Ayahuasca: de alucinógeno prohibido a esperanza para el párkinson y el alzheimer
NUEVOS ESTUDIOS
Científicos de la Complutense constatan que el brebaje de los chamanes amazónicos es capaz de formar nuevas neuronas
Alzheimer: nueve cosas que puedes hacer para evitarlo
La sabiduría ancestral que alberga la ayahuasca –cuyos ingredientes son ilegales en la mayoría de países del mundo– no sólo se muestra en sus conocidas experiencias alucinógenas, acompañadas en ocasiones de importantes revelaciones espirituales. Ni tampoco en ser una alternativa a la hora de regular las emociones y devenir, por su efecto terapéutico, en un hipotético potencial en tratamientos de trastornos como la depresión, como ya han constatado diversas investigaciones científicas.
Esta bebida chamánica, propia de países amazónicos como Colombia, Perú, Brasil y Ecuador, contiene un principio activo que, además, es capaz de impulsar la formación de nuevas neuronas. Un insólito hallazgo que abre un nuevo camino para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el alzheimer o el párkinson.
Científicos de la Universidad Complutense de Madrid han constatado, tras un estudio de cuatro años, que la ayahuasca es capaz de formar neuronas en el hipocampo –una parte del cerebro que es en gran parte responsable de la memoria y el aprendizaje–, y otras células neurales como astrocitos y oligodendrocitos.
La sustancia responsable de inducir a ello es precisamente la misma sustancia que promueve los efectos alucinógenos en este brebaje. Se trata de la dimetiltriptamina, conocida como DMT, que se encuentra en las hojas de la chacruna (Psychotria viridis), uno de los ingredientes que forma parte de este té chamánico.
“El posible uso de la ayahuasca pretende despertar a las células madre neurales en el adulto y convencerlas de que formen nuevas células nerviosas. Eso permitiría reponer las neuronas que mueren como consecuencia de las enfermedades neurodegenerativas. En las enfermedades neurodegenerativas, la muerte de determinados tipos de neuronas ocasiona los síntomas de patologías como el alzhéimer y el párkinson”, detalla José Ángel Morales, coautor del estudio y profesor e investigador científico del departamento de Biología Celular y de Ciberned.
El equipo de investigadores trabajó primero en células in vitro y después con la inyección de ayahuasca a un grupo de ratones durante un período de tres semanas, y a intervalos regulares. A estos ratones se les presentaron una variedad de tareas diseñadas para evaluar su memoria y aprendizaje y, dicen los autores del estudio, el hecho de que se desenvolvieran mejor en estas tareas después de recibir un tratamiento con esta bebida indica que las neuronas recién formadas se habían vuelto funcionales, con lo cual las capacidades cognitivas de estos animales se vieron aumentadas.
La actividad de las células madre donde se forman nuevas neuronas es especialmente intensa durante el desarrollo embrionario, pero cuando crecemos su acción decae. Aún así, nuestro cerebro adulto tiene toda la maquinaria celular necesaria para la formación de nuevas neuronas, pero no la utiliza de manera regular.
“Esta capacidad para modular la plasticidad cerebral indica que el mismo cerebro tiene un gran potencial terapéutico para una amplia gama de trastornos psiquiátricos y neurológicos, entre los que se encuentran las enfermedades neurodegenerativas”, señala Morales.
“Si la ayahuasca logra despertar células madre neurales, se podrían reponer las neuronas que mueren por enfermedades neurodegenerativas”
José Ángel Morales
Profesor e investigador Biología Celular UCM y Ciberned
La DMT tiene la particularidad de que, al consumirla, se degradada en el estómago, por lo que nunca podría llegar al cerebro y no tendría efecto alucinógeno (cuando se consume para tener una experiencia mística) o acción terapéutica (como indican estas investigaciones). Por eso las comunidades chamánicas, a la hora de preparar la infusión, mezclan las hojas que contienen DMT con la liana de bejuco, que contiene altas concentraciones de unas sustancias llamadas beta-carbolinas que bloquean las enzimas del estómago, evitando que la DMT se degrade y pueda acceder sin problema al sistema nervioso.
“Esta combinación de plantas en una única infusión es un logro increíble del conocimiento etnofarmacológico de las culturas indígenas amazónicas. Ya sabían que si querían una experiencia mística tenían que mezclar estos dos tipos de hojas porque sino la DMT nunca llegaría al cerebro”, comenta Morales. A la hora de aplicar el tratamiento en humanos, el medicamento tendría que subministrarse con inhibidores de esta enzima para que la DMT llegara al cerebro y, además, con un antagonista del receptor alucinógeno para evitar así esos efectos secundarios, insisten los científicos.
Existen multitud de recetas para la preparación de esta bebida. De hecho, se han documentado más de cien especies botánicas distintas usadas como aditivos de la ayahuasca, según el International Center for Ethnobotanical Education, Research and Service (ICEERS). Sin embargo, este brebaje chamánico habitualmente es el resultado de hervir la corteza o tallos triturados de lianas de bejuco (Banisterioosis caapi) junto con las hojas de otra planta, un arbusto conocido como chacruna (Psychotria viridis).
