Leonardo Boff: Hay una tendencia al suicidio dentro del capitalismo
“La verdadera alternativa sólo puede ser: salvar la vida y la Tierra y poner la economía al servicio de estas dos prioridades. Hay una tendencia al suicidio dentro del capitalismo: prefiere morir o hacer morir antes que renunciar a sus beneficios.
Todas las políticas que hasta ahora fueron pensadas y proyectadas por el G-20 apuntan a salvar el sistema económico-financiero, con correcciones y regulaciones para que todo vuelva a lo que era antes.
Llegamos a un punto en el que todos seremos afectados por los cambios climáticos. Todos corremos riesgos, inclusive el de que gran parte de la humanidad tenga que desaparecer por no conseguir adaptarse ni mitigar los efectos maléficos del calentamiento global”
Leonardo Boff dijo esto poco después de la cumbre de Copenhagen, en diciembre de 2009.
Calentamiento global, es el nombre que empleamos para referirnos al planeta, nuestro único hogar. Es el término que utilizamos para describir la amenaza, el peligro que representa para la especie humana el quiebre de la armonía de la vida. Respiramos miedo. Nuestra relación con la naturaleza está basada, principalmente, en el miedo.
La naturaleza, hasta ahora, para los seres humanos, ha sido fuente de materia prima, recursos para la producción y el comercio. Después de décadas de voraz saqueo y destrucción, La Tierra, nuestro hogar, se ha vuelto muy hostil.
El exterminio de la fauna y flora, la extinción de las fuentes de agua potable, fortísimas tormentas e inundaciones, intensas sequías, huracanes, terremotos, son consecuencia de la enfermedad que aqueja al planeta: el capitalismo, sistema imperante desde hace siglos, cuya economía y cultura atraviesan una de sus peores crisis que en pocos años puede llevarnos a la destrucción.
“La verdadera alternativa sólo puede ser: salvar la vida y la Tierra y poner la economía al servicio de estas dos prioridades. Hay una tendencia al suicidio dentro del capitalismo: prefiere morir o hacer morir antes que renunciar a sus beneficios”
Leonardo Boff concedió esta entrevista a finales de 2009. Rogéria Araújo buscó su orientación después de la quinceava conferencia de la ONU sobre el cambio climático realizada en Copenhague, Dinamarca.
“Necesitamos nosotros mismos asumir una tarea salvadora. Cada uno en su lugar, cada comunidad, cada entidad, en fin, todos debemos comenzar a hacer algo para dar un rumbo diferente a nuestra presencia en este planeta. Si no podemos cambiar el mundo, sí podemos cambiar este pedazo de mundo que somos cada uno de nosotros.
Todos corremos riesgos, inclusive el de que gran parte de la humanidad tenga que desaparecer por no conseguir adaptarse ni mitigar los efectos maléficos del calentamiento global…”
Leonardo Boff, teólogo, filósofo brasileño, fue fundador de la Teología de la liberación. Pertenecía a la orden de los franciscanos. Ayudó a crear una tendencia adversa a la Iglesia Católica dentro de ella… En 1985 fue condenado por el Vaticano a un año de “silencio” y depuesto de todas sus funciones editoriales y académicas en el campo religioso.
La presión sobre el Vaticano fue tal que levantó su castigo un año después. Sin embargo, ante la amenaza de ser silenciado de nuevo, para evitar que participara en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo que se realizó en Brasil en 1992, Leonardo Boff dejó a los franciscanos y a la iglesia.
En la entrevista otorgada a Adital, Leonardo Boff nos asegura que el cambio consciente de nuestra forma de vida antinatura, permitiría cambios más profundos en un mayor número de personas:
“Sabemos gracias a la nueva biología y por la física de las energías que toda actividad positiva, que va en la dirección de la lógica de la vida, produce una resonancia morfogenética. En otras palabras, el bien que hacemos no queda reducido a nuestro espacio personal. Ese bien resuena lejos, se irradia y entra en las redes de energía que vinculan a todos con todos, reforzando el sentido profundo de la vida”
En la entrevista que Leonardo Boff diera a la asociación de comunicadores brasileños Adital, se refiere a que un cambio en las relaciones personales daría lugar a un cambio en el modo de vivir de la especie humana. Para ilustrar esta idea menciona a la resonancia morfogenética y por consiguiente a los campos morfogéneticos, hipótesis del británico Rupert Sheldrake. Esta hipótesis explica que los campos morfogenéticos son patrones o estructuras de orden.
