Alexander Wolfgang Voss N.
Instituto de Antropología Cultural
Universidad de Bonn
Alemania
Publicado: Alexander W. Voss N. (2002), ¿Qué significa maya? - Análisis etimológico de una palabra. En
Investigadores de la Cultura Maya 10, tomo 2: 380–398. UACAM, Campeche.
1°– Introducción
Cuando hacemos uso de la palabra "maya" en la actualidad conceptuamos diferentes denotados
simultáneamente. Al hablar de los mayas en la actualidad nos referimos comunmente a los hablantes de los
más de treinta idiomas relacionados entre sí compartiendo estructuras similares de gramática y vocabulario
que viven en los estados Campeche, Yucatán y Quintana Roo, más parte de los estados de Chiapas y Tabasco
de México, la mayor parte de los paises Guatemala y Belice, y en las zonas occidentales de los paises
Honduras y El Salvador (Morley, 1983: 497–510). También usamos la palabra "maya" como nombre propio
para la gran mayoría de los hallazgos arqueológicos de las culturas prehispánicas y coloniales procedentes de
esta área geográfica (Thompson, 1971: 15–17).
Este patrón contrasta con el empleo mucho más restrictivo de la palabra "maya" en las fuentes escritas de la
época colonial. Vemos que en el entonces la palabra "maya" solo denominaba los habitantes del norte de la
península de Yucatán y a su idioma que obviamente tuvieron su origen en el nombre de la ciudad
prehispánica Ichpaatun Mayapan (Landa, 1983: 13, 20; López Cogolludo, 1971: I, 65; II, 232). Por otro lado,
algunos grupos socioculturales del norte de Yucatán depreciaban a los mayas, dándonos a entender que ellos
no se identificaban con aquel término (De la Garza, 1983: II, 37, 216), mientras que otros declaraban que eran
gente "maya" y de Zuyua al mismo tiempo (Barrera Vásquez, 1957: 106–107; Gates, 1935). Para resolver esta
problemática debemos analizar la palabra "maya" más a fondo. En el presente estudio nos proponemos a
presentar evidencia acerca del origen y significado de la palabra"maya" y reconstruir el contexto original en el
cual se usaba antes de convertirse en el nombre propio de una cultura, una lengua y de sus portadores.
2°– Estudios previos
Las primeras propuestas en determinar el origen y el significado de la denominación "maya" ya fueron hechas
al principio de las investigaciones científicas acerca de las culturas aborigenes del sur de Mesoamérica. En
estos estudios se plantea que la denominación "maya" es una palabra compuesta por los términos maay-ha',
huella de agua, (Carrillo y Ancona, 1950: 17–18) o ma'-yah, sin dificultad, (Brinton, 1969: 16) cuyos
significados estan vinculados a características geográficas del medio ambiente. Aparentemente vistas como
especulaciones o curiosidades aisladas, estas propuestas no fueron consideradas más a fondo ya que en su
mayoría los estudios acerca del surgimiento, la aplicación y el significado del término "maya" se han
confinado en determinar que durante la colonia esta palabra se usaba como nombre propio para el territorio
norte de la península de Yucatán, de sus habitantes y de su lengua asumiendo que se deriva del nombre de la
ciudad prehispánica Ichpaatun Mayapan (vid. Tozzer, 1978: 7, nota 33 para un resumen; De la Garza, 1983:
II, 452). Recientemente, Wolfgang Gabbert ha retomado el tema presentando un estudio exhaustivo sobre el
término "maya" que radica en elucidar a fondo los diferentes conceptos que han sido transmitidos a través de
esta designación por los indígenas y los foráneos durante el posclásico tardío y la colonia (Gabbert, 2001). En
su obra erúdita concluye que en el inicio aquel término probablemente servía como nombre propio del
territorio que pertenecía a Mayapán y sus habitantes. Después de la destrucción de la ciudad y en la colonia la
nobleza indígena proveniente de Mayapán aparentemente empleaba este término prestigioso para reclamar la
supremacía de su descendencia (Gabbert, 2001: 27–28; vid. Landa, 1959: 41; Roys, 1967: 188–195). Los
españoles por su parte empleaban la designación "maya" para la lengua que se usaba en el norte de la
península de Yucatán y sus hablantes (Gabbert, 2001: 28). En consecuencia el término fue retomado por
lingüistas para nombrar "maya" a una familia de lenguas relacionadas en el sur de Mesoamérica a partir de la
mitad del siglo XIX. Eventualmente su uso fue extendido hacia las culturas recientes de esta área y sus
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portadores (Gabbert, 2001: 25). Sin embargo, el análisis lingüístico del término "maya" sigue siendo un
desideratum el cual tomamos como justificante y punto de partida para el presente estudio.
3°– Metodología y procedimientos
Denominamos a todos los objetos de que tenemos conocimiento en nuestro medio ambiente para distinguirlos,
hacerlos conocer y dirigirles la palabra. Para tal fin empleamos dos tipos de denominaciones. Si usamos una
designación con el fin de caracterizar y distinguir un objeto de otros hablamos de nombres apelativos (nomen
appellativum) mientras que usamos un nombre propio (nomen propium) para identificar un objeto. A
diferencia del apelativo el nombre propio no tiene significado en si ya que solo actua de criterio distintivo con
base en su fonética. En muchos casos un nombre puede ser apelativo y nombre propio al mismo tiempo. El
problema consiste en que un apelativo puede adoptar diferentes significados por la alteración o extención del
contexto en que se usa y convertirse en nombre propio, especialmente cuando se pierden los contextos
originales de referencia y el conocimiento acerca de éstos o en un nombre ambivalente se pierde el
conocimiento del apelativo y solo sigue en uso como nombre propio. Una característica general de los
nombres propios es precisamente la imposibilidad de traducirlos.
Dentro de la lingüística la reconstrucción del origen, de su significado, sentido y contenido semántico y de la
forma de una palabra es tarea de la etimología. Con el fin de reconstruir la etimología del término "maya"
debemos recurrir a todo el material primario disponible de fuentes recientes hasta datos prehispánicos como lo
son los diccionarios modernos y coloniales de las lenguas mayas, escritos coloniales en lenguas mayas y
española e inscripciones jeroglíficas mayas. Esta última clase de fuentes nos ofrece una visión autóctona ya
que carecen de los prejuicios y de la ideología extranjera (europea) que domina los escritos acerca de las
culturas americanas desde su descubrimiento.
