Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

  Interesados comunicarse a correo: erubielcamacho43@yahoo.com.mx  si quieren versión impresa o electrónica donativo voluntario .

sábado, 7 de noviembre de 2020

¿Por qué se inunda Tabasco?

 

¿Por qué se inunda Tabasco?

El estado es una llanura formada por las lluvias y los ríos desbordados. El agua siempre ha corrido y seguirá corriendo por ella. La deforestacion, la sobrepoblación, la mala planeación urbana, la corrupción y la falta de planeación a largo plazo, son algunos de los factores que explican los problemas actuales de sus habitantes con el medio ambiente

Por: Francisco Cubas

La respuesta rápida a la pregunta del título es: porque así ha sido siempre, y así siempre será. Casi todo el estado de Tabasco es una llanura inundable, que durante miles de años ha recibido los excesos de enormes ríos. Una pregunta más exacta sería: ¿Por qué en Tabasco, que durante tantos siglos ha convivido con las inundaciones, la población ya no sabe cómo lidiar con ellas?

En el momento de escribir este artículo ha llegado de nuevo octubre, y en medio del escenario inédito de la pandemia por covid-19, los habitantes de la llanura costera vuelven a enfrentarse a un viejo miedo recurrente. Después de que en los últimos cinco años las lluvias estuvieron por debajo del promedio histórico, este año han vuelto a la normalidad, y con ello han puesto en evidencia, una vez más, la vulnerable situación en que se encuentra la población del estado.

Cada vez que llega una nueva inundación los políticos de turno culpan a las presas del alto Grijalva, que son responsabilidad de Conagua, y nunca mencionan la deforestación, la nula planeación urbana, la corrupción que retrasa constantemente las obras de prevención, la falta de estudios científicos y la falta de una gestión integral de las cuencas.

La población tabasqueña actual, en su mayoría urbana e inmigrante, o descendiente de inmigrantes, vive desconectada de su medio ambiente, desconoce en qué cuenca vive, cuáles son sus ríos, como se conectan entre ellos; desconoce incluso cuáles son los ríos que bajan de las presas. Esta desconexión impide que la ciudadanía ejerza una presión eficiente sobre los políticos, que van de plan en plan sin establecer ninguno a largo plazo.

La relación histórica de este territorio con sus aguas es la crónica de un continuo divorcio entre la población y sus recursos naturales, una relación que siempre fue difícil, y que se volvió insostenible a medida que un territorio altamente vulnerable fue sometido a innumerables proyectos de “desarrollo” y “modernización”. El resultado es que desde hace años hay miles de personas viviendo en terrenos que ancestralmente se han inundado.

Las inundaciones suelen percibirse como un desastre, pero en este territorio son parte fundamental del mismo suelo que pisamos. El nombre técnico es llanura aluvial o llanura de aluvión. A lo largo de millones de años las inundaciones de los ríos han arrastrado los sedimentos que forman el suelo de Tabasco. El problema no es que la llanura se inunde, el problema es dónde y de qué manera hemos escogido vivir en ella, y de que formas hemos modificado los cauces de los ríos.

Un testimonio del siglo XIX, del profesor e intelectual Alberto Correa, describe de manera muy detallada el problema de poblar Tabasco:

“La colonización de extranjeros laboriosos fuera muy provecho­sa para el aumento de población, de industria; pero el terreno de Tabasco no lo permi­te, por ser todo él anegadizo y la mayor parte pantanoso, que si aun por su feracidad admite toda clase de cultivo, no produce ningún fruto, pues sólo dos meses del año puede contarse con estos terrenos y empezada la estación lluviosa, todo se inunda por la inmediación que tiene a la Sierra de Chiapas; de manera que queda reducido en pequeñas islas en las que están situadas las poblaciones y algunas haciendas, y el tránsito de unas a otras sólo puede hacerse en canoas, aunque con gran trabajo por la multitud de pantanos o yerbas aguátiles (sic) que impiden la navegación por su grande espesura y acabadas las lluvias, que es por diciembre o enero, han bajado las aguas y dejan unos fangales que se hacen por algún tiempo intransitables, hasta que con el sol se van purificando y amacizando. Pocos terrenos útiles quedan para pobla­ciones y éstas pueden formarse con los mismos vecinos del estado”.

