Brigada Zainabiyoun, la fuerza paramilitar que puede generar tensiones entre Pakistán e Irán
Por años, Teherán ha usado a jóvenes chiíes de Pakistán para entrenarlos y usarlos como combatientes en la guerra civil siria.
ANKARA
Por: Aydin Guven
Tras el estallido de las manifestaciones sociales en Oriente Medio a finales de 2010, Irán se ha esforzado no solo por desarrollar políticas de seguridad más estrictas, sino también de aumentar su influencia en países con una población predominantemente chiita y su capacidad de influir para determinar el destino de los conflictos en Siria y Yemen, en los que han participado grupos respaldados por Teherán.
Después de que el régimen de Bashar al-Assad sufrió grandes derrotas ante sus oponentes, Irán se involucró en la guerra civil siria bajo el supuesto objetivo de proteger los lugares considerados como sagrados por el chiismo. Pero luego de sufrir bajas y críticas por parte de diferentes sectores, Teherán creó muchos grupos mercenarios a través del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC) y las Fuerzas Quds.
Dichos grupos incluían a la Brigada Fatemiyoun, reconocida por tener un gran número de combatientes reclutados entre los chiítas afganos y la Brigada Zainabiyoun, designada como fuerza de ataque y compuesta por entre dos mil y cinco mil combatientes chiítas paquistaníes.
La organización libanesa Hezbolá se unió al conflicto sirio en 2012. A esta se le unieron más tarde, aproximadamente, 15 grupos, incluidos los chiitas afganos y paquistaníes, quienes fueron armados y enviados inmediatamente al campo de batalla. Estos grupos fueron responsables de conseguir triunfos con los que el régimen sirio comenzó a recuperar el terreno perdido ante las fuerzas opositoras.
Sin embargo, la necesidad de estos grupos armados está disminuyendo gradualmente, y el problema real ahora se ha convertido en qué pasará con ellos.
Uno de estos grupos de mercenarios, reclutados y organizados por la Guardia Revolucionaria Iraní, la Brigada Zainabiyoun, es de particular preocupación, ya que los miembros de este grupo armado, con mucha experiencia en combate, probablemente pueden llegar a representar una seria amenaza para la seguridad nacional pakistaní en el futuro.
Pakistán y los problemas de sectarismo
Las probabilidades de que estalle un conflicto chiíta-sunita en Pakistán aumentan cada año con la llegada del mes de Muharram (mes en el que los musulmanes conmemoran el martirio del profeta Husein, nieto del profeta Mahoma, que murió en la masacre de Karbala donde fallecieron al menos otras 70 personas en el año 680 d. C.). Tensiones que aumentan debido a las provocadoras declaraciones realizadas por algunos clérigos chiítas durante este mes.
Con una gran cantidad de precedentes en el pasado, la constante fricción (chiitas - sunitas) plantea la pregunta de si podría ocurrir un conflicto sectario en Pakistán lo suficientemente grande como para poner en peligro su seguridad interna y desencadenar la inestabilidad en el país.
El fanatismo religioso y los elementos sectarios en Pakistán se remontan a la revolución iraní de 1979. Inmediatamente después de la revolución, los chiitas en la ciudad paquistaní de Bakkar establecieron un movimiento para implementar la interpretación ja'fari de la ley islámica.
El líder de este grupo fue Arif Hussain al-Hussaini, estudiante del líder de la Revolución iraní, el ayatolá Jomeini. Con el apoyo de Irán, Al-Hussaini intentó crear una esfera de influencia capitalizando las redes a las que estaba afiliado en Pakistán, así como las circunstancias favorables y la atmósfera ideológica general por los acontecimientos en la nación persa.
En las madrazas paquistaníes, Al-Hussaini utilizó un plan de estudios que perseguía una política a favor de la revolución iraní y dirigía a sus jóvenes a ir a Irán para recibir todo tipo de educación. Al-Hussaini también estaba tratando de liderar los esfuerzos para importar la ideología revolucionaria de Irán a Pakistán. Sus esfuerzos adquirieron una dimensión diferente con el establecimiento de la Brigada Zainabiyoun.
Años de entrenamiento y las redes forjadas dieron sus frutos, e Irán comenzó a reclutar militantes de Pakistán con mucha facilidad. De esta forma, los esfuerzos de Al-Hussaini comenzaron a verse como elementales en la formación de la Brigada Zainabiyoun, utilizada por Irán en la guerra civil siria.
