Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

  Interesados comunicarse a correo: erubielcamacho43@yahoo.com.mx  si quieren versión impresa o electrónica donativo voluntario .

domingo, 15 de noviembre de 2020

Entrevista a la reina y sacerdotisa maya de Tulum

 Entrevista a la reina y sacerdotisa maya de Tulum, María Uicab, en el Xibalbá Inicio/ Cultura 9:45 14 de noviembre de 2020 Carlos Chablé/ Quadratín Quintana Roo FELIPE CARILLO PUERTO, QRoo, 14 de noviembre de 2020.- Se impone su personalidad, domina el castellano y me vaciló en maya cuando en algún momento no controlé mi perplejidad, de pronto cerré los ojos y sentí frío, ahí estaba, junto a la mismísima María Uicab, había bajado al Xibalbá. Cómo hablar con ella que trató en su momento con ingleses, libaneses, asiáticos y afrodescendientes, es nada menos que María Uicab, la gobernante y guía espiritual del pueblo maya masewal, de los cruzo’ob. –¿Sabe que se ha escrito una novela en la que usted es el personaje principal?, balbuceó apenas el Cronista de Felipe Carrillo Puerto. –Buenos días, sí, estoy enterada que tienen muchos años buscándome, sé que han estado haciendo entrevistas y conversando con los dignatarios, revisando documentos. Eso me alegra mucho porque mi voz había sido callada por mucho tiempo y no solo mi voz: la de todas las otras mujeres que, como yo, han luchado junto con los hombres masewales cruzo’ob por la libertad, por la defensa de nuestros montes y nuestra cultura. La voz de María Uicab es encantadora y firme. Me da confianza y sigo escuchándola… –Sí, soy mujer maya masewal y somos cruzo’ob, por eso tengo un carácter y una fuerte voluntad, pero eso no es lo principal o extraordinario de mi persona, ya que ancestralmente las mujeres, y más las mujeres mayas, siempre hemos hecho presente nuestra voluntad y nuestras decisiones, respondió a otra de mis preguntas y así continuó. –Es absoluta mentira querernos pintar como mujeres débiles y sin voluntad. Muchas tenemos un carácter fuerte, imagínate qué es enfrentarte a la guerra, cuando tienes que luchar contra los enemigos ts’ulo’ob que vinieron a robar nuestra tierra y nuestros montes: te tienes que enfrentar como mujer maya, con valor y fortaleza, esa es nuestra característica, que no quede ninguna duda sobre eso. Acerca de si hubo participación de otras mujeres en la llamada guerra de castas, dijo: –Claro que sí aunque, te digo primero, me molesta que unos extranjeros llamen guerra de castas a nuestra lucha que, en verdad, fue un gran levantamiento maya contra el despojo y contra la esclavitud. Nosotros estábamos luchando por nuestra libertad, por defender nuestros montes y nuestra cultura, así que no sé a qué se refieren con eso de que fue una guerra de castas. María Uicab, alza la voz de tal manera que este Cronista abre más los ojos y pone mucha atención a lo que ella afirma: –En esta gran lucha y defensa que hemos hecho no soy la única, sería muy soberbio de mi parte pensar que solo he sido yo, pues antes a Hilaria Nauat se le conoció como nuestra primera reina; desde que yo era casi una niña y escuchaba sobre ella supe de su enorme poder e incluso me enteré de que la asesinó el ejército yucateco; ahora platicamos y descansamos juntas, aquí en el Xibalbá y ¿sabes?, desde aquí seguimos luchando, transmitiendo nuestras voces a nuestro pueblo, a las mujeres. Cuando le pregunté acerca de sus tres maridos, María, tajante, aclaró: –¡Me molesta que hablen de ellos!, deben saber de mi enojo cuando hablan con desprecio hacia ellos, enfatizó para luego explicar que “los tres esposos que tuve fueron grandes hombres a los que amé, aunque tengo que confesar algo: fue Ignacio Chablé quien quedó más profundamente en mi corazón; no fueron tristes maridos como dicen algunos ts’ulo’ob, ellos y yo gobernamos juntos, transmitimos las órdenes de las cruces en aquella época cuando los ts’ulo’ob y uaches invadían y asesinaban”. María Uicab, acomoda su hermoso hipil, ella resplandece y detalla… —Las mujeres participamos en la guerra y también la dirigimos, pero eran casi siempre los hombres los que se enfrentaban cuerpo a cuerpo con los uaches y ts’ulo’ob durante las batallas; por eso es que quedé viuda tres veces, cada uno de ellos fue un gran dolor en mi corazón. No me molesta que se hable de ellos, pero sí, y mucho, que lo hagan con desprecio. Los historiadores, dice, no quieren aceptar que en nuestra cultura los hombres y las mujeres mayas podamos gobernar juntos, en paz y en equilibrio. –Claro que estoy enterada de que hay quienes no quieren aceptar que las mujeres somos iguales a los hombres. Ahí está Crescencio Poot, que terminó desconociéndome y existen jefes mayas que todavía no le dan el lugar que les corresponde a las santas patronas en las Iglesias las han marginado, se les olvida que nosotras hemos luchado, como ellos, desde hace siglos. –¿Qué piensa acerca de que se hable sobre usted en una novela?, ¿es importante? –Sí, es importante hablar de mí y de todas ¿por qué hablar solamente de los hombres? solo de los grandes guerreros, por qué no se hablaría de nosotras si también supimos guiar a nuestro pueblo. Hablar de nosotras, las mujeres mayas, permitirá que se hable de otras mujeres también. No me molesta, por el contrario, es muy importante que se hable de mí, de María Uicab, la que fue gobernante y guía, la Santa Patrona que anunció los mensajes