A pesar de tener apenas 24 mil km2 de extensión (el lugar 24 de los 32 estados), por Tabasco corre entre el 28 y el 35% del agua superficial del país. Esto se debe a que básicamente, el estado es la desembocadura del Grijalva y el Usumacinta, el camino final de estos enormes ríos que nacen en las montañas de Guatemala y atraviesan Chiapas. 

Aproximadamente el 60% del territorio está a un nivel inferior a 20 metros sobre el nivel del mar (msnm). La altura promedio de 11 de las 17 cabeceras municipales está por debajo de los 20 msnm: Cárdenas 15 msnm, Comalcalco 9 msnm, Cunduacán 10 msnm, Frontera 2 msnm, Huimanguillo 20 msnm, Jalpa 8 msnm, Jonuta 15 msnm, Macuspana 17 msnm, Nacajuca 5 msnm, Paraíso 2 msnm y Villahermosa 10 msnm. Un terreno tan plano es más susceptible a inundarse, en los territorios con pendientes pronunciadas el agua sigue su camino hacia abajo, pero en un área plana, cuando hay exceso de agua los ríos se “atoran”, y el agua sobrante se extiende hacia los lados del cauce.  

Aunque en general, cuando se menciona la palabra “inundación” no se piensa en todo el estado, sino especialmente en su ciudad capital Villahermosa y sus áreas conurbadas, cuyos 800 mil habitantes concentran el 35% de las 2 millones 300 mil personas que pueblan el estado . 

Desde la gran inundación de este siglo, en el 2007, los sucesivos gobiernos han declarado haber gastado miles de millones de pesos en obras (compuertas, drenes, desvíos, bordos, etc) cuyo objetivo principal ha sido resguardar la ciudad.

Centro Histórico de Villahermosa. 3 de noviembre de 2007. Foto: Francisco Cubas. Puede verse una pequeña selección de imágenes de aquellos días en esta página.

En el 2007 el 62% del territorio tabasqueño se inundó, y el 75% de su población quedó damnificada, con más de 33 mil millones de pesos en daños. Hubo múltiples factores que contribuyeron a esa catástrofe, aunque la causa principal directa haya sido un mes de octubre en el que se registraron 800 mm de lluvia en Tabasco, casi 4 veces el promedio normal. Para ponerlo en perspectiva, eso es más o menos lo que llueve en todo un año en el Estado de México. Tomando en cuenta el norte de Chiapas, cayeron en la región 1,163.7 mm de lluvia en tan sólo 5 días.  Pero de ese evento se ha escrito mucho, y al final de este artículo el lector encontrará bibliografía sobre el tema.

Quisiera concentrarme ahora en explicar de qué manera o de qué maneras se inunda Villahermosa. No es nada fácil explicar la compleja multitud de ríos que recorren la región, cambiando muchas veces su nombre de un municipio a otro. Se requeriría un libro, o una serie de televisión, para hacerlo con propiedad. Pero intentaré al menos dar una idea básica, con la esperanza de que pueda orientar a las personas no especializadas en el tema. 

Una inundación cada 5 años en promedio

Comencemos por una pregunta ¿Cada cuánto se inunda Tabasco? No es tan fácil de responder, porque habría que ponernos de acuerdo en la definición de inundación. ¿A partir de cuantas personas afectadas, o a partir de qué área afectada podemos considerar que hay una inundación digna de registrarse? Diferentes autores manejan diferentes fechas, así que para hacer la siguiente lista he consultado tres artículos académicos, y he considerado sólo las fechas en las que Villahermosa fue parte de la zona inundada, y sólo las de mediados del siglo XIX en adelante, por considerar que son los registros más confiables. Tomando esto en cuenta, los años en que se han registrado inundaciones notables son los siguientes:

1868, 1879, 1886, 1888, 1889, 1891, 1896, 1897, 1898, 1908, 1909, 1918, 1922, 1927, 1929, 1932, 1933, 1936, 1944, 1952, 1955, 1969, 1973, 1980, 1995, 1999, 2007, 2008, 2010.

