiló nuevos elementos provenientes del campo militar, fruto del mestizaje de persas, turcos, kurdos, etc... y, en el dominio civil, asimiló a judíos, cristianos, eslavos, blancos y negros. Todas estas etnias convivían en un clima de tolerancia.
Al-Farabi vivió y murió en la segunda época abbasí, cuando se originaron las diferentes corrientes religiosas que más tarde evolucionarían hasta convertirse en movimientos políticos y revolucionarios, entre los que podríamos destacar como más relevantes a los shiítas, mu’tazzilíes, sunnitas, sufis, jawariys e isma’ilitas.
Se inició este madhab isma’ilí con Abdulah Ibn Maymún, quien eligió la ciudad de Ahwaz como lugar para la expansión de sus ideas.
Durante esta etapa se produjo una inestabilidad entre los shiitas y un enfrentamiento entre éstos y los sunnitas.
La excusa para este enfrentamiento se produjo cuando el sunnita Ahmed Ibn Yarir Al-Tabarí no quiso incluir en su libro “Ijtilaf Al-Fuqaha” el nombre de Ahmed Ibn Hambal.
Evidentemente, este período en el que estaba viviendo nuestro pensador, fue de una gran debilidad e inestabilidad política y religiosa.

Crónica del filósofo
Segun Ibn Jallikan en “Wafayat Al-A’yan”, el nombre completo de nuestro pensador es Abu Nasr Ibn Mohamad Ibn Auzalaq. Nació en Farab, ciudad turca. Según algunos autores, la fecha de su muerte fue el año 339 de la Hégira, Diciembre de 1050. Ibn Abi Usaybi afirma que hizo un viaje a Egipto en el año 338 y volvió a Damasco, donde murió en el año 339, en el mes de Rayab.
No se conoce el motivo por el que abandonó Bagdad, donde realizó sus estudios de filosofía y se instruyó en la medicina con el médico cristiano Yuhanna Ibn Haulan.
Allí estudió asimismo Gramática Árabe con Abu Bakr Ibn Asarray, uno de los más conocidos lingüistas en los dominios del Árabe, el Turco y el Persa. Residió en Alepo en la corte del régulo Sayf al Dawlat; con Ali Ibn Hamadan realizó, en un ámbito académico de grado superior, estudios fisico-matematicos y de Medicina.
El esfuerzo de los médicos musulmanes había propiciado el desarrollo de la labor científica, completándose las investigaciones de la escuela química de Yabir Ibn Hayyan y de la escuela matemática del Al-Jawarizmi.
Entre los libros más destacados de Al Farabi se encuentra el que se conoce como La ciudad Ideal, Al Madina Al-Fadira.

La Ciudad Modelo en la Comunidad Islámica
La obra Al-Madina Al-Fadira es una obra filosófica del pensador Abu Naser Al-Farabi, quien es seguramente una de las más importantes figuras del Pensamiento Islámico, conocido en la tradición literaria árabe con el sobrenombre de “segundo maestro”, siendo el primero Aristóteles.
Fue tal vez quien mejor naturalizó la filosofía después del célebre pensador Al-Quindi, quien lo había hecho de una forma completa y definitiva.
Tuvo una elevada categoría personal y una enorme originalidad, siendo el promotor de las principales cuestiones filosóficas que luego se propusieron explícitamente en el mundo islámico.
La cuestión que plantea este estudio se refiere a la importancia de la visión filosófica islámica frente al pensamiento griego: ¿cuál es el papel primordial que juega el pensador musulmán? ¿existen concomitancias entre La Ciudad Ideal de Al Farabi y La República de Platón?

La Ciudad Ideal
Una lectura reposada de la obra Al-Madina Al-Fadira, nos indica que el pensamiento de Al Farabi refleja una visión nueva de la realidad basada en la razón, en el seno de una sociedad regida por normas de inspiración divina, como es la comunidad musulmana.
Observando su obra, vemos que se divide en dos apartados: la primera parte es filosófica, la segunda, política y social. La primera es una introducción a la segunda.
La parte filosófica consta de tres apartados esenciales:
  1. Los atributos de Dios.
  2. La emanación de los seres a partir del ser primero.
  3. El hombre.
En el primer apartado, Al Farabi cita las cualidades de Dios, en el segundo describe la emanación de los seres a partir del Ser Primero como Creador del Universo: Él es el Dios de la Creación, de la filosofía, de la razón universal que gobierna el Cosmos.
Al-Farabi lo expresa filosóficamente, unificando las tradiciones aristotélicas y neoplatónicas: Dios es el Uno, el Ser Primero, la Causa Primera, el Primer Intelecto, el primer motor que mueve inteligentemente el universo. Dios es el Uno, en tanto que piensa en Sí Mismo crear por emanación la multiplicidad del universo.
Las cosas llegan a ser, con una razón como principio de orden. El orden del universo es necesario para el filósofo musulmán, para poder así explicar la Creación en el mundo de los hombres, de la sociedad humana. El Estado ha de regirse por normas que procedan de la razón humana —lo divino que hay en el hombre—, es decir, del reflejo o imagen de la Razón Universal.
Entonces, si el Estado está fundado en las reglas de la razón humana, podrá ser un Estado Perfecto, una Ciudad Ideal, donde el hombre podrá acceder a la felicidad divina.
En el tercer apartado, Al-Farabi concede gran importancia al estudio del hombre, que para él es un epítome del universo, esto es, un microcosmos que, en su estructura, refleja la del universo entero: posee un cuerpo, un alma y un intelecto.

