¿Verdaderamente existe diferencia
entre “izquierda” y “derecha”?
PEPE LUENGO, 24.ENE.25 | PostaPorteña 2454 (Resumen)
l Rey Luis XVI presi-
día la Asamblea de
los Estados Gene-
rales. Los representantes
del clero y la nobleza se
sentaron a la derecha del
Presidente de la Asam-
blea, y los representantes
de la burguesía y del pue-
blo a su izquierda. A partir
de ahí, al clero y la no-
bleza se les adjudicó el
término “derecha” y a la burguesía y el pueblo, “izquierda”. Y como los
primeros defendían la aristocracia y la monarquía y, los segundos la repú-
blica y las libertades civiles, desde entonces se asocia a la “derecha” con
las clases altas (ricos) y a la “izquierda” con las bajas (pobres).
Pero ni unos son necesariamente ricos ni los otros pobres, y menos los
dirigentes de estas dos tendencias políticas. Sin embargo, estas etiquetas
son de una eficacia absoluta a la hora de mantener dividida a la sociedad.
Hoy todo el mundo es etiquetado con uno de estos dos epítetos.
Cuando alguien no comulga con un gobierno de “derechas” automática-
mente es encasillado de “izquierdas” y viceversa. Más aún, quien no se
someta al discurso “políticamente correcto” de una u otra tendencia se le
catalogará peyorativamente de extremista: de “extrema derecha” o de “ex-
trema izquierda”. ¿Por qué? Muy sencillo: para ridiculizar actitudes, com-
portamientos y, lo más importante, para sabotear proyectos.
Salvo raras excepciones, los seres humanos queremos vivir en paz y
armonía con nuestros semejantes y disponer de los recursos suficientes
para una vida digna. De hecho, es lo que vende cada una de las ideologías
políticas de “izquierda” o “derecha”. ¡Curioso! ¿Verdad? Si venden el
mismo producto, lógico es pensar que son lo mismo.
La élite, en su afán de mantenerse en el poder, ha diseñado este sis-
tema “amo-esclavo”, donde el gobierno (esbirro pelele que trabaja para la
élite) ejerce la función de amo y el resto de nosotros de esclavos. Eviden-
temente, la mejor estrategia para controlar a los esclavos siempre ha sido
mantenerlos divididos (“divide y vencerás”), “izquierda” y “derecha”.
¿Por qué ningún régimen de “derechas” ni de “izquierdas” ha acabado
nunca con la pobreza? Muy sencillo, porque la pobreza es la clave de este
sistema “amo-esclavo”. El amo necesita al esclavo. ¿Y qué pasa cuando
el esclavo deja de ser pobre? Pues que deja también de ser esclavo. Por
consiguiente, sin pobreza no hay sistema “amo-esclavo” que valga.
En el mundo de hoy los políticos “discuten” sus estúpidas agendas de
“derechas” e “izquierdas”, en el circo mediático en el que se ha convertido
la política, mientras el poder global del dinero (en la sombra) es el que
verdaderamente sigue dando forma a la sociedad a su antojo.
Y es que desde que en 1913 se fundó la Reserva Federal (FED), un
cártel bancario se ha hecho con el control del mundo. El monopolio de la
creación de dinero pasó por ley a manos de unos pocos banqueros de
Wall Street. Posteriormente, con la creación del Banco de Pagos Interna-
cionales (BPI), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial
(BM), han expandido su poder hasta el control de la casta política.
Los políticos hoy son títeres de un
esperpéntico espectáculo diseñado
para irritar, confundir y dividir a las ma-
sas. Sólo debaten (eso sí, acalorada-
mente) sobre cuestiones banales o
personales, en un un culebrón mediá-
tico para entretener a las masas igno-
rantes, inconscientes de un sistema
de control, casi imperceptible: el poder
global del dinero.
Eso de que nosotros, el pueblo, so-
mos soberanos es mentira. Que los
políticos del gobierno son nuestros re-
presentantes, otra gran mentira. Y que
tal democracia es la mejor forma de
gobierno justa y conveniente para vivir
en armonía, la mentira más grande,
pues la democracia está intervenida
por el poder global del dinero ‒“Estado
Profundo” o como se llame‒ com-
puesto por una compleja red de ban-
queros, burócratas, agencias de inteli-
gencia, grandes corporaciones e insti-
tuciones supranacionales que dan las
órdenes a los políticos transitorios que
ellos mismos colocan al frente de los
gobiernos. Tanto la “izquierda progre-
sista” como la “derecha capitalista”,
con su discurso pueril para imbéciles
profundos, siguen las pautas del po-
der global del dinero para mantener di-
vidida a la sociedad.
¿Cuándo nos daremos cuenta de
que el paradigma “izquierda-derecha”
es una farsa? Tanto las políticas de
“izquierda” como de “derecha” cami-
nan en la misma dirección de la
Agenda 2030 de la ONU: mediante las
políticas de “izquierda” ‒con disfraz de
equidad social‒ se desintegra la socie-
dad mientras la “derecha”, con reac-
ciones débiles, la hace de “oposición”.
Pero intentar abrir los ojos a toda
esa gente ideológicamente hipnoti-
zada es predicar en el desierto. Con
esa gente no se puede razonar. Para
ellos todo lo que no es rojo es azul o
viceversa. Pero no es que sean rojos
o azules por convicción, son anti azu-
les o anti rojos por el partido que vo-
tan. Alguien ha hecho muy bien su tra-
bajo: están muy bien adoctrinados.
Para el resto, no hay duda, el para-
digma “derecha-izquierda” no es más
que una herramienta del poder global
del dinero para mantener dividida a la
sociedad. Y una sociedad dividida es
una sociedad vencida.
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