La diáspora judía en México y
Argentina.
Por José Kaminer Tauber
El término "diáspora" proviene del griego y significa "dispersión", el término es generalmente asociado con el pueblo judío.
La presencia judía en América Latina se remonta a los siglos XV y XVI cuando España conquistó y colonizó el Nuevo Mundo. Muchos judíos salieron de la península ibérica en 1492 rumbo a América ya que se había decretado el Edicto de Expulsión de los Judíos. A pesar de que existían leyes que prohibían a los judíos establecerse en los dominios de la Corona, muchos conversos llegaron a estas tierras con el objeto de refugiarse de los rigores de la Inquisición.
Muchos de los comerciantes portugueses que moraban en el Virreinato del Río de Plata eran judíos conversos, que no llegaron a formar una comunidad organizada. Este tipo de organismo no fue posible hasta después de que Argentina se independizara de España. Mientras tanto siguió la afluencia de y cerca del año 1810, llegaron judíos de Francia y otras partes de Europa occidental que comenzaron a instalarse en territorio argentino. Lo que ocasionó para el día 24 de marzo de 1813 la prescripción de la Inquisición por la Asamblea General Constituyente.
En el año de 1846, una corriente de judíos llegó al país desde Alemania, cuyo número se desconoce. En el año 1853, comenzó la existencia del judaísmo argentino como comunidad. Después del año 1855, los judíos empezaron a emigrar de Europa Occidental y se asentaron en Buenos Aires. Esta inmigración continuó hasta mediados del siglo XIX.
En 1876 el gobierno argentino autorizó el ejercicio del Rabinato Judío, promoviendo de esta manera la inmigración judía desde Rusia. La otra forma fue la de colonización judía que fue realizada por el establecimiento de colonias que fueron fundadas y administradas por una asociación colonizadora diferente en su carácter de la mayoría de las demás empresas de colonización que entonces actuaban en el país. Era diferente de ellas, en el sentido de que su finalidad no era obtener ganancias en las enormes inversiones que había realizado, sino establecer en la Argentina un sector grande y estable de agricultores judíos que tuvieran cada uno su propia tierra y que pudieran vivir de su producción satisfactoriamente.
La Asociación judía Colonizadora para lograr este objetivo se valió de su capacidad financiera y el poder financiero para presionar a sus colonos con el poder otorgado por ellos mismos con la firmas de los contratos.
Para comprender algunos de los mecanismos que compusieron el engranaje de la colonización, es importante conocer acerca de la historia de la Asociación judía Colonizadora. Fundada por el Barón Mauricio de Hirsch en 1891, que era una asociación filantrópica de asistencia a los judíos que atravesaban circunstancias muy difíciles, tanto económica como existencialmente por las persecuciones de las que eran objeto en Europa Oriental. Su objetivo era colaborar con la emigración y el asentamiento en donde la vida fuera apacible y digna para los emigrantes que fundaron Moisesville, en la Provincia de Santa Fe. Luego 50 familias fundaron la desaparecida Colonia de Aronsville.
Para fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, muchos judíos Ashkenazíes llegaron al país desde Europa Oriental, escapando de las persecuciones y pogroms .
Entre los años 1906 y 1912, la inmigración judía aumentó a un ritmo de alrededor de 13.000 inmigrantes por año, siendo la mayoría de Europa Oriental, también de Marruecos y el Imperio Otomano. Los inmigrantes judíos en la Argentina rápidamente se adaptaron y llegaron a desempeñar un papel importante en la sociedad argentina.
A partir de 1928, oleadas de inmigrantes judíos llegaron desde Alemania y el resto de Europa ocupada, especialmente después que Hitler llegara al poder en 1933. Entre los inmigrantes judío-alemanes ingresados después de 1928, hubo miles que escapaban de las políticas antisemitas implementadas durante ese régimen.
Pese a ciertas restricciones, Argentina fue el país latinoamericano que incorporó más refugiados judíos entre 1933 y 1945. Desde 1928 el país recibió alrededor de 45.000 judíos europeos, de los cuales la mitad ingresó de manera ilegal.
