La granadina heredera del trono del emperador Moctezuma II
CULTURA - Gabriel Pozo Felguera - Domingo, 20 de Octubre de
2019
116
Moctezuma
Recuperamos una historia que te va a sorprender y que es muy
probable que desconocieras. La firma Gabriel Pozo Felguera. Para leer,
disfrutar y compartir.
Los abuelos y la madre de la XII Condesa de Miravalle, en
una foto hecha en Saltillo (México, en 1897).
FOTOS. J. A. MARTÍN JÁIMEZ.
Los abuelos y la madre de la XII Condesa de Miravalle, en
una foto hecha en Saltillo (México, en 1897).
Maricarmen Enríquez de Luna es la primera persona en el
orden sucesorio del imperio azteca, conquistado por Hernán Cortés en el siglo
XVI
Desea que el estado de México rehabilite sus derechos
honoríficos, entre ellos la “pensión” a perpetuidad concedida por Carlos I y
suspendida unilateralmente por la Presidencia mejicana en 1933
Con motivo del 500 Aniversario de la muerte del emperador
mexica Moctezuma II, está volviendo a
revivir su historia en México. Y la consiguiente polémica sobre su sanguinario
gobierno y la conquista de Nueva España por Hernán Cortés. Desde hace dos
siglos reside en España (en Granada concretamente) la familia que desciende más
directamente de Moctezuma II, los condes de Miravalle. Por su actualidad,
reproducimos en este capítulo un artículo del escritor Gabriel Pozo Felguera
referido a esta familia; está escrito en el año 2010, cuando la titular de los
derechos era la XII Condesa de Miravalle; pero falleció en 2015 y hoy los
derechos “sucesorios” al imperio mexicano recaerían en su hija María del Carmen
Ruiz Enríquez de Luna, XIII Condesa de Miravalle. Lo que sigue es su historia.
_______________________________________________________________
María del Carmen Enríquez de Luna y del Mazo. XII Condesa de
Miravalle. XVI descendiente de Moctezuma II, emperador de México destronado por
Hernán Cortés en 1520 para la causa de Carlos I de España. A sus noventa años
luce una vitalidad y un humor envidiables. Por sus venas corre sangre indígena
mexica, poca, pero la defiende con orgullo. Representa la primera línea directa
y más pura del linaje del emperador mejicano; se sabe depositaria de unos genes
que comparte con no menos de un millar de descendientes de Moctezuma repartidos
entre España y México, principalmente. Pero ella es la primera en la línea
sucesoria. Vive en Andalucía, adonde fueron a parar buena parte de
descendientes de Moctezuma a lo largo de los últimos cinco siglos: unos, porque
suponían un peligro latente que Felipe II se empeñó en alejar de su virreinato
de Nueva España; otros, porque la revolución e independencia de México iniciada
en 1810 acabó con sus privilegios de siglos y terminaron replegándose a España.
Algunos descendientes, como “hijos de emperador” depuesto,
tuvieron derecho a privilegios y rentas, a la “pensión de Moctezuma”. Durante
cuatro siglos percibieron religiosamente las rentas pactadas, primero por el
Reino de España y después por los Estados Unidos de México. Una renta fijada en
1.480 gramos/oro, que al cambio actual supondrían anualidades de unos 60.714
dólares. Eso fue así hasta hace 86 años en que dejaron de pagarse por decreto
presidencial de México. Sin mayor explicación. Todo un atropello y una
vulneración del derecho.
Hace veinte años ya hubo un intento de pedir explicaciones,
tímido pero acercamiento al fin y al cabo. Los “hijos de Moctezuma” lo más que
consiguieron fue que los recibiera un funcionario de la Embajada Mejicana en
España, ni siquiera el embajador. Pero no se rinden, ahora están empezando a
contactar, tanto descendientes en México (unos 750) y los residentes en España
(unos 350) para que se les rehabilite su derecho suspendido.
Algunos descendientes, como “hijos de emperador” depuesto,
tuvieron derecho a privilegios y rentas, a la “pensión de Moctezuma”. Durante
cuatro siglos percibieron religiosamente las rentas pactadas, primero por el
Reino de España y después por los Estados Unidos de México
¿Y qué derecho es éste? Maricarmen Enríquez de Luna, la
primera en línea recta de sucesión de Moctezuma II, deja claro que no les mueve
el interés económico, sólo el del honor: “El honor de que se nos reconozca como
legítimos depositarios de la voluntad de nuestros antepasados, de su linaje, de
su sangre. De que se nos privó de un derecho de manera unilateral,
antidemocrática, al que no hemos renunciado ni renunciaremos nunca. No
perseguimos que México pague nada a los descendientes de Moctezuma, sólo que
diga que tenemos derecho”. En caso de que algún día les restituyesen la
“pensión de Moctezuma”, Maricamen Enríquez tiene claro lo que haría con ese
dinero: “Destinarlo a ayudar a los pueblos indígenas mejicanos, que seguro les
viene muy bien; a través de una fundación o cualquier otro sistema. Porque esos
teóricos sesenta mil dólares anuales habría que repartirlos entre bastantes
descendientes y no nos sacaría de pobres. Yo, en mi caso, no lo necesito, no es
que sea rica, pero vivo sin grandes necesidades”.