El hombre tiene dos principios: la materia que corresponde al cuerpo, y la forma, que es el alma. El cuerpo tiene partes, está limitado por el espacio, y es divisible. El alma, en cambio, está libre de todas las limitaciones corporales y, por medio de ella, el hombre vive, siente y piensa.
Al Farabi conocía profundamente la historia de la filosofía griega, desde Platón a Alejandro de Afrodisias, llegando a demostrar objetivamente la concordancia entre Platón y Aristóteles.
Pero lo que nos interesa destacar de su obra es el hecho de que en el tercer siglo de la Hégira, coincidiendo con la época del califa abbasí Al-Mamun, la sabiduría antigua estaba siendo respaldada en la Bayt Al-Hikma: la Casa de la Sabiduría. Allí se impulsaron las traducciones, y ello indujo a los pensadores musulmanes a interesarse por el pensamiento griego.
La Teología de Aristóteles fue traducida al Árabe. Es precisamente en esa obra donde se afirma que la emanación produce el escalamiento de los seres desde el primero hasta el último.
Al-Farabi encontró en la Teoría Aristotélica una solución lógica a aquellos problemas relacionados con la Revelación y con la especulación sobre el Universo. Las cuestiones más importantes son: los orígenes de la entidad del alma humana y de la profecía, y los cimientos necesarios para construir la Ciudad Ideal.
La mayor parte de la obra se refiere a la Divinidad, porque su punto de vista es el del pensador musulmán. De esa reflexión surge su teoría filosófica sobre las relaciones entre el Cosmos, la emanación de los seres a partir del Creador, la voluntad del alma, la felicidad y la Revelación.
Según la teoría farabiana, la Ciudad Ideal tiene una función primordialmente educativa, y es mantenida, regida y concebida, creándose una armonía y una unidad tan natural como la del cuerpo vivo: “la ciudad ideal es una sociedad ordenada en la cual todos se ayudan para obtener la felicidad... se parece a un cuerpo perfecto y saludable cuyos miembros se ayudan mutuamente para hacerlo perfecto y conservar la vida del animal.”1
La cohesión es necesaria, el individuo necesita a alguien que le ayude en su trabajo. Gracias a la colaboración con una sincera fe en el trabajo surge la solidaridad social.

