El tigre de Santa Julia
Seguro en algún momento de la vida alguien te dijo: “Lo agarraron como al Tigre de Santa Julia”, pero la pregunta es…¿De dónde salió esa mentada frase?
Se dice que esta expresión se popularizó en la época del porfiriato, y la originó un bandido justiciero que robaba a los ricos para darle a los pobres, su nombre era Jesús Negrete. Él causó muchos dolores de cabeza al gobierno que estuvo atento a su captura, pero éste hábil caballero siempre se les escapaba de las manos, por lo que se le dio el mote de “El Tigre de Santa Julia”.
Antes de ser una leyenda, Jesús Negrete ingresó al Tercer Batallón de Artillería como soldado, donde obtuvo el rango de sargento segundo, es decir que era el intermediario entre la tropa y los oficiales, poco le duro el entusiasmo y decidió darse de baja y viajar de su natal Guanajuato a la Ciudad de México.
Utilizando la habilidad para usar armas que aprendió en el ejercito, decide formar una banda de asaltantes, el primer golpe lo dieron en la Hacienda de Aragón, posteriormente fue en una gendarmería, donde consiguieron armamento para sus próximos atracos. Los cuales fueron muy continuos.
Se cuenta que en uno de los asaltos hubo un tiroteo donde el ya famoso “Tigre de Santa Julia” mató a varios gendarmes, motivo por el que fue buscado por la policía. La suerte alcanzó a este hombre porque tardó muchos meses en ser aprehendido y traslado con sus cómplices a la Cárcel de Belem, de donde escaparon.
Jesús Negrete tuvo fama de ser muy enamoradizo y fue ahí donde surgió el plan maestro para aprenderlo nuevamente, se corrió el rumor de que uno de los oficiales tenía amoríos con la novia del Tigre, éste, celoso empezó a frecuentar a su mujer quien vivió en el Barrio de Tacuba, caso poco usual en él, debido a que para protegerse procuraba no visitar el mismo lugar dos veces.
La noticia fue tema de periódicos, como en el Imparcial, en donde en mayo de 1906 se publicó la nota que describía la forma en que fue atrapado este bandido, de ese diario salió la celebre frase: “Lo agarraron como al Tigre de Santa Julia”. La sentencia para Jesús Negrete fue la pena de muerte, pidió que no se le vendará los ojos antes del fusilamiento porque según se cuenta dijo, “¡me sobra valor para ver a la muerte de frente!”.
Llegó a oídos de la policía que Jesús Negrete se encontraba en casa de su novia, se dice que ese día Jesús comió mole y pulque, por lo que salió al baño en constantes ocasiones, en la última fue cuando los oficiales entraron al domicilio, buscaron por todas partes sin éxito, hasta que a alguien se le ocurrió salir. Lo cacharon en una nopalera al fondo del patio, sentado en cuclillas y con los calzones abajo realizando una necesidad fisiológica.
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