La XII Condesa de Miravalle, primum inter pares de los
Moctezuma, sólo quiere atenciones, cariño, reconocimiento de lo que
representaron los Moctezuma para México y poder ayudar a los descendientes
indígenas de los pueblos prehispánicos. Sus antepasados Moctezuma-Miravalle
disfrutaron de grandes posesiones en México; hoy no les quedan más que
documentos, recuerdos y deseos de volver a enlazar con sus raíces mejicanas. A
sus 90 años, Maricarmen todavía no descarta visitar México invitada por su
Presidente. Nunca pudo ir; una vez llegó a tener comprado el billete, pero una
indisposición hizo que lo regalara a su hermana. “Allí la agasajaron, la
recibieron incluso con banda de música”, rememora emocionada. Su madre, nacida
en México (Saltillo, 1892) le hablaba mucho de su tierra de origen.
Con ella y la futura Condesa de Miravalle, la XIII, su hija
María del Carmen Ruiz Enríquez de Luna, fabulamos. “Imaginemos que a los
mejicanos se les ocurre reinstaurar el imperio, como ya lo hicieron dos veces
anteriores” –comentamos-, “y enlazar con el primer descendiente del emperador
Moctezuma II…” “Pues ésa sería yo”,
responde divertida la XII Condesa. En ella están depositados los derechos
dinásticos de Moctezuma II, aunque hay que tener en cuenta que el penacho
imperial mexica era electivo entre la nobleza, no hereditario. La broma sigue:
“Reinaría con el nombre de Maricarmen Moctezuma III”.
xi_conde.jpg
XI Conde de Miravalle, en su puesto militar en el norte de
África, primera década del siglo XX.
La Pensión de Moctezuma
El origen de esta historia se remonta a 1519. El imperio
azteca prehispánico estaba formado por infinidad de tribus indígenas que
ocupaban Mesoamérica, desde el actual sur de EE UU hasta Guatemala. Los
mexicas, emparentados con los sioux y de marcado cariz nómada/guerrero, habían
descendido de las zonas desérticas hacia la meseta mexicana, hasta sojuzgar a
la mayoría de tribus. Allí, junto a la laguna, fundaron su capital Technotitlan
(año 1325, actual México D. F.)
¿Cómo consiguió Hernán Cortés sojuzgar a los mexicas con
sólo 40 jinetes y 400 infantes? Rápidamente se percató de los odios
intertribales y los alimentó. Reinaba en Technotitlan Moctezuma II Xocoyotzin
(señor joven y respetable), que había subido al trono en 1502. En su persona
concentraba todos los poderes terrenales y espirituales. Sus creencias
religiosas profetizaban el regreso de su dios Quetzalcoatl precisamente por
aquella época, proveniente del océano, subido sobre un ciervo y con un penacho
extraño. Esa descripción tenía cierto parecido con la figura del capitán Hernán
Cortés subido en su caballo (animal desconocido por los mexicas), con
resplandeciente armadura y de casco empenachado. La conquista fue fácil, aunque
también sangrienta.
Lo cierto fue que para 1524, los españoles habían tomado el
control del imperio, Moctezuma estaba muerto y en su lugar reinaron brevemente
otros dos emperadores, verdaderos títeres en manos de Cortés. Poco antes de
morir Moctezuma II, dicen que herido de una pedrada lanzada por su propia
gente, pidió a Cortés que protegiese a sus descendientes, especialmente a sus
tres hijas bautizadas.
¿Qué se entendía por descendientes de Moctezuma II? Si
hacemos caso a los historiadores españoles, el antepenúltimo emperador mexica
tenía a no menos de 150 doncellas embarazadas cuando llegaron; se le mencionan
por lo menos 17 hijos con varias concubinas. Pero Moctezuma II hizo hincapié en
tres de ellas, de nombres españolizados tras recibir bautismo: Isabel
(Tecuichpoch), María y Marina. Y concretamente pidió, ya moribundo el
emperador, especial atención por la mayor, hija de emperatriz: se llamaba
Isabel de Moctezuma y contaba sólo once años.
¿Qué se entendía por descendientes de Moctezuma II? Si
hacemos caso a los historiadores españoles, el antepenúltimo emperador mexica
tenía a no menos de 150 doncellas embarazadas cuando llegaron; se le mencionan
por lo menos 17 hijos con varias concubinas. Pero Moctezuma II hizo hincapié en
tres de ellas, de nombres españolizados tras recibir bautismo: Isabel
(Tecuichpoch), María y Marina
Isabel de Moctezuma casó, en su pubertad, con los dos
siguientes emperadores mexicas (Cuilláhuac
o Águila del cielo y Cuauhtémoc o Águila que desciende), tío y primo
suyos, respectivamente. Los dos murieron prematuramente y sin haber dejado
descendencia con ella. Hernán Cortés la acogió en su casa y decidió casarla con
uno de sus capitanes, Alonso de Grado (muerto en 1527); al poco tiempo de
casada, Isabel dio a luz a una hija ilegítima, pues al matrimonio había ido
embarazada de su concubinato con Cortés. No tuvo tampoco descendencia en su
tercer matrimonio con Alonso de Grado. Volvió a contraer matrimonio Isabel de
Moctezuma por cuarta vez y con otro español, Pedro Gallego de Andrada (o
Andrade). Con éste engendró a Juan de Andrada Moctezuma. Muerto su cuarto
marido en 1530, el quinto y último le sobrevivió y procreó cinco hijos con él:
se llamaba Juan Cano Saavedra y sus hijos fueron Gonzalo, Pedro, Juan, Isabel y
Catalina.