Son 28 eventos para 152 años, contando hasta el 2020, o sea que desde 1868 Tabasco ha sufrido una inundación seria cada 5.4 años. También llama la atención algo. Desde Roberto Madrazo en 1999, los gobernadores de Tabasco han culpado repetidamente a las presas del Grijalva por las inundaciones. Pero la primera presa, la de Malpaso, se terminó en 1969. En los 51 años que han pasado desde entonces ha habido 7 inundaciones (sin contar esta temporada, que apenas empieza), una cada 7.2 años. Es decir, desde antes de que existieran las presas Tabasco se inundaba regularmente, y no sólo eso, sino que se inundaba con mayor frecuencia. Esto no quiere decir que las presas no tengan nada que ver con las inundaciones, sino que rara vez han sido su causa principal (de esto hablaremos en un próximo artículo de Nube de Monte).

En la lista también podemos ver que en 5 ocasiones se han tenido dos años consecutivos de inundación, y que el período más largo que ha pasado entre dos de ellas es de 15 años (1980-1995). Sólo en tres ocasiones, a lo largo de este siglo y medio, han pasado más de 10 años entre una inundación y otra. Como ya dije, la lista no es exacta, pero sirve para darnos una idea de lo que ha ocurrido desde hace mucho tiempo en Tabasco.

Gráfica de las inundaciones en Tabasco, entre 1868 y 2019. Se puede apreciar la regularidad con que se presentan estos eventos.

La gráfica de arriba nos permite apreciar visualmente la tremenda regularidad con que se han presentado las inundaciones durante siglo y medio, lo cual no es ninguna sorpresa. La función de esta llanura costera durante muchos miles de años ha sido recibir el agua que transportan los inmensos ríos que nacen en Guatemala y pasan por Chiapas para desembocar en el Golfo de México. El ciclo de extremos entre grandes secas en marzo, abril, mayo, y grandes lluvias en agosto, septiembre, octubre, ha sido parte vital de estos ecosistemas desde mucho antes de que hubiera ciudades.

Entendiendo la llanura tabasqueña

Diagrama simplificado de los ríos de Tabasco, con las presas ubicadas en Chiapas. El punto rojo es la compuerta El Macayo.

Como podemos ver en el diagrama, de manera simplificada, hay tres grandes ríos, o grupos de ríos que corren desde Chiapas hacia el Golfo de México, avanzando por esa gran llanura que es Tabasco. El primero es el Usumacinta, cuyas desbordamientos producen principalmente daños a la agricultura y la ganadería, pero que rara vez afecta grandes poblaciones humanas. El segundo es el Río de la Sierra, que corre desde las montañas del Norte de Chiapas y pasa por el Malecón de Villahermosa. El tercero es el río Grijalva, que pasa por las cuatro grandes presas hidroeléctricas de Chiapas antes de bajar a la llanura, donde se le llama río Mezcalapa, que luego se divide en otros dos: el Samaria, que sigue su camino hacia la costa, y el Carrizal, que pasa por lo que antes marcaba el límite noroeste de Villahermosa y ahora ya está dentro de la ciudad. Después de rodear Villahermosa, el Carrizal y el Río de la Sierra se unen en una sola corriente que vuelve a llamarse Grijalva, y más adelante se encuentran con el Usumacinta para salir con un caudal impresionante hacia el mar. 

Primera dificultad lógica: Al ver el diagrama nos daremos cuenta de que el río que pasa por el Malecón de Villahermosa, llamado Grijalva, nada tiene que ver con el que pasa por las presas, que se llama igual. Esto se debe a que, en los años 50s, la Comisión del Grijalva, organismo federal que construyó las grandes presas, decidió unificar con ese nombre toda la cuenca y llamar así al río que pasa por las hidroeléctricas, que antes se llamaba Río Grande de Chiapas. 

