¿Es el Islam una Religión?
Apuntes para la Creación de un Lenguaje Islámico Castellano
15/12/1999 - Autor: Abdullah Bartoll Ríus - Fuente: Verde Islam 12
Es incorrecto traducir la palabra coránica ‘din’ por ‘religión’, por la sencilla razón que este término coránico no tiene nada que ver con la idea occidental de ‘religión’. Si así se hiciese se desvirtuaría totalmente el concepto coránico de ‘din’. La palabra din proviene de la raíz del verbo dán: “tomar prestado, hacerse deudor”. Din: “juzgar; retribuir, juicio o ser juicioso o adquirir juiciosidad.” Los filósofos y sociólogos actuales consideran la religión de la siguiente manera: “La religión hoy en día se entiende como una formulación influída por la cultura de una sociedad, una instrumentalización del vínculo en cuestión —mitos y sacramentos—, y como iglesia, como organización” (Houtart). Para Durkheim la religión era: “El mito que la sociedad hace de sí misma”. Karl Marx sostenía que la religión es una invención de las clases dominantes y una consecuencia de las desigualdades en las relaciones socioeconómicas. Creía que la religión era producto de las injustas relaciones económicas. Es lo que él llamaba una ‘superestructura’. El din se diferencia —y es incluso antagónico— del concepto de religión, pues el sistema islámico de pensamiento y de acción tiene como objetivo la superación de la religión. El din es una Revelación y no ha sido inventado por una cultura humana institucional o superestructura. El din es la Verdad , porque esta proviene del Espíritu, e implica que Allah, Alabado Sea, ha hablado al ser humano a través de la Revelación Coránica. Si el Espíritu tiene un sentido es el de que la Revelación proviene del Aliento del Omnicompasivo, de Su Misericordia Rahma, de Su ‘Sí Mismo’.
Las religiones
Pero en qué se diferencian el concepto de ‘religión’ y el concepto de ‘din’ islámico? Las religiones suelen caracterizarse por la Institución , el Dogma, el Misterio, la Mitología , la Magia , la Fe , el Fatalismo o el Pecado Original versión negativa y fatalista del ser humano. Estos son los elementos básicos y fundacionales que caracterizan a las religiones y que curiosamente en el Islam no existen. Es posible que algunas religiones no compartan todos estos elementos pero tienen alguno o algunos de ellos. La Institución es la organización piramidal, vertical, del poder mundano. Su función es controlar de manera exclusiva la interpretación de los Libros Revelados, de la Voluntad Divina. La Institución genera privilegios espirituales, económicos, sociales y políticos. Las jerarquías sacerdotales, las Iglesias y el monacato pertenecen al mundo del poder y de la manipulación mental, y están contra las vías que suponen la liberación y el progreso de los seres humanos. Desde el punto de vista histórico, estas jerarquías han sido el pilar de la opresión y de las injusticias sociales. La jerarquías religiosas son una expresión mitológica del poder y su forma organizativa vertical es el reflejo de ese poder en la sociedad. El Dogma y el Misterio se caracterizan por su rechazo de la razón. Son fórmulas teológicas de poder que aspiran a destruir cualquier disidencia, el libre pensamiento y el progreso individual y colectivo. Es sabido que un ser humano que utiliza la razón plantea serios prob1emas a las construcciones dogmáticas y a la supuesta intelectualidad teológica demasiado complicada para ser entendida por todos. Cuando alguien quiere comprender el Dogma y el Misterio el especialista dice que se recura a la fe y así se zanja la cuestión. El Dogma y el Misterio son una imposición de las jerarquías sacerdotales, por lo que su aceptación es, en realidad, el sometimiento a esas jerarquías, jamás a la Divinidad. El núcleo del Misterio tiene su raíz en las religiones arcaicas y está relacionado con el tabú. El Misterio tiene su formulación y su su origen en la Mitología y en la Magia. Cualquier religión tiene el mito como fundamento supremo. En la religión del imperio egipcio, los sacerdotes mantenían vivo el mito de que el rey es el hijo del dios o el dios mismo encarnado en un hombre. En la mitología del imperio romano, César Augusto era considerado hijo de la divinidad. Dioses e hijos de los dioses establecían el patrón mítico de la sociedad griega. Los mitos han legitimado el genocidio, la deportación y el racismo que tantas masacres ha producido en el siglo XX. El racismo, por ejemplo, tiene su raíz en los mitos de la “Tierra Prometida”, “ la Raza o Pueblo Elegido” por un dios de los ejércitos. Otro mito moderno sería el Holocausto, como dogma que legitima el genocidio y la deportación de millones de palestinos. La Magia es otro de los elementos que caracterizan a la historia de las religiones. Su origen se remonta a las etapas más arcaicas del ser humano. Sus huellas aparecen por todo el planeta. Incluso en las sociedades que se autodenominan ‘desarrolladas’ encontramos el sustrato arcaico de la creencia mágica. Finalmente, el Fatalismo o el Pecado Original. El pecado aparece como fatalismo, imposibilidad de perdón, de rectificación, de salvación, de responsabilidad y, por tanto, de acción. El pecado se expresa entonces como remordimiento constante e insoslayable que conduce la enfermedad mental. Es el Pecado Original la condena más violenta hecha a la naturaleza humana. Al destino —como al curso de los acontecimientos— ho hay que intentar modificarlo. Esta idea obra como el arma más poderosa de las religiones, pues legitima la agresión contra el libre albedrío. La religión sólo sirve para oprimir a la gente y no para liberar. Los libros manipulados “... han inaugurado el concepto de culpa colectiva. La culpa colectiva irremediable está relacionada estrechamente con la idea bíblica del Pecado Original, es decir, con la idea de que existen pecados que se trasmiten por vía de la herencia, generaciones tras generación. Esos pecados, además, adquieren su verdadero significado en la vida colectiva y no tanto en la individual. El pecado original hace de un grupo de hombres, culpables sin culpa propia”. Norberto R. Cesarole. “La falsificación de la realidad”. Ediciones Libertarias. Madrid 1998., p. 367
En el Islam
Gracias a Allah, Subhana wa Ta’ala, en el Islam no existen pecado original ni, por lo tanto, pecado, pues este concepto tiene una evidente relación con la idea de Pecado Original: el ser humano es malo por naturaleza. En el Islam hay ‘error’ y ‘transgresión’, pero jamás pecado. El Qur’án rechaza el Pecado Original y también rechaza categóricamente que otro, un inocente, pague por los errores de los demás: “Nadie cargará con la culpa ajena”. (Sura 17, ayat 15). Por esto el Islam no contempla que el Enviado de Allah, Isa (Jesús), la paz sea con él, muriera en la cruz para salvar a los seres humanos del Pecado Original, cuando él era inocente de este supuesto pecado. El sociólogo J. P. Charnay opina, sobre la actitud del Islam respecto del Pecado Original: “La idea del pecado original no ha sido aceptada en el Islam. La revelación final no ha condenado a la naturaleza humana como tal. La ausencia del pecado original acentúa la idea de responsabilidad individual.” La responsabilidad, en el Islam, es un aspecto importantísimo, porque la libertad es la base que establece Allah para recompensar o castigar. Es decir, que sin libertad no se puede castigar ni premiar. Por lo tanto, el musulmán necesita de un espacio libertario que le permita desarrollar lo que Allah, Subhana wa Ta’ala le pide: conocimiento, libre elección, responsabilidad y acción. Para el Islam, la responsabilidad de la expulsión del estado paradisíaco, es una responsabilidad compartida. El Qur’án no culpa a Eva de esta expulsión que, como sabemos, no cesa de proyectar una sombra acusadora sobre ella y las demás mujeres en la cultura judeocristiana. Así pues, “La religión con sus misterios, con su magia, sus mitos, sus dioses, ídolos, fetiches, creencias y tabúes es la proyección invertida de la parte irracional, de los miedos, frustraciones e impotencias colectivas humanas. Los poderosos utilizan, manipulan y viven de los dioses y de sus imágenes, de las creencias y dolencias que se producen y reproducen con la disculpa de lo divino; es decir, las jerarquías, castas sacerdotales, sus sectas e iglesias”. “¡Y no estarán de acuerdo contigo ni cristianos ni judíos hasta que no sigas su religión mil-la! Di: ‘En verdad, la Guía de Allah es estar guiado por Él!’. Y si siguieras sus pasiones después de haber recibido la Ciencia al-Ilm, no tendrías tú de Allah ni Dirigente ni Salvador!” (Corán: 2, 120, etapa de Madina)
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