Para asegurar la supervivencia de la emperatriz viuda,
además de hija de emperador, Isabel de Moctezuma recibiría las rentas que le
proporcionase el denominado Señorío de Tacuba. Por tal se entendía una enorme
extensión de terreno al borde del lago, con la población de Tacuba como
principal y más señera, además de otra docena de poblados, hasta componer una
colonia de más de 1.200 casas. Hoy, el antiguo Señorío de Tacuba se
correspondería con una parte importante de la ciudad de México D. F: el barrio
de La Señora, parte del Zócalo, el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana
el Gobierno del distrito federal y bastantes edificios del centro histórico
capitalino; la mansión principal de lo que después se llamó Hacienda de la
Condesa está convertida hoy en embajada de Rusia.
Aquel privilegio concedido por el virrey Cortés, fue
refrendado posteriormente por Carlos I y Felipe II, para disfrute a perpetuidad
de Isabel de Moctezuma y sus descendientes. Esa pensión no conllevó la renuncia
a los derechos dinásticos por parte de Isabel de Moctezuma; contrariamente a lo
que hizo la saga de su hermano mayor, Pedro de Moctezuma, a favor de Felipe II
y a cambio de otras mercedes en España para sus descendientes. Así pues, Isabel
de Moctezuma acumuló en su persona los derechos sucesorios del imperio azteca
mejicano y una pensión a perpetuidad para su linaje.
Isabel de Moctezuma vivió 41 años. En 1550, sintiéndose
morir, dictó testamento; el Señorío de Tacuba, lo que se dio en llamar la
“Pensión de Moctezuma”, recayó sobre el único hijo habido de su cuarto
matrimonio (Juan de Andrada Moctezuma), excepto una parte formada por tres
pueblos que los donó al primogénito de su quinto matrimonio (Gonzalo Cano
Moctezuma). Una vez adjudicado el mayorazgo a su primogénito, Isabel y sus
albaceas repartieron otras propiedades al resto de hijos a hijas (incluida la
primogénita habida con Cortés), dejaron dinero para misas, fundaciones de
conventos y liberó a todos sus esclavos.
De Juan de Andrada Moctezuma arrancó la primera rama,
primera línea, de descendientes de Moctezuma II que hoy ostenta la familia de
la Condesa de Miravalle. De esta misma rama han surgido varias líneas, así como
de los descendientes del quinto matrimonio de Isabel de Moctezuma con Juan Cano
Saavedra; sin despreciar tampoco la línea ilegítima dejada por Isabel Cortés de
Moctezuma.
Sangre azteca, criolla y española
La sangre azteca corre por las venas de Maricarmen Enríquez
de Luna y del Mazo. Pero también criolla y española. La décimosexta generación
de descendientes del emperador Moctezuma II lleva al menos el 0,0007629% de
sangre de la emperatriz Isabel. En su caso, puede ser que mucha más porque su
madre también es mejicana. La sangre española que llevaba Pedro Gallego de
Andrada, un sevillano enrolado en la conquista de Nueva España, pasó a mezclarse
con la azteca en descendencia con Isabel de Moctezuma; a partir de ahí, sangre
criolla (españoles nacidos en México) y española ha seguido mezclándose. Su ADN
también tiene trazos mexicas.
“Mis antepasados vivieron durante algo más de tres siglos en
México”, rememora la XII Condesa de Miravalle, “dedicados a la milicia, la
agricultura, a la explotación del negocio del azúcar, a la ganadería y también
al desempeño de puestos en la administración colonial”. Durante las once primeras generaciones, la estirpe
de Moctezuma II a partir del primogénito de su hija Isabel exhibió el apellido
Moctezuma en sus tarjetas de visita, es decir, entre 1530 en que nació Juan de
Andrada Moctezuma hasta 1794 en que nació Pedro Trebuesto y Andrada
Rivadeneira, V Conde de Miravalle. Este cruce con los Trebuesto fue el que
aportó el título nobiliario en 1771 a la familia Moctezuma-Miravalle actual. El
título provenía de otro criollo, Justo-Alonso Trebuesto y Dávalos Bracamonte,
quien lo obtuvo de Carlos II en 1690. A partir de entonces, el título ha
recaído en varias ocasiones en línea femenina, con lo cual la entrada de sangre
nueva por vía masculina ha ido relegando el apellido Moctezuma. El Condado de
Miravalle recoge el nombre del lugar en la zona de Potosí donde tenían hacienda
y grandes intereses económicos los Trebuesto.
hacienda_de_saltillo.jpg
Hacienda de Saltillo, expropiada por la república mexicana.
