Las guerras de poder que imposibilitan la paz en Afganistán
A lo largo de su historia, Afganistán ha sido víctima de las políticas y guerras de las grandes potencias que se han generado a su alrededor. No obstante, esta vez el Estado afgano se juega su existencia.
ESTAMBUL
Por: Halil Silahsor
La violencia en Afganistán aumentó desde que empezaron las negociaciones intraafganas en septiembre del año pasado entre los talibanes y el Gobierno afgano. El acuerdo firmado entre Estados Unidos y los talibanes el año pasado tampoco ha servido para disminuir la violencia. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que revisarán el acuerdo, firmado durante el mandato de Donald Trump, para ver si los talibanes se atienen a este o no.
Las exigencias irresponsables de los talibanes y el egoísmo por parte del Gobierno afgano no hacen sino arrastrar al país hacia un acantilado. Así mismo, ambas partes se amenazan entre sí con violencia y más guerra. Mientras tanto, para los países que los apoyan ambos son unos héroes. Estos países provocan a las partes que apoyan para obtener beneficios propios y servir a sus intereses.
Biden asegura haber regresado a la familia europea, al mismo tiempo que anuncia la continuidad de los lazos entre Estados Unidos y el Gobierno afgano. Así mismo, la administración de Biden invita a los talibanes a colaborar con la OTAN, pero condiciona su retirada de Afganistán con el nivel de fidelidad de los talibanes a la hora de atenerse a los acuerdos firmados.
El acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes ha debilitado al Gobierno afgano y ha hecho concesiones a los talibanes. Así mismo, el acuerdo ha legitimado a los talibanes a pesar de que estos no reconocen al Gobierno afgano. La posible retirada de la OTAN de Afganistán mejorará la posición de los talibanes ante el Gobierno y hará posible un cambio político en Kabul.
Las guerras proxy (un tipo de guerra que se produce cuando dos o más potencias utilizan a terceros como sustitutos, en vez de enfrentarse directamente) y la lucha por el poder vuelven a Afganistán una vez más. Los intereses geoestratégicos y el afán de ganar más influencia han puesto a Afganistán en el centro de la competencia regional. La diferencia esta vez es que hay más actores aparte de los países vecinos. Los principales actores regionales, Pakistán, la India, Irán y China, intentan sabotear el acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes.
La India considera a Afganistán como una zona de intereses y ve a los talibanes como una entidad que puede servir a los intereses de su rival eterno: Pakistán. La India planea controlar a Pakistán abriendo un segundo frente contra este a través de su presencia en Afganistán. Se cree que la India apoya a los rebeldes beluches contra los talibanes. Sin embargo, es cuestionable su capacidad de mantener esta estrategia una vez Estados Unidos se retire. Mientras continúe la enemistad entre la India y Pakistán, Afganistán seguirá siendo una región estratégica para ambos.
El grupo terrorista Daesh es otro de los problemas que se debe tener en cuenta. El caos político que se vive en el país ha supuesto una oportunidad para que Daesh gane terreno.
Irán sigue manteniendo relaciones tanto con los grupos rebeldes chiitas como con los talibanes. Esto le permite influenciar al Gobierno de Kabul, que es apoyado por Estados Unidos, mediante la presión, el comercio y los intereses mutuos. Tras el asesinato del general Qasem Soleimani en Irak por parte de Estados Unidos, la Guardia Revolucionaria Islámica (GRI) de Irán juró venganza. Esto ha hecho que Irán empiece a mirar con buenos ojos a los talibanes.
A pesar del sentimiento de venganza, el primer objetivo de Irán es poner fin a la influencia de Estados Unidos en la región. Sin embargo, Irán no puede enfrentase a Estados Unidos directamente. Por eso intentará dañar los intereses de este en Oriente Medio y en Afganistán. En este sentido, Irán podría apoyar incluso a Daesh.
Pakistán, Irán, China y Rusia están satisfechos con los talibanes, ya que para estos “el enemigo de tu enemigo es tu amigo”. Para la administración estadounidense, Rusia y China representan una amenaza e Irán es un país rebelde, mientras que Pakistán no es más que un mercenario obediente. Estos países intentan apoyar a los talibanes para estar contra Estados Unidos, con la esperanza de involucrarla en otra guerra lejos de sus fronteras. Para estos países, Afganistán es el cementerio de los imperios. Cuanto más larga sea la guerra, más lejos desviarán la atención de Estados Unidos de sus propios problemas internos. Algunos expertos piensan que Estados Unidos se enfrentará al mismo destino de la Unión Soviética en Afganistán.
A lo largo de la historia, Afganistán ha sido víctima de las políticas y guerras de las grandes potencias a su alrededor, debido a su incapacidad de administrar los intereses geopolíticos y estratégicos de estos actores. No obstante, esta vez el riesgo es mayor ya que el Estado afgano se juega su existencia. Para poder sobrevivir, el Estado afgano debe aprovecharse de los vacíos geopolíticos y de seguridad de sus vecinos y aliados, así como de la competencia entre estos para reconstruir su economía y sus Fuerzas Armadas a través de un liderazgo y de una diplomacia inteligente.
Así mismo, los oficiales del Gobierno y políticos deben desistir de cualquier discurso o acción que debilite o divida al país, deben procurar que Afganistán se mantenga como país imparcial que vela por mantener un equilibrio con sus vecinos y demás actores internacionales. También deben establecer alianzas con países como Estados Unidos, China y Rusia para garantizar su seguridad y generar oportunidades económicas. Claro está que todo esto solo será posible con el establecimiento de un Gobierno robusto y con una base extensa en Kabul.
*Traducido por Daniel Gallego.
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