EL ENIGMA DE PALENQUE
Estamos en América Central, zona de densas y exuberantes selvas donde se erigieron gran cantidad de ciudades mayas. Llegamos a un poblado pequeño, pero depositario de una de las reservas arqueológicas más importantes e intrigantes del mundo.
Este lugar, en épocas pretéritas, fue el asiento de culturas, cuyas expresiones quedan hoy como símbolos perdurables y vivos, maravillándonos, pero también sumergiéndonos en sinnúmero de cómo y porqués.
La arquitectura maya nos habla de un sentimiento del espacio en el que se traducen sus vivencias religiosas de infinito. Por este motivo, se comprueba que fueron los creadores del megaespacio, en donde se entrecruzan dos mundos; uno el natural y el otro artístico; uno humano, el otro divino.
El espacio es siempre una relación entre el yo y el mundo ambiente y cuando el espacio universal se hace presente como ente superior sobre el mundo corpóreo, se funde sobre las piedras y convierte su entorno en tema de configuración arquitectónica. Observemos entonces, que el arte maya se acerca a su dios por el infinito, sus construcciones lo demuestran.
En nuestros días, el gobierno mexicano, consciente del tesoro arqueológico existente en sus tierras, cuida con esmero el complejo Palenque y sólo unos pocos tienen acceso al mismo.
Si nos atenemos a las teorías que nos dicen que nuestro planeta fue visitado hace muchos siglos por seres provenientes de civilizaciones extraterrestres, muy superiores a la nuestra, leyendas que nos hablan de los "señores de la llama", provenientes del espacio y fundadores de distintas civilizaciones, muchas de estas extrañas exteriorizaciones, podrían tener explicación.
Al estudiar las viejas culturas americanas, los antiguos cronistas de indias, relataban la existencia de un gran imperio, cuna de todas las civilizaciones; su nombre oiman, origen de la raza olmeca. Se sabe de este, que la abundancia y magnificencia proliferaban en todos los órdenes. Adoraban a la diosa de la tierra y a la diosa de la luna y se tienen referencias de prácticas ocultistas. En sus dominios se han encontrado estatuillas representando a seres humanos cuya contextura, nada tiene que ver con los olmecas... ¿En qué modelos se basaron?... El hallazgo de enormes cabezas de piedra tocadas con algo muy parecido a los cascos de nuestros astronautas, aumenta el enigma.
Los olmecas, transmitieron sus conocimientos a los toltecas, considerados por los estudiosos como una rama de los chichimecas, y éstos más tarde a los mayas.
La civilización maya abarcó los actuales estados mexicanos de: Tabasco, Chiapas y el Yucatán, Honduras Británica, República de Guatemala y parte de las repúblicas de Honduras y San Salvador. Los mayas, enigmáticos e inteligentes, llamados "los intelectuales de nuestro mundo", tomaban al universo como representación estableciendo una sutil relación entre lo fenoménico y lo absoluto.
De esta manera unían a sus sólidas nociones de astronomía y matemáticas, desconocimiento para nosotros, contradictorios pues no usaban algo tan elemental como la rueda, base de infinitas aplicaciones. En su asentamiento de Palenque construyeron un perfecto complejo urbanístico en el que se observan, calles, edificios, templos, canales de regadío, y dominando la ciudad una gran pirámide escalonada.
Erigieron además, observatorios astronómicos, como el famoso caracol de Chichen Itza, cuyas cúpulas están mejor orientadas que el construido en París en el siglo XVII. Su año sagrado era de 260 días y el solar de 365,2460 días, observando en dicho cálculo una diferencia de 10 milésimas de error con nuestros sofisticados cálculos modernos.
Es el arqueólogo mexicano Angel Fernández quien inicia los trabajos e investigaciones en la pirámide, también llamada Palacio de las Inscripciones en 1934, descubriendo doce (12) agujeros ubicados en el borde de una losa, cada uno de ellos sellado con tacos de madera.
Posteriormente, en 1945 Ruz de L’huiller durante diez años de increíbles esfuerzos técnicos y económicos continua con las excavaciones y es en 1952 que logra levantar una losa encontrando debajo de la misma toneladas de escombros, luego de retirar alrededor de 350 toneladas de desechos, libera el conducto interior y logra llegar ante un grueso muro, encontrando una caja con ofrendas (joyas en su mayoría).
