El conocimiento científico y humanístico requiere intercambio y flexibilidad de las fronteras aduanales: Edna Suárez
- El Colegio Nacional <elcolegionacional@colnal.mx>CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mxsáb. 19 de dic. a las 11:09
18 de diciembre 2020
ECN/357
Ciencias biológicas
y de la SaludEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Y HUMANÍSTICO REQUIERE INTERCAMBIO Y FLEXIBILIDAD DE LAS FRONTERAS ADUANALES: EDNA SUÁREZ
*Científicos migrantes: el carácter internacional de la ciencia (2017), fue el título de la recomendación en línea de El Colegio Nacional el 18 de diciembre, sesión que impartieron Jacob Hamblin, de la Universidad Estatal de Oregón, Suzanne Moon, de la Universidad de Oklahoma, y Asif Siddiqi, de la Universidad de Fordham
*Realizada originalmente el 26 de mayo de 2017, fue coordinada por el colegiado Antonio Lazcano, Gisela Mateos, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, y Edna Suárez Díaz, de la Facultad de Ciencias de la UNAM
*“Empresas de alta tecnología como Tesla, Google, Apple y Uber son exitosas debido a la alta composición de migrantes de todas partes del mundo. Ingenieros, empresarios, economistas y científicos que son chupados por una aspiradora de talentos”: Edna Suárez
*“Los científicos estamos comprometidos con la ciencia y con la nación en la que nacimos, pero además estamos comprometidos con la ciencia internacional que es la ciencia que está por encima de las fronteras y con la que nos comunicamos”: Jacob Hamblin
Con el objetivo de reflexionar sobre la historia y el papel que ha jugado y juega la internacionalización del trabajo de los científicos, en particular, las mareas migratorias del Siglo XX, en el desarrollo del conocimiento y las aplicaciones médicas y tecnológicas del mundo actual, se realizó, en El Colegio Nacional, en 2017, la mesa redonda Científicos migrantes: el carácter internacional de la ciencia.
La sesión, coordinada por el colegiado Antonio Lazcano, Gisela Mateos, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, y Edna Suárez Díaz, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, fue la recomendación en línea el 18 de diciembre. En ésta participaron Jacob Hamblin, de la Universidad Estatal de Oregón, Suzanne Moon, de la Universidad de Oklahoma, y Asif Siddiqi, de la Universidad de Fordham.
Al tomar la palabra Antonio Lazcano, miembro de El Colegio Nacional, comentó que la reunión fue un intento de analizar lo que se debe llamar por su nombre, es decir la política xenófoba, racista y excluyente que viven los científicos por gobiernos como el de los Estados Unidos y que tiene eco en algunos sectores de la sociedad. “No quiero decir que veamos esta discusión académica como un acto político, pero sí, que nos demos cuenta del significado que tiene defender una serie de libertades esenciales para el desarrollo del mundo de la ciencia”.
Por su parte, la experta en historia, cultura y política de la tecnología de Indonesia, Suzanne Moon, se refirió a que los hogares de un científico son aquellos lugares donde se sienten cómodos. Habló de cómo la agricultura de Indonesia se benefició con la migración de investigadores holandeses, quienes estudiaron y retroalimentaron los conocimientos de las comunidades del país del Sudeste Asiático con la misión de mejorar los rendimientos de cultivos de alimentos. “Hay historias que nos ayudan a entender a los científicos y también el valor de los viajes que realizan”.
Al tomar la palabra, la experta en historia de las ciencias de la vida, Edna Suárez, recordó que en abril de 2017 el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una de las órdenes ejecutivas en las que señaló que debía darse prioridad a un estadounidense ante la apertura de cualquier puesto de trabajo; sin embargo, empresas de alta tecnología como Tesla, Google, Apple y Uber, fundadas en la costa oeste de Norteamérica, son exitosas debido a la alta composición de migrantes de todas partes del mundo. “Ingenieros, empresarios, economistas y científicos, que son chupados por una aspiradora de talentos. Se calcula que 40% de las empresas de alta tecnología fundadas en Silicon Valley han tenido al menos un migrante entre sus fundadores y eso sin contar los miles de empleados”.
Agregó que es importante la proporción de científicos de todo el mundo que pueblan los laboratorios y las universidades en las aulas de los Estados Unidos, por ejemplo, el 50 % de los candidatos a doctorado provienen de otros países y en algunas áreas alcanzan el 100%. “Estados Unidos no es el único país que se beneficia de las mareas migratorias y de lo que llamamos los historiadores la “transaccionalidad de los científicos”, en varios momentos importantes de su historia, México se ha beneficiado de los exilios políticos, ya sea en la ecología y la botánica o la biología y el estudio de la genética humana, se benefició de ellos y del correspondiente daño que eso significó para países como Argentina, Chile, incluso España”.
