La actualización de la situación en Siria
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CCO
Texto del mensaje
Ojos para la Paz
Buen análisis de nuestro compañero Alejandro Torres
Rivera, desde Puerto Rico. Nuestro abrazo solidario para él y para Puerto Rico,
asolado por los huracanes.
LA LUCHA DEL PUEBLO SIRIO POR SU SOBERANÍA: ¿se acerca el fin de la
intervención imperialista en la República Árabe de Siria?
Alejandro Torres Rivera
1 de diciembre de 2017
Al presente, Estados Unidos mantiene en suelo sirio
entre mil y dos mil tropas. ¿Qué motiva la presencia de este país en un país
contra el cual no se ha declarado la guerra ni su gobierno ha solicitado la
presencia militar estadounidense en su suelo?
La República Árabe de Siria se encuentra ubicada en
el Medio Oriente. Comparte sus fronteras, al norte con Turquía, al este con
Iraq, al sur con Israel y Jordania y al oeste con Líbano. Desde el año 1967
Israel mantiene ocupada una porción de terreno conocida como ¨Alturas del
Golán¨, zona estratégica como fuente de agua, dado que desde allí discurre este
precioso líquido hacia la zona de Cisjordania, también parcialmente ocupada por
Israel en Palestina.
Siria obtuvo su independencia de manos
de Francia en el año 1946 tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. No
fue sino hasta el año 1963 que su gobierno adoptó el modelo republicano. Su
constitución vigente define a Siria como una República Democrática Popular y
Socialista, aunque ciertamente ese carácter ¨socialista¨ del Estado no asume
las características de un ¨estado socialista¨ como lo hemos conocido en la
época de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, o el modelo adoptado
por la República Popular China, o las experiencias socialistas en países como
Vietnam, la República Popular Democrática de Corea y Cuba, o aquella
desarrollada a partir del final de la Segunda Guerra Mundial por los países que
en el pasado conformaban la llamada Europa Oriental.
Su presidente es elegido mediante elecciones cada
siete años y aunque debe profesar la fe musulmana, Siria no es un Estado
teocrático regido por la religión y la ley musulmana. De hecho, hasta hace
apenas una década, Siria era considerada uno de los Estados donde prevalece la
fe musulmana entre la población con mayor tolerancia religiosa, coexistiendo en
él diversas corrientes dentro de la fe musulmana, cristiana, judía y otras.
Comparado con otros países árabes, Siria era considerado un país donde la mujer,
por ejemplo, tenía mayor participación en la estructuración política del
Estado.
En el pasado Siria, bajo el gobierno de Hafez
al-Assad, padre del hoy presidente Bashar al-Assad; junto a la República Árabe
de Egipto bajo el gobierno del presidente Gamal Abder Nasser, compartieron el
ideario de configurar un Estado árabe unificado que respondiera a los intereses
nacionales de la población musulmana en sus respectivos países y no a los
intereses económicos de Occidente.
Por sus posturas a favor de la causa del pueblo
palestino y su oposición a la creación del Estado de Israel en su territorio
histórico, Siria participó activamente de las diferentes guerras libradas
contra Israel a partir de su fundación, asumiendo un rol de liderato en la
región. Desde hace muchas décadas, Estados Unidos calificó a Siria como uno de
los Estados en la región que conformaban el llamado ¨Eje del Mal¨. Como ocurrió
con Iraq durante el gobierno de Saddam Hussein, parte de la campaña de
sucesivos gobiernos estadounidense señalaron el argumento de que Siria producía
armamentos de destrucción masiva, ello con el fin de justificar sus políticas
intervencionistas contra el país. Ello conllevó en el pasado operaciones
encubiertas y agresiones aéreas abiertas contra instalaciones militares y
científicas, de las cuales también participó su socio en la región, el Estado
de Israel. Lo anterior también incluyó la adopción de fuertes medidas de
naturaleza económica a partir de 1979, cuando Estados Unidos incluyó a Siria en
la lista de países que según su gobierno, patrocinaba el terrorismo.
En sus intentos por derrocar al
gobierno constitucional del presidente Bashar al-Assad, a partir del año 2011,
comenzó una etapa de intervención directa de Occidente en Siria promoviendo un
levantamiento armado en la ciudad de Daraa y promoviendo el desarrollo de
fuerzas irregulares en otras localidades del país. Así surgió más adelante el
Ejército Sirio Libre y diversas agrupaciones en otras ciudades compuestas por
elementos desafectos al gobierno con el apoyo de fuerzas mercenarias entrenadas
en diversos países árabes de la región, principalmente Jordania, Arabia
Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y otros, todos ellos vinculados a
las monarquías suníes apoyadas y sostenidas por Estados Unidos y los países de
la OTAN en Medio Oriente.
