La fe en el Día del Juicio
¿Acaso creen que los creamos sin ningún fin y que no iba a comparecer ante Nosotros?
El último día.
Alabado sea Dios, quien bien facilita, a sus siervos, adorarle. Lo alabamos por allanarnos el camino de la obediencia. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Dios, Único, quien no tiene copartícipes, y atestiguo que Muhammad es su siervo y mensajero, que la paz y las bendiciones sean con él, con su familia, con sus compañeros, y con todos aquellos que sigan su guía.
¡Siervos de Dios! La fe en el día del juicio no se puede separar de la fe en Dios y quien reniega de la fe en el día del juicio en realidad está renegando de Dios y es un incrédulo; además la fe en el día del juicio es uno de los pilares del credo como dijo el Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él: “Que creas en Dios, en sus ángeles, en sus libros sagrados, en sus mensajeros, en el día del juicio y en el destino, para bien o para mal”.
El día final o día del juicio es el día de la resurrección en que la gente es resucitada para ser juzgada y ser retribuida por sus obras. Se le llama día final pues no hay otro día después de este y en él se define quién habitará el paraíso y quién habitará el infierno y cada uno ocupa su morada definitiva.
La fe en el día del juicio incluye tres asuntos importantes:
Primero: La fe en la resurrección que es el retorno a la vida de todos los muertos al tocarse la trompeta por segunda vez y la gente se levanta ante el Señor de los mundos, desnudos, descalzos e incircuncisos. Dice la Palabra de Dios: “Y así como los creamos la vez primera [de la nada], los resucitaremos. Ésta es una promesa que habremos de cumplir”. (Sagrado Corán 21:104)
La resurrección es un hecho confirmado por el Corán y la tradición profética y es motivo de consenso entre los musulmanes. Dice la Palabra de Dios: “Sepan que después de haber sido creados morirán [en el tiempo prefijado] Y el Día del Juicio serán resucitados”. (Sagrado Corán 23:15-16) y dijo el Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él: “La gente será resucitada, descalzos e incircuncisos” Muttafaq ‘alaih.
Es consenso de los musulmanes y es lo que dicta la lógica, pues la sabiduría de Dios dicta que la creación toda tenga un encuentro para que se les retribuya por lo que Dios les mandó en boca de sus mensajeros. Dice la Palabra de Dios: “¿Acaso creen que los creamos sin ningún fin y que no iba a comparecer ante Nosotros?” (Sagrado Corán 23:115) y le dijo a su Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él: “El que te ha prescrito el Corán te ha puesto una fecha de encuentro”.
Segundo: La fe en la rendición de cuentas y en la retribución: el ser humano será juzgado por sus obras; esto lo confirma el Sagrado Corán, la tradición profética y el consenso de los musulmanes.
Dice la Palabra de Dios: “Por cierto que comparecerán ante Nosotros, Y luego Nosotros los juzgaremos”. (Sagrado Corán 88:25-26) “Quienes presenten una buena obra [el Día del Juicio] serán recompensados como si hubiesen hecho diez obras buenas, en cambió la mala obra será computada como una y se castigara conforme a ella y nadie será oprimido”. (Sagrado Corán 6:160) “Y dispondremos la balanza de la justicia [para juzgar a los hombres] el Día del Juicio, y nadie será oprimido. Y todas las obras, aunque sean tan pequeñas como el peso de un grano de mostaza, serán tenidas en cuenta. Ciertamente somos suficientes para ajustar las cuentas”. (Sagrado Corán 21:47)
Ibn Omar, Dios se complazca de él, reportó que el Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él, dijo: “Dios se acerca al creyente y le cubre, luego le dice: ¿Saben de tal y tal injusticia? Y el creyente dice: ¡Sí, Señor mío! Hasta que reconoce todos sus males y se ve perdido. Entonces Dios le dice: pues te los he cubierto en la vida terrena y te los perdono hoy y se le da su libro de buenas obras. En cambio a los hipócritas y mentirosos pues se les anuncia frente a toda la creación: ¡Estos son los que mintieron sobre su Señor! ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los injustos!” El Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él, también dijo: “Quien desea hacer una buena obra y la realiza, pues se la registra por diez, setecientas o más veces su valor; y quien desea hacer una mala obra y la realiza pues se le registra como una sola.”