Los dos grupos de ríos que afectan principalmente a Villahermosa son dos, el Grijalva y el Río de la Sierra. La corriente del primero está contenida por las presas y fluye por un terreno sumamente plano, la última presa antes de llegar a Tabasco, conocida popularmente como Peñitas, apenas tiene una altura de 60 metros sobre el nivel del mar. En contraste, el Río de la Sierra no tiene ninguna estructura de control en todo su cauce, y como nace en las montañas su corriente puede acumular y transportar grandes cantidades de lluvia en muy pocas horas. 

De manera que cuando las lluvias hacen que las presas acumulen demasiada agua y tengan que liberar de manera muy rápida el excedente, Villahermosa puede inundarse por el noroeste, a través del río Mezcalapa. Es por eso que, en el 2012, se terminó la construcción de la compuerta El Macayo, que desvía el agua hacia el río Samaria, para que el Carrizal no inunde la capital. 

Ubicación de la compuerta El Macayo, que desvía el exceso de agua del río Carrizal, que pasa por Villahermosa, hacia el río Samaria.

Y cuando las lluvias hacen crecer demasiado los ríos de la Sierra, la ciudad puede inundarse por el sureste, pero contra esos ríos no hay presas ni compuertas, sino principalmente un canal de alivio llamado El Censo, que se ubica en una curva muy pronunciada del río y actúa como válvula de escape, llevando el agua lejos de la ciudad. Es uno de más de seis canales que se realizaron hace ya más de 10 años, para lo cual se desplazó de sus viviendas a varias rancherías cercanas a Villahermosa, destruyendo sus casas y reubicándolos de manera forzada, lo cual provocó una recomendación de la Comisión de Nacional de Derechos Humanos (ver link al final de este artículo). 

Ubicación del canal de alivio El Censo, que desvía el exceso de agua del Río de la Sierra en la temporada de lluvias.

Lo he expuesto de manera simplificada para hacerlo más accesible. En la realidad, los tres grandes grupos de ríos, el Mezcalapa, los de la Sierra y el Usumacinta, pueden influirse entre ellos en circunstancias extraordinarias, y los muchos drenes y desvíos que se han hecho a lo largo de muchos años (y que veremos más adelante) también pueden producir afectaciones locales que son más difíciles de entender. 

Veamos ahora un diagrama menos abstracto de los ríos que pasan por la llanura: 

Y ahora esta parte del Atlas de Riesgo Oficial de Tabasco, que muestra los ríos con peligro de inundaciones:  

Esta es el área susceptible de ser inundada por las presas:  

Estas son las áreas susceptibles de inundarse (mientras más oscuro el azul es más susceptible): 

Aquí vemos como los niveles de lluvia más altos, en azul oscuro, se dan en la cercanía de las montañas del Norte de Chiapas:

Y finalmente, veamos aquí los rangos de lluvia anuales en la cuenca Grijalva. Nótese que la mayor cantidad de lluvias, los colores rojo, azul y café, se dan justo en una franja horizontal donde terminan las montañas del norte de Chiapas y donde se ubica la última presa del sistema: Peñitas. Es decir, las lluvias más fuertes de toda la región caen justamente arriba de Tabasco, en posición perfecta para escurrir por toda la llanura.

Como hemos visto, las vías acuáticas de Tabascos forman una densa y compleja red, que recuerda a la de los vasos sanguíneos. Pero no siempre fue tan complicada, fue la intervención humana ha tenido mucho que ver para darle su forma actual. 

Los rompidos que cambiaron los ríos

En el siglo XVI, el enorme río llamado Mazapa (con un ancho de hasta 1,000 m en algunos puntos de su corriente) y que actualmente es conocido como Mezcalapa, corría lejos de Villahermosa, en línea prácticamente recta desde las montañas de Chiapas hasta la barra de Dos Bocas, en lo que hoy es el municipio de Paraíso. Este río era una continuación del llamado Río Grande de Chiapas, que nace en la Sierra de los Cuchumatanes, Guatemala. 