Estos campos son los que ordenan la naturaleza y permiten la transmisión de información en una misma especie creando un vínculo fuera del espacio y el tiempo. Los cambios en los hábitos de las especies modificarían las estructuras de los campos morfogenéticos, y esto desencadenaría cambios estructurales de los sistemas a los que estarían asociados. De la biología a las relaciones sociales, podríamos plantear la idea de que como pueblos funcionamos como un organismo vivo, capaz de modificar nuestros patrones o estructuras de orden desencadenando cambios en otros pueblos que a su vez propicien el cambio de rumbo de la humanidad
La idea de liberación que plantea la Revolución Bolivariana en Venezuela, su influencia en América Latina, y la creación de la ALBA, es la única oportunidad de cambio real, de cambiar el sistema y no tan sólo el clima.
Si el planeta es un organismo vivo del que los seres humanos somos parte, estamos energética e inevitablemente vinculados a él, a todo, a todos. ¿Podríamos ver, entonces, a la emergencia ambiental como una analogía de la crisis ética de la humanidad en capitalismo? Por ejemplo, bajo esta premisa, ¿podríamos afirmar que el derretimiento de los polos es lo mismo que la influencia del desamor, del anti amor que separa a los seres humanos, que justifica la explotación y la miseria? Probablemente sí…
Leonardo Boff señala la raíz del problema, la relación de los seres humanos con la naturaleza, en la sociedad capitalista, es una relación de agresión y explotación:
“El propósito de todo el proyecto de la modernidad, nacido en el siglo XVI, está asentado sobre la voluntad de poder que se traduce en la voluntad de enriquecimiento, que presupone la dominación y explotación ilimitada de los recursos y servicios de la Tierra. En nombre de esta intención se construyó el proyecto-mundo, primero por las potencias ibéricas, después por las centroeuropeas y finalmente por la hegemonía estadounidense. Al principio no había cómo darse cuenta de las consecuencias funestas de esta empresa, pues ésta incluía entender la Tierra como un simple baúl de recursos, algo sin espíritu que podría ser tratado como quisiéramos. Surgió el gran instrumento de la tecno-ciencia que facilitó la concreción de este proyecto. Transformó el mundo, surgió la sociedad industrial y actualmente la sociedad de la información y de la automatización.
El problema no es la Tierra, sino nuestra relación para con ella, relación de agresión y de explotación implacable. Necesitamos establecer un acuerdo Tierra y Humanidad para que ambos puedan convivir interdependientemente, con sinergia y espíritu de reciprocidad. Sin esto no tendremos futuro. El futuro vendrá a partir de la fuerza de la simiente, es decir, de las prácticas humanas personales y comunitarias que crean redes, ganan fuerza y consiguen imponer un nuevo orden que garantizará un nuevo tipo de historia”
Boff, el teólogo de la liberación… dice que estableciendo nuevas relaciones personales, sociales, estableceríamos un nuevo modo de vivir sobre el planeta…
Pero el planeta, es un extraño para nosotros. Estamos alienados. Todo en nuestra conducta es una negación a los instintos más primitivos, los relacionados con la existencia, y con la supervivencia.
Para saber qué hacer para detener el deterioro ambiental, debemos empezar por conocer la raíz de nuestro aislamiento, de nuestra vulnerabilidad, de nuestros miedos. El egoísmo justifica la explotación del hombre por el hombre, así como justifica la explotación de la naturaleza para los fines más banales. Ignoramos que el bienestar de la sociedad es la fuente del bienestar individual, así como también ignoramos que el ser humano es parte de un organismo vivo más complejo y de cuya existencia depende totalmente: el planeta.
Mientras decidimos cambiar nuestra conducta antinatura, las contradicciones del capitalismo, se agudizan…
Consumimos un 30% más de lo que la Tierra puede reproducir, sin embargo, hay más de 800 millones de personas que están muriendo hambre.
El 20% de los más ricos consume el 82,4% de toda la riqueza de la Tierra, mientras que el 20% de los más pobres tiene que contentarse con sólo el 1,6% de la riqueza total.
Si quisiéramos llevar el nivel de consumo de los países ricos a toda la Humanidad necesitaríamos por lo menos 3 planetas Tierras.
Más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable…
La lucha por la salud del planeta es la lucha por la supervivencia de la especie humana. Todo será en vano si no dirigimos nuestros esfuerzos a la construcción del socialismo; en esta tarea Venezuela es referencia, en el éxito de la Revolución Bolivariana está el destino de la humanidad.
El adquirir un estado superior de conciencia es un hecho progresivo, depende de la voluntad empeñada en reencontrar la conexión ser humano – naturaleza y con ella, encontrar la sana conexión con la vida y con el resto de los seres humanos.
Para leer la entrevista completa, pulse aquí:
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=44189&busca=leonardo boff
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