En el archivo y en la memoria de la Condesa de Miravalle
yacen historias que rememoran grandes haciendas coloniales, exportaciones de
ganado, importación de maquinaria europea, evangelización, fiestas, casas… Pero
también revolución, incautaciones, expolios y exilios. Hacia 1810, cuando los
sublevados mejicanos montaron en un barco al virrey de Nueva España y lo devolvieron
a Madrid, los Moctezuma-Miravalle disponían de un importante patrimonio
agrícola y urbano. Incluso uno de sus parientes, el general Miguel Barragán,
llegó a presidir la República de los EE UU de México durante más de un año;
estaba casado con la cuarta hija del V Conde de Miravalle, llamada Manuela
Trebuesto Casasola, que dio origen a otra importante rama de descendientes que
permanece en México.
Algunos de los nobles criollos eran liberales y apoyaron las
oleadas revolucionarias iniciadas a partir de 1810, incluso se atrevieron a
firmar el Acta de Independencia de 1821. No preveían que aquello iba a suponer
su sentencia de muerte como grupo social reconocido, pues la república acarreó
la supresión de los títulos nobiliarios, sus mayorazgos, sus privilegios
otorgados por tres siglos de virreinato español y trasmitidos a sus
descendientes
Algunos de los nobles criollos eran liberales y apoyaron las
oleadas revolucionarias iniciadas a partir de 1810, incluso se atrevieron a
firmar el Acta de Independencia de 1821. No preveían que aquello iba a suponer
su sentencia de muerte como grupo social reconocido, pues la república acarreó
la supresión de los títulos nobiliarios, sus mayorazgos, sus privilegios
otorgados por tres siglos de virreinato español y trasmitidos a sus
descendientes. La nobleza de Nueva España, iniciada por Hernán Cortés, se
diluía y pasaba a ser burguesía terrateniente. A comienzos del siglo XIX
habitaban en el virreinato 62 familias con título nobiliario, de las que 50
eran criollas y 12 europeas. El golpe de gracia se lo dio el decreto de
desvinculación publicado en 7 de agosto de 1823; los mayorazgos debían
dividirse en partes iguales entre los hijos; desaparecían las capellanías,
cacicazgos, fideicomisos, patronatos, etc. Definitivamente, los títulos
nobiliarios pasaron a la historia en el México de 1826, mediante una votación
en el senado el 2 de mayo de ese año. Ítem más, la inquina de los
revolucionarios contra la administración colonial española exigió borrar todas
las ligazones con la corona española y eso obligaba a destruir toda ostentación
pública de títulos, escudos y nombradías.
Ahí comenzó la diáspora de las ramas de los
Moctezuma-Miravalle. La mayoría de ellos siguió siendo un mejicano más, con
mayor o menor poderío económico e influencia política. Otros, en cambio, como
fue el caso de la rama primera que ostenta el título de Condado de Miravalle,
pasó a España. El motivo no fue una huida o un exilio propiciado por la
supresión de los privilegios de la nobleza colonial, sino una cuestión
doméstica mucho más sencilla de explicar: María Mercedes Trebuesto Casasola,
XIII descendiente de Moctezuma y VII Condesa de Miravalle (cuñada del General
Miguel Barragán) se había casado en la catedral de México (23.X.1823) con el
Teniente Coronel de los Reales Ejércitos españoles D. Lorenzo Serrano del
Corte. Ella, la Condesa, se desplazó a España siguiéndolo en su nuevo destino;
en España (Granada) vivió el matrimonio un tiempo, donde falleció ella el 29 de
mayo de 1862.
Cuando la VII Condesa de Miravalle y el Teniente Coronel
Lorenzo Serrano del Corte partieron de México, ya traían consigo a los dos
hijos de su matrimonio: Teófilo y Aureliano Serrano Trebuesto (20.XII. 1827).
Éste sería quien trasmitiese el título, ya que su hermano mayor murió sin
descendencia. Pero siguieron percibiendo la “pensión Moctezuma”, pues para esa
ápoca ya había sido registrada en el Gran Libro de la Deuda Pública de México
con asiento número 174.
escudo_de_los_miravalle.jpg
Escudo de los Miravalle, con la infinidad de alianzas de
sangre de los últimos 500 años.
A partir de ese momento, la familia Moctezuma-Miravalle y el
consiguiente título de Condado de Miravalle se encuentra ligado a la ciudad de
Granada. En la familia han abundado los empleos militares y eso les ha llevado
a residir algunos periodos fuera, pero su casa solariega quedó fijada al pie de
la Alhambra, en el número 5 de la Carrera del Darro. Así llegamos a la ciudad
de Santander, año 1919, donde estaba destinado Fernando Enríquez de Luna y
Serrano, XI Conde de Miravalle, militar de profesión; éste conoció a la criolla
mejicana Carmen del Mazo y Sota (nacida en Saltillo, México, en 1892) y
decidieron contraer matrimonio. Su primera hija y protagonista principal de
nuestra historia, Maricarmen Enríquez de Luna y del Mazo, nacería en Granada el
7 de marzo de 1920. Con el tiempo heredaría el título con el ordinal XII y los
“derechos sucesorios” del imperio azteca. No así la pensión de Moctezuma, que
ella sólo recuerda contar a su padre: “Me contaba que la pensión que recibía la
repartía entre la familia; no debía de ser mucha cantidad, debo tener en el archivo
alguno de los últimos recibos”.
