ADIÓS MAMÁ CARLOTA
ADIÓS MI TIERNO AMOR
A través de una canción pegadiza y alegre, la emperatriz de nadie se vuelve en emperatriz de todos por la pena del abandono, gracias a las letras del gran poeta Vicente Riva Palacio
Vicente Riva Palacio y la creación de “Adios mamá Carlota adiós mi tierno amor"
¿Qué hacías poeta? ¿Peleando o escribiendo?
Es 1866, estas en tu campamento en Michoacán, aburrió estás, falto de tropa, redactando el satírico periódico del ejército del centro “El pito real", ya no es 1864 ni el cruel 1865, donde los mochos, franceses y belgas hicieron grandes estragos en el estado y centro del país pero, “por sí las dudas" te dejan en la retaguardia.
Humeando el buenísimo café de Uruapan y que era más difícil de conseguir que fusiles para la tropa, estás saboreando no solo tu café, estás comiendo en tu campamento en compañía de tus compañeros cuando el mensajero a prisa llega a entregarte un mensaje del coronel Jose Maria Alzati, un mensaje que quien valió la pena, no dices nada a los pocos oficiales que te rodean e inmediatamente pides pluma y papel para escribir una pieza destinada para “El pito real" y cuya cuarteta es maravillosa:
“Yo soy Chinaco
No soy imperial
No le hace que soplen
El pito real.
El general Ruíz toma la nota y lee:
“Ya no hay imperio en la frontera, Escobedo vencedor. Los franceses se preparan a embarcarse y la emperatriz se ha ido a Europa a pedir socorros. Aymard abandona Zitácuaro, mientras usted llega reuniré a los amigos. Alzati.
¿Y que escribías Riva Palacio? General que no vale nada, como escritor poco y como poeta eres una magnificencia.
Alegre el marinero,
Con voz pausada canta
El ancla ya levanta
Con extraño rumor.
La nave va en los mares
Botando cual pelota:
Adiós, mamá Carlota
Adiós, mi tierno amor.
Sacado de tu memoria un poema de Rodríguez Galván, “Adiós oh patria mía" que escribió en el 42 en la Habana.
Muchos imperiales de hoy, creen que “adiós mamá Carlota" fue dedicado en honor a la emperatriz Carlota, la cual según ellos gozaba de gran amor y cariño de los mexicanos, incluso republicanos y ¡Tú! Riva Palacio, dicen que se lo dedicaste en su honor, nada más alejado de la realidad, era la despedida de la esposa de tu mayor enemigo y el de la tremenda mayoría de los mexicanos, buscaste la burla en la rima y seguías.
De la remota playa
Te mira con tristeza
La estúpida nobleza
Del mocho y el traidor.
En la hondo de su pecho
Ya sienten su derrota:
Adiós, mamá Carlota
Adiós, mi tierno amor.
Sin duda alguna, estabas creando algo fenomenal y que a la gresca acostumbrada a las miserias, penurias, desnudez y escases, el adiós mamá Carlota le encantaría, y terminas con lo siguiente.
Y en tanto los chinacos
Qué ya cantan victoria.
Guardando en tu memoria sin miedo ni rencor,
Dicen mientras el viento
Tú embarcación azota
Adiós, mamá Carlota
Adiós, mi tierno amor.
El pito real circulará en todo Michoacán, aparecen ejemplares en Morelia y unos en la recámara del tigre de Michoacán el general Méndez, en Toluca, en el norte del país, en la misma ciudad de México y meses después llegará hasta Laredo Texas y Guillermo Prieto lo leerá. El pito real cuando la imprenta de Gregorio Pérez Argón no alcanza, se escribe el periódico a mano y circulará de mano en mano, será llevado de aquí y allá por mensajeros, barrileros, vagabundos, espías y la chinaca, un ejemplar se vende en un peso, lo que cuesta una hectárea de tierra.
Un mes después de publicado “adiós mamá Carlota" ya lograste formar una pequeña tropa, los restos de la tan golpeada división michoacana, los franceses se empiezan a retirar del estado pero no todos obedecen la orden y varios se quedan y no pocas veces estás huyendo de la caballería francesa, enfrentando en victorias y derrotas los franceses y mochos, la legión belga ha sido hecha pedazos en Michoacán y un día pasado lista en Zitácuaro los chinacos de Ronda con lanzas adornadas de cintas rojas, empezaron a cantar unas letras que te eran conocidas, es pues “adiós mamá Carlota", general sentimental rompes en llanto de emoción y el canto pegadizo y popular será enseñado a los que no se la saben y una vez en el sitio de Querétaro en 1867, los chinacos se la cantarán una y otra vez a Maximiliano que está encerrado en el convento la Cruz sin poder salir, solo oyendo:
La nave va en los mares
Botando cual pelota
Adiós, mamá Carlota
Adiós, mi tierno amor.
-CHARLY
La Historia de tu País
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