Ver también: Primer ministro pakistaní: India podría utilizar el territorio afgano para desestabilizar Pakistán
Aunque aproximadamente entre el 80 al 85% de la población de Pakistán pertenece a la rama suní, que se adhieren a varias escuelas de pensamiento islámicas sunitas (Deobandis, Barelvis, Sufis y Salafis / Wahhabis), las organizaciones chiitas respaldadas por Irán también ejercen una influencia significativa en la nación, por lo que no es sorprendente que los militantes chiítas paquistaníes sean utilizados en Siria como combatientes.
Pakistán ha sido escenario de violencia sectaria entre sunitas y chiítas, en la que también se cree ha intervenido Irán, desde que se produjeron por primera vez varios incidentes entre las dos comunidades religiosas en 1986.
Según informes, durante los casi 3.000 ataques sectarios que han tenido lugar hasta la fecha, alrededor de 10.000 personas han perdido la vida en ellos.
La Brigada Zainabiyoun
La Brigada Zainabiyoun es un grupo terrorista formado por chiítas paquistaníes, ubicados principalmente en Alepo y Damasco. El grupo, que recibió su nombre del primo y yerno del profeta Mahoma, Zaynab, está formado por chiíes paquistaníes reclutados por Irán.
Los miembros de este grupo tienen mucha más educación que otras organizaciones respaldadas por Teherán. La mayoría de ellos son estudiantes que viajan de Pakistán a Irán para recibir educación o "peregrinos" que van a realizar rituales chiitas.
La Universidad Internacional Al-Mustafa, ubicada en la ciudad de Qom, en Irán, es uno de los centros de reclutamiento más importantes donde muchos estudiantes paquistaníes se unen a las filas de la Brigada Zainabiyoun
Aunque el grupo tiene actualmente un número estimado de entre los dos y cinco mil militantes, los funcionarios de inteligencia paquistaníes afirman que el número real de combatientes del grupo y reclutados en Pakistán podría ser mucho mayor.
La mayoría de los miembros de la Brigada Zainabiyoun provienen de la pequeña ciudad de Parachina, dominado por los chiítas, en el distrito de Kurram del Área Tribal de Administración Federal (FATA), donde el control del Gobierno de Pakistán es débil. Los empleadores de los combatientes paquistaníes en Siria son la Guardia Revolucionaria Iraní y la Fuerza Quds.
Las principales herramientas de Irán: pobreza e ideología
La pobreza y las motivaciones ideológicas parecen ser las principales razones para luchar del lado de Irán. Si bien Irán promete empleos e ingresos, especialmente a la población chiíta pobre que se refugió en este país, también abusa de la fe como herramienta de explotación.
La propaganda chií hecha por Irán para aumentar el alistamiento en la Brigada Zaynabiyyoun por razones ideológicas tiene una influencia significativa. Al hacer hincapié en los santuarios religiosos y las tumbas atacadas por Daesh, especialmente en la guerra civil siria, Irán también despierta el odio contra los grupos sunitas que luchan del lado de la oposición en Siria y persuade a la gente a luchar voluntariamente para proteger los valores chiítas.
Al darse cuenta de que el uso de tales tácticas hace que sea más fácil influir en los jóvenes chiitas, que en general son más propensos a ser víctimas de la ideología; Teherán utiliza todo tipo de propaganda para reclutar milicias chiitas, incluyendo la promesa de considerar como mártires a todos los que mueran en los combates, cuyos cuerpos serán enterrados en la ciudad santa de Qom, en Irán.
Así mismo, a lo pobres que se refugian en Irán se les ofrece la ciudadanía, trabajo y un ingreso estable para ellos y sus familias, lo cual genera la obligación de aceptar luchar en las condiciones impuestas por el Gobierno persa, pues de lo contario se enfrentan a la deportación.
Ver también: La Guardia Revolucionaria Islámica de Irán refuerza su presencia en Idlib, Siria
A los combatientes paquistaníes se les ofrece un salario mensual promedio de alrededor de 120.000 rupias (USD 700-750) a cambio de luchar en determinadas condiciones, e incluso se les promete vacaciones de 15 días después de tres meses.
La Fuerza Quds, que opera bajo las órdenes directas de la Guardia Revolucionaria, organiza y atiende todo tipo de entrenamiento y cualquier necesidad esencial de las milicias que han sido persuadidas para luchar.
En respuesta al establecimiento de la Brigada Zainabiyoun, ciertos sectores comenzaron a ocurrir ataques anti-chiitas en Pakistán. A finales de 2015, más de 20 personas perdieron la vida y muchas resultaron heridas en una explosión que tuvo lugar en el centro de Parachinar, donde la comunidad chií constituye la mayoría.
