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viernes, 12 de agosto de 2011

Medio Oriente en síntesis de tres puntos: Egipto, Libia, Siria

Medio Oriente en síntesis de tres puntos: Egipto, Libia, Siria

“Niego completamente los cargos”, dijo ayer Mubarak. Esa imagen quedará por siempre para el recuerdo. El dictador enfermo, acostado en una cama de hospital tras una red metálica de barras y alambre que le separa del mundo. La frase, reporta el Haaretz, había adquirido una inmediata popularidad como ring tone, es decir como una especie de mofa por parte del pueblo. Mubarak podría estar enfrentando la pena de muerte por el intento de homicidio de manifestantes, algo que en Siria no parece tener por ahora las mismas repercusiones. Medio Oriente arde de nuevo. O más bien, nunca dejó de arder.

Acá parece que hay que contar dos historias, al menos. Una, la que relata una serie de eventos que no terminan. La segunda, la que nos narraron nos medios de la primavera, pero que en realidad refleja los arrebatos de atención con los que hoy todos nos manejamos. Primero, con un pico estremecedor llegaba el alboroto, el “despertar” de las juventudes árabes. Luego, las audiencias aburridas, piden el cambio de canal. Los medios, complacientes, buscan otras temáticas más interesantes. Pero no, la historia es un poco más compleja. Las revueltas, manifestaciones, movimientos, lo que sea que esté ocurriendo en Medio Oriente, apenas está comenzando. Este es solamente un intento de resumen actualizado de tres sitios diferentes: Egipto, Libia y Siria.

1) Es un símbolo, sin duda. El hecho de que el dictador Mubarak deba rendir cuentas a su gente tiene más impacto en la psique social de lo que se pueda imaginar. No es casualidad que la frase en la que niega los cargos se haya vuelto un ring tone popular. En este blog hemos intentado señalar lo esencial para países como Egipto o Túnez, y nunca el énfasis es suficiente: las causas de raíz que dieron orígen a estas revueltas (juventudes desempleadas, sin oportunidades, condiciones de subdesarrollo combinadas con inflación excesiva, corrupción rampante y regímenes dictatoriales y autoritarios) no se solucionan en un par de meses. El desempleado, era completamente previsible, saldría a las calles de nuevo exigiendo solución a sus problemas, ahora a los nuevos gobernantes. Apenas hace unos días la plaza Tahrir estaba repleta de nuevo de gente marchando y exigiendo derechos incumplidos. No olvidemos que los militares que hoy gobiernan –y que tienen a Mubarak tras las rejas- deben a éste y al régimen pre-existente, sus posiciones y todo su poder. Así que por lo menos se está entregando una cabeza por ahí. No es una cabeza menor, es la del dictador, pero sí es una manera de satisfacer el apetito popular que existe para la rendición de cuentas, mientras que los problemas de fondo se solucionan (o no). El punto es ver hasta dónde se logra calmar la vorágine de una sociedad empoderada y si se logra transmitir una percepción colectiva de cambio inminente. Hay que seguirlo monitoreando.

2) Al mismo tiempo, y a pesar de pronósticos medio ilusos por parte de medios tan serios como The Economist, nos enteramos que Libia sigue en una situación de empate técnico –o en cristiano: impasse, cul de sac, callejón sin salida. Los rebeldes avanzan pero no avanzan. Las fisuras entre sus filas comienzan a hacerse evidentes. La OTAN ha mermado enormemente a las fuerzas de Qaddafi, pero no lo suficiente como para sacarlo de Tripoli, o de su silla. La incursión de la OTAN ha mostrado sus límites, situación previamente anunciada por muchos analistas y estrategas en el mundo. La estrategia del coronel consistía en ganar tiempo, desgastar la imagen de esta intervención, hacer que las palabras de Obama (“Quiero que esta invasión dure días, no semanas”) lo hicieran caer en un ridículo más tras el lamentable papel que EEUU ha jugado a lo largo de las revueltas árabes. Y por ahora, ha sido una estrategia eficaz. Su objetivo final, se puede predecir, pudiera ser el no salirse de Libia sino hasta conseguir las mejores condiciones de rendición para él y su familia. En cambio, si hoy se rinde, le espera un juicio en la Corte Penal Internacional, y muy probablemente la cárcel. Ahora, la nueva por parte de su hijo, es que Qaddafi está dispuesto a unirse a los islamistas con el fin de golpear a los liberales de Benghazi. Es decir, antes los islamistas eran los causantes de la rebelión, hoy son aliado potencial. Eso suena más a lo que muchos temían, un escenario más próximo a una guerra civil prolongada y compleja, que a la primavera y despertar del mundo árabe de los cuentos.

3) No se puede cerrar este breve post sin hablar y seguir hablando de Siria. Han sido varios los comentarios que en este espacio hemos hecho acerca de ese país y no podemos dejar de seguirlo mencionando. El caso sirio arroja un sinnúmero de lecciones. La primera es desde el ámbito internacional: es hora que se diseñen mecanismos más imaginativos que hagan que el costo de asesinar gente por parte de dictadores y autócratas sea mayor, sin que ello ocasione intervenciones militares aleatorias como la de Libia. Ese tipo de incursiones coloca en la mesa de las discusiones el escabroso tema de definir cuáles son los casos en los que sí debe intervenirse (y con qué medios precisos) y cuáles no. ¿Por qué en Libia sí, y en Siria no?, me han preguntado los reporteros y conductores decenas de veces. Y habría que añadir: Si una potencia como por ejemplo China, se pone a reprimir y asesinar civiles el día de mañana como lo hizo en Tiananmen entonces ¿también es sujeto de intervención militar? ¿No podemos pensar en otro tipo de soluciones o mecanismos de presión que reflejen costos más altos? Pero no es ese el único tema en la sociedad siria nos pone hoy a pensar de manera seria. Desafiando todo pronóstico, la gente sigue en las calles a pesar de los fusiles y los tanques. ¿Hasta dónde puede/debe llegar un dictador asesino como Assad para colmar los ánimos de este pueblo rebelde antes de convertir lo de Siria en una masacre de proporciones históricas o bien en una auténtica guerra civil y violenta?

Y hasta aquí por ahora. Nunca se puede insistir suficiente: Mirar lo que pasa en otras latitudes nos muestra un poco de nosotros mismos en ese espejo lejano que es el planeta que todos compartimos.

Seguimos esporádicamente aún por Twitter: @maurimm

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