A días de que López Obrador cumpla dos años al frente del Poder
Ejecutivo, obliga una felicitación.

¿Y por qué felicitar a Obrador?

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Porque es el principal enemigo del presidente mexicano y porque con su
incompetencia, su ignorancia, estulticia y su notoria afectación mental, suma a
miles de mexicanos, todos los días, en su contra; porque gracias a su
locuacidad miles abren los ojos y otros tanto los abrirán en el futuro cercano.
Felicidades, presidente Obrador, porque los lacayos diputados de
Morena le confirmaron a todo México que está muerta la división de poderes;
porque esos diputados le gritan a los ciudadanos que son sirvientes del
presidente, no representantes del pueblo.

Felicidades, presidente, porque en su frecuente encuentro con el lacayo
Ricardo Monreal, ratifica no solo la muerte de los contrapesos, sino que los
senadores ya no representan a las entidades federativas. Sí, hoy los senadores,
igual que los diputados, son parte de los sirvientes de Palacio.

Felicidades, porque hizo el milagro de que miles de tabasqueños y
millones de mexicanos confirmaran que López Obrador es un miserable,
insensible y criminal presidente, al que nada le importa la tragedia y menos le
interesa el dolor de los mexicanos.

Felicidades, presidente Obrador, porque al tiempo que dedica más
espacio a sus mañaneras panfletarias, se eleva la cantidad de mentiras que
dice, en Cadena Nacional, y todos los días son más mexicanos los que se dan
cuenta que es el peor presidente, el más mentiroso, el menos capacitado.
Felicidades, presidente, porque al destruir empresas outsoursing –de
subcontratación–, manda al desempleo a otros cinco millones de mexicanos
que, si aún no lograban percatarse del peligro que significa López Obrador,
seguramente muchos entenderán que en la elección del 2021 no le darán su
voto al partido del presidente que les quitó su empleo.

Felicidades, porque cuanto más persigue fiscalmente a las empresas,
como Alsea, entre otras, coloca a un mayor número de empresarios en la
trinchera de los que están dispuestos a la defensa de la democracia.
Felicidades, presidente Obrador, porque una vez que los lacayos
diputados dejaron sin presupuesto a Nuevo León, Jalisco, Michoacán, entre
otras entidades, lo único que consigue es la concientización de millones de ciudadanos de esas entidades, quienes hoy entienden que votar por Morena o
por AMLO, es un peligro para todo México y los mexicanos.

Felicidades, presidente, porque al ignorar a los niños con cáncer, al
desdeñar a las mujeres con cáncer, al dejar sin vacunas elementales a millones
de niños, lo único que consigue es que se desengañen los mexicanos más
pobres, aquellos que se tragaron el cuento de que “primero los pobres”.
Felicidades, porque cuando ignora la violencia y la inseguridad, cuando
no hace caso a los miles de feminicidios, a decenas de miles de muertos por
violencia y cuando ignora las masacres y la represión contra mujeres, como
fueron los casos de Quintana Roo y Chihuahua, consigue que la mitad de los
mexicanos, las mujeres, abran los ojos y se convenzan de que ni un voto más
para Morena y para su proyecto.

Felicidades, presidente Obrador, porque al estimular el desempleo de
millones de ciudadanos, al condenar a la muerte a miles de empresas, también
estimula la crítica a su mal gobierno y anima el debate en todos los estratos
sociales, sobre el fracaso en que se ha convertido su gobierno.

Felicidades, presidente, porque cuando domesticó al INE y al Tribunal
Electoral, convenció a millones de ciudadanos de que la democracia mexicana
está en peligro; animó a otros millones a organizarse y hasta hizo posible el
nacimiento de movimientos multitudinarios como “Frenaaa”, como “Sí por
México” e hizo realidad el milagro de que casi toda la oposición se unificara,
pero en su contra.

Gracias, presidente, porque al no haber entregado un solo resultado en
dos años, al haber fracasado en todo lo que prometió, al no haber cumplido
ninguna de sus ofertas de campaña y al llevar al país a la ruina y empobrecer a
millones de ciudadanos, ratifica todo lo que aquí dijimos a lo largo de los
últimos tres años; que López Obrador y su gobierno eran un peligro para
México y los mexicanos.

Sí, presidente López Obrador, felicidades por haberme dado la razón,
por confirmar todos mis diagnósticos sobre su ignorancia, su analfabetismo, su
estulticia, su mitomanía, su peligrosa enfermedad mental, su odio a los
mexicanos todos y, en especial, gracias por confirmar que es el peor
presidente de la historia de México.

Se los dije.