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jueves, 10 de enero de 2013

El Islam en Occidente

El Islam en Occidente


Visión positiva

09/01/2013 - Autor: Emilio Galindo Aguilar

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El sol y el arco irisCabe preguntarse, ¿cómo se adaptará el Islam a la cultura occidental?



Aunque la pregunta vale para cualquier religión, política o cultura, y esto no solo para Occidente, sino para cualquier lugar donde haya seres humanos, mi respuesta, tal y como me la proponen sería está: depende de lo que entiendan por Islam, pues de hecho hay muchos "islames" o formas de entender y practicar el islam.



Me quedo con tres: Islam Fundamental, Islam Fundamentalista y Fundamentalismos islámicos.



Y dentro de esos tres, y para no alargar demasiado mi respuesta, me limitaré al Islam Fundamental por el que entendemos el movimiento espiritual y religioso brotado de la experiencia decisiva de Dios realizada por el profeta Muhammad (saws). Esa experiencia es el "km 0" del Islam y la clave segura para entender su ser y su devenir en la Historia Humana.



La palabra islam significa, como todos saben, rendimiento, sumisión. Comentando esta palabra, con total acierto y espíritu evangélico, el Arzobispo de Tánger Mons. Agrelo decía: “Si como dice su propio nombre Islam quiere significar “sumisión”, yo he de considerarme a mí mismo y a mi iglesia como islam, pues, por el Espíritu que ha sido derramado en nuestros corazones, estamos sometidos al Dios Altísimo, Clemente y Misericordioso y a toda criatura por el amor de Dios…nosotros (los cristianos) seremos siempre hermanos que aman a sus hermanos”. Un Islam así no es, ni puede ser, un peligro para nadie, ni para Oriente ni para Occidente. Al contrario. Claro que para descubrir este Islam, todos necesitamos capacitarnos para una nueva comprensión del Islam. Y esto por dos poderosas razones:



-Porque el Islam nos llega deformado por siglos de intolerancia y desprecio. Al Islam vamos siempre preocupados, ocupados de antemano por tópicos, fijaciones o prejuicios. ¿Qué sabemos del Islam verdadero para que nuestros juicios sobre él sean tan definitivos, tan negativos, tan acerados, tan sin entrañas? Seguro que hablamos de otro Islam o de esos fantasmas con que inquisiciones puritanas y ortodoxias inseguras de la fe viva paralizaron nuestra búsqueda de un Dios Vivo, que nos aviva y más grande que nuestras pobres religiones. Lo que ha caracterizado la historia occidental respecto al Islam ha sido una peculiar incapacidad para entender lo “ajeno” o, al menos, para transigir con lo ajeno. El “otro” ha sido un ingenuo “buen salvaje” o la más bárbara encarnación del mal. Y con el ser entero pre-ocupado era y es imposible responder al problema del Islam.



-Y en segundo lugar por la constante y hasta obsesiva acción manipuladora de que el Islam es objeto por parte de los creadores de imagen y de opinión en ésta época nuestra de industrialización de la mentira que, sin el menor escrúpulo, pone en el “debe” del verdadero Islam lo que es fruto de un extremismo “religioso”, que reemplaza el diálogo por el asesinato, mata sin sobresalto en nombre de la religión y extermina la libertad, la cultura y la civilización en nombre del “Islam”. Cosas todas estas que tienen que ver con el verdadero Islam tanto como las “cruzadas” (¿de qué cruz pudimos sacarnos una cruzada?), “guerras santas”, ¿cómo pudo llamarse santas si matan la vida? Inquisiciones y colonizaciones de la fe con el verdadero Cristianismo. Lo tremendo es que las otras calificaciones las hacíamos consustanciales al Islam, en general y de todos los tiempos mientras que estas, las consideramos como puras peripecias occidentales y accidentales y propias de la debilidad humana.



Después de más de 50 años viviendo y conviviendo con los musulmanes, estudiando y buscando la verdadera hondura del Islam, me quedo con el Islam limpio y auténtico cuyas notas principales son:



-El Islam surgido de la experiencia honda y arriesgada de Dios.



-El Islam que no quiso ser una religión nueva, sino el movimiento entroncado en la revelación bíblica con una tarea única: recordar algo esencial que los humanos habían olvidado, a saber, que no había otra divinidad fuera de Dios a la que estos tienen que rendirse totalmente, como hizo Abraham.



-El Islam portador sin titubeos de una misión de centramiento de los humanos y de las cosas en su verdadera realidad, haciéndoles tomar conciencia de su exacta condición de “criaturidad”.



-El Islam, porque el Dios que proclama es un Dios Parcial, comprometido y comprometedor, que hace descubrir el carácter sagrado y único de los seres humanos, en especial de los más pobres.



-El Islam de los cinco pilares, fermento eficaz para una humanidad libre, nueva e innovadora.



-El Islam de la legión incontable de sus místicos, los sufíes, testigos del Dios Vivo, hombres y mujeres incómodos para el Islam Oficial, a quienes les basta Dios como Amor y Amigo en el mundo, los que no poseen nada ni son poseídos por nada y que constituyen la mayor y mejor aportación del Islam a la Historia humana.



-El Islam en que creyó el Concilio Vaticano II en su declaración Nostra Aetate nº3…



-Creo que este Islam es una verdadera “baraka” o influjo divino no solo para los musulmanes que se someten a Dios, sino para todo hombre de buena voluntad, a cualquier religión que pertenezca, pero que se toman en serio a Dios y viven bajo el influjo de su Espíritu. Como dice el murciano universal Ibn ءArabī hablando de los verdaderos creyentes musulmanes: “Los sufíes no devuelven mal por mal, todo el que los busca los encuentra. Todo el que quiere llegar a ellos lo consigue. Jamás dicen al que los necesita, que vuelvan más tarde. A ningún mendigo despachan”.



¡Si se nos educase el espíritu respecto al Islam y a las otras religiones recibiríamos ese suplemento de mirada y de corazón para sentirnos hermanos de todos y en colaborar a crear un mundo lo más parecido a lo que Dios pensó, amó y proyectó! De este Islam nada tiene que temer ni Oriente ni Occidente, porque Dios nunca agrede. Basta con que las religiones no prostituyan el mensaje recibido, como a veces vemos, no solo en el Islam sino también en el Cristianismo y en las demás religiones, para desgracia de todos.



Emilio Galindo Aguilar



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