La situación internacional en los últimos días, ha sido de mucha actividad al ir ajustándose el proceso de la definición de los liderazgos en el orden mundial, para ello, se debe de recordar los acontecimientos que se suscitaron en el Líbano por la explosión de una embarcación, el MV Rhosus de origen ruso en el puerto de Beirut, que transportaba más de 2,700 toneladas de nitrato de amoniaco sin que se hubiesen tomado las previsiones de seguridad desde 2013, cuando el barco atracó en dicho puerto, por las pésimas condiciones en las que operaba en su ruta entre Georgia a Mozambique.
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De igual manera, tras 26 años en el gobierno de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, tuvo que tomar una serie de medidas como el cierre de las fronteras, y solicitar al servicio de inteligencia de su nación para qué investigue, quienes han financiado las movilizaciones en todo el país, que buscan evitar que siga gobernando de manera indefinida, a lo cuál el Consejo Europeo a través de su presidente Charles Michel ha advertido de la delicada situación de ingobernabilidad en la que puede caer la nación bielorrusa y de las implicaciones del mantenimiento en el poder de Lukashenko, solicitando se reponga el proceso electoral.
Por otro lado, se encuentra el golpe de Estado en Mali por parte del Comité Nacional para la Salvación del Pueblo, siendo sus portavoces y principales dirigentes, los coroneles Ismael Wagué y Malick Diaw, este último recién había regresado de la Federación Rusa en dónde estaba en un curso de Estado Mayor.  La acción que llevaron a cabo para derrocar al presidente Ibrahim Boubacar Keita obedece a la razón de la alta corrupción que había en el gobierno y de estar a favor de los intereses europeos sobre sus recursos estratégicos como: plomo, zinc, fosfato, cobre, mármol, yeso, hierro, bauxita, manganeso, litio, como también de oro y uranio del cuál cuentan en el área de Falea de una importante reserva de 5, 000 toneladas.
Y para cerrar, las recientes declaraciones de Kim Jong Un, referentes a que las familias de Corea del Norte deberán entregar a los perros que tengan como mascotas, por ser una decadencia occidental, lo que pareciera una locura más de este dictador, se puede identificar cómo una necesidad para paliar posibles problemas de abastecimiento de alimentos, que a lo largo de la historia de esta nación, no ha sido raro los graves problemas en estas características, para el mantenimiento de la población y que en diversos casos el apoyo ruso o chino no ha sido suficiente, por lo que los propios EEUU han tenido que enviarles miles de toneladas de granos para evitar una catástrofe alimentaria en esa nación, que se ha aislado casi por completo de los procesos de la globalización.
Estos casos que se han señalado, nos permiten observar que el gran tablero geopolítico sigue en operación y más aún cuando en esta semana se ha dado la proclamación de Joseph R. Biden Jr. y de Khamala Harris como la dupla presidencial por parte del partido demócrata para recuperar el control de la Casa Blanca, contando hasta ésta semana, con una intención del voto a favor de cerca del 15% del electorado a tres meses de la elección presidencial.
Como se puede observar, en cada continente esta presente una situación específica que bien puede definir el panorama internacional o regional y que sin duda hacen que los grandes jugadores de la geopolítica global vayan asumiendo sus riesgos y apuestas. De ahí, la importancia de identificar sí estas condicionantes son similares a las que surgieron durante el periodo del pensamiento clásico de la geopolítica cuando Rudolf Kjellen en 1900 en su estudio intitulado: Introducción a la Geografía Sueca estableció el concepto y que refrendó en 1916 con otra investigación a la que denominó: El Estado como organismo viviente.
Desde ese momento, el pensamiento clásico que instituyeron Friedrich Ratzel, Sir Hartford Mackinder, Alfred Thayer Mahan, Karl Haushofer y Nicholas Spykman, determinó el devenir de las teorías y metodologías con las cuáles se puede hacer uso para el entendimiento del orden geopolítico, pero aún más, dar oportunas respuestas a los problemas que enfrentan las naciones y más de aquellas que detentan el liderazgo internacional o regional.
La geopolítica se origino, previo a la Primera Guerra Mundial y refrendo su valía desde entonces, primero haciendo uso del debido conocimiento geográfico y a las capacidades del Estado para hacer valer su condición de liderazgo, como también para la preservación de su existencia; esas características no han desaparecido, pero se han sumado al estudio y a la comprensión teórica y práctica de la geopolítica, la estrategia, la ciencia política, la seguridad nacional, la identificación de los objetivos nacionales y las capacidades del Estado para hacer cumplir el proyecto de nación, sin dejar de lado, el valor fundamental que tiene la percepción ideológica de un Estado como su confesión de fe.
La geopolítica ha evolucionado hasta el mismo campo del ciberespacio y de las proyecciones que este le ofrece a empresas y Estados para ir avanzando en su desarrollo nacional y posicionándose en la carrera del control de la 5G y la inteligencia artificial.  El quehacer geopolítico, tiene un importante cimiento en la geografía política, pero en pleno siglo XXI requiere de mayores insumos para dar respuestas veraces y confiables a los tomadores de decisiones, justo en el momento en el que los acontecimientos requieren respuestas y acciones, hoy y ahora.
La geopolítica no busca reemplazar a las Relaciones Internacionales, por el contrario, busca acompañarle en el dar diagnósticos que permitan a los Estados dejar de sobrevivir para vivir a plenitud ante las demandas que exige la existencia misma en el siglo XXI, uno de una alta competitividad y que conforme pasen los días, meses y años, será cada vez mas demandante, por los propios procesos tecnológicos que están dinamizando al quehacer político y económico, que acercan a las sociedades y que procuran por mejorar el medio ambiente necesario para la vida misma, sin dejar de lado, la permanente modernización de las fuerzas armadas en cada nación como requerimiento básico, para su seguridad y desarrollo nacional.
En ese sentido, México debe apostar por los estudios en geopolítica, su implementación, pero ante todo, de que los tomadores de decisiones cuenten con las debidas variables para no subestimar la realidad nacional e internacional a la que se pueden enfrentar, son tiempos geopolíticos y tiempos de acción para los Estados en la reconfiguración del orden internacional, en dónde nuestra nación tiene mucho que aportar por lo que su prestigio representa en el gran tablero geopolítico.