Al-Madina Al-Fadira frente a la República de Platón
La última idea farabiana procede en primer lugar del Pensamiento Islámico, y en segundo lugar de Platón. Cuando Al Farabi dice: “cada persona necesita ayuda por parte de su hermano, ésta es la sociedad que denominamos Ciudad o Estado Ideal”, cita los distintos tipos de cooperación entre las personas --en la casa, en la ciudad y en el lenguaje-- añadiendo los conceptos de pacto, creencia y compromiso. Por contra, Platón no valoraba la importancia de estos lazos sociales.
Al-Farabi reconoce, sin embargo, que existen distintas clases de sociedades, las cuales se pueden integrar en en dos tipos fundamentales: las perfectas y las imperfectas.
Las perfectas son tres: la sociedad mayor, las intermedias y las menores.
La mayor está formada por “la reunión universal de todos los hombres que habitan la tierra”. Las intermedias las componen “la congregación de un pueblo o nación en una parte de la tierra o las que están formadas por la gente de una ciudad en el espacio ocupado por una nación.”
Las menores son las sociedades “formadas por una aldea, por un barrio de la ciudad, por una calle o por una sola casa.” 2
Pero lo más importante del pensamiento de Al-Farabi es que nos muestra que la felicidad es posible en toda la tierra a condición de que los individuos se ayuden y trabajen de forma virtuosa. La felicidad se encuentra tanto en el Estado y las naciones como en la Humanidad.
Con su voluntad intelectual de unir a los pueblos y extender la paz en el mundo entero, presintiendo su necesidad, Al Farabi parece un pensador del siglo XX. Cree en la paz, pero no como Platón, quien vio la felicidad circunscrita a las ciudades de Atenas y Esparta. En ese sentido su pensamiento es mas universalista que el de los griegos.
Su paradigma proponía unir a las naciones en torno a un solo gobernante que sería el Califa, por lo que sus ideas son mas trascendentales que las de Platón, a pesar de la gran expansión que experimentó el imperio griego en la época de Alejandro Magno.
Al-Farabi describió al miembro principal y jefe del estado modelo, como ya hiciera Platón, explicando que el rey virtuoso es un filósofo destacado por su cualidades.
Así, “debe ser de buena inteligencia y comprensión... y tener buena memoria, debe estar dotado de mucha perspicacia y sagacidad... debe ser amante de la enseñanza y la instrucción... debe amar la sinceridad y la verdad y a los que la aman... amar la justicia... y debe ser recto y dócil.” 3
La Ciudad Platónica es una república aristotélica, mientras que el Estado de Al-Farabi es autocrático. Dándose éste cuenta de que resultaría difícil encontrar todas estas cualidades en un solo gobernante, volvió a retomar la idea de Platón sobre la pluralidad de los filósofos en el Estado: “si no se encuentra un solo hombre en quien se vean reunidas todas estas condiciones, pero se encuentran dos, de los cuales uno es sabio, mientras que el otro posee las demás condiciones y, si además, son hombres que se entienden... juntos serán excelentes jefes.”4
La verdad es que no sabemos exactamente las razones de esta transformación en su pensamiento. Tal vez la sociedad de su época no estaba preparada para asumir su proyecto filosófico. Sin duda podrían detectarse dos motivos: por una parte, el poder de los Califas en las provincias (Al-Wilayat) y por otra, la autoridad del propio Califa Abbasí.
Como hemos dicho, Al-Farabi muestra en sus tratados políticos la concordancia que existe entre el Estado y el cuerpo humano. Los miembros del cuerpo están dispuestos en torno al corazón. El jefe es el órgano superior, es el Imam, el legislador profético, Muhammad, que Dios extienda sobre él su bendiciones y le conceda la paz. Él es el profeta capaz de dirigir a los hombres en la Ciudad Ideal, en ese estado virtuoso en la tierra habitada. Es el mediador de la ley en la vida moral y social, quien recibe la ciencia y la transmite a la sociedad y puede recibir las informaciones mediante la potencia agente que es Dios.
Nuestro pensador musulmán no se refiere a las doctrinas religiosas de Platón, como por ejemplo el comunismo de las mujeres, los hijos y el dinero.
Evidentemente, esto el Islam no lo contempla.

Conclusión
Básicamente nuestro pensador produce su obra para analizar la realidad social. Los motivos de su análisis social son tres:
El primero es de índole religiosa y se corresponde con la comunidad social, la Ummah, que está regida por el principio de consenso que es el Iyma. El hombre, al actuar, es responsable de sus actos; sin embargo, en cuanto a su salvación, depende de sus actos y de las circunstancias:
"sois ciertamente la mejor comunidad humana que haya sido jamás suscitada para el bien de la humanidad: ordenáis la conducta recta, prohibís la conducta inmoral y creéis en Dios".
(Corán, 3:110).

El segundo es político y se refiere al entorno de los Abbasíes, quienes sufrieron dificultades y problemas tan profundos que acabaron dejando la administración en manos de los turcos Selyuquíes.
El tercero es filosófico, que es el elemento más profundamente desarrollado en la teoría política. Nuestro pensador prolongó y desarrolló la utopía platónica. Sin embargo, no llegó a solucionar el problema social y político de su ciudad.
En este sentido Al-Farabi otorgó a la filosofía una posición predominante en el mundo islámico con su modo de entender el Islam desde una perspectiva y una actitud filosófico-racional, intentando adecuar la estructura de su entorno político en el marco de esta filosofía, forma suprema del saber humano, la más alta perfección a la que el hombre puede llegar.
Además, Filosofía y Religión están relacionadas con la Lógica y con la Gramática. La Lógica es una especie de Lógica Universal, y la Religión es la universalidad asociada a la Lógica y a la Razón, teniendo su fuente en lo que va mas allá de la razón puramente humana.
Nuestro pensador se fundamenta en Platón tanto como en los dogmas del Islam: cree en el Dios Creador, en el premio y el castigo y en el mas allá. El fin del hombre es la felicidad. Para un musulmán ésta última está en función del cumplimiento de la Ley, la Shariah.
A pesar de que estuvo influenciado por el pensamiento griego, Al Farabi no se desvió de las normas islámicas; tomaba el modo griego como ejemplo para solucionar problemas sociales y políticos, intentando hacer una conciliación entre el pensamiento islámico y el helenístico. Por otra parte busca la coincidencia entre Religión y Filosofía, avanzando y aportando una nueva visión filosófica dentro del mundo musulmán: Filosofía y Religión coinciden en cuanto a su objeto y a su fin.
Mientras que la Filosofía requiere de un gran esfuerzo y dedicación por parte del pensador, la Religión aporta conocimiento de forma instantánea y absolutamente efectiva.

Notas
1. Al Farabi, A.N. “La Ciudad Ideal”. Manuel Alonso. (p. 83)
2. Id. ( pp. 82, 83)
3. Id. (pp. 127, 128)
4. Id. (pp.127)

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