El problema del desempleo y su reflejo en el Tribunal de Vagos
Se sabe que el tribunal tuvo una actividad constante dentro de la impartición de justicia, no obstante, de todos los procesos realizados solo hay registros de 576 de los que han llegado al día de hoy. De estos, buena parte de los juicios y sentencias se llevaron a cabo entre los años de 1828 al 1845, ya que después de ese año la ejecución de las sentencias pasó a manos del prefecto político. Cabe destacar que durante ese periodo las mujeres quedasen exentas de castigo por parte del tribunal, sin que esto indicase que solo el hombre recaía en los vicios que estaban empeñados en combatir. De las sentencias registradas, el 83.8% de ellas estaban bajo la denominación de vagancia, quedando el resto dentro de las categorías de riñas por ebriedad, juego o robo sin que estuvieran relacionadas con el delito principal.
Otro indicativo de la ocupación laboral en la zona capitalina son los rangos de edad de los detenidos, de los que el 70% de los acusados iban de los 15 a 29 años, esto es importante ya que cerca del 75% de ellos declararon tener un oficio, trabajo y casa, también destaca que dentro de estos informaron que al momento de ser detenidos no contaban con un trabajo fijo, lo que corresponde con el 59% de desocupación dentro del rango de edad laboral. Esto se explica por el proceso de desintegración que estaban pasando los antiguos gremios artesanales que estaban dejando a buena parte de los maestros de oficios en el desempleo, todo esto agravado por la proliferación de importaciones de textiles que disminuían aún más los trabajos que se necesitaban.
De los detenidos reportados abundaban los zapateros, tejedores, sastres y carpinteros los cuales más de la mitad lograron presentar al menos un compañero de su gremio que pudiese afirmar que no se trataban de vagos sin oficio. Para 1845 se dictamina que los acusados deberían de contar con un certificado respaldado con el testimonio de varios compañeros de oficio que validen que el acusado tuviera la preparación laboral que decían y que las condiciones de su arresto se debían a la falta de trabajo. La condición civil de los acusados la ocupaban con una pequeña mayoría los solteros con un 50%, siguiéndole los casados con un 46% y un 4% que eran viudos, lo que señala la gravedad del desempleo que afectaba a buena parte de la población laboral.
Esta cifra se confirma con el origen de los acusados, de los cuales el 53.8% eran originarios de la Ciudad de México y el resto eran migrantes del interior de la república, específicamente tanto de las entidades vecinas como de otras poblaciones pertenecientes al Distrito Federal, lo que refleja que la oferta laboral en el momento no llegaba ni a ocupar a la población capitalina ni a los que buscaban otras oportunidades de las provincias.
Los resultados de los análisis de estos casos dictaminan que buena parte de los acusados era liberados abarcando el 67% de sentencias, el 8% se les encomendó su vigilancia a un prefecto los cuales solían liberar de su sentencia de forma rápida y un 10% se les mandó bajo la custodia de un maestro artesano para que aprendiese un oficio. Estos números nos indican que la gran mayoría de las sentencias no se les pudieron acusar de vagos, por lo que del 15% restante pocos fueron a dar al ejército, la marina o a la cárcel. Esto provoco que en 1835 el ministro de Relaciones lanzara una crítica por la facilidad con que los acusados se libraban de las sentencias, cosa que era falsa, ya que los acusados afrontaban su proceso encarcelados y las investigaciones hechas por el tribunal dictaminaban la falta de desempleo como el problema real de la situación, un asunto que no podían resolver.
Otro problema que se presenta como las razones de la alta exoneración de las acusaciones es por la ambigüedad que se tenía sobre el concepto de vago, de los que una parte de los acusados fueron remitidos por su apariencia y por agarrarlos cuando se encontraban en sus ratos de ocio, reflejado por los testimonios que fueron registrados en las actas. El espíritu punitivo que había inspirado esta persecución fue por el espíritu ilustrado europeo que pretendía solventar los vicios de las clases bajas para sustituirlos por las buenas costumbre que solo podía dar el trabajo duro, pero como vemos en el caso mexicano, solo fue un reflejo de los tiempo tumultuosos que estaban dejando el nacimiento de la nueva nación que pretendía solventar los vicios del antiguo régimen y de las ambiciones de los grupos de poder que solo veían por sus intereses de lugar del bien común.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura
Federico Flores Pérez
Bibliografía: Sonia Perez Toledo. Los vagos de la ciudad de México y el Tribunal de Vagos en la primera mitad del siglo XIX, revista Secuencia no. 29, Instituto Mora.
Imagen: Casimiro Castro, Trajes mexicanos, siglo XIX
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