Testimonios de la ley sobre el amor del sirviente por Dios
Capítulo I de El libro del amor a Dios
04/12/2013 - Autor: Al-Gazali - Fuente: Webislam
Sabe que la Comunidad, unánimemente, afirma que el amor por Dios y por su enviado es una obligación. ¿Pero cómo se podría obligar lo que no existe? Y ¿Cómo interpretar al amor como obediencia cuando la obediencia es el corolario y el fruto del amor? Es preciso que el amor tenga precedencia, y luego que quien ama obedezca.
La prueba confirmatoria del amor que se tiene por Dios está en Sus palabras: “Él les amará y ellos Lo amarán” (5,54) y también: “Quienes son creyentes, con más fuerza aman a Dios” (2,165). Estas palabras son una confirmación del amor por Dios, y confirmación del diferenciarse de los hombres en los grados del amor. El Enviado de Dios (P. y B.) ha hecho del amor a Dios una condición de la fe, según numerosas tradiciones. Cuando Abu Razis al-‘Uqayli le preguntó: “OH Enviado de Dios ¿Qué es la fe?” él respondió: “Consiste en el hecho de que Dios y Su Enviado sean amados por ti más que ninguna otra cosa”. Según otra tradición se cuenta que dijo: “Ninguno de vosotros cree realmente hasta que Dios y Su Enviado no les sean más amados que cualquier otra cosa”. Y aún en otra: “No tiene fe el sirviente hasta que no seré más amado que su familia, sus bienes y que todos los seres humanos” y en una versión se agrega: “y más aún que a sí mismo”. Cómo no podría ser así, si Dios dijo: “Si vuestros padres, y vuestros hijos, y vuestras mujeres, y vuestra tribu, y los bienes que habéis conquistado, y un comercio que teméis que pueda andar en la ruina, y las casas que amáis, os son más amadas que Dios y Su Mensajero y que la lucha en Su Camino ¡Entonces esperad hasta que Dios os haga llegar Su Orden destructora, Dios no ama gente perversa!” (9,24). Él dice esto a modo de intimidación y reproche. El Enviado de Dios ha ordenado el amor y ha dicho: “Amad a Dios por la Gracia con la que os nutre, amadme por el amor que Dios me tiene”.
Se cuenta que un hombre le dijo al Enviado: “¡OH Enviado de Dios, te amo!” y que él le respondió: “¡Prepárate para la pobreza!”. El hombre agregó: “¡Amo a Dios!” y el Enviado de Dios le respondió: “¡Prepárate para la prueba!”.
Se sabe que ‘Umar relata que el Profeta (P. y B), viendo que Mus’ab Ibn ‘Umayr venía a su encuentro cubierto solamente con una piel de cordero dijo: “¡Miren a este hombre a quien Dios ha iluminado el corazón! Lo he visto junto a sus padres que lo alimentaban con los mejores alimentos y bebidas ¡Y miren cómo el amor por Dios y por Su Enviado lo ha llamado a lo que ahora veis!”
Una célebre tradición transmite: “Abraham dijo al Ángel de la muerte cuando éste vino a tomar su espíritu: “¿Has visto alguna vez que un amigo haga morir a su amigo?”. Entonces Dios le reveló: “¿Hasa visto alguna vez a un amante encontrar desagradable el ir a encontrar a su bienamado?”. Entonces Abraham dijo: “¡OH Ángel de la muerte, tómame enseguida!”. Esto ocurre solamente con el sirviente que ama a Dios de todo corazón. Si sabe que la muerte es la causa del encuentro con Dios, su corazón lo ansía, no tiene otro amado más que Él, al punto de ocuparse exclusivamente de Él. Nuestro Profeta (P. y B.) en su invocación decía: “Dios mío, concédeme de amarTe y de amar a quien Te ama, 5 y de amar lo que me acerca a Tu amor. Haz que mi amor por Ti me sea más preciado que el agua fresca”.
Un beduino llegó a lo del Profeta (P. y B.) y le preguntó: “OH Profeta de Dios ¿Cuándo llegará La Hora?” Él le respondió: “¿De qué manera te has preparado para ella?”. El otro agregó: “No me he preparado con muchas oraciones ni con muchos ayunos, pero amo a Dios y a Su Enviado”. Entonces el Enviado dijo: “El hombre estará con Aquel a quien ama”.Anas dijo: “No he visto jamás a un musulmán alegrarse por algo, luego de la aceptación del Islam, en el modo en que aquel beduino se alegró de esta respuesta”.