Nuestro estudio abarca un análisis gramatical y morfológico de la designación y un análisis contextual, o sea,
de su distribución espacial y temporal. Para el análisis gramatical y morfológico se emplean los métodos de la
gramática descriptiva basada en el modelo llamado "moving-parts-model" (Harris, 1960: 372–373). La
segmentación morfológica y funcional nos permite determinar la clase gramatical y la raíz lexical (lexema)
del término "maya". Mediante la distribución espacial y temporal se establece un marco de referencia que
sirve para poder evaluar las nociones que prevalecen acerca del significado y empleo de la palabra "maya" y
sus entradas relacionadas en los diferentes grupos socioculturales o individuos en distintas áreas geográficas y
épocas. Los resultados obtenidos se usan para la reconstrucción del origen, del significado, sentido y
contenido semántico de la palabra "maya".
El problema clave de nuestro estudio consta en identificar las entradas que están relacionadas a la palabra
"maya" ya que desconocemos la raíz lexical y el significado de esta designación. La identificación se dificulta
por la ortografía defectiva de las fuentes coloniales ya que generalmente no registran de forma adecuada las
peculiaridades fonéticas de las vocales en las lenguas mayas (Smailus, 1989a: 7–9) y en consecuencia
impiden la identificación semántica correcta. De tal manera, la segmentación morfológica y la discusión de
las diversas ocurrencias de la denominación "maya" solo se podrá llevar a cabo dentro del margen contextual.
Las informaciones obtenidas mediante las designaciones conocidas servirán para identificar más entradas
relacionadas subsecuentemente. Por lo tanto parece indicado iniciar nuestro análisis con los datos más
recientes y conocidos para retroceder en el tiempo hasta llegar a los datos más remotos que podemos obtener.
4°– El análisis lingüístico dentro del margen contextual
A– Fuentes recientes (1862 hasta el presente)
En la actualidad el término "maya" sirve para denominar la(s) cultura(s), las lenguas y sus portadores que
viven en el sur de México, Guatemala, Belize, y partes de Honduras y El Salvador. Es a partir de los estudios
de Francisco Pimentel y Manuel Orozco y Berra sobre las lenguas indígenas de México publicados en 1862 y
1864 respectivamente que los lingüistas adoptaron el término "maya" para denominar una familia de lenguas
relacionadas en el sur de Mesoamérica (Mason, 1977: 55–56). Por conveniencia científica el empleo de ésta
denominación fue extendido hacia las culturas arqueológicas de esta área y por cuestiones políticas ha sido
usada por antropólogos sociales y activistas culturales para fomentar la identidad étnica entre los portadores
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de las culturas y las lenguas mayas recientes en las últimas décadas (Gabbert, 2001: 25, 28: nota 1). Ya que
esta aplicación se remonta a la colonia cuando los españoles empleaban la designación "maya" como nombre
propio de la lengua y sus hablantes en el norte de la península de Yucatán como ya mencionabamos todos las
occurencias de ésta designación quedan intraducibles y no ofrecen información alguna acerca de su
significado original.
Aunque podemos descartar los contextos de los escritos actuales para nuestros fines los diccionarios
modernos ofrecen el beneficio de una anotación fonética precisa. Si logramos reconstruir el apelativo de la
palabra "maya" los diccionarios modernos pueden servir para identificar las entradas correctas en los
diccionarios coloniales cuya ortografía defectiva impide identificaciones apropiadas y reconstruir el campo
semántico que abarca este nombre.
B– Fuentes coloniales (1504–1821)
Al presentar los estudios previos ya indicabamos que en las fuentes coloniales el término "maya" también es
empleado como nombre propio tanto por la nobilidad indígena para reclamar su descendencia de Mayapan
como por los españoles para nombrar la lengua que se usaba en el norte de la península de Yucatán y sus
hablantes (Gabbert, 2001: 27–28) lo que hace aparentar inaprovechable esta clase de fuentes a primera vista.
Por otra parte, si encontramos algunos indícios que podrían dar al caso para elucidar el origen de la
denominación "maya" que nos tomaremos la libertad para recapitular algunas de las informaciones
etnohistóricas con el fin de aclarar las diversas peculiaridades que se revelan en estos escritos.
La primera mención del término aparece en la relación del cuarto viaje de Cristobal Colón donde se reporta el
encuentro con la canoa de un comerciante al sudoeste de Cuba cuya tripulación hizo entenderle que venían de
un país llamado "maia" (Brinton, 1969: 10). En este sentido de nombre propio para un territorio también es
usada por Fray Diego de Landa al escribir del naufragio de Jerónimo de Aguilar (1983: 13):
[...] despues de muertos de hambre casi la mitad llegaron a la costa de Yucatan a una prouincia
que llamauan de la Maya de la qual la lengua de yucatan se llama Mayathan que quiere decir
lengua de Maya.
(Transcripción amendada según copia fotoestática del manuscrito original, f. 2r, r. 38–42)
Esta información es retomada por Fray Antonio de Ciudad Real (1976: II, 367) y Fray Diego López
Cogolludo (1971: II, 232). Landa emplea este topónimo para nombrar la lengua usando la expreción "maya"
como un sinónimo para yucateco (vid. López Cogolludo, 1971: II, 268) y también para nombrar la ciudad
Ichpaatun Mayapan (Landa, 1983: 19, 20):
Que este cuculcan torno a poblar otra cibdad [...] y que Cuculcan puso nombre a la cibdad [...]
mas llamo la Mayapan que quiere decir el pendon de la Maya, porque a la lengua de la tierra
llaman Maya y que los Indios Ychpa que quiere decir dentro de las cercas.
(Transcripción amendada según copia fotoestática del manuscrito original, f. 5r, r. 24–41)
Otros como López Cogolludo (1971: I, 65) sostienen que el nombre de la lengua proviene del nombre de la
ciudad. Pero aparte de la lengua maya o yucateca los indígenas de la península hablaban otros idiomas como
relata Ciudad Real (1976: II, Cap. CXLIII, 320 y Cap. CLIII, 366):
[...] todos los indios de aquella provincia, que están a cargo de nuestros frailes, hablan una
lengua que se llama mayathan o lengua de maya, excepto los de Campeche que defieren en
algunos vocablos y llamase su lengua canpechthan, y los de Tixchel que tienen otra lengua más
diferente, llamada putunthan o chontal; pero los unos y los otros son muy pocos respecto de los
de maya, y sabida la lengua déstos fácilmente se sabe la de los otros.
[...] más adelante entre oriente y sur, está la villa de Salamanca de Baclar, de diez o doce
vecinos españoles, algunos de los cuales tienen en encomienda unos poblezuelos de indios de la
lengua de huamil, que casi es como la de Campeche; [...]