Hay consenso entre los musulmanes sobre la veracidad de la rendición de cuentas y la retribución; también es lo que implica la lógica, pues Dios reveló los libros sagrados y envió a los mensajeros e impuso a los seres humanos aceptar lo que estos les trajeron y obrar según ello; así pues, si no hubiese rendición de cuentas ni retribución eso sería algo inútil y vano que no se le puede atribuir a la sabiduría de Dios. La Palabra de Dios dice: “Y les informaremos acerca de todos sus actos con pleno conocimiento, pues nunca estuvimos ausentes”. (Sagrado Corán 7:7)
Tercero: la fe en el paraíso y el infierno; que ambos son el destino eterno de la humanidad. El paraíso es el hogar de gozo que Dios preparó para los creyentes que tuvieron santo temor, fe y obediencia en lo que Dios les prescribió y, devotamente, siguieron la guía de los mensajeros. En el paraíso hay toda clase de placeres que ningún ojo vio, que ningún oído oyó y que ningún corazón imaginó. La Palabra de Dios dice: “En cambio, los creyentes que obran rectamente son las mejores criaturas. Éstos recibirán la recompensa de su Señor en los Jardines del Edén por donde corren los ríos y en los que estarán eternamente. Dios se complacerá con ellos [por sus obras] y ellos lo estarán con Él [por Su recompensa]. Ésta [hermosa recompensa] será para quienes teman a su Señor [y se aparten de los pecados]”. (Sagrado Corán 98:7-8) “Nadie sabe la alegría que le espera [a los piadosos] como recompensa por lo que hicieron”. (Sagrado Corán 17:32)
El infierno, en cambio, es el lugar de sufrimiento que Dios dispuso para los injustos de entre incrédulos e hipócritas que no creyeron en Él y desobedecieron a sus mensajeros, que tiene toda clase de castigos y sufrimientos inimaginables. La Palabra de Dios dice: “Sean precavidos del Fuego que ha sido reservado para los incrédulos”. (Sagrado Corán 3:131) “Pero sepan que tenemos preparado para los inicuos un fuego que les rodeará. Cuando sofocados pidan de beber se les verterá un líquido como el metal fundido que les abrasará el rostro. ¡Qué pésima bebida y qué horrible morada!”. (Sagrado Corán 18:29) “Ciertamente Dios maldice a los incrédulos, y les tiene preparado el Infierno” (Sagrado Corán 33:64)
También suele asociarse a la fe en el día del juicio la fe en todo lo que sobreviene después de la muerte:
a) La atribulación de la tumba: que consiste en interrogar al muerto, después de enterrado, por su Señor, su práctica de adoración y su profeta. Dios da firmeza a los creyentes que responden con palabras seguras: Dios es mi Señor, el Islam es mi práctica de adoración y Muhammad es mi profeta. Y pierde, a su vez, a los injustos incrédulos; el incrédulo dirá: ¿Ah? ¿Ah? no sé mientras que el hipócrita y el dubitante dirán: no sé, oí que la gente decía algo y lo repetí.
b) El castigo o el gozo en la tumba; el castigo en la tumba es para los injustos de entre incrédulos e hipócritas. La Palabra de Dios dice: “¿Y quién es más injusto que quien inventa una mentira sobre Dios o dice: Yo he recibido la inspiración, cuando no se le ha inspirado nada; y dice: Haré descender algo similar a lo que Dios ha de descender? Y si viera cuando los injustos estén en la agonía de la muerte y los ángeles tiendan la mano: ¡Expulsen sus almas! Hoy se les pagará con el castigo del envilecimiento por lo que decían sobre Dios sin ser verdad y porque se llenaron de soberbia ante sus signos”. (Sagrado Corán 6:94) “[Y en la tumba] El fuego les alcanzará a ellos por la mañana y la tarde, y el día que llegue la Hora [del Juicio, se le ordenará a los Ángeles:] Arreen a la familia del Faraón al más severo castigo". (Sagrado Corán 40:46)
La fe en el día del juicio produce maravillosos frutos, entre ellos tenemos:
1. La voluntad de ser obedientes y esforzarnos en la obediencia por deseo de la recompensa de tal día.
2. El temor de cometer pecados o solaparlos por temor al castigo de tal día.
3. El consuelo del creyente ante lo que se pierde de la vida mundana con lo que le espera de placeres en la otra vida.
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