Wikileaks, El Vaticano y Estados Unidos
A las 12:10 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Diplomacia y Política
En las últimas horas Wikileaks centró su atención en El Vaticano a través de la mirilla de la embajada de Estados Unidos ante la Santa Sede. ¿Sorpresa? Ninguna. En el fondo los reportes revelados nada nuevo dicen sobre el Papa y la Curia Romana, al menos a los ojos de quienes se ocupan de Palacios Sacros. Conclusión: la diplomacia estadounidense maneja pocos secretos y muchas especulaciones.
De los 852 informes de la legación diplomática americana en tierras papales, custodiados por el sitio de internet fundado por Julian Assange, surgen algunas verdades evidentes que, dichas todas juntas y validadas por algunas fuentes del mismo Vaticano, impactan al auditorio causando un ilusorio efecto “caja de pandora”.
Era por demás conocida la resistencia de la Sede Apostólica a brindar información sobre los casos de sacerdotes pederastas en Irlanda a la comisión independiente Murphy porque esta, en lugar de dirigirse a la nunciatura en Dublín para obtenerla -como canal oficial-, escribió directamente a Roma saltándose todos los protocolos.
Es sabido que el ex secretario de Estado, Angelo Sodano, se quejó en diversos foros por el intento constante de abogados estadounidenses por enjuiciar directamente al Papa y al Vaticano por los abusos sexuales contra menores de parte de clérigos.
Además es mundialmente nota la oposición del gobierno central de la Iglesia el embargo que todavía pesa sobre Cuba y por eso no es raro que en diversas ocasiones algunos de sus miembros hayan intentado sensibilizar al presidente Barack Obama de aligerar ese bloqueo. Asimismo no resulta una sorpresa el temor por un “baño de sangre” en la isla, cuando los obispos han jugado allí un papel fundamental para el inicio de las aperturas políticas y económicas.
Ni qué decir de la preocupación -convertida en “fobia” en algunos sectores- del Vaticano por Hugo Chávez, que ha propiciado más de un problema con la autoridad católica y, por ello, se le considera sucesor natural de Fidel Castro. Todas verdades nada secretas.
Empero, uno de los cables más interesantes hasta ahora revelados corresponde al redactado por Julieta Valls Noyes (entonces número dos de la embajada) el 20 de febrero de 2009. Se trata de un largo informe mandado a Washington en medio de uno de los peores momentos del pontificado de Benedicto XVI: la crisis por el obispo negacionista Richard Williamson y el levantamiento de la excomunión que pesaba sobre él.
El mismo Papa aceptó públicamente, primero en una carta de marzo de 2009 con la cual aplacó dicha polémica y hace poco en el libro-entrevista “Luz del Mundo”, que la gestión institucional de aquel caso fue deplorable. A raíz de ese entuerto muchos benerables cardenales pidieron celosamente la renuncia de “los responsables”, en primera fila Tarcisio Bertone. La respuesta del Papa tras mucho reflexionar fue “yo los elegí, yo me quedo con estos colaboradores”.
Volviendo al telegrama difundido por Wikileaks este no sólo se refirió al affaire Williamson sino que cargó también las tintas contra el vocero del Vaticano, Federico Lombardi y contra el mismo secretario de Estado Bertone. Del primero la diplomática estadounidense dijo algo abiertamente conocido: que pese a ser su portavoz no forma parte del primer círculo del Papa.
Es de dominio público y ampliamente debatido el evidente problema de comunicación que padece la Sede Apostólica. Así quedó claro en el último escándalo en torno al libro “Luz del Mundo” y las palabras del obispo de Roma sobre el preservativo contenidos en él. En este espacio tratamos ampliamente el tema.
Es cierto que Lombardi es parte del embrollo, pero no su directo responsable. Desde su puesto él podría hacer más pero es víctima de la situación. Además de dirigir la Sala de Prensa del Vaticano preside la Radio Vaticana y el Centro Televisivo Vaticano. No genera el mensaje, sólo transmite lo que llega del Palacio Apostólico.
La sobrecarga de trabajo sumada a su falta de contacto directo con el apartamento pontificio le hacen cometer demasiados errores. Como cuando declaró que Jospeh Ratzinger había visitado Santiago de Compostela años atrás, como cardenal, y después debió rectificar explicando que el Papa nunca estuvo en esa ciudad española.
En el reporte escrito por Julieta Valls el cardenal Bertone es tachado de “yes man”, es decir uno que sigue a rajatabla lo que manda su jefe, en este caso Benedicto XVI. En síntesis el documento pone en duda el liderazgo de la Curia Romana, demasiado italo-céntrica, una estructura “fallida”, “cerrada” y “anacrónica”.
Algunas críticas se pueden suscribir, como por ejemplo el demasiado europeísmo imperante en El Vaticano de la era Ratzinger, característica que irremediablemente porta a una visión demasiado parcial de la realidad. En este blog hemos hablado hasta el cansancio de ello.
Ahora bien, los mismos informes que han salido a la luz se encargan de desmentir lo de “poco liderazgo” y “estructura fallida” porque, en el fondo, Estados Unidos reconoce en la diplomacia vaticana un enorme valor estratégico y un profundo conocimiento de la realidad internacional, gracias a la numerosa presencia de sus embajadores (nuncios) en el planeta.
Para los funcionarios de la Unión Americana es importante la opinión de los representantes apostólicos en Cuba, Venezuela, Italia o España. No sólo la toman en consideración sino que le dan un alto nivel de confiabilidad.
Pero esto tampoco es una sorpresa. Más allá de las limitaciones de algunos de sus cabezas (finalmente son seres humanos, como cualquier otro) El Vaticano sigue siendo, sin duda, uno de los actores políticos de gran relevancia a nivel mundial. No necesitábamos que viniera Estados Unidos y Wikileaks a decirlo ¿o sí?
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