Abu Bakr al-Siddiq dijo: “Quien ha gustado el puro amor de Dios ha sido exento de buscar en este mundo y se ha aislado de toda la humanidad”.
Al-Hasan dijo: “Quien conoce a su Señor Lo ama y quien conoce este mundo lo rechaza. El creyente se olvida de él, al punto que si piensa en él se entristece”.
Abu Sulayman al-Darani dijo: “Entre todas las criaturas de Dios hay algunas que ni los Jardines del Paraíso, ni el goce que allí se encuentra, los distraen de Él ¿Cómo, entonces, podrían distraerse de Él por causa de este mundo?”
Se cuenta que Jesús encontró a tres hombres cuyos cuerpos estaban pálidos y demacrados, les preguntó: “¿Qué es lo que os ha llevado a lo que veo?”. Respondieron: “¡El miedo al Infierno!”. Jesús dijo: “Dios quiera tranquilizar a quien teme”. Más adelante encontró a otros tres hombres todavía más flacos y pálidos que los primeros y les preguntó: “¿Qué es lo que os ha llevado a lo que veo?” y respondieron: “¡El deseo del Paraíso!”. Jesús les dijo: “Dios quiera concederos lo que esperáis”. Siguió adelante y encontró a otros tres hombres, también ellos estaban demacrados y pálidos, pero había como reflejos de luz en sus rostros. Les preguntó: “¿Qué es lo que os ha llevado a lo que veo?” y ellos contestaron: “¡Amamos a Dios!” Entonces Jesús exclamó: ¡”Vosotros sois (muqarrabun) los Cercanos, los Cercanos, los Cercanos!”.
‘Abd al-Wahid Ibn Zaid dijo: “Encontré un hombre que estaba inmóvil en medio de la nieve, por lo que le pregunté: “¿No sientes frío?” y él respondió: “¡Quien se encuentra totalmente cautivo del amor por Dios no siente el frío!”. Se cuenta que Sari al-Saqati dijo: “Las comunidades serán llamadas el día de la Resurrección bajo el nombre de sus Profetas y se les dirá: “¡OH comunidad de Moisés! ¡OH comunidad de Jesús! ¡OH comunidad de Muhammad!” excepto a los amantes de Dios, a ellos se los llamará: “¡OH amigos de Dios, venid junto a Dios, Gloria a Él!” y sus corazones estarán casi desarticulados de la alegría”. Harim Ibn Hayyam dijo: “El creyente, si conoce a su Señor, Lo ama, si Lo ama va hacia Él, si encuentra alegría en el ir hacia Él, no mira este mundo con el ojo de la pasión y no mira al Más Allá con el ojo de la indiferencia. La dulzura lo agota en este mundo y lo hace reposar en el Más Allá”.
Yahya Ibn Mu’ad dijo: “La indulgencia de Dios acoge las culpas ¿Qué decir entonces de Su complacencia? Su complacencia acoge las esperanzas ¿Qué decir entonces de Su amor? Su amor desconcierta los intelectos ¿Qué decir entonces de Su afecto? Su afecto hace olvidar lo que Le es inferior. ¿Qué decir entonces de Su benevolencia?” En algunos libros se lee: “Mi sirviente, Yo te juro que ¡te amo! Por el derecho que tengo sobre ti ¡se para Mi un amante!”.
Yahya Ibn Mu’ad dijo: “El peso de un grano de mostaza de amor me es más querido que sesenta años de devociones sin amor”. También dijo: “Dios mío, yo me he establecido en el anularme en Ti, ocupado solamente en Tu alabanza. Ya de niño me has guiado hacia Ti, me has vestido con Tu conocimiento y me haz 6 hecho posible Tu benevolencia, me has llevado a los estados espirituales y me has hecho probar muchas prácticas: desconocimiento, arrepentimiento, ascesis, deseo, satisfacción y amor. Me has saciado la sed en Tus fuentes y me has dejado libre en Tus Jardines, perseverante a Tus órdenes y enamorado de Tus palabras. Pero ahora que mi bigote ha crecido y mi presagio ha aparecido ¿cómo podría alejarme de Ti, ahora que soy viejo, dado que Tú me has acostumbrado a todo esto desde niño? Paso todo el tiempo junto a Ti, en el rezar entregado y en el dirigir una humilde súplica a Ti, por que soy un amante, y cada amante está perdidamente enamorado de su bienamado y desinteresado de toda otra cosa que su bienamado”.
Se leen acerca del amor a Dios innumerables tradiciones y dichos que no son posibles citarlos todos. Estas son cosas claras, pero es oscuro precisar su significado.
¡Hagámoslo, entonces!
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