Diagrama del recorrido de los ríos Mezcalapa y Grijalva en el siglo XVI.

1.- Hacia 1675, los habitantes de la región de la Chontalpa, específicamente de lo que hoy son los municipios de Cunduacán, Jalpa y Huimanguillo, sufrían los continuos embates de los piratas ingleses que saqueaban los poblados subiendo desde la costa por el río. Como una medida de prevención ante estos ataques, en este año se realizó el primer “rompido” que consistió en desviar el río Mezcalapa hacia el este. De esta manera el río Mezcalapa fluyó hasta unirse con el original río Grijalva antes de su paso por al ciudad de Villahermosa. El cauce original en el que transitaba el río Mezcalapa hasta Dos Bocas, comenzó a secarse y lo nombraron “Río Seco”. A este rompido se la llamó Nueva Zelandia, por la población en que se llevó a cabo.

Como es fácil apreciar, el unir a dos grandes ríos para que pasen frente a tu ciudad no es muy inteligente. Pero durante dos largos siglos a nadie pareció importarle mucho, tal vez porque la población de la ciudad era tan pequeña que podía resguardarse sin problemas de las inundaciones. 

2.- En 1881 las inundaciones ya eran un problema para Villahermosa, y se hizo otro rompido para corregir el primero. En el sitio conocido como “Manga de Clavo”, se desvío al Mezcalapa para que ya no se uniera con el Grijalva antes de la ciudad, y se dió origen al río Carrizal, que desembocaba en la barra de Chiltepec, en el municipio de Paraíso. 

De todas formas, el río que había sido creado en el primer rompido se interrumpió del todo. Hoy se le llama Río Viejo, corre desde el Carrizal hasta la laguna La Majagua, donde sigue unido al Grijalva, y sigue dando problemas en varias zonas de su cauce en la época de inundaciones.

3.- En 1904, se llevó a cabo el tercer rompido, por medio de un dren, al parecer para sacar del agua unos terrenos particulares, y el río Carrizal se unió con el Grijalva después de su paso por Villahermosa. En la actualidad puede verse la curva de prácticamente 180 grados que sufre el río a la altura de la colonia Industrial. A este rompido se le llamó La Pigua

4.- Aún habiendo desviado el Carrizal, las inundaciones en Villahermosa seguián siendo un problema. La ciudad, que había sido fundada a la orilla de gran río, ahora estaba rodeada por dos. Para disminuir la cantidad de agua que arrastraba el Carrizal, en 1932 se llevó a cabo el rompido de Samaria. Este desvío dividió el Mezcalapa en dos, dando origen al río Samaria. El peligro de inundaciones disminuyó para Villahermosa, pero el nuevo río inundó unas 20 mil hectáreas de zona agrícola los municipios de Jalpa, Nacajuca y Cunduacán. No sería la última vez que el campo fuera sacrificado para salvar la ciudad. 

5.- En 1940, a través del rompido del Cañas fluyó agua de la Chontalpa hacia el río Medellín, que se unió al Grijalva.

6.- Y por último, en 1952, dado que el río Mezcalapa intentaba retomar su cauce original hacia el río Seco, se llevó a cabo el rompido del Veladero, ubicado en el poblado del mismo nombre. Este rompido afectó zonas de los municipios de Cárdenas y Comalcalco. 

La acción humana convirtió un sistema relativamente simple en un enredo que hacía crisis cada año en la temporada de lluvias, en los meses de septiembre y octubre. 

Pero todavía faltaba otra intervención gigantesca, en 1951 se crea la Comisión del Grijalva, organismo autónomo del gobierno Federal destinado a llevar el “desarrollo” y la “modernización” al sureste mexicano, específicamente a través de la agricultura y la ganadería a gran escala. Era la época de la posguerra, Estados Unidos era el nuevo amo del mundo, y por todos lados se crearon organismos que imitaban el modelo de la Autoridad del Valle de Missisippi, un organismo gubernamental creado por Franklin D. Roosevelt como parte del famoso New Deal, el plan para superar la depresión económica de 1929. Partiendo de este enfoque, el Grijalva y el Usumacinta fueron vistos como ideales para instalar grandes presas hidroeléctricas que serían financiadas primero por el Banco Mundial y luego por el Bando Interamericano de Desarrollo. 

