El Estado Islámico prende fuego a una planta química al sur de Mosul
El terror de los ataques químicos se ha propagado desde hace meses por las trincheras kurdas
En el enésimo intento de detener la ofensiva sobre Mosul, militantes del autodenominado Estado Islámico han prendido fuego a una planta química situada al sur de la segunda ciudad de Irak causando, de momento, la muerte de al menos dos civiles, han informado este sábado fuentes castrenses iraquíes. Además, cientos de personas están siendo tratadas por la inhalación de gas tóxico.
Según el medio de comunicación kurdo 'Rudaw', la nube de azufre está afectando también a las fuerzas iraquíes y estadounidenses desplegadas en la base de Al Qayara, ubicada a unos 60 kilómetros al sur de Mosul. Su personal está evaluando el riesgo de un incendio que, según sus estimaciones, podría tardar dos o tres días en extinguirse.
"La preocupación de que usaran armas químicas siempre ha estado ahí pero estamos dispuestos a afrontar esta posibilidad", ha declarado a EL MUNDO Helgurd Hikmet, portavoz de los 'peshmergas' (tropas kurdas). Una imagen por satélite distribuida por la NASA muestra el rastro de humo negro proveniente de la planta Al Mishraq, al norte de Al Qayara.
"'Daesh' [acrónimo en árabe del autodenominado Estado Islámico] hizo explotar hace dos días la fábrica de azufre, provocando la muerte de dos personas entre los civiles de los pueblos de los alrededores" ha señalado este sábado a France Press el general iraquí Qusay Hamid Kadhem. "Hay varios heridos debido al humo tóxico", ha añadido.
En un comunicado, la coalición internacional que lidera Estados Unidos ha precisado que "a medida que cambie la climatología, también lo hará la dirección del humo". Un equipo de expertos está analizando las muestras del aire recogidas en las inmediaciones del frente sur de la ofensiva lanzada a principios de esta semana para recuperar Mosul, en manos yihadistas desde junio de 2014. "Las fuerzas de la coalición están preparadas para responder a tal contingencia en caso de que lo necesiten", agrega la nota.
No es el primer ataques químico
Fuentes de la coalición han reconocido que parte del personal está usando este sábado las máscaras de protección y han insistido en que se está evaluando la situación. En cualquier caso, no es la primera vez que el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) recurre a ataques químicos para herir las filas enemigas.
El terror de los ataques químicos se ha propagado desde hace meses por las trincheras kurdas desempolvando el recuerdo de la lluvia de gas mostaza y sarín que Sadam Husein roció sobre la ciudad kurda de Halabja en marzo de 1988 segando 5.000 vidas y dejando secuelas a otras 7.000. "Buscan herir nuestra moral porque este tipo de embestidas suscita mucho miedo. El IS dispone de expertos en el uso de armas químicas, algunos de ellos procedentes del ejército de Sadam", declaró a EL MUNDO el pasado mayo el teniente Luhman Abdelrrahman desde el frente de Majmur, uno de los más castigados por este tipo de arremetidas.
Hasta la fecha, la acometida más grave ha tenido como escenario el pueblo de Taza, en las inmediaciones de Kirkuk, donde una salva de cohetes cargados de gas ahogó la vida de una niña de tres años e hirió a otras 600 almas provocando una angustiosa espantada. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas ha certificado el uso de gas tóxico por los acólitos de Abu Bakr al Bagdadi en Siria e Irak. "A tenor de las muestras y los análisis, se trata de una producción de baja calidad pero aún así letal y dañina", alertó en mayo el jefe del organismo, Ahmet Üzümcü. "Si fueron capaces de producir estas sustancias químicas en Siria e Irak, lo pueden hacer en otros lugares también. Es un riesgo sobre el que debemos reflexionar. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para evitar que esto siga sucediendo", apostilló.
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