La Dalia, flor nacional de México
Esta es una Dalia, la encontré junto a docenas más en el mercado de Villa de Reyes, SLP. En estos días comienzan a inundar con su presencia los puestos de plantas en el Bajío.
El verde, blanco y rojo son los colores que identificamos como el símbolo patrio. El águila y la serpiente, lo sabemos muy bien, son los que se representan en el escudo nacional. Pero las cosas no terminan allí. Hay una flor que nos representa a todos los mexicanos, es la Dalia, cuyo nombre original en lengua náhuatl es Acocoxóchitl. Fue nombrada cuando era presidente de la República don Adolfo López Mateos, en 1963. Tiene un día dedicado a ella, es del 4 de agosto y se le asignó porque es el inicio del mes Tlaxochimaco, noveno dentro del Calendario Azteca, mes dedicado a Huitzilopochtil cuyas ofrendas se hacían con flores que se cultivaban específicamente para él. La Dalia es una flor auténticamente mexicana, de las 35 especies existentes, 33 son originarias de nuestro país. Es la Dalia, indudablemente, una aportación más de México al mundo.
Gerberas, Nardos y Lilis, flores que fueron utilizadas para adornar profusamente el altar mayor de la Parroquia del Señor del Hospital, comprobaremos aquí el por qué de nuestras tradiciones tan arraigadas con las fiestas de los santos.
En el libro El Pensamiento Mítico de los Aztecas de Jesús Álvarez Constantino, Editorial Balsal, Morelia 1977, ubica este mes en el calendario azteca en otra fecha, del 24 de julio al 12 de agosto; como quiera, no deja de ser interesante la descripción del festejo y nos comenta que “se llamaba Tlaxochimaco, ofrecimiento de flores, y estaba dedicado a Huitzilopochtli y a todos los dioses, como protectores de los hombres, especialmente de los muertos. En este mismo mes los mercaderes festejaban a su dios Yacatecuhtli, el señor guía, patrón de los viajeros. La noche antes de la fiesta de Taxochimaco, ocupábanse todos en matar gallinas y una clase especial de perros que tenían para comer, y todos hacían tamales y otras muchas cosas concernientes a la comida. El día de la fiesta, muy de mañana, todos iban al campo, donde entonces había muchas flores de todos los colores, que se criaban solas, y hacían con ellas guirnaldas, collares y sartales para adornar las imágenes de los dioses. Los sacerdotes de Huitzilopochtli componía la imagen de él y todos los sacerdotes de los demás templos arreglaban las imágenes de los dioses que tenían a su encargo. La gente principal y los macehuales adornaban con flores las imágenes de los dioses que tenían en sus casas. Esta era la fiesta de todos los dioses, semejante a la que después llamaron los cristianos de Todos los Santos".
Arco triunfal a la entrada del Templo de San Pedro en Salamanca el día de su celebración. Esta tradición de decorar los templos con flores no es algo traído por los españoles, es la manera de mantener nuestras más antiguas tradiciones.
"Compuestas las imágenes de los dioses, luego se disponían a comer de aquellas viandas que habían preparado desde la noche anterior; pero antes de comer, las ofrecían a los dioses y a las almas de los que habían muerto en los últimos cuatro años, porque de los que habían muerto antes, ya no hacían caso, diciendo que ya habían alcanzado el reposo final”. Más averiguamos, mas nos damos cuenta de que nuestros orígenes son tan profundos, como todo ese conocimiento que no nos atrevemos a entender y que está encerrado en Mayas y Aztecas, por mencionar tan solo a los dos pueblos más conocidos de nuestros ancestros.
Más sobre la dalia en el siguiente sitio:
http://www.conmexflor.org/documents.php?doccatid=18&documentid=282
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