La comunidad judía argentina en la actualidad esta organizada como la A.m.i.a. (Asociación Mutual Israelita Argentina) fundada el 11 de febrero de 1894 en la ciudad de Buenos Aires como la Jevra Kedusha Ashkenazí. El embrión de la AMIA fue fundado por socialistas e internacionalistas escapados de tiranías y gobiernos totalitarios, de allí proviene el carácter progresista que siempre destacó a la institución. La primer misión de sus 85 asociados era la ayuda a los judíos en los últimos momentos de sus vidas. Desde que fue creada, las primeras actividades estuvieron destinadas a generar las condiciones necesarias para dar cumplimiento a la tradición judía, siendo una de sus primeras acciones la fundación de un cementerio comunitario. Con este hecho se buscaba la legitimación de la presencia judía como una minoría constitutiva de la sociedad argentina.
En el caso de México no encontramos durante la época colonial, las condiciones jurídicas y políticas para el establecimiento de miembros de otras religiones que no fueran la hispana con pertenencia religiosa al catolicismo.
Se corrían en ese tiempo riesgos por mantener vínculos con extranjeros, sobre todo si eran de un país considerado enemigo y practicante de una religión ajena a la propia. Durante el siglo XVI llegaron los Judíos Conversos (llamados también Cripto-Judíos) a costas mexicanas, escapando de la Inquisición entre los procesos más famosos contra los judíos conversos fue el caso de la familia Carvajal uno de los juicios inquisitoriales más célebres. En el auto de fe de 1596, de 56 reos juzgados 32 eran judíos. Nueve de éstos fueron “relajados”, es decir entregados al brazo secular para su ejecución. Entre éstos estaban Luis de Carvajal el Mozo, su madre y sus hermanas, que habían vuelto a practicar la fe judía a pesar de su retractación de 1590 De un total de 16 condenados a muerte por la Inquisición en el siglo XVI, la mitad fueron por judaizantes; nueve de ellos de la familia Carvajal. Los judíos continuaron siendo perseguidos por la Iglesia durante los próximos 300 años. Al finalizar la Guerra de Independencia, en 1821, se abolió la Inquisición, sin embargo, la Religión Católica fue declarada como religión única y oficial de la nueva nación. A pesar de no poder declarar su fe en público, algunos descendientes de los Cripto-Judíos siguieron practicando costumbres mosaicas tales como el descanso el sábado, la abstención de la carne de cerdo, el prendido de velas el viernes por la noche, y el rezo.
Entre los años de 1825 y 1860 llegaron a México cantidades muy pequeñas de judíos alemanes y de Europa Occidental y entre los años de 1864 y 1867 , durante el Imperio de Maximiliano, emigraron judíos franceses, belgas y austro-húngaros .
El 4 de diciembre de de 1860 el presidente Benito Juárez decreta la Libertad de Cultos y al año siguiente los judíos europeos en la Ciudad de México alquilan una sala para llevar a cabo los rezos del año nuevo y Yom Kipur. Fue la primera vez que se hacia un rezo en forma abierta.
entre los años de 1864 y 1867 , durante el Imperio de Maximiliano, emigraron a México una cantidad minúscula de judíos franceses, belgas y austro-húngaros.
No fue hasta la Constitución de 1857 que se había establecido el reconocimiento a la libertad de credos y las prácticas religiosas. La vigencia de dicho derecho no gozó de su aplicación inmediata puesto que el clero católico, los políticos conservadores y los grandes propietarios no sólo se manifestaron contra ese indispensable derecho ciudadano sino que se opusieron de forma violenta a la nueva Constitución llamando a la desobediencia civil y la rebelión, generando lo que se denominó posteriormente la “Guerra de Reforma”.
Esos sectores habían desconocido como presidente legítimo a Benito Juárez García. Sería en el año de 1860, tres años después, cuando se aprobarían las Leyes de Reforma que incluían la libertad de cultos. El 4 de diciembre de 1860, el presidente Juárez, a través de la Ley de Libertad de Cultos, establece y reconoce en México el derecho expreso de todos los mexicanos a practicar libremente las creencias religiosas de su preferencia, sentando con ello además las bases para terminar en forma definitiva contra toda religión del Estado.
Hasta finales del siglo XIX , comenzaron a inmigrar judíos sefaraditas, principalmente de Siria (Damasco y Aleppo). La realidad en la que vivían los judíos en ese país rodeados de un fanatismo musulmán muy marcado que los obligaba a morar barrios judíos llamados “Mellah” donde eran segregados por los mismos judíos de otras ciudades del país, lo que provocó un gran regionalismo, lo que explica en México que hayan comunidades separadas de judíos de Damasco y Alepo. La inmigración comprendió también a los judíos de Turquía.