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Esto indica que el panorama lingüístico era mucho más variado al inicio de la colonia de lo que nos hacen
entender fuentes posteriores que tienden a resumir todas las lenguas del norte bajo el término "maya" (Figura
1). La lengua yucateca o maya estaba restringida al norte de la península (Brinton, 1969: 9–12; Roys, 1957:
10). Aparentemente, también existían variedades regionales dentro de ésta como inidican las entradas
lexicales de los pueblos de Maní y Tekax (Ciudad Real, 1984: II, f. 332r), las observaciones de Landa acerca
de la costa ¿norte? (1959: 11) y la Relación de la villa de Valladolid para los pobladores de Chawak Ha (De
la Garza et al., 1983: II: 32):
Capítulo 5 Y [...]
[...] Estos indios y las yndias de Chuaca son de mas subtil enten
[ilegible] dimiento que los de las demás prouinçias, y la gente de Chiquinchel más cor
que las otras tadas en sus rrasones ellos y ellas, y más pulida la lengua que hablan
aunque es toda la de Yucatán una [...]
(Transcripción del autor con base en el facsimil en De la Garza et al., 1983: II: 11)
La importancia de estas denominaciones autóctonas de las diferentes lenguas para nuestro estudio es que se
trata de palabras compuestas por dos sustantivos donde el antepuesto se usa como atributo para el segundo.
De tal forma las denominaciones
En dos casos poseemos sinónimos, para
pertenecen a los nahua o mexicanos, y en el segundo usamos
exacerbación
En el caso de
Generalmente, el término compuesto por
información de la Relación de Tabi y Chunhuhub (De la Garza et l., 1983: I, 163). Pero
significado si consideramos como sinónimo la palabra
franciscano San Francisco Kinpech, más tarde San Francisco Campechuelo (Gerhard, 1991: 81; vid.
Torquemada, 1969: libro 4, capítulo 3). Si acceptamos la conjetura que
(Barrera Vásquez, 1991: 401) entonces
contarla" (Barrera Vásquez, 1991: 291). Nótese que en las frases ‘ah k’in may,
may,
equivalentes y significan "sacerdote".
La función de un 'ah kan parece corresponder a la del chilam o chilan del posclásico tardío que se encargaban
de anunciar y proclamar las profecías y pronósticos de los dioses (Tozzer, 1978: 42–43, 112: nota 512). De
hecho en la Crónica de Calkiní se mencionan varios individuos con la profesión de ‘ah kan (Barrera Vásquez,
1957: 21–22
están al servicio de los gobernantes de la provincia Ah Canul. Por otro lado, los chilanob actuaban como
interpretes en las cortes de los gobernantes durante el clásico. En una de estas escenas mundanas vemos a un
chilam, "interprete" o "naguatlato" (Barrera Vásquez, 1991: 99), con manta blanca sobre sus hombros sentado
enfrente de un señor venerable de Motul de San José, k'ul na' ‘ahaw, Guatemala, (Kerr, 1989: 105, File No.
1728) actuando como intermediario entre este gobernante y un vendedor de cortinas de manta de algodón, ‘ah
‘u-yub (Barrera Vásquez, 1991: 980). Para resumir proponemos que el término
pech y es un sinónimo de 'ah k'in pech y significa "sacerdote Pech" al igual que la provincia de 'ah k'in chel,
"sacerdote Chel".
Para
un papel clave en la reconstrucción de la cultura material del clásico tardío–terminal en el norte de la
península de Yucatán y Chichen Itza y en la determinación de la identidad de los Itzá. En su obra clave sobre
el tema John Eric Thompson propuso que los Putunes eran comerciantes y marinos de Tabasco y del sur de
Campeche que invadieron en varias etapas la península y que eran idénticos con los Itzá (Thompson, 1970).
Aunque este modelo es criticado y muchas de las suposiciones pueden ser refutados por datos y argumentos
concluyentes y convincentes (Kremer, 1994; vid. también Voss, 2000, 2001) su impacto en la investigación
arqueológica y etnohistórica del área maya norte ha sido de manera durable y persistente ya que muchos
elementos del modelo aún siguen en uso (vid. Ball, 1986; Robles and Andrews, 1986: 63–64; Quezada, 1993:
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21–28; Sharer, 1994: 354–357, 402–403, 406–408; Ringle et al., 1998; López Austin y López Luján, 1999:
113–114).
Ralph Roys ya había indicado en su obra sobre la geografía política de Yucatán que en Ch'ol la palabra
belicoso que Thompson ascribe a los
desuso. En su manuscrito Fray Francisco Morán (1695) nos da
(Kremer, 1994: 296) no es defendible ya que una alteración fonética hacia
La entrada
aquellas que significan "acarrerar, acarrear trayendo a cuestas, llevar a cuestas, llevar la carga, cuenta para
camino y cosas que se acarrean" (Barrera Vásquez, 1991: 677–678). Según Juan Pío Pérez "este verbo y todos
los que de él se derivan parece que se deben de escribir con doble u" (1866–77; vid. Barrera Vásquez, 1991:
677–678). Si acceptamos la conjetura que
entonces un *puutun sería un "cargador" o
y el término /putun/ describiría un rasgo peculiar de los hablantes de la lengua de Tixchel. Ya que los /putun/
estaban involucrados en el intercambio que se desarrollaba con los mexicanos en la Chontalpa (Scholes and
Roys, 1968) eran conocidos como "los cargadores" y su lengua
cargadores". Esta lectura es mucho más congruente con las observaciones acerca de los habitantes de aquella
región.
En el caso del término
las componentes morfológicas. Landa es el primero en indicar que se trata de una palabra compuesta de
cuando trata de la palabra
yucateco indicando que pan[tli] es el sustantivo que es modificado por el nombre
traduce como "el pendón de la maya" (Landa, 1983: 19, 20).
Si buscamos mas palabras compuestas con el mismo significado observamos ligeras pero importantes
variaciones. El diccionario de Ticul (Barrera Vásquez, 1991: 25a–26a) y el diccionario de Juan Pío Pérez
registran
indios de esta península" (Pérez, 1866–77: 217) respectivamente. Estas entradas muestran que el nombre de la
lengua se expresa mediante
consonante. Para la segmentación morfológica significa que los términos
dos morfemas, una raíz lexical
instrumental de verbos transitivos (Smailus, 1989a: 121). En el yucateco moderno de Hocabá también se usan
segmentación es confirmada por la entrada
de San Francisco (Barrera Vásquez, 1991: 514). Aqui la raíz
inalterable (Smailus, 1989a: 111–113). Para el nombre de Mayapan también encontramos siete veces la forma
La identificación de la raíz lexical
que se transmitía a través de las palabras en que se empleaba. Pero nos enfrentamos a dos dificultades.
Primero, en los diccionarios del maya yucateco encontramos diversas raices que podrían dar al caso ya que las
fuentes coloniales no registran de forma adecuada las peculiaridades fonéticas de las vocales. Tenemos la
posibilidad de escoger entre
casco de caballo" (Pérez, 1898: 51), "pata hendida en dos partes" (Barrera Vásquez, 1991: 513),
para "venadillo pequeño criado en casa" y
1984: I, f. 287r),
513). Segundo, ninguno de estos lexemas se usa en sentido verbal, lo que sería necesario ya que /maya'/ es un
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derivado instrumental de un verbo transitivo. Por lo tanto es indispensable regresar a los contextos restantes
en que se usa la palabra.
Los habitantes indígenas de Yucatán parecen haber usado el término "maya" para distinguir grupos de
parentesco o políticos como señala Gabbert (2001: 27) (Figura 2). En la profecía del k'atun 1 'ahaw en el libro
de Chilam Balam de Chumayel los habitantes de Emal en el nordeste y de Uaymil en el sudeste no pertenecen
a los "hombres maya'" que son los responsables de la miseria del mundo (Roys, 1967: 56–57, 91C–92C, 93C,
94C):
[...] U xul u numya Maya ui
[...] 1640 + Primero: Hun Ahau Katun u uuc›it katun. Emal u he› katun. [...] Ti ix uyanal thani,
uyanal cani, ma ix tan yoczob ti yol Maya uinicobi. [...]
[...] Hun-lukul ah cici-olal u balamil cabe. [...]
[...] Hun kalhom yala ah canan zuz, ah canan kaknab, Ah Uaymil bay Ah Emal. Ox muchhom
yala tan kaknab un ›oc katun. [...]
[...] El fin de la miseria de los Maya hombres ... de repente viene la venida de los Ah Uaymil [,]
ellos toman venganza del mundo [, con los que viven en él]. [...]
[...] 1640 + Primero: 1 Ahau K'atun [es] el séptimo (largo) K'atun. Emal [es] el asiento del
k'atun. [...] De allí [es] otra diferente palabra, otra diferente narración [.] No las siembran en su
ánimo (corazón) los hombres Maya. [...]
[...] [Es] un apartarse [de] el glorioso [de] sus (los) caciques y regidores que guardan el pueblo.
[...] La veintena [de ellos] sobra de los guardianes de la arena, de los guardianes del mar, los Ah
Uaymil así como los Ah Emal. Tres montones [de ellos] sobran ante el mar (en la costa) [a] un
(el) fin de k'atun. [...]
(Traducción del autor con base en el texto maya en Roys, 1967)
Es obvio que los de Emal y Uaymil no se consideran ser "maya" ya que se emplea este término para
discriminar a sus portadores. Esta situación es coroborada por informaciones de la Relación de la villa de
Valladolid (De la Garza et al., 1983: II, 37) y de la Relación de Popola, Sinsimato, Samyol, Tixholop y
Tixmukul (De la Garza et al., 1983: II, 216) respectivamente:
Capítulo 13 Ytem [...]
[h]ombres de Y Llamaban antiguamente los indios de la prouincia de Chiquinchel
la prouinçia a estos de esta villa de Valladolid y las demas prouinçias de los Copules
y Cochua, ah maya[s], ultraxándolos de jente suez y baxa, de viles
entendimientos y inclinaciones [...]
(Transcripción del autor con base en el facsimil en De la Garza et al., 1983: II: 17)
Capítulo 13 [...] llamos el pueblo de Popola [...]
[ilegible] [...]. Llamase
la lengua que en este pueblo hablaban lengua ach maya
que quiere decir gente de vil e baxo entendimiento y para poco
fue les puesto este nonbre por los indios de la prouin
çia de Chiquinchel.
(Transcripción del autor con base en el facsimil en De la Garza et al., 1983: II: 210)
Los Cupul reclaman la discriminación mediante el término
muy probablemente tuvo su origen en los enfrentamientos hostiles entre los Cupul con los Ahkinchel y
Chikinchel sobre el accesos a las salinas y el intercambio a lo largo de la costa norte (Roys, 1972: 53, 68–69;
vid. Landa, 1959: 19). Esta discriminación por ascripción contrasta con la actitud de los Ah Canul que se
sienten orgullosos de ser "maya" y por lo tanto se identifican con aquel nombre (Gates, 1935; Barrera
Vásquez, 1957: 106, 107; Okoshi Harada, 1992: 71, 139–140):
[...]
layx u chun bin nutzaclob Ca luum
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ca kax Coon yala u mehen ah Canule
Coheliix hi biciix teil talon ti lakine
Coon ah maya uinice tiix u talob - lae
ah chikin Suyuaob lae Maix uch
u toCol - utial huhun pay bob niCoon
yal u mehen ah Canule - [...]
(Transcripción del autor con base en Gates, 1935)
[...]
Este aqui [es] su principio [donde] ellos juntaron, nuestra tierra [,]
nuestro bosque [.] Nosotros los hijos maternos e hijos paternos de [los] Ah Canul
Sabemos como hacia aqui vinimos del oriente
nosotros [los] hombres mayas [.] De alli vienen [ellos] - si
los Suyua del poniente [,] si [.] No sucede
el robo - del bien de los otros por nosotros
hijos maternos e hijos paternos de [los] Ah Canul. [...]
(Traducción del autor con base en Okoshi Harada, 1992: 139–140)
Este párrafo del documento 18 de la Crónica de Calkiní fechado a 5 de enero de 1595 (Okoshi Harada, 1992:
15) habla de la migración de los Ah Canul a sus tierras señaladas después de la destrucción de Mayapan
(Okoshi Harada, 1992: 162–165, 168–169; vid. Landa, 1959: 18). Salta a la vista que el autor de estas lineas
cambia entre los sujetos de la narración. El mismo adopta mediante el "nosotros" la posición de la generación
actual de la nobilidad Ah Canul mientras que se refiere con "ellos" a sus antepasados ancestrales, la primera
generación de Ah Canul (vid. Okoshi Harada, 1992: 139, nota 211). Los Ah Canul declaran ser hombres
/maya'/
poniente
Esta información es de gran importancia ya que manifiesta una división socio-política (vid. Gabbert, 2001: 28,
nota 24) aparentemente relacionado a una dirección cardinal: Zuyua = poniente. En el posclásico la mayoría
de las dinastías gobernantes del área maya reclamaba que su poder político y su posición social venía de sus
ancestros siendo linajes de guerreros mexicanos que habían salido de Tula y/o Zuyua (Carmack, 1981: 3, 43–
44, 62–63, 68; Roys, 1967: 192–194; 1957: 5, 114; 1972: 33, 59, 175–177; vid. Gabbert, 2001: 28, nota 26;
Okoshi Harada, 1992: 159–168; Sharer, 1994: 406). En términos geográficos Zuyua parece localizarse cerca
de la comarca de Tabasco y de la Chontalpa (Carmack, 1981: 46; Thompson, 1970: 16; vid. Okoshi Harada,
1992: 161) que también es conocida como Nonoualco, "hacia donde esta el lugar de los mudos", o sea, donde
no se habla nahua, (Barrera Vásquez and Morley, 1949: 26; Tozzer, 1978: 29, nota 159; vid. Okoshi Harada,
1992: 160) y que queda hacia el poniente.
Más contundente es la conjetura que Zuyua es un lugar mítico. Según Daniel Brinton es la capa superior del
cielo, la vivenda del creador Hometecutli [Ome teuctli] y lugar del nacimiento de los dioses de la mitología
nahua (Brinton, 1969: 110). Para determinar la legitimidad del poder de los caciques de los pueblos
"Apéndice E: Tradiciones de casta y dignidad de jefatura entre los maya" de su estudio sobre el libro de
Chilam Balam de Chumayel (1967: 192–194).
[...] Zuyuaa than y naat utial ca yum Sr. Govdor Mariscal, lay uchic u cahtal Tzuc-uaxim lae tu
lakin Ichcaanzihoo. [...]
[...] Talel u than halach uiniccil. Chac u than, ca bin uluc; chaccix u buc xan. Heleac tu Zuyua
than, lay bin u than, lay bin u kat u halach uinicil cah lae, ca bi n kuchuc tu kin u ›ocol u than
Ah Ox Ahau Katun, ca bin culac uyanal katun, Ah Hun Ahau Katun, bay alanil lae. [...]
[...] Zuyua u naatal. [...]
(Roys, 1967: 25, 28C, 29C)
[...] [Esto es] la lengua de Zuyua y la adivinanza para nuestro amo Sr. Gob[erna]dor Mariscal,
el cual se habrá asentado [en] Tzuc-uaxim aquí en el este [de] Ichcaanzihoo [...]
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[...] Llega la lengua del verdadero hombre (el principal). Grave (importante) [es] su lengua, y el
llegará, rojo [es] su ropa de vestir también. Ahora en la lengua de Zuyua, esto hablará, esto
preguntará el verdadero hombre (el principal) del pueblo aquí, y se cumplirá el tiempo del fin
de la lengua de 3 Ahau K'atun, y se sentará otro k'atun, 1 Ahau K'atun, así como es el decir
aquí. [...]
[...] Zuyua [es] su examinación. [...]
(Traducción del autor con base en Roys, 1967)
Una atribución socio-política similar también parece haber sido transmitida a través del término "maya" ya
que en el párrafo de la Crónica de Calkiní se establece otra relación geográfica: /maya'/ = oriente. En su
Historia de Yucatán Fray Diego López Cogolludo narra en el libro cuatro, capítulo tres, que trata "[d]e los
primeros pobladores de Yucatán, que tuvo señor supremo, y cómo se dividió el señorío, gobernaban y
trataban" (1996: I, 325–327):
De las gentes que poblaron este reino de Yucatán, ni de sus historias antiguas, he podido hallar
más razón de lo que aquí diré. En algunos escritos, que dejaron los que primero supieron
escribir, y están en su idioma (demás de practicarse así entre los indios) se dice, que vinieron
unas gentes de la parte occidental y otras de la oriental. Con las del oriente [el original dice
occidente, el autor] vino uno, que era como sacerdote suyo, llamado Zamná, que dicen que fué
el que puso nombres, con que hoy se llaman en todos los parajes, sitios, montes y lugares de
toda esta tierra, que cierto es cosa de admiración, si así fué, tal división como hizo de todo, para
que fuese conocido por su nombre, porque apenas hay palmo de tierra, que no le tenga en su
lengua. En haber venido pobladores del occidente a esta tierra [(...)] conviene con lo que dice el
padre Torquemada en su monarquía indiana. [...] [L]os Teochichimecas se extendieron por la
mayor parte de la Nueva España, desde la una costa del Norte, hasta la otra del Sur, corriendo
todas las tierras medias, que hay al oriente, en que se incluye esta de Yucatán, hasta la de
Hibueras u Honduras; y así por esta parte la gente yucateca parece ser descendiente de las
familias Chichimecas y Aculhuas, que viniendo del Poniente por las mansiones que el padre
Torquemada refiere en los primeros libros, poblaron la Nueva España.
Si de la parte oriental vinieron otras gentes, que poblaron esta tierra, ni entre ellos hay ya por
tradición, ni escrito, certidumbre de que parte viniesen, ni qué gentes fueron, [...]. Dificultad
ocasiona, ¿cómo viniendo de tan diversas partes unos y otros, hablan una lengua tan antigua,
que no hay noticias haya habido otra en esta tierra? Pero pudo ocasionarlo, que habiendo sido
los unos más que los otros: o por guerra, o trato y comunicación, emparentando unos con otros,
prevaliece el idioma, usos y costumbres de los que eran más, que se llevaron tras sí a los menos.
Por la diversidad tan grande que hay entre el idioma yucateco y mejicano, parece que debieron
de ser los más pobladores de esta tierra, los que vinieron de la parte oriental, y aún los más
antiguos, pues el indio Zamná, que vino con ellos, fué el que puso nombres a los parajes y
tierras, como se dijo, porque si esos otros fueran, ellos se lo pusieran. Lo contrario dice el padre
Lizana, porque dando razón de como llamaban estos indiosal Oriente, Cenial, y al Poniente,
Nohnial, y el primero significa la pequeña bajada, el segundo la grande, dice. "Y es el caso, que
dicen, que por la parte del Oriente bajó a esta tierra poca gente, y por la parte del Poniente
mucha, y con aquella sílaba entendían poco, o mucho al Oriente y Poniente, y la poca gente de
una parte y mucha de la otra." El lector juzgará lo que mejor le pareciere.
Es importante señalar que la dirección que López Cogolludo relaciona en el primer párrafo con el lugar de
donde viene Zamná deber ser oriente y no occidente como está escrito ya que en el segundo párrafo del
discurso se retoma la información acerca de Zamná y es relacionada unívocamente con la dirección oriente. El
cronista habla de dos migraciones, una del poniente y la del oriente que es encabezada por Zamná – una
contracción de Itzamná –considerado sacerdote. Del texto podemos inferir que esta entidad está relacionada a
la populación de habla maya yucateco. Este personaje dió nombres a todos los objetos en el mundo maya por
lo cual podemos considerarlo como creador y héroe cultural. Según las fuentes coloniales Itzamna'
es relacionado con sabiduría y es invocado como kit ah tepale'
yumi' kaan
Alexander W. Voss 9
1992: 35–36). Resumiendo podemos ampliar la equación establecida para el término "maya": /maya'/ =
oriente = Itzamna' que se encuentra en contraposición a Zuyua.