Ni olvidado ni perdonado
Maricarmen siguió a su padre, primero, y a su marido,
después, en los sucesivos destinos militares por España y el Protectorado de
Marruecos. Aunque nació en Granada, realmente no volvió a esta ciudad hasta
1932; estuvo en Larache, Alcalá de Henares, Santander, etc. Hasta que un buen
día, su marido se cansó de la carrera militar y prefirió asentarse en la ciudad
de Granada para vivir de sus negocios. Se llamaba José Ruiz Pulido (Guadix,
1917-Granada, 1981) y montó una tienda de antigüedades en la calle Reyes
Católicos, una de las mejores de la ciudad; también construyó el hotel
Versalles; fue concejal del Ayuntamiento. La Condesa de Miravalle había cedido
la casa solariega de Carrera del Darro a otra rama hacía unos años y se ubicó
en el llamado Carmen de Miravalle, por debajo del hotel Alhambra Palace. Al
fallecer José Ruiz Pulido, la Condesa vendió el Carmen (casa con amplio huerto)
y se fue a vivir a un ático en el barrio de Gracia. En la actualidad se vale
por sí misma, es visitada asiduamente por sus cinco hijos y muchos nietos; vive
rodeada de infinidad de antigüedades heredadas del negocio familiar.
Enseña fotografías, documentos y recuerda mucho del México
que le han contado sus antepasados. “Las propiedades de la familia las dejamos
en manos de sucesivos administradores”, recuerda con pesar, “las abandonamos en
malas manos, e incluso tampoco les prestamos mucha atención. De manera que todo
se ha perdido poco a poco, sólo nos queda el recuerdo”. El continuo movimiento
de los militares de su familia y la complicada situación política no ayudaron a
mantener vivas las relaciones con la orilla mejicana.
En 1933, la situación económica de México llevó a su
presidente Abelardo Luján Rodríguez a adoptar algunas medidas tendentes a
descargar deuda pública. El 9 de enero de 1934 suprimió de manera unilateral el
pago de las “pensiones de Moctezuma”, tanto a los descendientes mejicanos como
españoles que las cobraban. Hasta 1933, las pensiones ascendían a 5.258.090
pesos de oro al año, equivalentes a 1.480 gramos de oro puro según las medidas
que estaban vigentes. Aquel momento coincidió con la II República en España,
que también había dejado en suspenso los privilegios de la nobleza española.
Luego vino la guerra civil (1936-39) y el no reconocimiento del régimen
franquista por parte de la República de México. Todo fueron trabas a la hora de
pedir explicaciones por la suspensión del pago de pensiones.
No obstante, hubo tímidos intentos por rehabilitar la
“pensión Moctezuma”. Al menos un heredero mejicano lo hizo. Fue Fernando
Olivera Esperón, quien en carta remitida en 1935 al XI Conde de Miravalle le
informa que ha presentado recurso ante la Corte Suprema de Justicia de la
Nación mejicana. “No tenemos noticia del resultado de aquella gestión, aunque
la imaginamos”, sentencia Maricarmen Enríquez.
No obstante, hubo tímidos intentos por rehabilitar la
“pensión Moctezuma”. Al menos un heredero mejicano lo hizo. Fue Fernando
Olivera Esperón, quien en carta remitida en 1935 al XI Conde de Miravalle le
informa que ha presentado recurso ante la Corte Suprema de Justicia de la
Nación mejicana
Las relaciones diplomáticas se restablecieron entre México y
España a partir de 1976. Entonces comenzaron de nuevo, tímidamente, contactos
entre los Moctezuma españoles y mejicanos para rehabilitar el pago de la
pensión, asesorados por el historiador y académico cubano-mejicano Alejandro
González Acosta. “Un buen día, en 1991, decidimos mi hermana y yo, junto con
otra prima, pedir cita al embajador de México en España. Allí nos presentamos a
contarles que éramos descendientes de Moctezuma, lo de la pensión, etc.
Queríamos efectuar un acercamiento de tipo cultural, para que lo transmitiese
al gobierno de México. Deseábamos sentirnos
queridas, porque también somos mejicanas. Pero nos defraudó una barbaridad,
porque ni nos recibió; nos remitió a un funcionario que nos despachó lo más
rápidamente posible y ni nos ha contestado en diecinueve años a lo que le
planteamos”. Se lamenta la Condesa de Miravalle de que aquel embajador no
tuviera la mínima deferencia de atender a la “emperatriz Maricarmen Moctezuma
III”. También estudiaron la oportunidad de pedir audiencia al presidente
Vicente Fox en la Cumbre Americana de Salamanca (2005), pero les fue imposible.
“Confiamos en poder llegar al actual Presidente, D. Felipe Calderón, y tener
más suerte”.