En el año de 1880, el Sr. Bonifacio Laureano Noyar comenzó a organizar una comunidad de descendientes de Judíos-Conversos, llamando a todos aquellos que practicaban los rituales arriba mencionados. Así, en 1920, se fundó la "Congregación Kahal Kadosh Bnei Elohim" en Venta Prieta, estado de Hidalgo.
A lo largo de poco más de cinco siglos, México ha transitado de la exclusividad de la religión católica a la pluralidad de creencias.
En 1912 se fundó la primera organización judía, llamada Alianza Monte Sinaí, y en 1923 la congregación quedó registrada de manera oficial como asociación civil. Hacia el año 1924 debido a la entrada en vigor de la ley Johnson en los Estados Unidos que limitaba la entrada de judíos. Tras la invitación hecha por el ex-presidente Plutarco Elías Calles llegaron al Puerto de Veracruz más de 10,000 judíos Ashkenazíes, provenientes de Polonia, la Unión Soviética, Alemania, Italia, la República Checa, Eslovaquia y Turquía.
Se reunieron judíos sefarditas para construir su primera sinagoga en 1927 llamada Redefei Tzedek; en 1941 se construye la sinagoga Nidjei Israel para los judíos Ashkenazíes Durante la segunda guerra mundial, fueron pocos los judíos que pudieron llegar a México como consecuencia de la persecución nazi.
Paulatinamente algunos de los miembros de la comunidad judía se convirtieron en comerciantes establecidos e industriales. En 1931 se publica el primer periódico judío de la ciudad de México (El Camino). Hoy en día se encuentran entre ellos empresarios, comerciantes, intelectuales, académicos, artistas y científicos. Los primeros inmigrantes de esta comunidad vivieron en vecindades del Centro Histórico de la ciudad de México (en barrios populares como La Merced y Tepito). En septiembre de 2001 se calculó que la población judía del país era de 50,700 personas. En México existen 28 sinagogas.
Repartidas en las ciudades de Guadalajara, Zapopan (estas dos ciudades del estado de Jalisco), en las colonias Venta Prieta y Zona Plateada de Pachuca en el estado de Hidalgo, en Tijuana en el estado de Baja California Norte y Cancún en el estado de Quintana Roo.
Cuando comentamos de las comunidades judías latinoamericanas se trata en su mayoría de colectividades organizadas, relativamente jóvenes, con menos de cien años de existencia, que se ubican en zonas urbanas, principalmente en las ciudades.
Las primeras organizaciones judías en América Latina se establecieron en el siglo XIX y tuvieron por objeto satisfacer las necesidades religiosas y de adaptación de los inmigrantes.
Los judíos han participado en el crecimiento de los países introduciendo procesos económicos desconocidos como era el caso de la venta en abonos, que amplió la base económica de los sectores más necesitados.
La mayoría de las comunidades siguieron los modelos de las congregaciones que predominaban en sus países de origen. Sin embargo, al aumentar la inmigración procedente de Europa Oriental, antes de la Primera Guerra Mundial, surgió un cambio radical en los patrones organizacionales comunitarios. Los nuevos inmigrantes sustentaban ideologías políticas diferentes y muchos de ellos eran seculares. Esto dio pie a la creación de diversas organizaciones con motivaciones ya no específicamente religiosas, sino culturales, deportivas, educativas, etc.
Actualmente, las comunidades judías de Latinoamérica que surgieron con fines asistenciales se han diversificado y son responsables del manejo y la preservación de las instituciones comunitarias, las cuales están abocadas a la transmisión de la cultura, la educación y la tradición judía.
En Argentina la AMIA montó con apoyo del Banco de Desarrollo Industrial un Centro Laboral que es el más reconocido del país; da trabajo anualmente a más de mil personas, judías y no judías, y tiene filiales en ocho provincias. AMIA es también la referencia técnica obligada en cuanto a trabajo con la tercera edad y protección de discapacitados.
En México, la comunidad entre otras acciones, desarrolló viviendas populares para muchísimas familias. Y contribuye a muchas obras benéficas.
En Venezuela existe una consistente tradición histórica de acción de la comunidad por el medio, que ha llegado continuamente en forma silenciosa a sectores con carencias, ha estado presente en primera línea en las emergencias, ha creado modelos como el complejo médico asistencial de la comunidad, y generado experiencias que son referencia obligada cosa que el actual presidente Hugo Chávez quiere ignorar.
Por José Kaminer Tauber
El término "diáspora" proviene del griego y significa "dispersión", el término es generalmente asociado con el pueblo judío.
La presencia judía en América Latina se remonta a los siglos XV y XVI cuando España conquistó y colonizó el Nuevo Mundo. Muchos judíos salieron de la península ibérica en 1492 rumbo a América ya que se había decretado el Edicto de Expulsión de los Judíos. A pesar de que existían leyes que prohibían a los judíos establecerse en los dominios de la Corona, muchos conversos llegaron a estas tierras con el objeto de refugiarse de los rigores de la Inquisición.
Muchos de los comerciantes portugueses que moraban en el Virreinato del Río de Plata eran judíos conversos, que no llegaron a formar una comunidad organizada. Este tipo de organismo no fue posible hasta después de que Argentina se independizara de España. Mientras tanto siguió la afluencia de y cerca del año 1810, llegaron judíos de Francia y otras partes de Europa occidental que comenzaron a instalarse en territorio argentino. Lo que ocasionó para el día 24 de marzo de 1813 la prescripción de la Inquisición por la Asamblea General Constituyente.
En el año de 1846, una corriente de judíos llegó al país desde Alemania, cuyo número se desconoce. En el año 1853, comenzó la existencia del judaísmo argentino como comunidad. Después del año 1855, los judíos empezaron a emigrar de Europa Occidental y se asentaron en Buenos Aires. Esta inmigración continuó hasta mediados del siglo XIX.
En 1876 el gobierno argentino autorizó el ejercicio del Rabinato Judío, promoviendo de esta manera la inmigración judía desde Rusia. La otra forma fue la de colonización judía que fue realizada por el establecimiento de colonias que fueron fundadas y administradas por una asociación colonizadora diferente en su carácter de la mayoría de las demás empresas de colonización que entonces actuaban en el país. Era diferente de ellas, en el sentido de que su finalidad no era obtener ganancias en las enormes inversiones que había realizado, sino establecer en la Argentina un sector grande y estable de agricultores judíos que tuvieran cada uno su propia tierra y que pudieran vivir de su producción satisfactoriamente.
La Asociación judía Colonizadora para lograr este objetivo se valió de su capacidad financiera y el poder financiero para presionar a sus colonos con el poder otorgado por ellos mismos con la firmas de los contratos.
Para comprender algunos de los mecanismos que compusieron el engranaje de la colonización, es importante conocer acerca de la historia de la Asociación judía Colonizadora. Fundada por el Barón Mauricio de Hirsch en 1891, que era una asociación filantrópica de asistencia a los judíos que atravesaban circunstancias muy difíciles, tanto económica como existencialmente por las persecuciones de las que eran objeto en Europa Oriental. Su objetivo era colaborar con la emigración y el asentamiento en donde la vida fuera apacible y digna para los emigrantes que fundaron Moisesville, en la Provincia de Santa Fe. Luego 50 familias fundaron la desaparecida Colonia de Aronsville.
Para fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, muchos judíos Ashkenazíes llegaron al país desde Europa Oriental, escapando de las persecuciones y pogroms .
Entre los años 1906 y 1912, la inmigración judía aumentó a un ritmo de alrededor de 13.000 inmigrantes por año, siendo la mayoría de Europa Oriental, también de Marruecos y el Imperio Otomano. Los inmigrantes judíos en la Argentina rápidamente se adaptaron y llegaron a desempeñar un papel importante en la sociedad argentina.
A partir de 1928, oleadas de inmigrantes judíos llegaron desde Alemania y el resto de Europa ocupada, especialmente después que Hitler llegara al poder en 1933. Entre los inmigrantes judío-alemanes ingresados después de 1928, hubo miles que escapaban de las políticas antisemitas implementadas durante ese régimen.
Pese a ciertas restricciones, Argentina fue el país latinoamericano que incorporó más refugiados judíos entre 1933 y 1945. Desde 1928 el país recibió alrededor de 45.000 judíos europeos, de los cuales la mitad ingresó de manera ilegal.
La comunidad judía argentina en la actualidad esta organizada como la A.m.i.a. (Asociación Mutual Israelita Argentina) fundada el 11 de febrero de 1894 en la ciudad de Buenos Aires como la Jevra Kedusha Ashkenazí. El embrión de la AMIA fue fundado por socialistas e internacionalistas escapados de tiranías y gobiernos totalitarios, de allí proviene el carácter progresista que siempre destacó a la institución. La primer misión de sus 85 asociados era la ayuda a los judíos en los últimos momentos de sus vidas. Desde que fue creada, las primeras actividades estuvieron destinadas a generar las condiciones necesarias para dar cumplimiento a la tradición judía, siendo una de sus primeras acciones la fundación de un cementerio comunitario. Con este hecho se buscaba la legitimación de la presencia judía como una minoría constitutiva de la sociedad argentina.
En el caso de México no encontramos durante la época colonial, las condiciones jurídicas y políticas para el establecimiento de miembros de otras religiones que no fueran la hispana con pertenencia religiosa al catolicismo.
Se corrían en ese tiempo riesgos por mantener vínculos con extranjeros, sobre todo si eran de un país considerado enemigo y practicante de una religión ajena a la propia. Durante el siglo XVI llegaron los Judíos Conversos (llamados también Cripto-Judíos) a costas mexicanas, escapando de la Inquisición entre los procesos más famosos contra los judíos conversos fue el caso de la familia Carvajal uno de los juicios inquisitoriales más célebres. En el auto de fe de 1596, de 56 reos juzgados 32 eran judíos. Nueve de éstos fueron “relajados”, es decir entregados al brazo secular para su ejecución. Entre éstos estaban Luis de Carvajal el Mozo, su madre y sus hermanas, que habían vuelto a practicar la fe judía a pesar de su retractación de 1590 De un total de 16 condenados a muerte por la Inquisición en el siglo XVI, la mitad fueron por judaizantes; nueve de ellos de la familia Carvajal. Los judíos continuaron siendo perseguidos por la Iglesia durante los próximos 300 años. Al finalizar la Guerra de Independencia, en 1821, se abolió la Inquisición, sin embargo, la Religión Católica fue declarada como religión única y oficial de la nueva nación. A pesar de no poder declarar su fe en público, algunos descendientes de los Cripto-Judíos siguieron practicando costumbres mosaicas tales como el descanso el sábado, la abstención de la carne de cerdo, el prendido de velas el viernes por la noche, y el rezo.
Entre los años de 1825 y 1860 llegaron a México cantidades muy pequeñas de judíos alemanes y de Europa Occidental y entre los años de 1864 y 1867 , durante el Imperio de Maximiliano, emigraron judíos franceses, belgas y austro-húngaros .
El 4 de diciembre de de 1860 el presidente Benito Juárez decreta la Libertad de Cultos y al año siguiente los judíos europeos en la Ciudad de México alquilan una sala para llevar a cabo los rezos del año nuevo y Yom Kipur. Fue la primera vez que se hacia un rezo en forma abierta.
entre los años de 1864 y 1867 , durante el Imperio de Maximiliano, emigraron a México una cantidad minúscula de judíos franceses, belgas y austro-húngaros.
No fue hasta la Constitución de 1857 que se había establecido el reconocimiento a la libertad de credos y las prácticas religiosas. La vigencia de dicho derecho no gozó de su aplicación inmediata puesto que el clero católico, los políticos conservadores y los grandes propietarios no sólo se manifestaron contra ese indispensable derecho ciudadano sino que se opusieron de forma violenta a la nueva Constitución llamando a la desobediencia civil y la rebelión, generando lo que se denominó posteriormente la “Guerra de Reforma”.
Esos sectores habían desconocido como presidente legítimo a Benito Juárez García. Sería en el año de 1860, tres años después, cuando se aprobarían las Leyes de Reforma que incluían la libertad de cultos. El 4 de diciembre de 1860, el presidente Juárez, a través de la Ley de Libertad de Cultos, establece y reconoce en México el derecho expreso de todos los mexicanos a practicar libremente las creencias religiosas de su preferencia, sentando con ello además las bases para terminar en forma definitiva contra toda religión del Estado.
Hasta finales del siglo XIX , comenzaron a inmigrar judíos sefaraditas, principalmente de Siria (Damasco y Aleppo). La realidad en la que vivían los judíos en ese país rodeados de un fanatismo musulmán muy marcado que los obligaba a morar barrios judíos llamados “Mellah” donde eran segregados por los mismos judíos de otras ciudades del país, lo que provocó un gran regionalismo, lo que explica en México que hayan comunidades separadas de judíos de Damasco y Alepo. La inmigración comprendió también a los judíos de Turquía.
En el año de 1880, el Sr. Bonifacio Laureano Noyar comenzó a organizar una comunidad de descendientes de Judíos-Conversos, llamando a todos aquellos que practicaban los rituales arriba mencionados. Así, en 1920, se fundó la "Congregación Kahal Kadosh Bnei Elohim" en Venta Prieta, estado de Hidalgo.
A lo largo de poco más de cinco siglos, México ha transitado de la exclusividad de la religión católica a la pluralidad de creencias.
En 1912 se fundó la primera organización judía, llamada Alianza Monte Sinaí, y en 1923 la congregación quedó registrada de manera oficial como asociación civil. Hacia el año 1924 debido a la entrada en vigor de la ley Johnson en los Estados Unidos que limitaba la entrada de judíos. Tras la invitación hecha por el ex-presidente Plutarco Elías Calles llegaron al Puerto de Veracruz más de 10,000 judíos Ashkenazíes, provenientes de Polonia, la Unión Soviética, Alemania, Italia, la República Checa, Eslovaquia y Turquía.
Se reunieron judíos sefarditas para construir su primera sinagoga en 1927 llamada Redefei Tzedek; en 1941 se construye la sinagoga Nidjei Israel para los judíos Ashkenazíes Durante la segunda guerra mundial, fueron pocos los judíos que pudieron llegar a México como consecuencia de la persecución nazi.
Paulatinamente algunos de los miembros de la comunidad judía se convirtieron en comerciantes establecidos e industriales. En 1931 se publica el primer periódico judío de la ciudad de México (El Camino). Hoy en día se encuentran entre ellos empresarios, comerciantes, intelectuales, académicos, artistas y científicos. Los primeros inmigrantes de esta comunidad vivieron en vecindades del Centro Histórico de la ciudad de México (en barrios populares como La Merced y Tepito). En septiembre de 2001 se calculó que la población judía del país era de 50,700 personas. En México existen 28 sinagogas.
Repartidas en las ciudades de Guadalajara, Zapopan (estas dos ciudades del estado de Jalisco), en las colonias Venta Prieta y Zona Plateada de Pachuca en el estado de Hidalgo, en Tijuana en el estado de Baja California Norte y Cancún en el estado de Quintana Roo.
Cuando comentamos de las comunidades judías latinoamericanas se trata en su mayoría de colectividades organizadas, relativamente jóvenes, con menos de cien años de existencia, que se ubican en zonas urbanas, principalmente en las ciudades.
Las primeras organizaciones judías en América Latina se establecieron en el siglo XIX y tuvieron por objeto satisfacer las necesidades religiosas y de adaptación de los inmigrantes.
Los judíos han participado en el crecimiento de los países introduciendo procesos económicos desconocidos como era el caso de la venta en abonos, que amplió la base económica de los sectores más necesitados.
La mayoría de las comunidades siguieron los modelos de las congregaciones que predominaban en sus países de origen. Sin embargo, al aumentar la inmigración procedente de Europa Oriental, antes de la Primera Guerra Mundial, surgió un cambio radical en los patrones organizacionales comunitarios. Los nuevos inmigrantes sustentaban ideologías políticas diferentes y muchos de ellos eran seculares. Esto dio pie a la creación de diversas organizaciones con motivaciones ya no específicamente religiosas, sino culturales, deportivas, educativas, etc.
Actualmente, las comunidades judías de Latinoamérica que surgieron con fines asistenciales se han diversificado y son responsables del manejo y la preservación de las instituciones comunitarias, las cuales están abocadas a la transmisión de la cultura, la educación y la tradición judía.
En Argentina la AMIA montó con apoyo del Banco de Desarrollo Industrial un Centro Laboral que es el más reconocido del país; da trabajo anualmente a más de mil personas, judías y no judías, y tiene filiales en ocho provincias. AMIA es también la referencia técnica obligada en cuanto a trabajo con la tercera edad y protección de discapacitados.
En México, la comunidad entre otras acciones, desarrolló viviendas populares para muchísimas familias. Y contribuye a muchas obras benéficas.
En Venezuela existe una consistente tradición histórica de acción de la comunidad por el medio, que ha llegado continuamente en forma silenciosa a sectores con carencias, ha estado presente en primera línea en las emergencias, ha creado modelos como el complejo médico asistencial de la comunidad, y generado experiencias que son referencia obligada cosa que el actual presidente Hugo Chávez quiere ignorar.
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