Los delitos ideológicos contra los musulmanes en Estados
Unidos
Como en el resto del mundo, en Estados Unidos los musulmanes
no forman un bloque único. Hay musulmanes afroamericanos, descendientes de
esclavos, hay musulmanes originarios de las colonias europeas, llegados con
pasaportes ingleses o franceses, y también hay musulmanes procedentes de los
movimientos migratorios posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Meter en el mismo saco a Malcom X con un anticomunista
checheno es, pues, el colmo del simplismo. Se trata de una minoría que no llega
al uno por ciento de la población y, además, como carece de unidad interna, es
ideal para constituirse en el saco de los golpes. Nunca va a oponer una
resistencia eficaz; ni siquiera serían capaces de hablar entre sí el mismo
idioma. El 11-S se buscó un enemigo perfecto.
A ello se suma el analfabetismo blanco, cultivado con
esmero, que no sabe lo que es el Islam, ni le importa. Le basta con “saber” que
un musulmán es siempre un “extranjero”, por definición, invitado temporalmente
a disfrutar del modo de vida “americano” y al que siempre se le puede echar de
casa. Son gente peligrosa con los que hay que estar siempre vigilantes y darles
caza cuando cometen sus fechorías (y si no han cometido ninguna sospechamos que
lo han cometido a escondidas).
En resumen, lo que han inculcado a los blancos es que los
musulmanes son los criminales y nunca las víctimas del crimen. Como siempre, la
realidad va por otro lado. Según estadísticas del FBI, en 2010 los crímenes
ideológicos contra musulmanes en Estados Unidos se incrementaron en casi un 50
por ciento. Los datos forman parte de un informe más amplio sobre crímenes
racistas y muestran que los delitos motivados por la islamofobia habían pasado
de 107 casos en 2009 a 160 en 2010.
Por el contrario, los crímenes contra los judíos han bajado,
con 887 casos en el 2010 y 931 en el año anterior. Mientras, los crímenes en
contra de católicos aumentaron levemente, con 51 casos en el 2009 y 59 el año
siguiente.
El número total de delitos clasificados como crímenes
racistas (“de odio”) creció en 2010 a 6.628 casos, de los cuales el 47 por
ciento estuvieron motivados por odio racial y 20 por ciento por odio religioso,
según las estadísticas del FBI.
En el 2010 los datos oficiales registraron 847 actos de
violencia contra extranjeros o personas de etnias distintas. De ese total, 534
fueron cometidos contra hispanos.
En 2010 California y Nueva York fueron los estados que
registraron el mayor número de incidentes de violencia de este tipo, con 1.092
y 699 casos, respectivamente.
El 47,3 por ciento de los crímenes motivados por el odio
tuvieron su origen en la raza, mientras que el 20 por ciento se debió a la
religión de la víctima, y el 19 por ciento por su orientación sexual.
Un 13 por ciento de estos crímenes estuvo motivado por la
etnia o nacionalidad de la víctima, y algo menos del 1 por ciento se debió a la
discapacidad de la persona.
En Estados Unidos, como en el resto del mundo, la
islamofobia está teniendo un efecto extraordinario, que es paradógico: está
aumentando las conversiones al Islam procedentes de otras confesiones. Por
ejemplo, las conversiones al Islam entre los hispanos rondan los 200.000
anuales, un 30 por ciento más que en 1999, antes del 11-S.
Publicado por Ós
Los delitos ideológicos contra los musulmanes en Estados
Unidos
Como en el resto del mundo, en Estados Unidos los musulmanes
no forman un bloque único. Hay musulmanes afroamericanos, descendientes de
esclavos, hay musulmanes originarios de las colonias europeas, llegados con
pasaportes ingleses o franceses, y también hay musulmanes procedentes de los
movimientos migratorios posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Meter en el mismo saco a Malcom X con un anticomunista
checheno es, pues, el colmo del simplismo. Se trata de una minoría que no llega
al uno por ciento de la población y, además, como carece de unidad interna, es
ideal para constituirse en el saco de los golpes. Nunca va a oponer una
resistencia eficaz; ni siquiera serían capaces de hablar entre sí el mismo
idioma. El 11-S se buscó un enemigo perfecto.
A ello se suma el analfabetismo blanco, cultivado con
esmero, que no sabe lo que es el Islam, ni le importa. Le basta con “saber” que
un musulmán es siempre un “extranjero”, por definición, invitado temporalmente
a disfrutar del modo de vida “americano” y al que siempre se le puede echar de
casa. Son gente peligrosa con los que hay que estar siempre vigilantes y darles
caza cuando cometen sus fechorías (y si no han cometido ninguna sospechamos que
lo han cometido a escondidas).
En resumen, lo que han inculcado a los blancos es que los
musulmanes son los criminales y nunca las víctimas del crimen. Como siempre, la
realidad va por otro lado. Según estadísticas del FBI, en 2010 los crímenes
ideológicos contra musulmanes en Estados Unidos se incrementaron en casi un 50
por ciento. Los datos forman parte de un informe más amplio sobre crímenes
racistas y muestran que los delitos motivados por la islamofobia habían pasado
de 107 casos en 2009 a 160 en 2010.
Por el contrario, los crímenes contra los judíos han bajado,
con 887 casos en el 2010 y 931 en el año anterior. Mientras, los crímenes en
contra de católicos aumentaron levemente, con 51 casos en el 2009 y 59 el año
siguiente.
El número total de delitos clasificados como crímenes
racistas (“de odio”) creció en 2010 a 6.628 casos, de los cuales el 47 por
ciento estuvieron motivados por odio racial y 20 por ciento por odio religioso,
según las estadísticas del FBI.
En el 2010 los datos oficiales registraron 847 actos de
violencia contra extranjeros o personas de etnias distintas. De ese total, 534
fueron cometidos contra hispanos.
En 2010 California y Nueva York fueron los estados que
registraron el mayor número de incidentes de violencia de este tipo, con 1.092
y 699 casos, respectivamente.
El 47,3 por ciento de los crímenes motivados por el odio
tuvieron su origen en la raza, mientras que el 20 por ciento se debió a la
religión de la víctima, y el 19 por ciento por su orientación sexual.
Un 13 por ciento de estos crímenes estuvo motivado por la
etnia o nacionalidad de la víctima, y algo menos del 1 por ciento se debió a la
discapacidad de la persona.
En Estados Unidos, como en el resto del mundo, la
islamofobia está teniendo un efecto extraordinario, que es paradógico: está
aumentando las conversiones al Islam procedentes de otras confesiones. Por
ejemplo, las conversiones al Islam entre los hispanos rondan los 200.000
anuales, un 30 por ciento más que en 1999, antes del 11-S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario