Ya no lo oculta. El especulador financiero que en 1992 ganó en un solo día 1.000 millones de libras especulando y hundiendo la moneda británica, que sostiene multitud de falsas fundaciones llamadas ONGs bajo el paraguas de Open Society, que financia a organizaciones internacionales para influir en sus decisiones, ya ha enseñado la patita de cuáles son sus intenciones.
Una muestra de ello es el artículo aparecido recientemente en la web de Open Democracy -flial de la Open Society, el buque insignia de los "negocios" de Soros- firmado por Sophie Lewis. En esta página la vocera de Soros ya no se anda con chiquitas y muestra abiertamente las intenciones del magnate respecto de la familia y otros valores que conformaron occidente. El artículo se titula: "La crisis del coronavirus muestra que es la hora de abolir la familia. ¿Qué nos dice la pandemia sobre la familia nuclear y el hogar privado?"
Han oído bien: ya ha llegado el momento de abolir la familia. Tal cual, sin disimulo alguno.
Y abolir la familia supone abolir las libertades individuales, las libertades políticas, la libertad de conciencia, la libertad de culto, la libertad de expresión, la libertad de empresa, la libertad de movimiento, etc, etc y todo aquello que huela a libre albedrío. Veamos lo que la "iluminada autora", vocera del globalista nos dice sobre lo que hay que hacer con la familia y los porqués:
"Parece que los hogares nucleares son donde intuitivamente se espera que nos retiremos para evitar enfermedades generalizadas. 'Quedarse en casa' es lo que de alguna manera se supone que nos mantendrá bien. Pero hay varios problemas con esto, como cualquier persona inclinada a pensarlo críticamente (incluso por un momento) podría descubrir: problemas que uno podría resumir como la mistificación de la forma de pareja; la romantización del parentesco; y la desinfección del espacio fundamentalmente inseguro que es la propiedad privada".
O sea, que quedarse en casa durante el confinamiento "mistifica" -que coño entiende esta señora por mistificar- la pareja, el romanticismo y que hay que desinfectar la propiedad privada, que es un espacio inseguro. Estas son las barbaridades que llega a decir esta señora y que, no nos equivoquemos, son las que defiende el globalismo, la ideología de género, los LGTBI y demás mandangas totalitarias.
En otro párrafo:
"En resumen, la pandemia no es el momento para olvidarse de la abolición familiar . En palabras de la teórica feminista y madre Madeline Lane-McKinley ; "Los hogares son las ollas a presión del capitalismo. Esta crisis verá un aumento en las tareas domésticas: limpieza, cocina, cuidado, pero también abuso infantil, abuso sexual, violación de parejas íntimas, tortura psicológica y más ". Lejos de ser un momento para aceptar la ideología de los "valores familiares", entonces, la pandemia es un momento sumamente importante para aprovisionar, evacuar y, en general, empoderar a los sobrevivientes y a los refugiados del hogar nuclear".
Otra lindeza, es la que vincula a los hogares con el capitalismo, diciendo que son sus ollas a presión. Es difícil encontrar palabras tan aberrantes, delirantes y aviesas. La autora del artículo y la ideología a la que representa reproduce otras lindezas de una tal Lane-McKinley que nos dice que la familia es igual a abuso infantil, abuso sexual, violación de parejas íntimas, tortura psicológica y más disparates.
Y prosigue la señora Lewis llamando ideología a los "valores familiares", que suponemos se refiere a la familia tradicional, arguyendo que lo que hay que hacer es provisionar, evacuar y empoderar a los sobrevivientes y refugiados en el hogar nuclear. Claro, quizá prefiera esta señora evacuar y rematar a los ancianos en las residencias. Delirante y de atar.
Sigue diciendo la autora:
"Nos merecemos algo mejor que la familia. Y el tiempo del corona virus es un excelente momento para practicar su abolición. En las siempre alentadoras palabras de Anne Boyer : "Debemos aprender a hacer el bien por el bien del extraño ahora. Ahora tenemos que vivir como evidencia diaria de que creemos que hay un valor en la vida del paciente con cáncer, la persona mayor, la persona discapacitada, las personas en condiciones de vida impensables, abarrotadas y en riesgo ".
Está claro, mucho más importante que lo que entendemos como la familia tradicional, según esta señora debe valer mucho más la familia "mono", la homosexual, la lésbica -que en absoluto cuestiono y que cada cuál elija la que le venga en gana- pero preconizar la abolición de la base de nuestra civilización y de la humanidad desde hace siglos y milenios, es propio de alguien enajenado, o con mucha mala baba.
Si hay que abolir la familia, es de suyo que habrá que restringir la natalidad, favorecer el aborto y la eutanasia, que de ello ya se encargan otros magnates como la pareja Gates con sus políticas falsamente humanitarias de control de la natalidad de las jóvenes y mujeres africanas.
Hay dos maneras de controlar a las masas: mediante el control demográfico y de la natalidad a través de la anticoncepción y el aborto de las jóvenes así como las prácticas eugenésicas con los ancianos y la segunda, interviniendo sobre el imaginario colectivo mediante la dictadura del pensamiento único y lo políticamente correcto.
Por ello, el globalismo y los magnates del pensamiento único -el suyo, claro-, la media docena mal contados de grandes trust financieros y de comunicación, tienen como un objetivo claro acabar con la familia tradicional. Si lo logran, acabarán con otros muchos valores, uno detrás de otro. No habrá hombres libres ni libertades. Todos cyborgs, robots programados.
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