Nos quedan a deber con las vacunas
México lleva dos semanas al hilo superando todas las marcas de contagios y fallecimientos derivados del COVID-19 y no se ve, ni por asomo, que la pandemia ceda.
Por el contrario, los especialistas advierten que el número de muertes y la propagación del virus continuarán mientras no logre vacunarse al mayor número de gente, en México y en el mundo. Y es precisamente en la estrategia de vacunación donde, una vez más, el gobierno, en general, y la Secretaría de Salud, en particular (con Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, a la cabeza), están dando tumbos.
Todos los días nos amanecemos con una estrategia diferente en el plan de vacunación. Y todos los días, también, vemos a personas siendo vacunadas cuando por edad y perfil no corresponden a la inmunización del momento.
En pocas palabras, lo que se percibe es un verdadero desorden. Hasta la semana pasada, el presidente López Obrador tenía previsto viajar, a finales de este mes, al pueblo de Urique, Chihuahua. Su idea, me comentó un alto funcionario, era medir tiempos y conocer todas las implicaciones de llevar la vacuna a la población abierta, hasta el lugar más recóndito y agreste del país.
Hoy ya no sabemos si este plan sigue en pie porque, aunque no se ha empezado a aplicar la vacuna a la población abierta, ayer nos amanecimos con la noticia de que empezaron a inocular a “Servidores de la Nación” en varios estados. Lo hacen a pesar de que ellos no forman parte del personal médico que está en la primera línea de batalla contra el SARS-CoV-2. Eso no estaba en la estrategia inicial –o al menos nunca se dijo–, como tampoco que México “renunciara” a los primeros lugares de la lista de entrega de vacunas Pfizer para cederlo a países pobres. “Nosotros estuvimos de acuerdo con eso; que nos bajen y luego nos repongan lo que nos corresponde”, declaró López Obrador, como si México estuviera catalogado como un país de primer mundo.
Ricos los 10 países potencia que han acaparado 95 por ciento de las vacunas que se producen en el mundo: EU, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá.
A sus gobiernos sí les interesa el contexto internacional, pero les ocupa más atender a sus ciudadanos con estrategias claras, contundentes y sin titubeos. En México, las cosas se hacen como Dios le da a entender al gobierno: sin una estrategia y con más intereses políticos que éticos. Se preocupan más por la forma que por fondo.
Quieren empezar a vacunar en zonas remotas, cuando los principales contagios están en las grandes ciudades.
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Los panistas andan mal y de malas. Juan Pablo Adame se registró ayer como precandidato a la alcaldía de Cuernavaca y pide que sean los panistas quienes estén en la boleta, no los chapulines, en clara alusión al exmorenista José Luis Urióstegui, quien aspira al mismo cargo.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “El optimismo en el gobierno ha ocasionado grandes catástrofes”.
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