Es de imaginar la impaciencia de investigadores y obreros, ante tantas demoras, pero a costa de esfuerzos ubican más abajo el paramento inclinado de la bóveda, luego dos gradas más y en sus proximidades seis esqueletos humanos; presumiblemente los restos de servidores de un jefe o dios enterrado en el lugar, una práctica muy común entre hindúes y egipcios. Se cree que los servidores se sometían de buen grado a morir, pues era seguro que después de un lapso determinado, todos iban a resucitar y su conductor necesitaría de sus servicios.Es al encontrar al final del pasadizo una gran piedra triangular, que Ruz de L’huiller comprendió que recién iniciaba el verdadero camino. En la parte inferior observó una zona rellenada con pedruscos y cal, al abrir dicho hueco, pudo asomarse y ver lo que contenía la espaciosa cámara.
Ruinas en Palenque
Nos imaginamos la emoción del arqueólogo, después de tantos meses de trabajo y de sortear dificultades de todo tipo, al contemplarla, teniendo en cuenta que era el primer hombre que, luego de siglos, tenía acceso a ella.
Ahí estaba, un colosal monumento que llenaba casi por completo el espacioso recinto... y recién, el 15 de junio de 1952, se lograba retirar la piedra triangular y franquear la entrada.
Este suceso rivalizaría con la apertura de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, efectuada por Howard Carter y Lord Carnarvon el 20 de noviembre de 1922, hazaña descripta por Carter como: "el día de los días, el más maravilloso de su vida".
Ruz se encontraba ante una "cámara encantada", una "cámara sepulcral" llena de estalactitas y estalagmitas, años y años de silencio contenidos dentro de ese espacio sagrado.
Observó una losa horizontal de gran tamaño; su largo 3,80 metros, ancho 2,20 metros y un espesor de 25 centímetros, su peso aproximado 5 toneladas. No descansa, si es sepulcro, ¿habrá algo dentro? Efectúa varias perforaciones hasta observar que en una de ellas la broca de acero, sale teñida de color rojo. Se decide, y emplea para levantarla cuatro criques de automóvil y troncos de diferentes tamaños que insertaba debajo de la losa a medida que se elevaba.
El 8 de noviembre del mismo año, elevada dicha losa a 1 metro 12 centímetros pudo observar con comodidad el interior; se veía una tapa perfectamente pulida, de la que sobresalían dos secciones, como orejas. Dicha tapa se encontraba labrada a la manera de una forma humana, en un solo bloque; retiró cuatro tacos de madera que cubrían orificios realizados en la misma, y la levantó.
El interior estaba pintado de rojo, y en el fondo yacía un esqueleto humano cubierto de joyas. Su talla era de 1,75 metros y su cabeza se hallaba guardada por lo que fuera una mascarilla de jade, lamentablemente rota. Cuando fue reconstruida, pudo contemplarse en todos sus detalles, una verdadera obra de arte.
La cantidad y calidad de las joyas encontradas daban una idea de la elevada alcurnia de quien allí yacía, manos delgadas, dedos alargados cubiertos de anillos, sus dientes no habían sido labrados ni recubiertos de jade, y su cráneo no se encontraba deformado, práctica usual entre los mayas. En estudios posteriores se reveló una fuerte contextura en los restos del hombre encontrado en palenque.
Ahora bien... ¿Quién era ese personaje que después de muerto mereció tantos honores... y que además, como pudimos constatar, motivó que su tumba fuera tan bien ocultada?
Sus restos difieren totalmente de las características físicas del pueblo maya, de quienes sabemos que detentaban la braquicefalia mayor del mundo, su índice cefálico era de 86. Su metabolismo basal, en valores promedio, 8% más alto que el promedio de los americanos del norte, pertenecían al grupo sanguíneo 0 en proporción 97,7%, presentaban acusada leptorrimia en el 100%, nacían con una mancha mongólica (xchibaluna) en el 80%, presentaban además una mancha pigmentaria congénita que los indígenas llaman "huaj" y que por sus características se distingue con claridad
Pakal
de la xchibaluna; una bradicardia acusada de un promedio de 52 pulsaciones por minuto, facies asiática – prognatismo – pómulos salientes, pigmento cobrizo, acanto del ojo, pelo lacio y largo, distribución lampiña; una estatura promedio de 1,45 metros, que comparada con el hombre de Palenque, eran sin dudas de menor talla.
Para saber quien era este ser, hubo que atenerse al magnífico y policromo trabajo realizado en el relieve de la tapa labrada. En efecto, en ella se reproduce la figura de un hombre con atuendo maya, en una posición semiacostada o semisentado (forzada diríamos) que en nuestros días nos recuerda a la adoptada por los pilotos de las cápsulas espaciales que iban a ser colocadas en órbita terrestre. En el relieve se observan profusa cantidad de tornillos, resortes, caños, tableros y palancas de mando.