A raíz de las protestas, el 28 de
febrero de 2012 se efectuó en Siria un referéndum en torno a la aprobación o
rechazo de varios cambios en la Constitución dirigidos, según la agencia
oficial de noticias SINA, al ¨pluralismo político, justicia social y el
mantenimiento de las libertades públicas e igualdad de oportunidades¨. Los
cambios permitían la participación de nuevos partidos políticos; la prohibición
de partidos basados en consideraciones étnicas, raciales, tribales o
religiosas; equiparar derechos de todos los partidos políticos; limitar los
términos en la presidencia del país a dos términos de siete años cada uno; y
prohibir cualquier discrimen por razón de género, origen, lengua o religión.
A pesar de que ya había dado inicio a la lucha
interna en Siria y muchas localidades en el oeste del país estaban bajo control
de grupos insurgentes, en la consulta electoral participaron 8,366,447
ciudadanos, lo que equivalía al 57.4 % de los electores inscritos, de los cuales
el 89% favoreció los cambios. A pesar de las reformas aprobadas por el
pueblo sirio, Occidente continuó su intervención en el conflicto que al
presente ha causado la muerte de más de cien mil ciudadanos.
Con la intervención en el conflicto en Siria del Frente
al-Nusra, que no es otra cosa que el nombre que adopta Al Qaeda en este país; y
simultáneamente, con la formación de una disidencia de la propia organización
de Al Qaeda en Iraq ocupando el territorio comprendido entre el oeste de Iraq y
el este de Siria, se intentó crear en esta región un califato regido por la ley
islámica. Los promotores de este califato adoptaron el nombre de Estado
Islámico de Iraq y Levante (EIIL), pero que se conoce más a escala mundial por
sus siglas en inglés como ISIS o Daesh como se le llama en árabe. Con ello se
produjo un incremento sustancial en el conflicto sirio.
Al comienzo 2011 Siria era un país con una
población estimada en 19 millones de habitantes. Para entonces, en la región
este de Siria, pasaron a vivir miles de refugiados iraquíes que huían del país
como resultado de la guerra desatada por Estados Unidos contra el gobierno de
Saddam Hussein.
La población de la porción oeste de Iraq, que es la
próxima a Siria, es fundamentalmente de profesión suní. Fue esta la población
más golpeada como resultado de la intervención estadounidense luego de la
segunda guerra del Golfo, particularmente porque era de esa región de donde
procedía Hussein; de donde procedían los principales dirigentes del partido
Baaz que gobernaba en Iraq previo al derrocamiento del gobierno de Hussein; de
donde procedían gran parte de los mandos militares iraquíes; y contra los
cuales se adoptaron las principales medidas políticas de exclusión en el nuevo
gobierno instaurado en Iraq por Estados Unidos. Muchos de esos combatientes que
se unieron al ISIS son precisamente los hijos y nietos de los muertos suníes en
Iraq como resultado de la invasión estadounidense.
La generalización de la lucha en suelo sirio en los
pasados seis años ha causado gran dolor a su pueblo. Millones de seres humanos
han salido del país como refugiados, principalmente hacia Europa en una de las
peores catástrofes de esta naturaleza desde la Segunda Guerra Mundial; millones
de habitantes han sido desplazados de sus hogares hacia otras regiones dentro
de Siria o países limítrofes; se cuentan en mucho más de cien mil los
fallecidos en este conflicto; la mayoría de ellos civiles; son incalculables
las pérdidas materiales en la infraestructura del país, como son también
incalculables las pérdidas históricas patrimoniales.
A pesar de la destrucción y los daños
causados, el gobierno de Bashar al- Assad se ha mantenido en pie. En ello ha
sido decisivo el apoyo material y diplomático recibido por parte de países como
la Federación Rusa, la República Popular China, la República Islámica de Irán y
las milicias de Hezbolah, provenientes de Líbano. Al presente, el fiel de la
balanza se inclina ya hacia una virtual victoria de las fuerzas sirias y sus
aliados, en la recuperación de su territorio nacional, la destrucción de ISIS y
la restauración de la gobernanza en el país. Así lo reconocen hoy importantes
analistas de los sucesos en el Medio Oriente.
En un escrito anterior al comienzo del presente año
decíamos en torno a la batalla librada por la reconquista de Alepo. lo
siguiente:
¨Al cierre del año 2016 ya era definitiva la noticia del triunfo del
pueblo sirio en la batalla por la liberación de Alepo, la segunda ciudad en
población en el país. Para algunos analistas del desarrollo de la guerra de
intervención imperial contra la República Árabe Siria, Alepo pasa a ser el
Stalingrado del gobierno sirio en su resistencia contra la agresión extranjera
y mercenaria. Tras su liberación por parte del ejército sirio con el apoyo de
combatientes de la Federación Rusa, la República Islámica de Irán y de las
milicias libanesas de Hezbolá, esta ciudad de 192 kilómetros cuadrados, con una
población estimada al comienzo del conflicto hace cinco años en más de 2
millones de habitantes, comienza lo que será un largo proceso de recuperación.¨
Hoy, liberada ya no
solo Alepo sino también otras importantes ciudades como Homs y Daraya,
como también importantes suburbios alrededor de Damasco, y habiendo
asumido ya las fuerzas sirias el control de casi toda la porción oeste del
país, las fuerzas gubernamentales continúan su avance hacia los reductos de
ISIS en el territorio oriental del país aún bajo su control.