“Me fascina que este conocimiento de las plantas se haya transmitido generación tras generación durante más de cinco mil años. Se ha preservado toda esta cultura, que hoy día se ofrece como una forma de reconciliarse con uno mismo y limpiar y curar aspectos traumáticos que llevamos dentro”, agrega Adrià Montesinos. Es un joven mentor, de 25 años, que se fue con su madre y su hermano de viaje a Colombia. Durante dos semanas estuvieron conviviendo con chamanes en medio de la selva amazónica y una noche hicieron su primera ceremonia, en la que bebieron ayahuasca.
“El reto es activar esa capacidad de formar neuronas que tenemos dormida”
José Ángel Morales
Investigador Biología Molecular Univ. Complutense y Ciberned
El brebaje de las comunidades indígenas, dice Montesinos, le cambió la vida: desde la forma de verla hasta cómo vivirla. El año siguiente viajó sólo a este rincón del planeta y dos años mas tarde volvió otra vez. En una de sus estancias, se quedó hasta seis meses para comprender mejor su cultura.
Este licenciado en Comunicación por la Universitat Ramon Llull, que ahora estudia psicología transpersonal, cree en la sabiduría de la selva americana y señala que “no todo es mindfulness”. Cuenta que su vida tuvo un punto de inflexión tras probar la ayahuasca: se percató de que “no somos seres separados de lo que nos rodea, del universo”. Inmerso en los efectos alucinógenos de este brebaje, vivió la conciencia de unidad y otras revelaciones como el perdón, la relevancia del campo espiritual y la gratitud, según explica.
Una sabiduría que le transformó y que ahora comparte para ayudar a otras personas a salir de su zona de confort y tomar conciencia de si mismos. “Somos cocreadores de nuestro mundo. Cuando aceptamos parte de la responsabilidad que tenemos, nuestro entorno empieza a cambiar”, asegura.
Usada durante siglos con fines medicinales, esta bebida actúa sobre zonas clave de la corteza de asociación (encargada del pensamiento, la conducta emocional y la percepción). También modifica el flujo de información en el cerebro induciendo cambios en la cognición. Por esta razón, se dice que proporciona una nueva perspectiva de la realidad.
En Europa, se han llevado a cabo algunos estudios en hospitales administrando ayahuasca a personas con desórdenes psiquiátricos, pero todavía faltan más investigaciones sobre sus efectos. Y es que resultados de otros estudios científicos sugieren que la ayahuasca puede tener un posible efecto terapéutico a la hora de regular las emociones y las capacidades de atención. Y ese hipotético potencial como tratamiento para los trastornos neurológicos y emocionales, incluida la depresión , ha despertado un gran interés de la comunidad científica occidental por este brebaje en los últimos años. “Podría ser una herramienta muy valiosa en el tratamiento de las adiciones, en personas con tendencias suicidas o en pacientes que sufren trastornos psiquiátricos basados en un desorden emocional, como la depresión”, señala Morales.
Las hojas de chacruna contienen dimetiltriptamina, la responsable de fomentar la formación de neuronas
Aunque en algunos países se llegó a poner de moda la celebración de ceremonias de ayahuasca como un tipo de experiencia, en España está prohibido tanto el principio activo DMT como las plantas que lo contienen, excepto para usos científicos. En otros países se permite tener la planta siempre que no se extraiga el principio activo.
Otro de los beneficios del hallazgo de este trabajo, publicado en Translational Psychiatry, es que la ayahuasca “consigue estimular a las células madre neurales que ya tenemos en el cerebro, con lo cual no hacen falta otros procedimientos terapéuticos invasivos como la implantación de células madre que produzcan neuronas “, aclara Morales.
“Esta combinación de plantas en una única infusión es un logro etnofarmacológico increíble de los indígenas amazónicos”
José Ángel Morales
Investigador Biología Celular y Ciberned
Pese a ello, “hemos visto que la administración de la DMT despierta esas células madre neurales, que se activan en condiciones normales, pero aún nos queda saber que ocurriría en situaciones patológicas”, aclara el investigador. Lo que hay que comprobar es si esto también ocurre cuando existe alguna enfermedad, como el párkinson. “El reto es conseguir activar esa capacidad de formar neuronas que tenemos dormida y de esta manera poder sustituir las neuronas que mueren como consecuencia de la enfermedad”, agrega Morales.
Lo que motivó a la Universidad Complutense de Madrid a llevar a cabo el estudio de la ayahuasca –que significa la liana de los muertos que conecta ambos mundos–, fueron los planteamientos del farmacólogo e investigador Jordi Riba, del hospital Sant Pau de Barcelona.
Fue Riba precisamente quien propuso a dicha universidad una colaboración para el estudio realizado, que podría suponer un paso adelante en la búsqueda de un tratamiento eficaz para las enfermedades neurodegenerativas. Y así ha sido: “En el tratamiento del párkinson, las terapias farmacológicas actuales están destinadas a tratar los síntomas de la enfermedad y suelen ser efectivos por un período de entre 5 y 6 años, momento a partir del cual pueden tener efectos secundarios importantes. Desgraciadamente no hay tratamientos que paren la enfermedad o que la reviertan. Todo pequeño paso para un tratamiento final para estas enfermedades es muy importante”, señala Morales.
“Hoy día este brebaje se ofrece como una forma de curar aspectos traumáticos que llevamos dentro”
Adrià Montesinos
No hay comentarios:
Publicar un comentario