Es evidente que nos encontramos ante la reproducción de un ingenio mecánico, controlado o dirigido por ese extraño ser, pero ¿qué artista maya pudo concebir o conocer hace tantos siglos atrás ingenio semejante? Una cosa es cierta: el autor de este relieve tuvo que tener un modelo, o bien seguir las instrucciones de alguien que conocía perfectamente ese artefacto esculpido en la piedra y ¿quién sino el misterioso muerto allí sepultado? Era el poseedor de esos datos.Recordemos que las tradiciones mayas siempre apuntan al espacio, más específicamente a la zona de las Pléyades, compuesta por nueve estrellas conocidas por los astrónomos como: Alcione, Asterope, Atlas, Celeno, Electra, Maya, Merope, Pleyone (de la cual deriva el nombre del grupo) y Taygete. Este grupo estelar se encuentra a 490 años luz de la Tierra. En su totalidad el grupo está constituido por dos millares de estrellas, la mayor parte de ellas con masas superiores a la de nuestro sol.
Lápida
¿Será el hombre de palenque, un posible representante, de esas razas estelares?...
En cuanto al aparato en sí, el científico soviético a. Katsantsev, no tiene ninguna duda que se trata de un navío espacial y así lo ha atestiguado en diversas publicaciones e infinidad de conferencias. Es más, ha dibujado un cohete asimilándolo al relieve de la lápida y las coincidencias son sorprendentes.
Pero, a pesar de esto, técnicos y científicos aseguran que el tal cohete nunca podría volar. Es más, hay detalles que indudablemente escapan a la concepción de un artista, que al fin y al cabo, no es un técnico espacial.
Son interesantes las observaciones elaboradas por uno de nuestros prestigiosos científicos y matemáticos, me refiero al Dr. José Alvarez López, director del Instituto de Estudios Avanzados de Córdoba.
Nos dice: la posición del astronauta es correcta, está sentado y al comando de controles claramente visibles; de mano y de pie. Los de los pies trabajan a presión y a tracción (a diferencia de nuestros vehículos que lo hacen sólo a presión). Hay un periscopio que sirve para mirar por encima de los obstáculos visuales, también transmisiones cardánicas (es indudable que el artista, sin llegar a los tecnicismos actuales, algunos conocimientos debía tener). Un detalle llamativo, "una oruga", como la que usan los tanques de guerra, con sus eslabones perfectamente dibujados, espirales a modo de elásticos, toberas por donde sale el fuego... vamos de sorpresa en sorpresa.
El Dr. Alvarez López expone seguidamente sus teorías:
1. El dibujante vio un cohete proveniente del espacio. Pero rechaza esto, pues según sus razonamientos, nunca llegaremos con cohetes a ningún planeta habitado.
2. ¿Nos encontramos ante una superchería? Y yo me pregunto, ¿con qué objeto? Y, ¿cuántas molestias se tomó el autor o los autores para elaborarla?, ¿qué medios pudieron utilizar para llegar hasta la cripta sin ser descubiertos? Además en la autenticidad del conjunto concuerdan todos los arqueólogos americanos, pero discrepan en la interpretación del relieve, recordando además que los análisis realizados con carbono 14 sobre los restos óseos encontrados dieron una antigüedad de 2.000 años. Existen varias interpretaciones, como dije, sobre el significado del grabado. Una de ellas dice que nos encontramos ante la representación de la ceremonia del maíz... pero, entonces, retruca graciosamente el Dr. Alvarez López, ¿qué se encuentra haciendo, un maya ubicado dentro de semejante olla? (sic).
3. Y como última y más creíble teoría, nos dice que lo expuesto es un dibujo de alguien que conocía de tuercas, tornillos, vuelos espaciales, toberas, orugas, cardanes y mezclándolos obtuvo un "cóctel mecánico", que nuestro conocimiento asocia a un ingenio espacial.
Analizando las hipótesis de tan respetable estudioso argentino, pienso que esto sería aceptar la existencia de una civilización tecnológica, desaparecida hace muchos siglos atrás, por motivos naturales o coincidiendo con López por medios artificiales (guerras similares a las actuales de tipo nuclear).
Sabemos que la palabra "maya", significa "ilusión", ¿ellos, sé autodenominaron así?, ¿por qué motivo? Y ¿cuál era esa ilusión? Posiblemente el retorno a sus orígenes, logrando ese objetivo hace exactamente 1.400 años. Sus construcciones, sus logros astronómicos y matemáticos, el polémico relieve del templo de las inscripciones, son mudos mensajes pétreos reservados para futuras generaciones.
Todos estos interrogantes nos serán develados muy posiblemente cuando los jeroglíficos nos comuniquen su oculto y real significado.
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