Y qué le plantearon aquellas tres señoras al funcionario de
la Embajada de México. “Muy sencillo. Que nos conozcan, sepan los mejicanos que
somos de su sangre, que faciliten un intercambio cultural, etc. Yo no quiero
dinero ni lo necesito. Pero sí quiero que reconozcan que tomaron una decisión
caciquil, ni siquiera respaldada por su parlamento nacional, sin consultarnos,
unilateral e ilegítima. Con lo fácil que lo tiene el gobierno de México: nos
reconoce este derecho imprescriptible, que todos los reyes españoles y
regímenes mejicanos reconocieron hasta 1933; rehabilitan la pensión; crean una
fundación y dedican ese dinero a solucionar problemas de los pueblos indígenas
aztecas, que son nuestros antepasados. Y si nos invitan a México, nos hacen una
recepción, nos dan alguna distinción honorífica… pues mejor que mejor”. Está
claro que con una dosis de mucho cariño, los “hijos de Moctezuma” españoles, o
al menos los Miravalle, se darían por satisfechos. ¿Pero y las otras ramas,
incluidas las mejicanas? “Pues no creo que pidan mucho más”, valora Maricarmen
Enríquez, “porque aunque la pensión no sea una nimiedad (unos 60.000 dólares
anuales, sin contar los atrasos e intereses de demora), no es dinero para
repartir entre tantos. Sólo queremos el reconocimiento de nuestro derecho
ancestral por parte del estado de México”.
El pueblo de México no está al tanto de este asunto. La
población, en su mayoría, ni imagina que hay tantos descendientes de Moctezuma
repartidos por el mundo. Para más inri, la figura de Moctezuma no es apenas
reivindicada en el México actual, al menos por la gran población; en primer
lugar, porque hace cinco siglos de su existencia, porque una parte lo vio como
un entreguista ante Hernán Cortés; por si fuera poco, los indígenas
descendientes de tribus sojuzgadas por los sanguinarios mexicas tampoco le
guardan mucho aprecio.
Por lo pronto, los descendientes mantienen contactos entre
sí ¿Irán más allá si no reciben contestación del gobierno mejicano? “Hay gente
que mantiene la tesis de que una demanda por vía judicial –aclaran la futura Condesa y el hijo menor-
podría tener ciertas posibilidades de prosperar. Sobre todo si llega a un
tribunal de justicia internacional. Pero no es ésa nuestra intención y nunca la
ha sido. Además, no podemos embarcarnos en un proceso judicial largo y costoso
para conseguir sólo un reconocimiento honorífico, que no económico. A lo mejor
si el tema, por su atractivo mediático, lo cogiera un bufete de abogados
internacional sin coste para nosotros… quizás nos lo pensaríamos. Pero,
repetimos, no es el espíritu ni el deseo de mi familia el pleitear con la
Presidencia de México”.
La familia Miravalle pertenece a la clase media española. Es
moderna, de su tiempo, nunca ha vivido pegada a blasones ni privilegios.
Maricarmen Ruiz Enríquez de Luna, la futura XIII Condesa, es empleada de
Cosméticos Avón y sus otros cuatro hermanos son funcionarios, empresarios y trabajadores
de empresas similares. Casi les da reparo airear que tienen un título
nobiliario, y mucho más si se dice de ellos que son los descendientes en
primera rama recta del mayor emperador
mesoamericano.
Dos emperadores fusilados en el XIX
Los cinco últimos emperadores mejicanos acabaron sus vidas
de forma prematura; ya conocemos el destino de los tres últimos mexicas a la
llegada de Cortés. A ellos hay que sumar el triste final de los dos que
intentaron reinstaurar la monarquía, en forma de imperio, a lo largo del siglo
XIX. Más otro pseudointento.
El primero lo protagonizó Agustín de Itúrbide, o Agustín I
de México; fue un militar y político que combatió primero a favor del ejército
español. Posteriormente se alineó con los independentistas de Sierra Sur hasta
ser elegido regente en 1821 y finalmente proclamado emperador con el nombre de
Agustín I de México. Abdicó en 1823 por la presión de los republicanos. Se
exilió durante un tiempo en Europa y, al volver, le esperaba el pelotón de fusilamiento.
El primero lo protagonizó Agustín de Itúrbide, o Agustín I
de México; fue un militar y político que combatió primero a favor del ejército
español. Posteriormente se alineó con los independentistas de Sierra Sur hasta
ser elegido regente en 1821 y finalmente proclamado emperador con el nombre de
Agustín I de México. Abdicó en 1823 por la presión de los republicanos. Se
exilió durante un tiempo en Europa y, al volver, le esperaba el pelotón de
fusilamiento
El segundo imperio mejicano lo protagonizó Fernando
Maximiliano José de Habsburgo-Lorena, de la nobleza austro-húngara, tras serle
ofrecido por una embajada conservadora mejicana. Maximiliano I de México reinó
entre 1864 y 1867, una vez efectuada la renuncia a todos sus títulos y
aspiraciones a coronas europeos. El país estaba sumido en grandes divisiones
internas y guerras. Para ganarse el pueblo mejicano, y debido a que no podía
tener hijos, adoptó a dos nietos de su predecesor fusilado. Maximiliano intentó
desarrollar económica y socialmente su nuevo país. Pero sus ideas liberales
chocaron con los conservadores que habían ido a buscarlo a Europa. Finalmente,
acabó ante el pelotón de fusilamiento junto con los pocos generales que le
quedaban en su mermado ejército.
Otro intento estrambótico de enlazar con el imperio de
Moctezuma II lo protagonizó un descendiente mexica en 1822. Se llamaba Alonso
de Marcilla Teruel, Conde de Moctezuma, Tultengo y Tula, y se hallaba en París
por aquella época. Allí se desplazaron unos mejicanos para convencerle de su
candidatura al reino de México que se gestaba; aquel noble petulante comenzó a
acariciar el título de Moctezuma III sin caer en que todo era un señuelo
montado por los diputados americanos en las Cortes de Cádiz, de nombres Lorenzo
de Zavala y Joaquín Carrera. El nuevo emperador in pectore se dedicó a
derrochar fortuna, despachar con supuestos ministros, extender títulos y demás
prebendas. Cuando se supo en México la existencia de Moctezuma III y ante el
riesgo de desórdenes que podría acarrear en un país tan inestable
políticamente, el servicio de espionaje mejicano lo comunicó a la Corte
española y ésta actuó rápidamente ante el nuevo contrincante que se avecinaba.
Bastante problema había ya con una independencia de Nueva España que no se
reconocía, para que un miembro de la nobleza española entrase en liza con
Fernando VII. Alonso de Marcilla fue desposeído de títulos, embargadas sus
posesiones en la Península y desterrado a Nueva Orleans. Allí murió en octubre
de 1836 sin dejar descendencia y sin haber llegado a ser emperador.
Mil descendientes y algún pretendiente
Entre los más de mil descendientes de Moctezuma en ambos
lados del Atlántico se cuentan importantes personajes de la vida política y
social. En el caso de España, los descendientes del tlatoani están emparentados
con la inmensa mayoría de las casas nobiliarias. Sin ir más lejos, la propia
Condesa de Miravalle está emparentada con otra emperatriz, Eugenia de Montijo,
consorte de Napoleón III. De Pedro de Moztezuma, hermano mayor de Isabel de Moctezuma,
descienden varias líneas relacionadas con los títulos de conde y duque de
Moctezuma; el nieto mayor de Moctezuma, Diego-Luis, fue trasladado a Guadix
(Granada) en 1567 por orden de Felipe II con la intención alejarlo de
conspiraciones y otras maniobras en Nueva España. A cambio, el monarca le
concedió honores. En Andalucía (especialmente Ronda, Granada y Sevilla)
radicaron buena parte de sus descendientes: los Pérez del Pulgar, Campos,
Escassi, Muñoz de San Pedro, Fernández
de Bobadilla, etc.
grafico_munoz_de_san_pedro1.jpg
grafico2_la_hija_mayor.jpg
La hija mayor de la emperatriz Isabel de Moctezuma, Leonor
Cortés de Moctezuma, dejó amplia herencia en la zona de Extremadura y Castilla.
Del cuarto matrimonio de Isabel de Moctezuma con Pedro de
Andrada descienden los Enríquez de Luna (Condes de Miravalle). El personaje
criollo más destacado de esta rama fue el general Miguel Francisco Barragán
Ortiz de Zárate, que llegó a ocupar la presidencia interina de México en los
años 1835-36 en sustitución de Antonio de Santa Anna; de él desciende una
influyente saga de militares y políticos mejicanos en el siglo XX, entre ellos
el actual presidente de la Fundación Azteca, Esteban Moctezuma Barragán.
Del quinto matrimonio (con Juan Cano) es del que más descendencia
encontramos en los tratados de nobleza, pues fueron cinco los hijos que le dio
Isabel de Moztezuma. De esta rama vienen los Aguilera (Marqués de Cerralbo,
Marqués de Almarza, Conde de Alba de Yeltes, de la Oliva Gaitán, etc), Herrera
(Marqués de Espinardo), Martínez de la Victoria (Marqués de Donadío),
Fernández-Fígares (Duques de Abrantes), Benavides, Fernández de Liencres,
Zárate, etc. Hasta el mismo fundador de la Guardia Civil, Francisco Javier
Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada, estaba emparentado con los Moctezuma.
Cuando se habla de los hijos de Moctezuma II no hay que
olvidar que tenía plena libertad para procrear con concubinas. El antepenúltimo
emperador sólo reconoció ante Hernán Cortes ser
padre de cuatro hijos legítimos (un varón y tres hembras), pero los
cronistas de indias llegaron a adjudicarle diecisiete, tanto anteriores como
posteriores a la llegada de los españoles
En la zona murciana se da por bueno que hay descendientes de
los Moctezuma: Marcilla de Teruel-Moctezuma, Zarauz, Sastre, Bravo, Lumeras,
Alcaraz, Pardo, García de Alcaraz, Mora, Gimeno, Pinilla, Terrer, Mouliaá,
Fernández-Ossorio, Leonés, Álvarez-Fajardo, Ruiz-Matheos o Jofré de Loaysa,
etc. En suma, una legión repartidos por toda España.