De último queremos presentar y analizar la segunda crónica del libro de Chilam Balam de Chumayel que nos
ayudará a determinar y precisar la base ideológica de la atribución socio-política que se expresa mediante la
palabra /maya'/ (Roys, 1967: 50, 78C):
[...] -
Can ahau u kaba katun emciob noh hemal:
dze emal u kabaob lae -
[...]
Can ahau u katunil uchci u caxanticob
u chich'een_itzae [...]
[...]
Can ahau u katunil uchci u payalob tu_can_tzuccilob:
can tzuccul cab u kabaob ca emiob ti yum talob
ca emiob tu chich'een_itzae ah itza tun u kabaob:
[...]
[...]: Oxlahun ahau u katunil u
hedzcob cah Mayapan maya_uinic u kabaob
Vaxac ahau paxci u cabobi Ca vacchahi ti
peten tulacal Vac katuni paxciob ca haui
u maya kabaob Buluc ahau u kaba u
katunil hauci u maya kabaob maya_uinicob
Christiano u kabaob tulacal U cuchcabal
tzo ma Sanc Pedro yetel Rey ah tepale --- [...]
(Transcripción de Miram, 1988: I, 98, 99, 77C,78C)
[...] -
Cuatro ahau [es] el nombre del k'atun ellos descendieron [,] gran bajada:
pequeña bajada [son] sus nombres ahí -
[...]
Cuatro ahau su k'atun sucedió el hallazgo acaso por ellos de
su Chichen Itza [...]
[...]
Cuatro ahau su k'atun sucedió la llamada de ellos a las cuatro particiones:
cuatro particiones del mundo [son] sus nombres cuando bajan [,] con señores vienen ellos
y ellos bajan a su Chichen Itza [,] ah itza ya [son] sus nombres:
[...]
[...]: Trece ahau [es] el k'atun [en que] ellos
tomaron asiento para fundar el pueblo de Mayapan [,] hombres mayas [eran] sus nombres [.]
[En] Ocho ahau despoblaron sus pueblos ahí [.] Otra vez se salieron a
la provincia todos [.] Seis k'atun estaban dispersados cuando dejaron
sus nombres mayas [.] Once ahau [es] el nombre del
k'atun [en que] ellos dejaron sus nombres mayas los hombres mayas [.]
Cristianos [eran] los nombres [para] todos [.] Su provincia [es de]
la orden de San Pedro y [del] Rey [,] el señor --- [...]
(Traducción del autor con base en Roys, 1967)
La crónica habla de la colonización de Chichen Itza por los
protagonistas de esta crónica cambian de nombre en cada episodio. Los grupos que llegan a Chichen Itza son
nombrados
mayas". Cuando llegan los españoles cambian sus "nombres mayas" a nombres cristianos
sorprendente y el punto clave para explicar la elección del término
Alexander W. Voss 10
ideológica que manejan los habitantes indígenas con respecto a la adquisición de nombres propios. En el
España habsburgo la única forma sancionada por el estado para obtener un nombre cristiano era mediante el
sacramento del bautiso, o sea, mediante un rito religioso celebrado por la Iglesia católica. En consecuencia
significa que los nombres mayas también deben haber sido adquiridos por sus portadores durante un acto
religioso y son expresión de una creencia.
Si nuestra hipótesis es correcta y el término /maya'/ y la raíz lexical
religioso-ritual podemos descartar básicamente todas las entradas del maya yucateco ya que ninguna acierta
este campo semántico. Lo más cercano a esta son las lenguas cholanas, y es precisamente una anotación en el
diccionario del Choltí colonial (Morán, 1695) que podría dar al caso. Según este diccionario
"dar de gracia, dádiva, don". Este significado parece ser respaldado por anotaciones del Ch’ol reciente donde
tenemos
Cakchiquel y Quiché tenemos correspondencias. Los diccionarios coloniales de Cakchiquel nos proporcionan
"donada cosa; famoso" y
27, 66, 95, 136, 220, 254, 334, 345, 348, 378; Guzmán, 1984: 62, 77; Smailus, 1989b, 3: 526). En la lengua
Quiché, el mismo concepto es expresado mediante
(hacedor de cosas buenas)" y
de Coto registra en el Cakchiquel
compendio de nombres Cakchiquel
Quiché (Ximénez, 1985: 372, 373, f. 81r). De último, mencionaremos un sacerdote de los mayas Pokomes
posclásicos de los altos de Guatemala que se llama
1957: 750).
Todas estas entradas cumplen con nuestros requisitos, primero estan relacionado en buena parte al campo
semántico religioso y, segundo, estos lexemas se emplean en sentido verbal, lo que conjuega con nuesta
observación que el término /maya'/ es un derivado instrumental de un verbo transitivo con la raíz lexical
(Cakchiquel),
Analizando las glosas correspondientes más a fondo vemos que en primer lugar se refieren a la acción
concreta de ofrecer algo a cambio de una cosa recibida o ofrecer algo con la expectativa de recibir algo a
cambio. En un segundo nivel expresa la admiración y el respeto hacia los promotores de estas acciones
concretas primarias y las entidades invocadas. En tercer lugar se refiere a la autoridad que estos obtienen y
poseen por su capacidad de llevar a efecto las acciones concretas primarias.
Por medio de todas estas informaciones compiladas podemos idear la siguiente imagen del término "maya" y
del campo semántico en que se empleaba. Esta palabra lleva el sufijo instrumental -ab – en su forma reducida
-a' – que marca el objeto con el cual se realizaba la acción expresada mediante la raíz verbal transitiva.
Podemos reconstruir esta raíz lexical como *maay que significa "dar de gracia, donar, ofrecer, etc.". Las
entradas analizadas también señalan que *maay significa "autoridad, dádiva, don, maravilla, ofrenda, etc." y
nos indica la ambivalencia verbal y nominal de esta raíz, de hecho, un fenómeno muy común en las lenguas
mayas. El análisis de las ocurrencias sugiere una atribución socio-política en que se empleaba el término (vid.
Gabbert, 2001: 27, 28). La basis ideológica es un concepto religioso relacionado a la deidad Itzamna' y la
dirección cardinal oriente.
C– Fuentes prehispánicas (siglo IX)
¿De donde proviene este concepto religioso y que implica? Si avanzamos más en el pasado observamos que
las informaciones que nos proporcionan las inscripciones jeroglíficas de Chichén Itzá fechadas hacia el siglo
IX d. C. deben considerarse como las referencias más tempranas que mencionan el lexema
maya. En el Chichen Itza del siglo IX existe un cargo que fue ejecutado y compartido por tres individuos que
llevan la frase k’ul ‘ah tz’ul wah (/K'UL-['u-]lu 'a-tz'u-le wa-[WAH]-hi/) como parte de sus nombres (Voss
and Kremer, 2000: 154–156). Estos personajes son los medios hermanos k’ak’-u-pakal (/k'a-k'u-pa-ka-la/) y
k’inil ko¿po?l (/K'IN-ni-li ko-¿POL?-la/) (Wagner, 1995: 115–11) y un tercer individuo llamado wah-u-haw
(/wa-hu-ha-wa/) (Kelley, 1968; Ringle, 1990: 236; Wagner 1995: 58).
