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domingo, 11 de septiembre de 2011

Omar Khayyam y Nezahualcoyotl

El Coyote Ayunante y El Constructor de Tiendas
Ampliamente conocido como uno de los poetas más importantes de la América anterior a Colón


Omar Khayyam y Nezahualcoyotl
Su nombre era Nezahualcoyotl, que significa “coyote hambriento” o según otras traducciones “coyote que ayuna”, y gobernó Texcoco, hasta su muerte, a los 71 años, el día 6 del mes de Pedernal de 1472 d.C. Alcanzó el grado de Tlamatiline, que significa “el que sabe algo”, en referencia a haber alcanzado entre los aztecas, conocimientos de los misterios de los hombres antiguos, la vida después de la muerte, y la eternidad.
Es ampliamente conocido como uno de los poetas más importantes de la América anterior a Colón. Como todo aquello que fue barrido completa o parcialmente por las huestes colonizadoras, solo nos quedan retazos de su obra.
Por fín lo comprende mi corazón:
Escucho un canto,
contemplo una flor…
¡Ojalá no se marchiten!
Nezahualcoyotl
Poco más de trescientos años antes de Nezahualcoyotl, vivió en la actual República Islámica de Irán un poeta llamado Omar Khayyam. Su apellido significa “Constructor de Tiendas”, y escribió buena parte de su obra en una forma métrica llamada rubay. De alguna de las composiciones poéticas que se le atribuyen hay dudas respecto a su autenticidad, sin embargo tienen todas un contenido relativamente común. Irónicamente fue un cónsul británico en la Persia colonizada, quien le rescató del olvido al que probablemente las instituciones religiosas le habían sometido.
En las altas torres que ornamentan el castillo de Tus,
vi un ave que contemplaba el cráneo de Kikaos
y mientras dialogaba este con aquél, le decía:
¡Triste de mí, triste de mí! ¿Dónde están las campanas
y los acordes de los tambores, dónde?
Khayyam
El mensaje de Nezahualcoyotl y Khayyam es uno que parte de la propia vida, aún de la propia desesperanza, que se lanza al infinito abismo de la racionalidad absoluta. Se trata de una muestra de cómo aún aferrándose a un solo aspecto de la experiencia humana, aquél del nivel expresamente sensible (por cuanto utiliza como materia solo aquello que es percibido por los sentidos y las emociones que estos provocan), un individuo llega a un estado de absoluta desolación. Pero lo extraordinario es que desde ese mismo estado, surge La Verdad.
Se trata de cómo la honestidad llevada al extremo permite que aflore una verdad sublime. Ni Khayyam ni Nezahualcoyotl se conforman con la fe, al menos no de la manera occidentalmente entendida, como creencia en aquello que no se ha experimentado.
Percibo lo secreto, lo oculto:
¡Oh vosotros señores!
Así somos,
somos mortales,
de cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra…
Como una pintura
nos iremos borrando.
como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zaguán,
de la preciosa ave de cuello de hule,
nos iremos acabando…
Meditadlo, señores,
águilas y tigres,
aunque fuerais de oro
también allá iréis,
al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer
nadie habrá de quedar.
Nezahualcoyotl
En las sociedades occidentales, y me temo que también en las orientales y en las del sur; la ciencia, el avance de la tecnología, y sobre todo los nuevos modelos culturales impuestos, hacen que los humanos vivamos en una situación en la que alternamos de manera inconsciente, entre aquello inculcado por fe y aquello que viene de la razón, aún cuando tampoco le hayamos experimentado, pero en lo que se nos ha enseñado a confiar.
La ciencia y la técnica por un lado, y por el otro, todo aquello que representa la fe, única y exclusivamente tiene sentido en la medida en que: en el primer caso apliquemos el método científico de manera práctica en nuestra cotidianidad, y en el segundo, conforme evidenciemos experiencias de índole mística. Mientras no participemos de ninguno de estos dos aspectos, terminamos viviendo en una farsa, aquella en la que nos obliga a estar, la cultura a la que pertenecemos. Este mundo contemporáneo nos vende la idea de que estamos cada vez más cerca de la racionalidad y más lejos de la fe. Pero en realidad, como individuos, no estamos acercándonos a la racionalidad, o tan siquiera al método científico como técnica del pensamiento, sino que por el contrario estamos dedicándonos a aceptar como ciertas, verdades que no nos constan. Tal y como hasta antes de la modernidad hicimos con las religiones.
Todo esto nos obliga a vivir de una manera que yo llamaría “gris”, que nos anula como individuos. No logramos canalizar nuestra fuerza en una sola dirección, sino que terminamos entre dos sistemas opuestos: como seres anulados.
La alternativa es elegir uno de los dos, ya sea el método de la fe, que es eminentemente místico, o el racional, regido por la observación concienzuda de aquello que es tangible. De esa manera, si logramos profundizar de manera completa en alguno de estos dos sistemas, el resultado es el llamado Insan al Kamil, u hombre perfecto, que tiene todas sus energías canalizadas en una sola dirección, o que tiene el grado de conciencia necesario como para utilizar sus energías como lo requiere. He ahí también la definición de Conciencia en su significado etimológico original, de suma de las ciencias. No porque se pase a ser omnisapiente sino porque los conocimientos están en orden, sin pugnas entre sí.
El gran logro de nuestros poetas Nezahualcoyotl y Khayyam, es que eligieron uno de los métodos, que no era el de la fe; sino de una manera primitiva uno científico, aunque no desmeritaba aquello que tenía que ver con la emocionalidad. Mediante una intensa profundización, solo posible con la sinceridad absoluta, llegaron a una conclusión, no de palabras, sino a La Verdad mismísima. ¿Y qué es la verdad sino la manifestación más preciosa del Supremo?
¡Hasta cuándo sigo construyendo castillos imaginarios sobre el agua!
Mi alma se aburrió de tantos ídolos y de tantos monasterios.
¡Oh Khayyam! ¿Quién nos dijo que en el más allá hay Infierno?
Ninguno, hasta hoy, vino del Infierno, ni bajó del Cielo a contarnos algo.
Khayyam
Bebe vino, cuando tu cuerpo se convierta en polvo,
éste irá a formar copas y jarras.
Deja, pues, de polemizar sobre el Cielo y el Infierno.
¿Porqué inquietarse un hombre de juicio, y perder su tiempo
en estas trivialidades aldeanas?
Khayyam
Entonces. ¿Quién está más cerca de Dios? ¿Aquél que en medio de su incredulidad ante aquello que no ha podido evidenciar, es capaz de despojarse de todo como en la historia del derviche de Khayyam, o el que cree de manera ciega, sin haber experimentado, pero que tiene ya en la frente marcado el tejido de la alfombra?
A menudo veía a un derviche
que durante largos años tenía al suelo por lecho.
Había dejado el Islam sin caer en la herejía; se apartó del Din y de sus dogmas,
y volvió sus espaldas a las vanidades de la vida.
Pero ese buen hombre consiguió desgarrar el velo que cubría el rostro de la Verdad, de la Ley y de la Fe.
Khayyam
¿Qué son Khayyam y Nezahualcoyotl? Están conscientes de lo que significa el paso del tiempo, de la muerte no solo biológica sino como concepto absoluto. Ese grado de conciencia tan alto, les lleva al momento de su vida capturado en sus poemas (no sabemos qué pasó después con ellos) del que se evidencia que estaban siendo oprimidos por la verdad, habían sido sometidos por La Verdad. La misma Verdad que tomó un día a Muhammad (SAWS), por medio de Jibril y le abrazó tan fuertemente que no podía respirar, y no le soltó hasta que recitó El Corán. ¿Y qué recitó sino una manifestación de La Verdad? ¿Y qué nos dice El Corán sino que el tiempo pasa, y que aún cuando el pasto reverdezca, sucesivamente amarilleará? “Donde quiera que os encontréis la muerte os alcanzará. Aún si estáis en torres elevadas.”
Estas esferas siderales no son más que una mirada furtiva
en comparación a nuestras míseras vidas.
El río Gihón no es sino una gota al lado de nuestras lágrimas bermejas;
El infierno es una chispa, comparado con la esperanza incumplida;
Y el Paraíso de la inmortalidad es un soplo,
si lo medimos con la tranquilidad de nuestra vida.
Khayyam
Ay, así me debo ir
allá, a su casa
¿Alguien ha de ver cesar la amargura,
la angustia del mundo?
Solo se viene a vivir la amargura
de los que en el mundo viven
¿Alguien ha de ver cesar la amargura,
la angustia del mundo?
Nezahualcoyotl