de la Santísima y sus cruces hijas; que hablen de mí que soy hija de Ixi’im, el santo maíz, padre y madre nuestros. Estoy aún aquí para recordar quién fui y quiénes fueron otras mujeres que, como yo, participaron en esta lucha por defender nuestra tierra, que luchamos por todo lo que somos y debemos seguir siendo. La gran María Uicab ganó todavía más mi admiración, con ese su carácter, y me dijo: –Conozco la novela que dices: En busca de María Uicab, se llama, supe de ella desde el momento en que Georgina Rosado y tú la escribían; no lo notaban, pero junto al viento, entre los aromas y las esencias del incienso que encendían y que les rodeaba, ahí, ahí estaba yo, observando, mirando lo que escribían, escuchándolos cómo debatían y luego se ponían de acuerdo. No quepo de asombro, me estremezco: –También vi lo contentos que estaban ustedes al recibir su libro. –De Antonia, su secretaria, qué puede decirnos, le pregunté. –Mi querida Antonia, ella creía que yo no sabía el inmenso amor que me tenía y que traspasaba el amor que se tiene por una guía espiritual y amiga; siempre lo supe, ya hablé con ella, la tranquilicé. Sí, era mi secretaria, pero antes que eso, era mi mejor amiga, la persona en la que más confiaba y la que conocía todos mis secretos. Ahora está aquí, conmigo, estamos juntas, recordando esos terribles sucesos; ella entregó su cuerpo a Xtaab que luego con dulzura la puso en mis brazos. Ya vez, periodista, soy dura muchas veces, las necesarias, pero en mi corazón hay espacio para que el amor se acreciente. Al mencionar a Bernardino Cen, dijo que éste fue el mejor de sus guerreros: –Tengo que reconocer que nadie hubo como él para guiar a nuestros guerreros, sí es verdad que tenía un carácter un poco explosivo y que era muy difícil controlarlo, por eso una vez tuve que quitarle su cargo de jefe, pero en realidad nadie como él para guiar a la gente en los ataques de castigo a los yucatecos. Lo sigo esperando, pero él no quiere renunciar a esa vida a la que perteneció, todavía no está aquí, él sigue ahí atrapado en la búsqueda de su amada Josefa, no ha entendido que estamos aquí, esperándolo, dígale, si va usted al Museo de Tihosuco, que aquí estamos Josefa y yo, esperándolo con los brazos abiertos. María Uicab, arreglando su largo y abundante cabello, prosiguió: –De Crescencio Poot, ¡ay! qué te puedo decir de Crescencio. En realidad, era también un gran guerrero, extraordinario, pero el cansancio y la ambición le ganaron, ya vez, quiso negociar primero con Belice sobre la extracción del palo de tinte en nuestros montes, rompiendo nuestra unidad y sin consultarle a los demás jefes o a mí, a la representante de la Santísima. Luego, quiso negociar con los yucatecos, y yo en realidad no estoy cierta aún de que su estrategia fuera equivocada. Él pensaba que negociar con los yucatecos era una alternativa para nuestro pueblo y quizá, de haberse firmado el tratado se hubieran salvado muchas vidas. Pero su error fue querer hacerlo a espaldas de nosotros, de los santos patrones de Tulum y de los demás tatiches, por eso no nos quedó otra que castigarlo, luego vinieron muchos males y muchas cosas terribles para nuestro pueblo. –¿Qué aconsejaría a su pueblo en estos tiempos tan difíciles y en especial a las mujeres de la Península de Yucatán? -Que por favor aprendan de las lecciones que nos da la vida, si fuimos derrotados en parte fue por las traiciones y por no mantener la unión entre nosotros; que no se dejen seducir por esos que quieren hablar a nuestro nombre y que les ofrecen reconocimientos y dinero; que se mantengan como pueblo para poder impedir la destrucción de nuestros montes, que no olviden que ahí habitan nuestros dioses, que en Tulum está el camino hacia Xibalbá, que ahí está el río que nos une a nuestro lugar sagrado… si permiten que sea destruido, si dejan que nuestras aguas sean envenenadas, el mundo como lo conocimos morirá. A las mujeres les digo que recuperen, porque lo han perdido, ese poder que tuvimos hace tiempo, que exijan su lugar junto a los hombres y también, como santas patronas, junto a los santos patrones. María Uicab se me acercó, se imponía: –Oye bien, Cronista, esto que te digo: no se trata de pelear entre hombres y mujeres, se trata de que recuperemos esa unidad entre ambos para seguir transmitiendo juntos nuestra historia y la voluntad divina. Que las religiones extrañas no alejen a la Santísima de sus corazones y que nuestras voces, transmitidas ahora por ese libro que ustedes escribieron, sean tomadas en cuenta, ese es mi mensaje y herencia para ustedes. Su voz se hizo cada vez más lejana, perdiéndose entre sonidos de flautas y tunkules. Sentí una suave brisa con rico aroma de copal, María Uicab, la sacerdotisa, desapareció de mi vista sin darme cuenta, pero sus palabras se me quedaron grabadas muy hondo.


El texto original de este artículo fue publicado por la Agencia Quadratín en la siguiente dirección: https://quintanaroo.quadratin.com.mx/entrevista-a-la-reina-y-sacerdotisa-maya-de-tulum-maria-uicab-en-el-xibalba/?fbclid=IwAR3_SwaXu1Upg9aZ8BQVXRHr1tjxPo36BhxR45tr-D1OPdKKyKXiE1JR6Ws

Este contenido se encuentra protegido por la ley. Si lo cita, por favor mencione la fuente y haga un enlace a la nota original de donde usted lo ha tomado. Agencia Quadratín. Todos los Derechos Reservados © 2018.

No hay comentarios:

Publicar un comentario