La confesión en 'prime time' de los condenados a muerte del IS
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- FRANCISCO CARRIÓN
- El Cairo
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Enfundados en un mono amarillo miran a cámara y entonan el 'mea culpa'... Es la verdad del 'reality' de más éxito en Irak
Ya han desfilado más de 100 reos. Todos mataron creyendo que los infieles se lo merecían
«Salam Alaikum. En el episodio de hoy hablaremos con un terrorista marroquí que se hizo suicida». Así arranca una de las entregas del programa estrella de la parrilla iraquí, En manos de la ley. El espacio, emitido por la televisión estatal Iraqiya, cumple cada viernes -la jornada más sagrada de la semana para los musulmanes- con su cita en el prime time de la cadena. Los entrevistados que durante una hora responden a los interrogantes del presentador Ahmed Hasan no son políticos o artistas de la alicaída escena bagdadí sino miembros del autodenominado Estado Islámico arrestados por las fuerzas de seguridad y, en su mayoría, condenados a muerte. Camino del patíbulo, el pequeño plató de la capital donde se graba el programa les ofrece una suerte de expiación mediática. «Fue el periodista el que acudió a nosotros con la idea. Le hemos ayudado en todo lo que ha estado a nuestro alcance facilitándole los contactos de los oficiales de la inteligencia a cargo de los reos», reconoce a Crónica Mohamed al Bayadani, portavoz del Ministerio del Interior iraquí, que colabora en la producción proporcionando acceso a las cárceles donde se hallan recluidos los supervivientes del hoy extinto califato proclamado en 2014 a caballo de Siria e Irak.
Más de un centenar de reos han desfilado por un espacio cuyo artífice vincula con la batalla ideológica contra una organización que manejó con maestría la propaganda y hoy trata de limarse las heridas reconvertida en insurgencia. «El Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico] ha sido derrotado militarmente pero su ideología aún existe», esboza el presentador. «Sus partidarios todavía consideran a los demás como infieles y continuarán asesinando mientras su ideario siga vivo». Enfundados en el mono amarillo de las prisiones iraquíes y esposados, los barbudos desfilan por un escenario dominado por el negro. Ante las cámaras detallan su travesía hacia las tierras del califato. El talk show yihadista completa sus relatos con las imágenes de la contienda o de sus fechorías -ejecuciones, decapitaciones y amputaciones- y las pruebas reunidas por la policía y presentadas en sus procesos judiciales como restos de armamento, análisis de ADN o fotogramas de los vídeos divulgados por el IS. Su confesión -«voluntaria», según el periodista- está acompañada de un mea culpa sin valor judicial. En algunas ocasiones, el equipo del espacio regresa junto al condenado hasta el lugar de sus crímenes y lo enfrenta al dolor de los familiares de las víctimas que causó. Según la ONU, Irak ejecutó el pasado año a cerca de 100 condenados, en su mayoría, por terrorismo. «Queremos mostrarle a nuestro público imágenes y evidencias claras para que no existan dudas de que esta persona es un criminal que está pagando por sus delitos», concluye Hasan.
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