Alexander W. Voss 11
Las informaciones respectivas a la función de los k’ul ‘ah tz’ul wah provienen de las inscripciones de los
dinteles 1 y 4 del Templo de los Cuatro Dinteles y de los sillares 9 y 12 de las Serpientes Jeroglíficas del
Caracol (vid. Voss, s/f). Durante la inauguración del Templo de los Cuatro Dinteles en el año 881 d. C. los
tres dignatarios mencionados estaban involucrados en eventos acerca de un tok’-pakal (/to-TOK’-PAKALla/)
(Figura 4). Existe suficiente evidencia que confirma la función del tok’-pakal, "pedernal-escudo", como
insignia de mando político y guerra (Riese, 1982: 278–279; Houston, 1983; Schele and Freidel, 1990: 409;
Freidel, Schele, y Parker 1993: 293–336). Según éste texto k'ak'-u-pakal es el kanan may (/ka-na-na ma-ya/),
k’inil ko¿po?l es llamado mayan (/ma-ya-na/) y wah-u-haw es denominado tahal (/ta-ha-la/) del pedernalescudo.
El término tahal ha sido interpretado como "jugador de pelota" (Krochock and Freidel, 1994) o
"dueño" (Wagner, 1995: 110). Sin embargo, otra posibilidad es de tomar la palabra tahal como un derivado de
antorchas o fogonero".El análisis morfosintáctico del término kanan may es igual de llamativo. La frase
kanan may es una palabra compuesta que consiste de kanan y may. Según el Calepino de Motul
es una persona que guarda o protege algo. Cuando le sigue un nombre o objeto significa que protege tal cosa
(Ciudad Real, 1984: 7v). En nuestro caso el objeto guardado es may, el cual debemos considerar como una
modalidad específica del mismo tok’-pakal. Hasta la fecha esta palabra había sido traducida como "venado" o
"tabaco" de acuerdo a diccionarios del maya yucateco (Wagner, 1995: 112-113) o "ciclo de veinte años"
según la lengua Quiché (Lincoln, 1994: 184). Pero con nuestro estudio podemos mostrar que la palabra may
en las inscripciones de Chichén Itzá está relacionado con la raíz lexical *maay con el significado "autoridad,
dar de gracia, dádiva, don, donar, ofrecer, ofrenda, etc." (vid. Voss and Kremer, 2000; Voss, 2001). La
palabra mayan está intimamente relacionada a este término. Como resultado de la segmentación lingüística
también obtenemos la raíz may que es modificada por el sufijo -an. Este sufijo parece marcar el agentivo -Vm
/ -Vn que corresponde en su función al prefijo ‘ah. El cambio deliberado entre -m y -n en posición final de
palabras mayas es un fenómeno bien documentado en las lenguas mayas de las tierras bajas. Podemos
concluir, que el individuo llamado mayan está obviamente involucrado en eventos que lo relacionan de forma
inmediata con el may. Las anotaciones
"ofrendor", del Pokom parecen ser congruente con el término mayan de las inscripciones de Chichén Itzá.
Constatamos que en nuestro caso específico k’inil ko¿po?l, el medio hermano de k’ak’-u-pakal, tenía el cargo
de mayan, o sea ‘ah may, y era responsable de presentar y administrar las ofrendas apropiadas al may durante
las ceremonias respectivas.
Estas observaciones nos llevan inevitablemente hacia la pregunta acerca de la identidad del may. Sabemos
que el may es una modalidad específica del tok’-pakal, "pedernal-escudo", y que requiere de tres dignatarios,
los k'ul ‘ah tz'ul wahob. Además, es interesante observar que las expresiones tahal y kanan may también
aparecen en conexión con el nombre de yax loch kan (/ya-YAX-lo-che-ka-na/) (Wagner, 1995: 50). Los
dinteles 1 y 4 del Templo de los Cuatro Dinteles y los sillares 9 y 12 de las Serpientes Jeroglíficas del Caracol
nombran a k'ak'-u-pakal dos veces como tahal, "fogonero", (Figuras 3–4) y una vez como kanan may,
"protector de la dádiva", de yax loch kan (Figura 6). Ya que estas relaciones son las mismas que se establecen
entre los k'ul ‘ah tz'ul wahob y el tok’-pakal es justificado suponer que yax loch kan es el nombre propio del
may, o sea de la dádiva, que a su vez es una modalidad específica del objeto de mando tok’-pakal, "pedernalescudo".
El hecho que k'ak'-u-pakal es mencionado como fogonero (tahal) de yax loch kan en el mismo
contexto ritual-histórico que el objeto de mando y guerra (tok’-pakal) corrobora la propuesta ecuación que yax
loch kan es el nombre propio de la dádiva o del don (may) del objeto de mando y guerra (tok’-pakal).
Recordamos que todas estas relaciones entre estos individuos y sus objetos son anotadas en las inscripciones
del Templo de los Cuatro Dinteles. En los dos dinteles 1 y 4 y en el frontispicio del dintel 1 se menciona que
este edificio es la residencia o el hogar (y-otot, /yo-to-ti/) de yax loch kan. Sus sintagmas nominales llevan
como constituyentes las expresiones k'u (/K'U/), "venerable, divino" (Barrera Vásquez, 1991: 420-421), o
chan k'u (/CHAN-na K'U/), "venerable o divino celestial" (vid. Boot, 1997; s/f) que definen a yax loch kan
como entidad sobrenatural (Figuras 3–5). Realmente, el Templo de los Cuatro Dinteles puede interpretarse
como adoratorio en el cual se hospedaba yax loch kan en su representación o manifestación de tok’-pakal.