De acuerdo con Robert
S. Ford, Senior Fellow en el Instituto sobre el Medio Oriente y del Instituto
Jackson para Asuntos Globales Kissinger en la Universidad de Yale, en su
artículo publicado en la Revista Foreign Affairs titulado
¨Keeping Out of Siria¨ (septiembre-diciembre 2017), la guerra en Siria ha
entrado en una nueva etapa donde el presidente al-Assad ha controlado la porción
oeste del país, mientras las fuerzas que encabeza Estados Unidos avanzan sobre
los remanentes de ISIS al este. Sin embargo, señala, Estados Unidos deberá
tomar una decisión sobre cuándo y como ha de retirarse de Siria.
Señala Ford que ante la
decisión del gobierno sirio de recuperar la totalidad de su territorio, para
Estados Unidos dejó de ser una opción continuar dando su apoyo a las
milicias kurdas en el norte de Siria, más aún en momentos en que la intención
de los kurdos de formar un Estado independiente choca con los intereses turcos.
Recordemos que algún momento, en su campaña contra Siria, el gobierno de
Turquía prestó apoyo a los kurdos en el norte de Siria frente al gobierno del
presidente Bashar al-Assad. Indica además Ford, que el intento de conformar tal
estado independiente kurdo colocaría en ascuas la unidad territorial turca,
donde una gran porción en el sur de su territorio está poblado por kurdos. Lo
mismo ocurre con el norte de Iraq, donde se encuentra también parte de la población
y donde también soplan vientos independentistas que afectarían la integridad
territorial de este país. Recordemos que el Kurdistán histórico se ubica en
territorio de lo que hoy son Turquía, Siria, Iraq y una pequeña porción de
Armenia.
Para Ford, el éxito
logrado por el gobierno sirio con el apoyo de la Federación Rusa e Irán en
promover no solo el cese al fuego de parte de algunos grupos insurgentes ha
facilitado al gobierno sirio la recuperación de parte de su territorio. Esta
distensión también está vinculada con la decisión siria de no darle paso a los
gobiernos locales que fueron establecidos ante un anterior vacío de poder, en
algunas regiones de su territorio nacional. Para Siria, estos gobiernos locales
no deben continuar existiendo una vez el Estado asuma el control de los
territorios donde antes operaban grupos insurgentes.
En los territorios que
aún ocupan los remanentes de ISIS, vienen librándose dos campañas militares:
por un lado las fuerzas del gobierno sirio avanzan hacia los últimos reductos
de ISIS al oeste del Río Éufrates; mientras que las fuerzas kurdas, agrupadas
en torno a lo que en inglés se denominado como las ¨Syrian Democratic Forces¨
(SDF), avanzan sobre los reductos de ISIS en el este y norte del país, llamada
por los kurdos Rojava, proclamada como región autónoma. Indica Ford que una vez
el ejército sirio tome Abu Kamal, el último reducto de ISIS al oeste del Río
Éufrates, y las SDF tomen Raqqa, ya no quedará nada que tomar de ISIS. En
adelante, indica, el gobierno sirio enfilará sus cañones hacia los campos
petrolíferos de Deir ez-Zor, necesarios para financiar la reconstrucción del
país.
Bajo ese escenario, Ford concluye la
inevitabilidad de que eventualmente se produzca un enfrentamiento entre las
tropas sirias y kurdas. En ese escenario, advierte, Estados Unidos debe
mantenerse fuera de ese enfrentamiento, dado que su apoyo a los kurdos tan solo
conllevaría incrementar las contradicciones norteamericanas con Turquía. Esto a
su vez conllevará una mayor acercamiento entre Siria y Turquía, entre Turquía y
la República Islámica de Irán, que ha sido importantísima en su apoyo a Siria y
claro está, el papel que desempeñaría en ese escenario la Federación Rusa como
aliada de Siria, Irán y también Turquía.
Se trata de cómo se
llegará a un nuevo año, desde la Batalla de Alepo a la liberación plena de
Siria; y como tal, de la misma manera que ocurrió luego de la Batalla de
Stalingrado, comenzar la reconstrucción del país procurando recuperar el tiempo
y las pérdidas materiales habidas, ya que sabemos, nada devolverá la vida de
las víctimas de esta intervención imperialista contra el pueblo sirio.
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