El sexenio de “felicidades a mí”
Una de las áreas en que mejor se desempeña la 4T, en el entendido de que la 4T y el Presidente son uno mismo, es la de la propaganda. Este es el sexenio de “felicidades a mí”. Hay, si embargo, algunas sugerencias que pueden contribuir a la causa. Van unos ejemplos.
El más reciente es el de la inauguración de pista en Santa Lucía. Estuvo súper chido, sin duda, que el Presidente aterrizara en un 737 con lo más selecto de su equipo. Con sus pretorianos. Perdón: pretorianes. Bien ahí. Esa es propaganda de vieja escuela. Nada de tibieza fifí: que se vea el poder del pueblo. Obligas a suspender operaciones en los aeropuertos de Toluca y la CDMX para que llegue tu avión, como una versión maximalista de cuando el diputado cierra Viaducto para llegar a tiempo a su cita, y venga: a desayunar con la tropa.
Celebro también que se haya hecho difusión al menú. Porque cuando dices que el Presidente se echó que el huevito, que el tamal, que la chistorra, que el frijol, que el pan dulce, ese desayuno de los campeones, lo que dices realmente es: el atleta keniano está de regreso. Bienvenido, líder.
¿Cuál es mi consejo para cuando el Presidente vaya a inaugurar los siguientes 100 metros de pista, en dos años? Cuidado con las cámaras. Con la tomas. No queremos evocar otra vez un aeropuerto clandestino de Pablo Escobar.
También tenemos un área de oportunidad con las vacunas. O sea, estuvo bueno lo de llevar a todo el gabinete a recibir el vuelo de DHL mientras descendía, majestuoso, con dosis suficientes para una ranchería. Pero luego vino el video en que el ejército escoltaba las ampolletas hasta destino y la neta es que sí había algo como de cine mexicano de acción de los años 80.
Cuidado ahí, camaradas. Superémonos. Porque a este paso, con la llegada de vacunas tan a cuentagotas, vamos a hacer como dos mil 400 videos con este motivo.
Ya que hablamos de vacunas, podríamos contener el entusiasmo de Hugo López-Gatell. Porque decir que el número de segundas dosis administradas superó al de nuevos contagios es riesgoso: hasta los fifís pueden darse cuenta de que mientras lo de aplicar las segundas dosis tomó dos meses, lo de los nuevos contagios es cosa de todos los días.
Los ejemplos abundan. ¿Que el Presidente inaugura un camino hecho por el pueblo bueno con esas manos agrietadas y esas sonrisas tan tiernas, sin maquinaria?
Intentemos que dos semanas después no parezca que en realidad se descubrió un nuevo yacimiento arqueológico. Ya saben: “Esto fue el camino al tzompantli, destruido por el paso de los siglos”.
¿Que se inaugura una de las amluniversidades?
Intentemos que no parezca una clausura: “Hoy inicia la demolición del antiguo almacén de Conasupo…”
Y es que, mientras tenemos realmente algo que inaugurar, hay que ser muy cuidadosos: el neoliberalismo acecha con mirada maliciosa.
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