Pero en Suramérica también han aparecido algunos que se
dicen descendientes o emparentados con el emperador azteca. El caso más
llamativo es el del actual presidente de Venezuela. Según tratan de demostrar
en la Sociedad Genealógica el León de la Cordillera, Hugo Rafael Chávez Frías
sería descendiente de un tal Francisco de Moctezuma, hijo del penúltimo
emperador (Guatimozín o Cuitlahuac), aquel joven que no consiguió dejar preñada
a Isabel de Moctezuma y murió prematuramente.
Cuando se habla de los hijos de Moctezuma II no hay que
olvidar que tenía plena libertad para procrear con concubinas. El antepenúltimo
emperador sólo reconoció ante Hernán Cortes ser
padre de cuatro hijos legítimos (un varón y tres hembras), pero los
cronistas de indias llegaron a adjudicarle diecisiete, tanto anteriores como
posteriores a la llegada de los españoles. Este resquicio ha sido aprovechado a
lo largo de la historia por pícaros y desaprensivos para reclamar mercedes y
cometer algún que otro fraude.
El más sonado fue sin duda el caso de los “Moztezuma
catalanes”. Juan de Grau, Barón del pueblecito de Toloriu, se había casado con la
supuesta princesa Xipaguazín Moztezuma hacia 1530-35. Se vinieron a vivir desde
México a Cataluña trayéndose una parte importante del tesoro de Moctezuma, que
habría enterrado por algún lugar del Pirineo. De aquel noble y aquella princesa
medievales descendería Su Magestad Imprerial príncipe Guillermo III de
Grau-Moctezuma. Lo cierto es que éste se dedicó, en la Barcelona de mediados
del siglo XX, a hacer fortuna vendiendo títulos y condecoraciones a incautos
que deseaban emparentar con los aztecas.
La supuesta princesa mejicana casó con el Barón de Teloriu,
que iba entre los conquistadores de Hernán Cortés; procreó un hijo en Teloriu,
llamado Pedro de Grau y Moctezuma (1536), de quien descienden los Moctezuma
catalanes. Aquella zona ha sido noticia varias veces a lo largo del siglo XX
porque grupos de espeleólogos alemanes se dedicaron a hacer agujeros en busca
de los supuestos arcones de oro aztecas. Cierto o no lo del tesoro de los Grau,
lo que sí está documentado fue que la soldadesca española que logró sobrevivir
a la “noche triste” y abandonar Technotitlan por el puente de barcazas, regresó
cargado de oro. Muchos de los cadáveres españoles hallados en el lago llevaban
oro en sus faltriqueras.
Los Moctezuma en la comarca de Guadix
La comarca de Guadix-La Peza es seguro la región española
que cuenta con más descendientes de Moctezuma mezclados en su población. Eso se
debe a que D. Diego de Moctezuma, nieto del emperador, vino a parar a la ciudad
de Guadix poco después de 1567 en que llegó a Madrid; no se sabe muy bien si
alejado de Nueva España por Felipe II con el señuelo de concederle mercedes en
Europa o directamente desterrado para evitar conspiraciones y levantamientos de
los mexicas, aún sin “domesticar” del todo.
Lo cierto es que poco después de esa fecha, por su amistad
con Juan de Ávalos y su esposa Isabel de la Cueva, ambos afincados en Guadix
desde la reconquista en 1490, acaba el Moctezuma en Guadix viviendo en su
domicilio. Aquí se casó con Francisca de la Cueva, hermana o hija de la
anterior. Al final del reinado de Felipe II se le concedieron una serie de
privilegios, a cambio de que cediera a la corona española sus derechos dinásticos
sobre los aztecas.
El biznieto de Moctezuma, Pedro Tesifón de Moctezuma, habría
nacido en Guadix. Felipe III le concedió el hábito de la orden de Santiago. A
partir de 1631 consigue esta familia la compra del Señorío de La Peza, pueblo
al que pretendieron cambiarle el nombre por Monterrosano, y el en que nunca
fueron bien recibidos, los pleitos con los lugareños fueron continuos. En 1627, Felipe IV concedió a los
descendientes del primogénito de Moctezuma el título de Condes de Moctezuma y
Tlitengo, al que posteriormente se le añadió el Ducado (1885). Hacia 1770
todavía tenían influencia en los montes de La Peza, buena parte de los cuales
era de su propiedad. En 1792 vendieron sus derechos forestales al conde de
Selva Florida y perdieron toda relación con La Peza.
Se cuenta que a Madrid llegó el nieto de Moctezuma con no
menos de 170 sirvientes aztecas, buena parte de los cuales se trajo a Guadix.
Aquellas gentes trajeron consigo costumbres y, sobre todo, el cultivo de
productos de América. De esta forma, la patata, el pimiento, tomate, etc.
tuvieron en esta comarca granadina uno de sus primeros puntos de distribución
en Europa.
enriquez.jpg
Maricarmen Enríquez de Luna, XII Condesa de Miravalle,
delante de un retrato que le hizo Hernández Noda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario