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Gobernanza y Covid-19 en Yucatán
Yassir Rodríguez Martínez
El próximo 9 de abril iniciará formalmente en Yucatán el período de campañas electorales, el cual concluirá hasta el 2 de junio de 2021. Las ya muy próximas campañas electorales serán sui géneris debido a las condiciones generadas por la pandemia de Covid-19. La aproximación física, el contacto mediante el abrazo y el apretón de manos que formaban parte de los encuentros entre los y las candidatas y los respectivos electores tendrán que ser reducidos a su mínima expresión. Lo mismo toca para aquellos eventos masivos, mítines y encuentros en espacios públicos. En su debido caso, en todo encuentro de carácter político deberá reinar el puntual seguimiento de las normas sanitarias, para evitar que las campañas electorales se conviertan en fértil “abono” para el virus SARS-CoV-2 (Covid-19).
Es bien sabido que Yucatán es uno de los Estados de la República con mayor presencia de población indígena en su territorio; de acuerdo con el Inegi (2015) de la población de 3 años y más 28.89 por ciento habla lengua indígena y en términos de auto adscripción indígena 65.40 por ciento se considera como tal. Cabe señalar que tanto la condición de habla como la auto adscripción se corresponde en gran medida con la población maya.
Con el próximo inicio de las campañas y el carácter étnico del territorio yucateco vale la pena preguntarse y poner sobre la mesa algunos puntos importantes. En este proceso en el cual los y las candidatas de los partidos oficiales se acercarán a los electores, muchos de ellos mayas, con el fin de compartir sus propuestas de políticas ¿habrá voluntad e interés de escuchar y registrar las demandas de los actores sociales que pertenecen al pueblo maya? ¿o será que los “encuentros” se agotarán en el monólogo de alguna de las partes? La atenta escucha, registro y seguimiento de las demandas generadas desde los actores pertenecientes a la población maya no debe ser considerada cosa menor. Mucho menos ahora con los estragos económicos y sociales que la pandemia ha generado entre los integrantes del “Pueblo Maya”.
Las y los candidatos deben “refrescar” su mirada respecto de la población maya y encontrar en ellos verdaderos aliados en el proceso de identificación y atención de problemáticas a ser atendidas en el futuro más inmediato. Atrás debe quedarse aquella mirada que identifica casi de manera exclusiva al sujeto indígena, en este caso maya, como un ciudadano únicamente portador de carencias.
Las próximas campañas electorales deben constituirse en una posibilidad para “inaugurar” una nueva mirada hacia el “Pueblo Maya”. Si hasta ahora la pandemia nos ha mostrado algo, es que los ciudadanos no deben ser vistos solamente como sujetos pasivos y/o necesitados.
Los aspirantes a cargos de elección popular deben aprender que gobernar implica “alimentarse” de los distintos actores que pertenecen a un territorio, es decir, que gobernar y pensar en la construcción de políticas públicas implica el diálogo, la negociación y principalmente una articulación entre actores que pertenecen a distintos sectores de la sociedad (Mayntz, 2001). De tal forma que los ciudadanos deben ser vistos como sujetos activos que tienen propuestas, respuestas y que generan o pueden generar acciones para mejorar las condiciones de bienestar de todos y todas. Por supuesto, las personas que pertenecen al “pueblo maya” no son la excepción.
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Referencias
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2015). Encuesta Intercensal 2015. Tabulados. México: INEGI.
Mayntz, Renate (2001) “El Estado y la sociedad civil en la gobernanza moderna” en
Revista del CLAD Reforma y Democracia, No. 21, Caracas.
contacto@lajornadmya.mx
Edición: Ana Ordaz
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