POPOL VUH 2
EL VIAJE A XIBALBA
Xibalbá es el inframundo, un lugar al que se accede a través de las cuevas y los cenotes, es también el viaje hacia nuestro interior, la búsqueda de nosotros mismos, el enfrentamiento a nuestros miedos, aspiraciones y fantasmas, un camino a través del laberinto por donde debemos encontrar la luz.
Xibalbá es también un lugar geográfico, un sitio al que nuestros ancestros debían acudir para poner a prueba lo aprendido, en especial si estaban destinados para ser gobernantes o señores de sabiduría llamados Ahau. Desde los albores de la cultura mayense se practicó el ritual de Xiabalbá, restos encontrados en antiguas ciudades en la región del Mirador, Guatemala, así lo constatan, y estamos hablando de casi 3 500 años, hasta donde los investigadores han podido develar los residuos de la civilización maya.
Al parecer el ritual cambio poco desde sus inicios, se mantuvo además después de la llegada de los blancos, hasta nuestros días, gracias a los sacerdotes indígenas que decidieron conservar su cultura y salvarla de la depredación de los frailes españoles. De esta manera el Popol Vuh, libro sagrado del pueblo, fue encontrado en la región quiché y traducido en diversa formas y visiones, pero siempre respetando la esencia de la historia original.
Según esta leyenda, Hun Hunapuh y Vucub Hunapuh eran jugadores de pelota, lo que nos demuestra que el juego de pelota es muy antiguo, un conocimiento sagrado que se profesaba desde la noche de los tiempos en Mesoamérica. Ellos fueron retados por los señores de Xiabalbá, envidiosos por lo bien que jugaban decidieron sacrificarlos, para ello les retaron a jugar pero también les pusieron una serie de pruebas y burlas que los visitantes no pudieron superar.
La cabeza de Hun Hunapuh fue colgada de un árbol que se transformó en el de los luch, una jícara que los sacerdotes mayas utilizan todavía hoy en sus ceremonias para depositar el sakka (asiento blanco), bebida que se hace con maíz molido con las manos, el balché (árbol del adivino), que proviene de la fermentación de la corteza del mismo nombre aderezada con miel (de la abeja bolon) y también el Holhá (aguardiente) para entretener a las malas esencias durante el rito.
Xkik quien era hija de uno de los señores de Xibalbá escuchó hablar de ese árbol milagroso y sagrado y decidió conocerlo, entonces preguntó al luch que era la cabeza de Hunapuh si realmente era milagroso y este le pidió pusiera su mano, la escupió y con la saliva la princesa de Xiablbá resultó embarazada.
Esto causo la furia y vergüenza de los señores de Xibalbá quienes decidieron sacrificarla, para eso solicitaron a los búhos que la mataran y les llevaran su corazón como testigo, pero los búhos se compadecieron, les dijeron que la habían asesinado y para comprobarlo les dieron el corazón de un venadito.
Fue así como Xkik se libró de la muerte y salió a la superficie, entonces se encaminó a la casa de la abuela Ixmukanú, madre de Hun Hunapuh, para hacerle ver que llevaba a sus nietos en el vientre, a regañadientas la abuela la aceptó pero tenía mucho recelo de la niña, por lo que en un principio no creyó en ese fruto, que serían los gemelos Hunapuh (el cazador) e Xbalamke (el jaguar).
Desde muy pequeños los gemelos dieron fe de su gran sabiduría y vivieron aventuras que los fueron haciendo cada vez más diestros, a sus hermanastros Hunbatz y Hunchuen que los odiaban les tocaron una flauta y los hicieron bailar hasta convertirlos en monos. A Vucub Kakish, un sacerdote solar quien ya se creía el mismo sol, los derribaron con una cerbatana, le rompieron la quijada y los hicieron quedar en ridículo. A Zipakná lo hicieron caer en un barranco, era un gigante que asolaba a los 400 hermanos, comparados con las estrellas.
También sembraban maíz en su huerto y se dieron cuenta que este se los robaban durante la noche, descubrieron que eran los animales y pactaron con ellos, haciéndose amigos. De esa amistad, un ratón los llevó hasta los arreos de pelota, que su abuela y madre escondían temerosas, para evitar que tuvieran la misma suerte que su padre, mientras se los mostraban, un mosquito pico el cántaro de agua entreteniendo a la abuela que iba y venía del arroyo.
Comenzaron a jugar a la pelota y los señores del Xibalbá escuchaban el resuene constante, enojados decidieron también sacrificarlos y los retaron a un juego como a su padre y su tío, ellos aceptaron con la consiguiente aprensión de su madre y abuela, a quienes les sembraron un arbusto de maíz diciéndoles: “cuando muera será la señal que también nosotros habremos muerto”.
Así se encaminaron a Xibalbá dispuestos a superar las trampas que sabían los sucios señores les iban a tender, para ello enviaron a su aliado Xan, el mosquito, quien se dedicó a picar uno a uno a los señores y estos a decir el nombre del otro; así cuando se presentaron los saludaron a cada uno por su nombre lo cual dejó sorprendidos a los señores: Hola Hun Kame. como está Vucub Kame, hola Xikirapat, como le va Xuxumakik, Alhamek y ustedes Xik y Patán.
Entonces les dijeron se sentaran en unas piedras calientes que habían preparado para quemarlos, pero los gemelos no cayeron en la trampa; molestos les dieron unos cigarros y les dijeron que los encendieran durante la noche pero que por la mañana debían entregarlos enteros. Las luciérnagas se hicieron pasar como el fueguito de los chimalis, entonces los señores espiaban y los veían fumando, pero al otro día les entregaron los cigarros enteros y luego los gemelos los derrotaron en el juego de pelota.
Cada una de estas pruebas debían pasarlas los aspirantes a ser un Ahau, según relata el Dr. Fernández, lo hacían en un nivel superior de conciencia bajo los efectos de una planta sagrada, para ello sus maestros los preparaban durante su niñez y solo tenían una oportunidad de superar los retos, quien fallaba o moría en el intento o nunca más tendría oportunidad.
La prueba podía realizarse a través de un largo viaje hasta Xiablabá, por donde el iniciado penetraba y ya lo esperaban aquellos señores, en Guatemala se han encontrado restos de un Xibalbá y recientemente en Yucatán hallaron una ciudad enterrada que bien pudo ser otro lugar de estos. También se realizaba a través del laberinto, satunsa, por donde en la oscuridad y en un estado alterado el joven debía superar los retos. El inframundo del Palacio en Palenque es un laberinto, también lo hay en Oxkintok y otras ciudades mayas.
En la casa de las navajas las hormigas les ayudaron a cortar las flores que les pedían sin ser vistos, en la casa del frío se calentaron con un tronco, en la casa de los tigres les dieron huesos y estos no se los comieron. Así llegaron a la casa de los murciélago y uno de estos corto la cabeza de Xbalamke, pero aak la tortuga se hizo pasar por su cabeza y al otro día en el juego, allí estaban los gemelos. Esto no puede ser decían los de Xibalbá y mientras estaban entretenidos, Hunapuh aventó lejos la pelota, fueron por ella y aprovechó para regresar la cabeza a su lugar, ganando de nuevo el juego.
Entonces, furiosos los descuartizaron y echaron sus restos al río, fue cuando madre y abuela vieron morir la mata de maíz y lloraron desconsoladas. Pero aparecieron unos personajes que bailaban, hacían suertes con los zancos, tenían magia y además mataban y devolvían la vida.
Hubo gran conmoción en Xibalbá y los señores se enteraron de estos magos, escuchaban de sus proezas y ordenaron que se los llevaran para conocerlos, así lo hicieron solicitando a los magos que les hicieran sus trucos; estos bailaban, cantaban, hacían magia, pero además descuartizaban y de nuevo unían las partes de la gente, cosa que a los de Xibalbá los tenía impresionados.
Absortos y eufóricos, los señores les pidieron que los descuartizaran y de nuevo los armaran, cosa que los magos aceptaron, los hicieron pedacitos pero ya no los volvieron a la vida, así fue como los gemelos derrotaron a los de Xibalbá, los castigaron por la muerte de sus padres y les ganaron la salida del sol, la luna y la vida del maíz, que de nuevo floreció para alegría de Xkik y la abuela.
En esta hermosa historia los investigadores han propuestos sus respuestas, la primera y tal vez más obvia es Xiabalbá, un lugar por donde pasamos para de nuevo encarnar, el mismo Hun Hunapuh le dice a Xkik, que él no morirá que vivirá por siempre en sus encarnaciones. Aun cuando se cree que la idea de reencarnar fue patentada por los brahmanes en la India, lo que ya aparece en el Rig Veda y las historias de Rama y Krishna, los mayas al parecer tenían también su propio concepto de reencarnación.
El pixán, equiparable a lo que llamamos alma llega cuando nacemos y pasa a otra dimensión cuando morimos, allí continua con nuestras costumbres, goza y sufre como nosotros en tanto reencarna de nuevo.
Durante el mes Xul, el final, los mayas celebraban fiestas para los pixanes en el ritual de nombre Hanal Pixan, esto es llevar comida para las animas, se preparan entonces los famosos pasteles de pollo que se cuecen enterrados, les llaman Mucbis y se ponen en el altar con chocolate, cigarritos, aguardiente y otras de las cosas que gustaban al ser amado durante su vida, esta fiesta es hoy para todo México y le llamamos de Muertos, no confundir con Halloween que procede de otra cultura.
La segunda idea sería que quienes deben velar por sus pueblos no temen morir, es más están dispuesto a realizarlo, porque de su muerte habrá nueva vida, tal es la enseñanza de la planta de maíz, que muere y renace para darnos su alimento, por eso la historia de los gemelos se relaciona siempre en los murales con el nacimiento del nuevo maíz.
De allí que el sagrado ritual que llamamos juego de pelota, no era en realidad un juego como hoy conocemos, se trataba de algo muy significativo donde solo algunos tenían el derecho de participar, para ellos la ofrenda de la pelota era muy elevada y como vemos, en ocasiones especiales se jugaban la vida, siendo un verdadero honor morir si así estaba destinado.
Los gemelos en el juego trascendieron del lugar común para situarse en un nivel muy elevado, de su juego dependía la salida del sol, la luna y de la planta del maíz, alimento básico de nuestros pueblos. Podemos así imaginar el honor que se depositaba la comunidad en las caderas del jugador, por eso vemos que estos eran de muy alto rango, los mismos gobernantes la jugaban, como queda constatado en Yaxchilán y Copán, por ejemplo.
Se ha equiparado a los gemelos con los movimientos del planeta Venus, ya que este en los símbolos mayas siempre aparece como gemelo, sea en dos como tarde y mañana o en cuatro como todo su ciclo completo. El movimiento del lucero siempre anuncia las rotaciones de los días y los años, por ejemplo: 5 años de Venus equivalían a 8 del sol, pero si cada año solar tiene 13 lunaciones, entonces en 8 hay 104, número mágico porque también en 104 años se consuma un ciclo completo Sol – Venus, los meshicas le llamaron Huehueliztli.
En las cuentas de Venus, el día se representa por Ahau, el señor, que ya vimos cuán importante era, así dos años sagrados de 260 + 65 nos llevan hacia un nuevo inicio en el ciclo de Venus y estos ciclos están muy ligados con la llamada Cuenta Larga que los mayas iniciaron hace ya más de 5000 años.
Para renacer y para lograr nuestra luz, cada uno de nosotros debe enfrentar a su propios señores de Xibalbá, estos están al acecho para hacernos trampa, buscando que caigamos y perdamos el sentido de nuestra misión, a veces los comparo con el “pinche tirano” que Don Juan mencionaba, ese que te da un golpe para sacarte del centro, pero que a lavez te lleva a aprender una nueva lección, tal como las casas que los gemelos van superando.
Por último y en una concepción ecológica, es una relación con la naturaleza y en especial con los animales, que nos muestra el camino para observarlos y ser su amigo, en vez de matarlos, es una posibilidad para nuestra propia sobrevivencia, ellos pueden tener mucho más sabiduría, todo es cuestión de ser sus amigos.
Por ejemplo, el señor Xolotl, embajador plenipotenciario de Xiabalbá es un perrito, él siempre acompaña fiel al Sol en su viaje al inframundo, nunca se le separa, siempre fiel y junto, si bien Venus es brillante y lo anuncia orgulloso, suele irse más lejos, pero el señor Xolotl no, él es discreto y hasta feíto, pero es siempre fiel y amoroso, muy probablemente entre los occidentales el señor Xolotl era el planeta Mercurio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario