Siria: Sus muertos. Sus lecciones.
Por si no nos habíamos dado cuenta, la Primavera que se hizo verano sigue viva. Ya desde hace muchos meses no captura la atención de los medios como al principio, y al mundo se le olvidó demasiado pronto que este tipo de procesos normalmente toman bastante más tiempo del que hoy por hoy somos capaces de mantener nuestra concentración. Las manifestaciones en Egipto fueron noticia la semana pasada, casi como si no hubiera pasado demasiado sin tener en cuenta que fue ese precisamente uno de los países donde todo iniciaba. Hoy, de vuelta y de manera completamente descarada, ante las narices del mundo, Siria retorna. De acuerdo con los últimos datos, 75 manifestantes muertos por un régimen que se encuentra convencido de que ya no hay nada que lo pueda detener. Es la mayor represión por parte del gobierno de Assad desde que las protestas comenzaran en su territorio. Estas son algunas posibles explicaciones:
1) EEUU se encuentra, como ya todos lo sabemos, sumido en sus propios problemas. Esto no es nuevo. De hecho, desde este blog llevamos meses analizando la muy errática participación de la máxima potencia en la serie de eventos que desde el mundo árabe sorprendían al mundo y a su esquema geopolítico regional y planetario. Ahora mismo, sus preocupaciones giran en torno a la aprobación o no del techo de endeudamiento, para recordarnos a todos que en la esfera internacional, y en el Medio Oriente en particular, el liderazgo norteamericano parece ser solo la sombra de lo que fue. Actores como Assad (no solamente) lo han entendido muy bien. Demasiado bien.
2) Adicionalmente, las revueltas árabes fueron paulatinamente perdiendo la atención de los medios. Ya desde abril, señalamos en el post La Sangre Siria el riesgo en que se incurre cuando tras sobresaturar los temas, los medios dejan a poblaciones desamparadas ante sus tiranos. La muerte, fue desde hace meses, el mejor de los recursos para Assad. Pero ciertamente no el único. Tras un simulacro de concesiones, un ejercicio de diálogo gatopardista, y el aparente abandono de la ciudad de Hama en un esfuerzo por contener ahí el cúmulo de demandas que continuaban al alza, el dictador en Siria nos demuestra varias cosas. La primera: no hay poder alguno que le impida mantenerse en la oficina, aún al costo de la masacre de decenas y cientos en pocos días. Como lo anunciamos desde hace meses, ninguna condena internacional, o sanción de esas de las que a menudo adornan el catálogo de Naciones Unidas, iba a intimidar a un actor que se siente fuerte en lo interior y protegido por la coraza regional que Irán le brinda.
3) Adicionalmente, podemos extraer una segunda lección de los últimos días. La sociedad siria sigue sorprendiendo y se ha convertido paradójicamente en el único poder y fuerza existente que la puede salvar de la locura de su gendarme. Lo que impresiona no es la actitud del Assad represor. Esa la conocemos de sobra. Lo que es de resaltar es que siguen pasando las semanas y el movimiento sirio sigue creciendo, el número de gente que sale a la calle, sabiendo a lo que se enfrenta, se mantiene desafiando todas las tesis que indicaban que revueltas así no iban a seguir creciendo.
4) Eso nos lleva a la siguiente conclusión. Assad no es ningún tonto y comprende perfectamente lo que esto significa. Desde su lógica, si las medidas dialoguistas, gatopardistas, y de represión combinada no han funcionado del todo, entonces lo que se debería hacer es incrementar la masacre hasta sofocar de una vez por todas la disrupción. Esto es lo que hoy se ha visto en ese país.
5) Lo que sigue es esperar nuevamente una ola de condenas y “solidaridad” internacional con los manifestantes. Declaraciones de Obama en las que se dice “apabullado” por la acción de Assad y en las que promete trabajar muy duro para aislarlo internacionalmente –siempre y cuando no ello no interrumpa sus períodos de negociación con los republicanos, agrego yo, porque lo primero es lo primero. Una vez que la ola declarativa cese, y que los medios regresen a otros temas, sobre todo si lo de la deuda en EEUU (que anuncia un final de película, o de penalties, o de tiempo extra) se pone candente, la gente en Siria seguirá saliendo a las calles y Assad seguirá matándola sin descaro. Lo que definirá ese desenlace no es la presión internacional ni las condenas entre actos, sino el saber si la sociedad siria seguirá teniendo esa fuerza que hasta hoy aparentemente mantiene para deshacerse de las cadenas que la dictadura le ha impuesto.
No podemos dejar de decirlo: hay muchas lecciones que aprender de lo que sucede en otras latitudes. Que cada quién extraiga la que mejor considere. Seguimos en receso tuitero durante unos días más, pero con apariciones ocasionales: @maurimm
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