Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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martes, 10 de noviembre de 2020

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Tan s贸lo unos a帽os antes de la llegada de los espa帽oles, Moctezuma II, quien ocupaba el poder desde 1502, orden贸 la edificaci贸n de las casas reales. La construcci贸n se realiz贸 a un costado del gran teocalli o templo mayor. Las “casas nuevas de Moctezuma” –llamadas as铆 despu茅s de la conquista- cubr铆an toda el 谩rea del actual Palacio Nacional; hacia el norte adem谩s ocupaban la cuadra donde se construy贸 la Universidad de M茅xico y por el sur alcanzaban el predio ocupado en la actualidad por la Suprema Corte de Justicia de la Naci贸n.
Hern谩n Cort茅s las describi贸 para el rey Carlos V en una de sus Cartas de relaci贸n: “Ten铆a dentro de la ciudad sus casas de aposentamientos tales y tan maravillosas que me parecer铆a casi imposible poder decir la bondad y grandeza de ellas, y por tanto no me pondr茅 en expresar cosa de ellas m谩s de que en Espa帽a no hay su semejable”.
Era de tales dimensiones que contaba con veinte puertas de acceso; la mayor铆a daban a la plaza y otras hacia las calles p煤blicas. Ten铆a tres patios y en uno de ellos hab铆a una fuente a donde llegaba el agua, pura y cristalina, directamente de Chapultepec; tambi茅n ten铆a “muchas salas y cien c谩maras o aposentos de veinte y cinco pies de largo y cien ba帽os en ellos”.
Seg煤n el capell谩n y cronista Francisco L贸pez de G贸mara, el edificio “aunque sin clavaz贸n, era todo muy bueno; las paredes de canto, m谩rmol, jaspe, p贸rfido, piedra negra, con unas vetas coloradas y como rub铆, piedra blanca, y otra que se trasluce; los techos, de madera bien labrada y entallada de cedros, palmas, cipreses, pinos y otros 谩rboles; las c谩maras, pintadas, esteradas, y muchas con paramentos de algod贸n, de pelo de conejo, de pluma...”
Poca era la gente que pasaba la noche en el interior de las casas reales, pero se dec铆a que hab铆a mil mujeres -entre se帽oras, esclavas y criadas- al servicio de Moctezuma. En una de las salas cab铆an tres mil personas con “toda comodidad” y en otro de los salones, de gran tama帽o, los espa帽oles consideraron posible que treinta hombres a caballo “pudieran correr ca帽as como en una plaza”. En la entrada principal el escudo de armas daba la bienvenida: “un 谩guila abatida a un tigre, las manos y u帽as puestas como para hacer presa”.
Uno de los lugares m谩s hermosos al interior de las casas reales era el oratorio. Cuando los espa帽oles lo vieron seguramente pensaron en desmontarlo y volver de inmediato a Espa帽a: la capilla estaba chapada con planchas de oro y plata “casi tan gruesas como el dedo” y adornada con esmeraldas, rub铆es y topacios.
Todo en las casas reales era digno de los dioses. Cada ma帽ana seiscientos se帽ores y personas principales acud铆an a encontrarse con Moctezuma. Algunos permanec铆an sentados, otros recorr铆an los pasillos mientras esperaban la autorizaci贸n para ver al tlatoani. “Los se帽ores que entraban en su casa –escribi贸 Cort茅s- no entraban calzados, y cuando iban delante de 茅l algunos que 茅l enviaba a llamar, llevaban la cabeza y ojos inclinados y el cuerpo muy humillado, y hablando con 茅l no le miraban a la cara”.
La comida era un verdadero ritual. De trescientos a cuatrocientos j贸venes llegaban con sendos manjares: carne, pescado, frutas y vegetales “que en toda la tierra se pod铆a haber”. Para evitar su enfriamiento, cada uno de los platillos era colocado sobre un brasero. Moctezuma permanec铆a sentado sobre una almohada de cuero acompa帽ado por cinco o seis se帽ores ancianos a quienes daba de comer. Antes y despu茅s de los alimentos, los ayudantes del emperador le llevaban una vasija con agua y una toalla para limpiarse la cual nunca m谩s usaba –al igual que los platos donde com铆a.
“Aunque es verdad que hubo en esta ciudad de M茅xico muchos se帽ores y reyes que fueron ilustrando esta ciudad –escribi贸 fray Juan de Torquemada-, y en ella edificaron palacios y casas reales, no se hace memoria de ellas, porque no hubo quien las notase, y s贸lo se trata de los palacios y casas del gran emperador Moctezuma, no s贸lo porque las vieron los nuestros, sino por su mucha majestad y grandeza, que parece, que aunque hubo reyes y emperadores antes de 茅l, la grandeza de todos juntos se cifr贸 en este monarca excelent铆simo y as铆 se dice que la casa real, donde este pr铆ncipe ordinariamente viv铆a, era cosa admirable”.
Consumada la conquista en 1521, las otrora Casa Nuevas de Moctezuma fueron entregadas a Cort茅s como recompensa por sus haza帽as, hacia 1562, sus descendientes la vendieron a la corona espa帽ola y a partir de entonces el lugar se transform贸 en Palacio Real –durante el virreinato- y Palacio Nacional luego de la consumaci贸n de la independencia.
馃搼 Alejandro Rosas
"Nuestro pasado prehisp谩nico m谩s vivo que nunca"
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