Presas, deforestación y sobrepoblación

En el decreto de 1951 con el que el presidente Miguel Alemán creó la Comisión del Grijalva, se mencionaba que “los excedentes de agua provocaban inundaciones y enfermedades que impedían el desarrollo de la cuenca del río Grijalva”. Se suponía que la Comisión haría lo necesario para controlar inundaciones, favorecer la agricultura mediante el riego y secando zonas pantanosas, facilitaría la navegación, generaría electricidad y construiría una red carretera.

Los problemas que planteaba la frontera con Guatemala llevaron a abandonar los planes para las presas en el Usumacinta, pero en 1955 se inició en el río Grande de Chiapas la construcción de la Presa de Raudales de Malpaso (10,596 millones de m3) puesta en operación en 1969 y después continuó con la Angostura (12,762 millones de m3) terminada en 1974, la de Chicoasen (1,632 millones de m3) terminada en 1980, para finalizar con Peñitas (1,091 millones de m3) terminada en 1987. Entre los múltiples efectos negativos de las presas podemos destacar la modificación de los ciclos naturales de inundación,el cambio y la fragmentación del hábitat de especies, especialmente de los peces, y la eliminación de los sedimentos fértiles que antes eran arrastrados río abajo y que ahora las presas retienen. 

Mientras se construían las presas, en la planicie se iniciaba en 1966 el Plan Chontalpa, una mezcla del modelo agroindustrial estadounidense con el régimen ejidal mexicano que operó sobre 91 mil hectáreas y pretendía convertir a Tabasco en el granero de México. Este plan incluyó muchas obras de riego, drenaje y control de inundaciones que también contribuyeron a alterar los ciclos naturales del agua. Se talaron más de 40 mil hectáreas de bosque tropical.

Le siguió el Plan Balancán-Tenosique, en 1972, que operó sobre 115 mil hectáreas de selva tropical, y tenía un enfoque principalmente ganadero. Durante esta década se amplió la red carretera del estado, lo cual hizo posible una mayor expansión ganadera. Los efectos de los cambios en el uso de suelo fueron la pérdida de biodiversidad, el aumento en la erosión de los suelos, el agotamiento del agua subterránea, modificaciones al clima y el asolvamiento (exceso de sedimentos en el fondo) de los ecosistemas acuáticos. 

Mapa con datos de 2014 que muestra un 3% de selva restante en Tabasco. Actualmente se piensa que ya sólo queda el 1%. Mapa de Conafor con datos del INEGI.

Ambos planes se abandonaron pocos años después, cuando a mediados de los 70s llegó la mayor transformación que ha sufrido Tabasco. El boicot de los países petroleros árabes a Estados Unidos, combinado con el descubrimiento de grandes yacimientos en esta región propiciaron lo que se ha llamado el boom petrolero. Miles de millones de dólares salieron del subsuelo para ser repartidos entre las grandes empresas y los políticos de turno, sin dejar ningún bienestar permanente al resto de la población, pero dejando, eso sí, un legado de afectaciones ecológicas duraderas, como la contaminación de miles de cuerpos de agua con hidrocarburos.   

En 1960 todavía vivían apenas 500 mil personas en todo el estado. Entre 1960 y 2010 la población aumentó 5 veces. Esta explosión demográfica, generada por un gran flujo de inmigración debido al auge petrolero, trajo consigo la necesidad de construir un gran número de viviendas en muy poco tiempo y sin planificación a largo plazo, como consecuencia de ello, en la planicie inundable que nunca en su historia había soportado grandes centros de población se empezaron a desecar lagunas, arroyos, vasos reguladores, y a construir en tiempos de seca en lugares que se llenaban en tiempos de lluvia.

