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viernes, 22 de enero de 2021

La exquisita vestimenta y forma de vida mexica

 La exquisita vestimenta y forma de vida mexica

En Tenochtitlan la forma de vestir era sobria, lo mismo que elegante y funcional. Consistiendo básicamente en el maxtlatl y del tilmatli para los hombres y del cueitl y del hueipilli para las mujeres. El maxtlatl era una faja o cinturón largo cuyas extremidades colgaban por delante y por detrás a fin de cubrir las partes pudendas del cuerpo. El tilmatli era una manta cuadrada de cerca de cuatro pies de largo y cuyos extremos se ataban sobre el pecho o sobre un hombro. El cueitl o enaguas mexicanas era también una tela cuadrada en la que se envolvían las mujeres desde la cintura hasta medía pierna. El hueipilli era una especie de camisa sin mangas. El vestido de la gente común estaba hecho de hilo de maguey o de palma silvestre y el de mejor clase estaba hecho de tela gruesa de algodón.
La gente de las clases altas usaban una tela finísima de algodón embellecida con varios colores y figuras de animales y flores o entretejida de plumas o de fino pelo de conejo y adornada con pequeñas figuras de oro y con flecos de algodón colgando de la faja o maxtlatl. Los hombres acostumbraban llevar dos o tres mantas y las mujeres tres o cuatro camisas y otras tantas enaguas dejando las más largas debajo de manera que una parte de cada una de ellas pudiera verse.
Los señores principales usaban en invierno chalecos de algodón entretejidos de blandas plumas o de pelo de conejo. Las mujeres de rango usaban además de cueitl y del hueipilli, algo semejante a la sobrepelliz o túnica pero con mangas largas. El calzado consistió en una suela de cuero o de tela fuerte de maguey amarrada con cordones y la cual cubría únicamente la planta de los pies. Los gobernantes adornaban los cordones con ricas cintas de oro y piedras preciosas. Se sabe también que la clase sacerdotal usaban capas que tenían bolsas ocultas para llevar todo tipo de artilugios o libros de pinturas sagradas.
Finalmente, los mexicah no usaban cosa alguna en la cabeza excepto en tiempos de guerra en las festividades o danzas solemnes, donde se colocaban "coronas" pero nunca extralimitandose en la cantidad de plumas ni perdiendo la sobriedad y buen gusto en los tocados de oro o piedras preciosas para las orejeras, bezotes o diademas.
Sería difícil encontrar una nación antigua que combinara la sencillez y sobriedad en su vestir junto a tanta galantería en su vida social y lujo en sus adornos personales como lo fue la sociedad mexica. Además de las plumas y joyas con que acostumbraban adornar sus vestidos, los habitantes de Tenochtitlan usaban arracadas, pendientes en el labio inferior y piezas estéticas en la nariz; collares, brazaletes en las muñecas y brazos, y así mismo ciertas argollas, a modo de musleras o tobilleras en las piernas. Las arracadas y pendientes de la gente común eran de concha, de cristal, de ámbar o alguna otra piedra brillante; pero la clase alta usaba perlas, esmeraldas, amatistas u otras piedras montadas en oro.
Todos los mexicah usaban el pelo largo y se consideraban deshorandos si se les cortaba o rasuraba, a excepción de las mujeres castas consagradas al servicio de los templos. Las mujeres jóvenes usaban el pelo suelto generalmente y las casadas lo llevaban dignamente recogido; en cambio, los hombres le daban diferentes formas varoniles a su peinado y adornaban sus cabezas con bellas plumas cuando se trataba de acudir a una ceremonia o cuando iban a la guerra. Incluso para las festividades, algunos se pintaban el cuerpo con bellos y originales diseños, por ello, era común ver que en la mañana del día en que se concertaba un baile iban al mercado pintores y pintoras con pinceles y muchos colores y pintaban a los que deseaban danzar, la cara, los brazos y las piernas, según lo deseaban o la ocasión lo requería. Los templos y oratorios donde se desarrollaban las festividades se aromatizaban con exquisitos perfumes y se decoraban con enramadas de flores finamente seleccionadas. Se sabe que el uso de flores tenia gran demanda en Tenochtitlan, tanto por el placer que sentían por ellas, cuanto por la costumbre que existía por regalar flores a los señores, embajadores y personas de alto rango.
La norma entre los habitantes tenochcas era bañarse dos veces al día como mínimo, incluso la etiqueta en las cortes consistía que tanto al principiar como al finalizar cada reunión o banquete, se daba agua perfumada para las manos y las blancas servilletas que se usaban para tales ocasiones no se volvían a usar por segunda vez. Después de comer, los señores acostumbraban prepararse con humo de fino tabaco para dormir plácidamente. Las dulces voces de las mujeres cantoras y sus delicados bailes eran el marco que amenizaba los banquetes en los cuales, nunca se servía dos veces el mismo menú, pues los señores se alimentaban con gran variedad de viandas, salsas y especias, guisos y manjares de cuantos animales, frutas, verduras y pescados tenían.
En cuanto a la decoración de sus salones, era común entre los mexicah, el uso de cornisas pintadas con grecas de elegante diseño. Les gustaba mucho los adornos de piedra que tenían formas ondulantes o de serpiente muy estilizadas para sus puertas y aberturas, y en algunos edificios suyos había grandes serpientes totalmente hechas de piedra en actitud de morderse la cola después de haber enroscado sus cuerpos en todas las entradas y columnas de la casa. Igualmente eran altamente estimados los trabajos de mosaicos para pisos y techos, realizados con primorosas formas y delicados entramados geométricos.
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Tenochcayotl Pueblo de la Luna
“A la gloria de esa antigua sociedad de grandes poetas, matemáticos, filósofos y guerreros que añoraban una vida entre Flores y Cantos y una muerte al filo de la obsidiana”

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