El Poder de Allah es aquél que somete, y es esa Verdad, que aún cuando te hunde en los abismos más profundos de tu desesperanza, desde ahí mismo te permite aprender a reconocerle, y como dicen los evangelios: La Verdad te hace libre.
¿Eres tú verdadero (tienes raíz)?
Sólo quien todas las cosas domina,
el Dador de la vida.
¿Es esto verdad?
¿Acaso no lo es, como dicen?
¡Que nuestros corazones
no tengan tormento!
Todo lo que es verdadero,
(lo que tiene raíz),
dicen que no es verdadero
(que no tiene raíz).
El Dador de la vida
Sólo se muestra arbitrario.
¡Que nuestros corazones
no tengan tormento!
Porque él es el Dador de la vida.
Nezahualcoyotl
Muñecos somos en manos de esta Esfera Sideral,
que nos mueve como a títeres.
Estas no son palabras figuradas. Es la verdad, a fe mía.
Nosotros hemos jugado un instante en el teatro del Destino;
Luego hemos desaparecido de la Escena en el ataúd de la Nada.
Khayyam
Nosotros, por ahora, si por algo lloramos es por lo que se perdió de nuestros queridos poetas, sea por la conquista o por la ortodoxia. Y si algo agradecemos, es la libertad que nos brindan de lamentarnos. Alegremente.

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