Crecimiento poblacional de Tabasco. Fuente: INEGI.

“El agua tiene memoria”, es una frase que los tabasqueños de los últimos años han repetido en varias ocasiones. Allí donde se rellenó o se construyó irreflexivamente, tarde o temprano volvieron a correr las aguas. No es casualidad que las inundaciones con mayor número de afectados hayan ocurrido en este siglo. Como hemos visto, el territorio tabasqueño siempre se ha inundado, pero antes no vivía tanta gente en él. 

Además de que había cada vez más personas viviendo en lugares en riesgo de inundarse, la deforestación y el cambio de uso de suelo para la ganadería y la agricultura modificaron aún más los cauces y las orillas de los ríos. La pérdida de la vegetación y la construcción a orillas de los ríos hace que el terreno no absorba el agua de lluvia de manera eficiente, y esa agua que no puede ser absorbida aumenta el nivel de los ríos y con ello el riesgo de inundaciones. Se dice que en Tabasco hubo alguna vez 1 millón de hectáreas de selva, de las cuales sólo quedan entre el 1 y el 2%. 

A la izquierda vemos un diagrama simplificado de cómo la vegetación a orillas de los ríos absorbe el agua de lluvia y libera menos sedimentos. A la derecha, la deforestación permite a la lluvia correr libremente por las pendientes y aumentar el nivel de los ríos, aumentando la posibilidad de que ocurran inundaciones.

A partir de este siglo se creó el Programa Integral Contra Inundaciones (PICI), que luego fue Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT) que actualmente es “Proyecto hidrológico para proteger a la población de inundaciones y aprovechar mejor el agua en el estado de Tabasco” (PROHTAB). Sí, así se llama.

Todos estos programas, dirigidos por la Conagua y en los que interviene el gobierno estatal, han sido severamente cuestionados y acusados de corrupción y malos manejos. Justo este año se difundió en la prensa local que el último programa tiene un subejercicio de 13 mil millones de pesos.

Para complicar aún más las cosas, el cambio climático, el retroceso de las costas y el aumento del nivel del mar son fenómenos que ya están afectando a Tabasco, y que se dejarán sentir más intensamente en los próximos años, sin que haya un plan institucional para hacerles frente. La subida del nivel del mar, por ejemplo, bloquearía la salida de los ríos, durante las crecientes, lo cual agravaría las inundaciones actuales.

¿Hay solución?

¿Deberían seguir viviendo tantas personas en Tabasco? Tal vez no. ¿Deberían seguir viviendo tantas personas en la Ciudad de México, en edificios construidos sobre el lecho de un lago desecado, en una zona sísmica que además agota cada día más sus recursos hídricos? Tal vez no. Pero es muy difícil que las grandes poblaciones humanas nos reubiquemos voluntariamente.

Como hemos visto en este breve recorrido, el estado de Tabasco es un territorio que fue deteriorado de manera terrible por el hombre el pasado siglo, con el 98% de sus selvas arrasadas; sus dos principales cuencas represadas, desviadas, drenadas; sus poblaciones silvestres exterminadas; y sus suelos y aguas contaminados con hidrocarburos. Sin olvidar que el auge petrolero dejó un tejido social destruido, donde prácticamente el 53% de la población vive en la pobreza y prácticamente el 90% tiene alguna vulnerabilidad social.

Pobreza 2018 | Tabasco

Son precisamente los más pobres quienes más sufren las inundaciones, quienes viven en las orillas de las ciudades, o en las colonias más vulnerables de éstas, o a orillas de los ríos o lagunas, quienes tienen todo su patrimonio en unos cuantos metros cuadrados.