Lashkar-e-Jhangvi, un violento grupo anti-chiita, se atribuyó la responsabilidad del ataque. Ali Abu Sufyan, portavoz del grupo, dijo que el objetivo del ataque era "vengarse de los crímenes que Irán y Assad cometieron contra los musulmanes sirios" y agregó que había advertido a la gente de Parachinar que dejara de ir a Irán para unirse a las filas de Assad.
Los grupos militantes y la seguridad nacional de Pakistán
La dinámica en Siria ha cambiado rápidamente en los últimos tiempos y también ha disminuido la necesidad de grupos terroristas formados por mercenarios reclutados. Esta situación crea incertidumbres sobre el destino de la Brigada Zainabiyoun y cómo responderá Irán al respecto.
El servicio de inteligencia paquistaní ha señalado una y otra vez que el número de militantes que combatieron en Siria al mismo tiempo y regresaron a Pakistán es alto, y que algunos de ellos intentaron ingresar al país ilegalmente.
La pregunta de qué pasará cuando estos militantes regresen a Pakistán es una que perturba a los expertos en seguridad. ¿Podría ser una llamada de atención para Islamabad el hecho de que militantes curtidos en batalla y entrenados por la Guardia Revolucionaria iraní estén regresando al país como peones de Irán?
Aparte de los problemas de seguridad que causarán a Pakistán en el futuro, la presencia del grupo ya se ha convertido en una gran manzana de la discordia en Pakistán.
Estos militantes, que de alguna manera regresarán a Pakistán, representarán la "cadena de suministro" de Irán, por así decirlo, a la red persa en la región. El segundo peligro es que estos militantes puedan reabrir las sensibles heridas sectarias de Pakistán cuando se les instruya hacerlo y desencadenar la inestabilidad en la región. De esta manera, Teherán podrá interferir en los asuntos internos de Pakistán siempre que lo considere necesario y continuar con el juego de poder en la región.
Islamabad, por otro lado, se ha comportado de manera muy negligente sobre este tema, pues, ni prohibió los grupos y organizaciones que trabajaban para la Brigada Zainabiyoun en su terreno, ni desarrolló una política estricta con respecto al uso de paquistaníes como fuerzas de reclutamiento para Teherán.
La falta de voluntad de la administración de Islamabad para reaccionar oficialmente a la situación preocupa a los expertos en seguridad. Actitud de Pakistán que se reduce a una serie de hechos concretos sobre el terreno. El primero es el hecho de que Islamabad lleva mucho tiempo atravesando una tensión económica. Pakistán, que normalmente está del lado de Arabia Saudita principalmente por razones económicas, se siente acorralado debido al reciente deterioro de las relaciones con Riad.
La segunda es que Islamabad odiaría ver a Irán acercarse a India en caso de un deterioro en las relaciones con Teherán. Razón por la cual está evitando, por el momento, cualquier declaración sobre este tema a nivel diplomático.
Pero a medida que pasa el tiempo, el hecho de que Islamabad pase por alto los acontecimientos y no tome medidas a su debido tiempo conlleva el riesgo de aumentar aún más las tensiones sectarias.
Según los expertos en seguridad paquistaníes, está claro que Irán tiene un papel innegable en los acontecimientos que tienen lugar en Pakistán. Según ellos, el papel de Irán no se puede negar ni en el caso de Kulbhushan Yadav, del cual se dice es un soldado de la Armada de la India y un espía de la Inteligencia Iraní o en el caso de Uzayr Baluj (ciudadano tanto de Pakistán como de Irán, que asesinó a muchas personas y también está involucrado en muchos crímenes organizados) que huyó a Irán.
Es un hecho que Irán no ha utilizado plenamente su influencia en Pakistán en conflictos sectarios hasta hoy. Sin embargo, con la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, se predice que Irán llegará a tener una influencia que pueda amenazar los equilibrios regionales.
Una situación alarmante que reivindica estas predicciones es que tras el asesinato de Qasim Suleimani (comandante de la Fuerza Quds) Ismail Ghani fue nombrado nuevo comandante de esta fuerza, una división principalmente responsable de las operaciones militares iraníes en el extranjero.
Antes de convertirse en el jefe de la Fuerza Quds, Ghani estuvo estrechamente involucrado en el reclutamiento de militantes de Pakistán y Afganistán, así como en su transporte a Irán y entrenamiento.
El hecho de que Ghani tenga amplias redes en la región y la conozca muy bien es un tema que preocupa a los expertos en seguridad. Muchos encuentran muy probable que Irán utilice a los militantes entrenados y experimentados en la Brigada Zainabiyoun en un probable conflicto sectario en Pakistán.
* El escritor es un estudiante de posgrado en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Medeniyet de Estambul.
* Las opiniones expresadas en este artículo son de los autores y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.
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