Mediante el nombre propio del objeto de mando podemos llegar hacia una descripción e identificación de su
forma. El nombre yax loch kan es una palabra compuesta que ofrece diversas posibilidades de interpretación y
lectura pero la más factible y pretendida en el presente contexto parece ser, "primera serpiente recargada sobre
Alexander W. Voss 12
los antebrazos". Tomamos el primer elemento como el número ordinario yax seguido por la raíz verbal loch
en función de clasificador numeral (Miram, 1983: 232, Abb. 66.1; 298, No. 83) y el sustantivo kan,
"serpiente" (Barrera Vásquez, 1991: 291). Esto nos indica que el objeto de mando y guerra denominado tok’-
pakal no es ni más ni menos que la barra ceremonial que los gobernantes mayas presentaban en público
recargada sobre sus antebrazos durante diversas ceremonias de aniversarios (vid. Spinden, 1975: 49–50). Un
ejemplo claro viene de estela 1 de Yaxchilán erejida en frente de Estructura 33 ubicada en la segunda terraza
arriba del centro arquitectónico del sitio. La estela fragmentada muesta en la sección central del lado
conservado al gobernante actual de Yaxchilan Yaxun Balam (Pájaro Jaguar IV.) en perfil derecho durante un
ritual de autosacrificio para celebrar el medio k'atun 9.16.10.0.0 1 'ahaw 3 sip (13.03.761 d. C.). En la
sección superior vemos a los padres ancestrales del gobernante sentados encima de la creatura bicéfala que
representa la bóveda celestial (vid. Seler, 1961: 393; Spinden, 1975: 53–56). La base exhibe a un numen que
carga una barra ceremonial sobre sus antebrazos (Figura 7). Sus razgos faciales como las marcas solares sobre
sus piernas lo identifican como Itzamna' (vid. Spinden, 1975: 69–71). La barra misma tiene dos cabezas de
serpiente esqueléticas de cuyas fauces abiertas salen navajas de pedernal. Toda la escena muestra los
elementos de legitimación del poder político: ancestros, sangre y barra ceremonial.
Podemos resumir, que los textos analizados revelan la presencia de un grupo de tres individuos consanguíneos
que llevan como parte de sus nombres la expresión k'ul ‘ah tz'ul wah y que son los responsables de la barra
ceremonial tok’-pakal, "pedernal-escudo", y su may, "dádiva sobrenatural", llamada yax loch kan, "primera
serpiente recargada sobre los antebrazos". En este triunvirato k'ak'-u-pakal era el kanan may, "protector de la
dádiva", y tahal, "fogonero", k’inil ko¿po?l tomaba el papel del mayan, "ofrendor", y wah-u-haw era otro
tahal. Esta interpretación es claramente confirmada en la primera oración del dintel 4 del Templo de los
Cuatro Dinteles (Figura 4). La deidad o barra ceremonial yax loch kan es denominada 'u-k'ul (/'u-K'U-li/), "su
venerado o divino", de los ‘ah wakabal ox pakab matam (/'a-6-'AB-la 3-pa-ka-ba ma-ta-ma/), "los que están
en pie o enhiestos delante de él que son los tres redistribuyentes de la(s) caridad(es) recibida(s)" (vid. Voss
and Kremer, 2000: 164, 172–173 nota 14). Este título se refiere de forma unívoca a los tres custodios que
oficiaban la barra ceremonial de Chichén Itzá. El sintagma nominal indica que los k'ul ‘ah tz'ul wahob
cumplían con sus deberes rituales en respecto a la barra ceremonial que proveía a su portador con la
legitimación del poder político. El culto que atendían fue obviamente considerado una acción recíproca a
cambio de los poderes que ofrecía la barra ceremonial yax loch kan (vid. Freidel, Schele and Parker, 1993:
324–327).
5°– Conclusiones
El presente estudio tomó como punto de partida el propósito de reconstruir la etimología del término "maya"
para presentar evidencia acerca del origen y significado de esta palabra antes de que se convirtiera en el
nombre propio de una cultura, una familia de lenguas y de sus portadores. Con tal fin recurrimos a todo el
material primario disponible de fuentes recientes y coloniales escritas y redactadas en lenguas mayas y
española e inscripciones jeroglíficas mayas. Nuestro estudio abarcó un análisis gramatical y morfológico de la
designación y un análisis contextual, o sea, de su distribución espacial y temporal. Partimos de las entradas
conocidas y contextos entendibles para identificar más entradas relacionadas subsecuentemente y retroceder
en el tiempo hasta llegar a los datos más remotos que pudimos obtener. Mediante el análisis lingüístico y
diversos contextos pudimos reconstruir el origen y el campo semántico en que se empleaba el término
"maya". La designación deriva de la raíz lexical ambivalente *maay que se usaba para formar verbos
transitivos y apelativos con el significado "autoridad, dádiva, dar de gracia, don, donar, maravilla, ofrenda,
ofrecer" que obviamente implican acciónes recíprocas entre humanos y entidades sobrenaturales (vid. Freidel,
Schele and Parker, 1993: 324–327). Agregando el sufijo -ab – su forma reducida es -a' – se formaba un
sustantivo instrumental que marca el objeto mediante el cual se realizaba la acción. Según esta lectura un
individuo maya' era una persona que manejaba objetos con calidades sobrenaturales. Los textos jeroglíficos
del clásico terminal en Chichén Itzá nos revelan que may era la escencia sobrenatural de la barra ceremonial
con el nombre propio yax loch kan "primera serpiente recargada sobre los antebrazos" que era el objeto de
mando político y guerra "pedernal-escudo", tok’-pakal, y que fue oficiado por tres dignatarios llamados k'ul
‘ah tz'ul wah. El análisis de las fuentes etnohistóricas sugiere un contexto socio-político en que se empleaba el
término "maya" (vid. Gabbert, 2001: 27, 28). La base es un concepto ideológico relacionado a la deidad
Itzamna' y la dirección cardinal oriente. Esta ideología de índole político-religiosa fue usada para legitimar el
poder político y la posición social. Durante la época posclásica tardía y colonial parte de la nobleza yucateca
Alexander W. Voss 13
aparentemente empleaba el término "maya" para reclamar la supremacía de su descendencia de Mayapán. Sin
embargo, la importancía de la ideología "maya" parece haber decaido a partir del posclásico ya que la mayoría
de la nobleza yucateca reclamaba su descendencia de Zuyua y llevaba nombres propios nahuas.
Agradecimientos
El autor quiere aprovechar la oportunidad de agradecer a los organizadores y patrocinadores del X° Encuentro
"Los Investigadores de la Cultura Maya" por haber realizado una vez más, éste importante evento en la
máxima casa de estudios del estado, la Universidad Autónoma de Campeche, Campeche, México. Muchas
gracias al Dr. William Folan, director del Centro de Investigciones Históricas de ésta universidad, y al Lic.
Ricardo Encalada Argaéz, director del departamento de Difusión Cultural de ésta universidad, por permitirme
presentar la presente ponencia. Le debo las gracias a mi compañero y amigo Juergen Kremer por poder
compartir mis ídeas con él y sus invluables comentarios al respecto, al Dr. Wolfgang Gabbert por enviarme
una copia de su ponencia dada durante el Congreso Internacional de Americanistas en Varsovia, Polonia, y a
mi esposa Yazmín Gpe. Lizárraga Pérez por su paciencia y apoyo incondicional. Sin embargo, la
responsabilidad por los errores e inexactitudes en esta obra está con el autor.
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