Cambiar eso llevará tiempo. Hasta ahora todos los planes hidraúlicos se basan en soluciones de ingeniería: levantar bordos, muros, espigones; hacer más drenes, levantar más compuertas. Claro, porque eso implica construcción, y ya sabemos que en la construcción se dan los grandes negocios de todos los gobiernos. Pero para atacar a fondo el problema necesita hacerse un manejo integral de las cuencas, y eso requiere planes en colaboración con Chiapas y la Federación. Se requiere detener la deforestación, evitar el cambio de uso de suelo en los alrededores de los ríos y el azolvamiento en sus lechos, también hace falta regenerar la vegetación que ya se ha perdido, reconvertir los terrenos de agricultura idustrial a silvicultura. Es preciso discutir la viabilidad a futuro de las presas, e incluso contemplar su posible demolición.

También se requiere, entre muchas otras cosas, la participación de la academia y de la sociedad. Hay que desarrollar programas permanentes de educación y concientización sobre el agua para toda la población. Todo habitante de Tabasco debería ser experto en los aspectos básicos de la hidrología del estado, pero actualmente muy pocas personas los entienden.

Es necesario establecer un comité multidisciplinario que genere planes de investigación científica a largo plazo y es necesario un comité ciudadano con facultades legales para vigilar el cumplimiento de los ordenamientos ecológicos. Es necesario que haya transparencia e información accesible y adecuada sobre los planes hídricos, sobre el manejo de las presas, y sobre la planeación de cada temporada de lluvias. Es necesario también plantear la reubicación de las personas asentadas en las zonas más vulnerables.

Se requiere, en suma, una gestión integrada de las cuencas.

La planicie seguirá inundándose mientras existan estos grandes ríos, y mientras dure este clima, el que ha conocido la humanidad durante los últimos siglos. Tenemos que aprender a convivir con ello del mejor modo, de una manera justa y digna para todos los habitantes de este edén destruido.


Agradecimientos a Pablo Zárate @REptar por la gráfica de la lista de inundaciones y al doctor Héctor Martínez @hjmarboleya por su lectura del texto final.

PARA SABER MÁS

Como dije al principio, este artículo pretende ser sólo una introducción accesible a un tema muy complejo. Comparto aquí una selección de la bibliografía que consulté para escribirlo:

Recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en 2011 sobre las violaciones a los derechos de más de 5 mil personas durante las inundaciones del 2010, cometidas por servidores públicos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Comisión Federal de Electricidad (CFE), Secretaría de Desarrollo Social Federal, Gobierno del estado de Tabasco y de los municipios de Centro, Huimanguillo, Cárdenas, Cunduacán, Paraíso, Centla, Jalpa de Méndez y Nacajuca, en dicha entidad.

Sobre las inundaciones del 2007:

Informe preliminar sobre las Inundaciones del 2007 del Senado de la República.

Causas de un desastre: Inundaciones del 2007 en Tabasco, México. María Perevochtchikova y José Luis Lezama de la TorreCentro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales El Colegio de México (CEDUA-COLMEX).

Vulnerabilidad social de la población desplazada ambiental por las inundaciones de 2007 en Tabasco (México). Guadalupe del Carmen Álvarez, Esperanza Tuñón.

Análisis de las inundaciones en la planicie tabasqueña en el periodo 1995-2010. Conagua-UNAM.

La gran inundación del 2007 en Villahermosa, Tabasco, México: antecedentes y avances en materia de control. Rodimiro Ramos, Miguel Ángel Palomeque.

Actualización del Plan Hídrico Integral de Tabasco, 2011. Conagua.

Sobre las inundaciones de Tabasco en general:

Control de inundaciones en Tabasco. Tesis de Alberto Alatriste Domínguez.

Ciclos de inundación y conservación de servicios ambientales en la cuenca baja de los ríos Grijalva-Usumacinta. UJAT.

La problemática del agua en Tabasco: Inundaciones y su control. Jesús Gracia Sánchez y Óscar A. Fuentes Mariles

Evaluación de la vulnerabilidad del sistema de presas del río Grijalva ante los impactos del cambio climático. UNAM.

Sobre el gran río Mazapa y su transformación en Mezcalapa, Carrizal y Samaria.

De señor a tributario, historia breve del gran Mazapa. Flora Salazar Ledesma.

141

No hay comentarios:

Publicar un comentario