Enfatizó que, gracias a las migraciones y a los tratados de carácter bilateral y multilateral, México tiene en su historia notables científicos como Nabor Carrillo, ingeniero que fue Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el físico Manuel Sandoval Vallarta, ambos miembros de El Colegio Nacional. “Hay un fenómeno aún poco estudiado, la movilidad de científicos latinoamericanos en los países de nuestro subcontinente”.
“Sería muy ingenuo pensar que estos flujos migratorios apuntan exclusivamente al carácter universal del conocimiento científico, en ocasiones las barreras o su inverso, la necesidad de contar con especialistas en áreas del conocimiento de otras partes del mundo, han sido parte de la historia de la secrecía, la competencia, el espionaje y las relaciones asimétricas de poder entre muchos países. Sin embargo, es claro también que el conocimiento científico y humanístico requieren de un constante intercambio y que se benefician enormemente de una relativa flexibilidad de las fronteras aduanales.”
Científicos en el Programa Espacial de Estados Unidos
Por su parte, Jacob Hamblin, de la Universidad Estatal de Oregón, aseguró que no sería exagerado decir que el programa de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, NASA por sus siglas en inglés, se basa fundamentalmente en la ciencia internacional y las contribuciones de científicos fuera de los Estados Unidos. De hecho, los programas espaciales a nivel mundial no son sólo de este país, sino chinos, soviéticos, japoneses y europeos.
Hamblin se ha dedicado a estudiar la organización del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), ubicado en California, uno de los principales centros de la NASA que construye y diseña naves espaciales para viajar a planetas como Marte. “Encontré en el documento fundacional del JPL, creado en 1944, tres nombres: Frank Molina, originario de lo que ahora es la República Checa, Theodore von Kármán de Hungría y Qian Xuesen de la República Popular China, entonces estos tres hombres que no eran de Norteamérica fundaron el laboratorio”.
El investigador se refirió a la forma en que los científicos e ingenieros viajaron a través de las fronteras para trabajar en el Programa Espacial de los Estados Unidos, por ejemplo, los inmigrantes chinos que después de 1911, cuando China se convirtió en República, llegaron en masa a instituciones norteamericanas de élite como el Instituto de Tecnología de Massachusetts y Stanford para estudiar y al mismo tiempo estaban comprometidos con regresar a su país.
Agregó que un segundo ejemplo de migración científica se dio con los alemanes después de 1945, “el Programa Espacial tiene una gran cantidad de ex científicos nazis como Wernher von Braun, quien construyó para Hitler cohetes y se convirtió en el jefe del Programa de Misiles de Estados Unidos en 1960; su participación fue fundamental en el cohete Saturno que lanzó a los hombres estadounidenses a la Luna”. Y un tercer caso de migración se pudo observar con los ingenieros aeroespaciales canadienses que perdieron sus trabajos debido a un colapso de su industria.
“Los científicos estamos comprometidos con la ciencia y con la nación en la que nacimos, pero además estamos comprometidos con la ciencia internacional que es la que está por encima de las fronteras y con la que nos comunicamos.”
Internacionalización científica
Al tomar la palabra, Asif Siddiqi, de la Universidad de Fordham, comentó que la ciencia parece estar bajo asedio de la interferencia política. “Apelar al internacionalismo científico es un ideal, pero también una estrategia. La ciencia de un país depende en gran medida de la financiación del gobierno, hay una falta inherente de libertad en ello, y no lo excuso, pero me gustaría que pensáramos en el llamado al internacionalismo como parte de una estrategia para asegurar la integridad”.
El investigador se refirió a la integridad, por un lado a la que es personal del científico y por otro a la relacionada con la lealtad a una comunidad internacional. La pregunta es ¿está bien que los científicos critiquen a su propio gobierno que les da consejos? O ¿convierte al científico en un riesgo para la seguridad si tiene algún tipo de lealtad internacional?
Por ejemplo, en la década de 1990 hubo preocupación por el cambio climático, lo que significaba que los contaminantes industriales no estaban regulados como deberían. “La integridad de la ciencia estuvo en juego aquí, porque los políticos decían que estos contaminantes no eran dañinos para las personas”.
“A menudo tenemos científicos en Estados Unidos o México que no necesariamente quieren hablar sobre temas políticos porque piensan que no es correcto que los científicos se involucren en la política, y la afirmación o pregunta provocativa que tengo para ellos es que quizá esto sea porque reconocen que la ciencia no es gratuita”, enfatizó.
La conferencia Científicos migrantes: el carácter internacional de la ciencia (2017), se encuentra disponible en la página de YouTube de El Colegio Nacional: elcolegionacionalmx.
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